viernes, abril 23, 2010

Lectura

Donde late la última radicalidad.

En la gigantesca librería un poster también gigantesco de Yoani con su pose y su cara de monja.

Toda lucha "ética" es también una lucha de poder. El muchacho devolviendo su última adquisición (Tocqueville quizá) para luego perderse por la Costanera.

El escenario posterior de La Moneda lleno de peruanos y ecuatorianos, algunos se fotografían con los carabineros (y los carabineros sostienen un perro).

La traición. Beethoven. Milán Kundera.

Leo apuradamente La insoportable levedad del ser. Aprendo la relación entre arte y traición, y entre traición y ruptura, y entre ruptura y arte. El Dr. Zhivago apaciguado, parisino y descreido (y casi apto para Corín).

Leo apuradamente El guardián entre el centeno. Horrible traducción española llena de gilipolleces.

lunes, abril 19, 2010

Campanas tubulares

He decidido estudiar la obra de Cortázar de acuerdo a una especie de teoría tubular del sonido.

Decidido de verdad, tanto que abro los ojos. Mi primer capítulo será una interrogación sobre los cuentos de Bestiario. Bestiario y las campanas. Abro los ojos otra vez y me doy cuenta de dos cosas singulares. Uno. Tengo insomnio. Dos. La idea recién concebida es estúpida.

Desde el terremoto mis insomnios son más telúricos que la novela de la tierra.

Yo también he estado acostándome temprano
. ¿Quién escribió esto? ¿Piglia?

Alguien golpea el gong gigantesco de la tierra: el equivalente a Rayuela. Mi tercer capítulo.

Para salir por fin de mi estupidez nocturna,estoy decidido a hacer un repaso delicado de mis últimas lecturas. Abro, para tal menester, los ojos. Para repasarlas comienzo a producir unos homúnculos especialistas todos (el que menos máster) en campanas tubulares.

El trabajo en equipo me entusiasma.

jueves, abril 15, 2010

Ante las cosas exaltadas

Ante las cosas exaltadas que dice pensar: entró al Colegio Centroamérica y proviniendo de una familia pobre de Altagracia (en Managua) aprendió a mirar con ironía (luego con sorna) el talante con que los jesuitas entrenaban a los niños de la clase media alta para hacerlos los futuros miembros de la élite, compuesto de blanqueamiento y pasión por los pobres (y ganas de gobernar).

Ante las cosas exaltadas (sus glorias al amor libre tanto como su pasión por el Tercel que maneja): verlo sufrir en un vuelo de 11 horas hasta Barajas, la forma en que ordena una cerveza Corona. Sentirlo contrastar continuamente los sucios y pobre bulevares de Managua. Esa forma áspera con que acuna su ciudad: la canción ciega y siniestra que le quiere cantar y no se atreve todavía. Contrastar siempre con México D.F. o Miami (ahí donde viaja de vez en cuando).

Otros datos: graduado de la Universidad Nacional donde el mismo devino un contraste. La forma lenta en que humilló a algunas novias de origen mucho más pobre. Su repentina fama de brillante (que era más un contraste interclasista: alguien prendido oscuramente de la doctrina jesuítica que de pronto se desprende en un universo-polvazal llamado Managua).

Su repentina fama de brillante. El Tercel. Los viajes. El vértigo de ser él mismo.

sábado, abril 10, 2010

Fin del golpe

Con la al parecer inminente normalización de relaciones entre el gobierno de Nicaragua y el gobierno golpista hondureño, la historia del golpe llega a un "final" esperado.

"El golpe quedó atrás", reza el subtítulo de un diario nacional. Y es curioso el funcionamiento ideológico con que se articula ese supuesto cambio de temporalidad.

