lunes, mayo 14, 2007

Novelas leídas

Corazón tan blanco (Javier Marías, 1992). Calificación: B +
Variación sobre un tema de Macbeth: aquel del crimen secreto. Narrativa fenomenológica, llena de misterios, miradas indirectas, lo que se calla y oculta versus lo que de manera tortuosa se confiesa. Personajes madrileños de una era de bienestar y consumo cuyas raíces oscuras amenazan desde sitios y lugares recónditos. Una lógica secreta y profunda del neoliberalismo enunciada de manera casi teatral por las voces de, nada menos que las señora Thatcher (shakesperiana, autoritaria, siniestra) y el (según la novela, mediocre hasta la babosada) Felipe González. Los fantasmas de los asesinados rondando el establecimiento capitalista triunfal.

La virgen de los sicarios (Fernando Vallejo, 1994). Calificación B-
El gramático lamenta la pérdida de su mundo de infancia (y del lugar de autorización cultural) en una Medellín hiperviolenta, que recorre junto a su joven amante homosexual. Ambigüedad en el tratamiento de la violencia: es por donde se derrumba el mundo, es por donde puede ser sanado, ya que la masa es rechazada en una continua y corriente pulla retórica, y el gramático disfruta la cadena de muertes. Forma de monólogo amargo, y estructuración en torno a ese único recurso (algo de pereza si se compara, por ejemplo, con El beso de la mujer araña). Falta la calidez que de alguna manera ofrece la película que se hizo sobre la novela.

La pesquisa (Juan José Saer, 1994). Calificación B-
Novela policial parisina en que, (no tan) sorpresivamente, el detective resulta implicado. La novela es narrada a un viejo amigo y a un nuevo conocido, por el viajero que regresa de París a la Argentina. Paralelamente, preocupa al trío un manuscrito encontrado, misterioso y de narración homérica. Cuidado casi maniático de la forma, y demostración casi ostentosa de escritura, en la descripción de objetos y paisajes. Grandes trazos muy sugerentes e inteligentes, conexión dilatada. Novela, en última instancia, del reencuentro algo reluctante con el lugar natal, algo que pide a la vez una enunciación y un exorcismo (narrativo). Lectura algo monótona a fuerza de objetividad (en sentido literal: objeto hecho) y deje neoclásico.

El cojo bueno (Rodrigo Rey Rosa, 1996). Calificación A-
Narración fragmentada de un secuestro infame en que un joven guatemalteco de la burguesía pierde un pie. El destino le depara viajar a Marruecos y conocer a Paul Bowles (hecho de obvia inspiración autobiográfica del propio Rey Rosa). Comunicación sobria y para nada doctrinaria de la violencia guatemalteca de las últimas décadas. Mesura y tacto en los saltos de temporalidad y espacio, así como en el trato de los personajes (casi todos varones). Descripción elusiva y elíptica de los efectos vitales del secuestro: la ansiedad de huída, de venganza, de promiscuidad y de esterilidad (figurada y literal: la negativa a reproducirse).

El beso de la mujer araña (Manuel Puig, 1976). Calificación A
Encuentro del revolucionario profesional con el homosexual fantasioso y cinéfilo en la cárcel de la época de contrainsurgencia. Vertiginoso arreglo y (des)encuentro de las historias propias con las historias que Molina (el gay) saca del cine. Consagración de un tipo de “heroína” entregada por amor a la muerte revolucionaria, a partir de un compromiso que comenzó como traición, y la tópica “debilidad de carácter” del homosexual. La base ambigua del amor y la revolución entretenida y enternecida por el melodrama. Cuestionamiento, cálculo narrativo y asunción de lo perturbador de una manera que no puede dejar de señalarse como magistral. Toto (el “traidor” de La traición de Rita Hayworth) crecido, es Molina entretejiendo la telaraña.

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