lunes, marzo 10, 2008

Diagrama para pasear un perro

En este lugar hay un mapa para pasear un perro.

De madrugada una manada de perros expectantes miran y ladran a su perro cuando Ud. lo pasea.

Huyen, entran al motelito, ladran. Perros desrazados que comercian con la madrugada.

La madrugada de domingo es irreal. Ud. está todavía en el sueño, o ha salido. O escribe esto.

El objeto del deseo del perro son las deyecciones de los otros. Busca un código.

Sienta cómo se petrifica su perro: orines sagrados en el orbe territorial. Un éxtasis sobre la marca pequeña del otro sobre la hierba.

La sombra de un perro, antes que su voz, entrelaza a los vecinos. Los guardianes de raza pura que cuidan el garaje. Las tribus amodorradas que han sorteado los fantasmas de las dos y las tres.

Es la razón por la que Ud. dicta a su hijo más tarde un cuento sobre el Cadejo: el perro de huesos que puede ser bueno o malo. El perro lacaniano. El perro hecho código.

El verano ha llegado, la hierba está casi seca; sólo la alimentada con viejos alisios, muestra todavía algo de humedad. Pero el perro sabe que el sol es inclemente en marzo y abril.

Los atletas, los gordos, los trabajadores cruzan la madrugada del domingo. Un hombre trata de abrir el portón del campo deportivo. Sostiene una bicicleta y carga un saco. Es un enigma que el perro no advierte. (El perro sigue husmeando el código del otro, la abstracción de su sexo.) El hombre penetra en el campo deportivo. Dispone su saco, saca la cal y comienza a marcar sobre la hierba la geografía del fútbol.

El perro se ve atraído por las basuras, por el polvo, por las hierbas más sucias y menos estéticas.

El perro suelta ahora por séptima vez la vejiga.

El perro ha decidido que por fin puede marcar este lugar.

El perro está constipado. Ud. piensa comprarle desparasitante muy pronto.

El perro es escatología pura. Porosa, verdosa y húmeda escatología.

El perro ha marcado la mañana del domingo. Cuando Ud. regresa los vecinos riegan ya la calle. Hay que saludarlos. El saludo debe ser tan impecable como su perro.

Ud. se repite casi íntimamente al momento de saludar eso de que el perro es el animal no fijado.





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