miércoles, febrero 04, 2015

Preludio

El tema me obsesiona. Paso largas horas arrumbado en el rincón aquel, llamado, para colmo, del sí mismo.

Una tijeras imaginarias me ayudan a cortar en pedacitos informes la imaginación. La mano escrituraria detenida.

Puedo pasar meses planificando y calculando una carta que no escribiré. Los sucesos devienen uno tras otro. Desfotografiables como la chica el chico de My funny Valentine.

Estoy intimamente convencido de que todo alcanza en la línea. Todo se arreglará con una misiva justa.

La gente que quiero debe esperarme infinitamente. Daniel Santos que esperaba la carta. Borges que esperaba el juicio final.