La conciencia tantas veces manipuladora de los medios dominantes y el pragmatismo político que ha carscterizado siempre al sandinismo pretenden pues doblar la hoja, y con ella suturar la posibilidad de historia, de seguir contando de verdad lo que ha pasado en Honduras. (Por favor, no mencionen aquí al "sandinismo ético" que esa antigualla solo entusiasma a la parte jesuítica de la clase media que anda en busca de apaciguar su mala conciencia).

Manipulación mediática y pragmatismo políto versus historia, con minúscula porque vendrá ya la Historia de los notables a (ab)usar su propio sello. De hecho la tercera pata en este "dejar atrás" a la historia latía ya en tantas declaraciones frívolas y poco ingeniosas ("lo de Honduras está enredado, no sé qué opinar"), cuando no abiertamente pro-golpe de los notables, quienes en alianza con los medios lograron provocar un clima de "lo irremediable" y de "lo pragmático", y una idea sancionada de "lo democrático" antes los sucesos históricos centroamericanos más decisivos en lo que va del siglo.

A pesar, pues, de los silenciamientos que ahora se inician (sancionados por derecha e izquierda, recordemos de paso que Funes es otro pragmático) hay que estar atentos a las versiones más erizadas y menos conformes que provengan del movimiento popular que defendió en Honduras la institucionalidad. Son los que mejor saben qué temporalidades se han cerrado y cuáles están abiertas.

miércoles, abril 07, 2010

Nuevo laberinto de la soledad

Encontré a mi amor de secundaria (la foto de ella) en una de esas jaulas sociales tan divertidas, facebook o cosa parecida.

Quedé pasmado, le confieso.

Fui al espejo a verme las escamas: pensaba que esa condición reptilesca de la vejez me pasaba sólo a mí (en mi caso quelonio, en el suyo, acababa de descubrirlo, más lagarto que quelonio).

Recordé sus ojos en los ojos de aquella lagartija: eran los ojos de Diana Ross aplastados por el mundo.

Recordé Upside Down bailado con ella en un rincón oscuro (pero estroboscópico) del salón de actos. Ah larga secundaria inocente acribillada por Mark Chapman. Ese disparo no sólo detuvo la producción del mejor disco de Yoko Ono (el track del hielo delgado es la prueba promesa) sino que acabó con mi adolescencia.

Luego de verme en el espejo, tomé mi maletín y salí. Sentí que adoraba aquella ciudad del norte en sábado. Sin duda la adoraba. Quería sus recovecos y negocios. Una ristra de luces de un cine porno, ofertado junto a un almacén de música, era casi una pura constelación descrita en el estilo anticuado de Octavio Paz.

Mi sobretodo disfrazaba bien mis ojos de culebra, mi piel de tierna paslama o de tortuga tora. Necesitaba de la masa para confundirme. Necesitaba de las viejas tiendas de discos.

Soplaba el otoño y entré a aquella tienda gigante que está cerca de Main Street. La esquina "latina" prodigaba "Los mareados", lo que me llenó de cierta sosa melancolía.

porque ya no volveremos a vernos más
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hoy vas a entrar en mi pasado


Pero nunca imaginé, me encontré diciendo, que ibas a entrar en mi pasado de esa manera tan escamosa, pero igual de melancólica. Añadí un apóstrofe con su nombre, alce mi frente (porque en un tango, me imagino, se alza la frente) para ver que me miraban unos niños. Ya estaba acostumbrado, me confundían con unos muñequitos animados que eran quelonios (como yo).

A lo lejos, una vez apagado el tango, se escuchaba esa parte inquieta del piano de "Lad in Vain" martillando.

No sé si recordarás la profundidad de aquellas luces.

No sé cómo has sobrevivido a este general aplastamiento allá en Portland, ciudad gris (imagino).

Había devenido el reptil parlante y no únicamente sino apostrofante, en aquella tienda sofisticaba que ostentaba una colección de viniles digna: More Hot Rocks, por ejemplo.

A lo lejos alguien canta, murmuré.

Era Héctor Lavoe, según recuerdo.