jueves, junio 26, 2008

Y a vos ¿cuál dictadura te ha gustado más?

En mi más reciente viaje me acompañan los chicos estudiantes de segundo año de medicina. Hablan de anatomía y de neuroanatomía. Cerca de ellos dos chicas discuten de política.

Los chicos se entusiasman con un cadáver "de bigotito" que tenía el hígado negro, y era dotado sexual, lo cual remarcan con un signo de las manos. El mismo cadáver le había tocado a ambos. Se reían de la coincidencia y del color de los riñones del muerto y de su buena suerte genética (la del muerto).

Era para ponerse a pensar incomodamente en el anonimato del cadáver.

Entonces noté que las chicas hablaban de dictaduras. (¿Cerebración inconsciente por la cercanía del muerto dotado, con su bigotito triste y su sexo sepultado en la memoria de los chicos?)

¿Y a vos cuál dictadura te ha gustado más? preguntó la morena.

A mí francamemte la de doña Violeta dijo la chica del tinte oro y los curls tiesos. Porque la de Daniel se había prolapsado ¿no? Quiero decir la primera. Porque de la segunda ya nos estamos cansando (y agitaba la cabellera que...). La de Arnoldo, pues, no sé si fue por el exceso de nepotismo o por la corrupción gubernamental pero como que no me sonaba (...se movía como un campo de maíz ubicado en Kansas).

Las ventajas de la de doña Violeta opinó la morena era que había irrestricta libertad de expresión. Lo malo es que era antidiluviana, la Internet no se había desarrollado, los celulares parecían piedras de moler, uno vivía (parpadeaba la chica otra vez) como personaje de los Picapiedras. Con decirte que uno no podía protestar contra las dictaduras desde Facebook....

O como en Cuba.

Sí, hombre, y a como vamos, así vamos a terminar.

Para escapar de cadáveres y dictaduras prendo mi mp3 player, Santa Amy de Nunca Vibrato y Mucho Hueso comienza por salvarme. Pero (una instantánea) una chica espera cerca del semáforo, la observo. Cerebración inconsciente, casi digo en voz alta (pero no! mi palabra-cadáver, mi palabra-dictadura no puede penetrar este bus) tú me recuerdas el prado de los soñadores, pero lo que digo en realidad es tú me recuerdas la Mary J. Blige de What´s the 411, pero la chica desaparece junto con mi palabra y este recuerdo.

El bus se aleja.

(De la serie compañeros de ruta)

jueves, junio 19, 2008

Algunas metas

1. Diferenciar entre codificación cultural y representación. No confundirlas. La primera trata de bastarse a sí misma, ser, como écriture, autónoma (el envoltorio dorado de la ideología y la doxa). La segunda es política. La primera crea el mundo. La segunda, lo cambia. La primera es una trazo ideológico que ordena al mundo. La segunda, un altercado realmente existente cuyos trazos son corporales. Ambas son como el haz y el envés de una hoja, para usar el ilustre ejemplo de Saussure.

2. Enseñar a trabajar dentro de la distancia que se alza entre voz y subjetividad. No confundirlas. No se puede volver al sujeto cartesiano una vez que has bebido como lobo sediento de las aguas menstruales de Freud.


P.S. del 20 de junio

3. Negarse a aplicar a la cultura una mirada "científica". Las "ciencias humanas" son contracientíficas, para recordar a F.

jueves, junio 05, 2008

Para mencionar a Bolaño en la jungla

“En la década que terminamos, es decir, en la que va de 1960 a 1970, los hijos y los padres ya viven sin reconocerse, la multiplicación se ejerce y nuestra literatura edifica la última terraza de la Torre de Babel”. (Margo Glantz, “Estudio preliminar”, Onda y escritura en México: Jóvenes de 20 a 33, Siglo XXI, 1971, pág 5).

Bolaño hizo el estudio más detallado (o al menos, a como van las cosas, el más vendido) de esa Babel: el estrépito y la dispersión en que acaban las generaciones de escritores jóvenes, su autodestructividad y su nihilismo como método y como mito.

¿Por qué un cuarentón tendría que entretenerse detallando de manera seudoépica esos suburbios de adolescencia?

Por mero narcisismo. Por autorreflexión. Por un ingrediente stendhaliano sumido en la jungla global.

Por nostalgia, seguramente.





martes, junio 03, 2008

El blog intermitente

Junio no es verano sino invierno.

Además de las aflicciones globales casi comunes (precio del transporte y huelgas), junio es el mes de mayor trabajo. Cursos que se reinician, estrés. Y sobre todo deberes: deberes de escritura académica.

Junio es una primavera privada y terriblemente verde que produce alergias. ¿Todos los antialérgicos producen somnolencia? (Hay que ver un septiembre en Nicaragua, uno muere de verde, hasta las almas transparentes de las modelos parecen ranas.)

Junio es la intermitencia.