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sábado, noviembre 13, 2021

En estos países aislados

“dime la mía” RD

En estos países aislados, en estos países sonámbulos

En estos países concentrados en sí

En estos países dormidos

En estos países narcisistas ¿cuánto importan los otros

países americanos?

No, no importan nada. Son los espejos

para peinarse.

Uno le tira a la buena conciencia progresista

un hueso colombiano, uno venezolano,

uno nicaragüense, y esa buena conciencia lo roe

pero desde su sonambulismo.

En estos países entredormidos

los huesos se duermen entre dos sombras de sí mismos

acunados por algún son patriótico que los desvela

y quizá algo de fútbol.

En el insomnio despiertan para seguir en lo mismo

en ese sí mismo inexorable, como un destino.

Dicen por ahí con jerga apabullante los deconstruccionistas

que la ontoteología, que la anteojera metafísica

que las tripas juntas y unidas de Nietzsche Heidegger y Derrida

se derretirán unidas para derrotar al sueño.

Pero el sueño de estas repúblicas es más profundo

Propofol y aguardiente, narcisismo y ensueño

y algo de fútbol.

Y un despliegue mediático que interpela y roe las rodillas de las clases medias,

esas que atraparán en el aire el hueso de otra república para apaciguarse.

Apretarán en el puño el hueso de la melancolía, lo pondrán entre el esternón y el pubis.

Y apaciguarán sus conciencias las repúblicas con ese hueso y esa melancolía.

lunes, mayo 11, 2015

Centroamérica Cuesta

La próxima semana se celebra en Managua un encuentro de narradores llamado Centroamérica Cuenta.

A mí me dio por parodiar el título: se debería llamar Centroamérica Cuesta. No por mala sangre, sino por buscar el lado irónico del asunto, si es que lo tiene.

Nadie que decida dedicarse a las letras en aquellas tierras (y cuando digo letras no me refiero únicamente al intento de profesionalizarse como escritor, sino también en otros bordes de la escritura: crítica, teoría, historia) dejará de sentir que, en efecto, Centroamérica Cuesta.

Nadie que decida proponer una perspectiva regional, es decir, centroamericana, dejará de enfrentarse con los chacales (son un símbolo palpable y fiero): los localismos, los desconocimientos, la falta de archivos y bibliotecas, el caudillismo cultural, las distancias.

Por lo general, Centroamérica es un anaquel en una perdida biblioteca (digamos, por poner un ejemplo, la de don Rafael Heliodoro Valle o la de Ernesto Mejía Sánchez) y con una casi imaginaria bibliografía elaborada a tientos, y, por la falta de interés, entregada al olvido. (Eso fue el siglo XX, y estamos en el XXI, podría responder alguien optimista. Lo que no le quita nada al deber de pensar qué tan significativos han sido los cambios en ambos siglos.)

(Alguien podría lamentar también la falta de glamour de esa Biblioteca Centroamericana que no revivirá por virtud del mercado editorial, como podría pensarse.)

¿Cuánta consciencia tenemos de la lógica de olvido que se cierne sobre lo centroamericano, en este caso tomado únicamente como archivo regional,y sin querer significar las diversas dificultades políticas, sociales y culturales de la región?


jueves, agosto 18, 2011

Paz de estos desiertos

Hay ese otro migrante entalcado y romo.

Romomejicano, rosaperuano, perrunoparisino, húmedoquebec-qué-meves.

El que también allí amó a una mujer terrible.

El letrado lateral.

El que visitó a Reyes y Reyes le dijo que pactara.

El que fue a Colombia a pactar con la ciudad letrada
(la de verdá).

El que se encontró con la llama ahora hedionda a cold-cream en un declive de L.A.

Esos no eran como vos lumpen de la academia.

Esos no eran como vos Mr. Exilio Interior.

El que orinó en una esquina de Granada el día del Festival
(ya sabemos cuál).

El anclado en Tapachula.

Ahora todos fotogénicos en una instantánea de Portbou.

miércoles, junio 29, 2011

Cintura de los sollozos

A principios de junio hice un viaje por puertos del Pacífico.

Aeropuertos.

Ya sé que dicho así suena menos romántico.

Viaje instantáneo (o vertical, como diría José Cemí).

Viaje entre madrugadas.

En los Aeropuertos todo es más caro. El agua, el aire. No hay combos en los restaurantes de comida rápida. No hay piedad en los supermercados de libros. Tampoco es que sepan de literatura esos supermercados. Uno no se libra del nicho Vargas Llosa: y que nadie pregunte cuándo se jodíó Perú.


"Lo que no sabíamos es que al mismo tiempo que nosotros comenzábamos a escribir la posmodernidad, en los ochenta, y la globalización, en los noventa, cambiarían las reglas del juego y convertirían a Latinoamérica no en una república independiente de la letras sino en un gran supermercado de novedades literarias."


Mirando los nichos más perversos del supermercado (tres de los aeropuertos que piso son latinoamericanos) cito casi de memoria esas palabras de Carlos Cortés que tengo en un libro allá.

De todas las novedades compro la última novela de Sergio Ramírez, La fugitiva.

La compro no pensando en "la república independiente de las letras" sino en la Eunice, criatura de aquel tiempo heroico. La compro casi como literatura para turbulencias de eventual auxilio académico, sin que eso desdiga mi comunicación con la muerta, la restitución deseante, incluso el sol incaico, ya que estoy en El Callao.

(Hay que escribir un poema en las entrelíneas de las novelas no lo sabías? Es la única manera de defenderse.)

La pragmática de la novela es acaso evidente en una primera mirada (unas cien páginas adentro): los ticos y los nicas son constituidos como espejos, estos frentes a aquellos y viceversa. Esta novela de nica ve con delectación e ironía la historia tica (iba a poner idiosincrasia pero esa es palabra sin gracia).

A la altura de la página 159 llego borgeanamente al que es quizá el centro del laberinto argumento: "Todas nuestras figuras de bronce tienen en sus cabezas coronas de excrementos, igual que en los parques."


Y así voy leyendo casi burocráticamente, imaginando parques del futuro.

miércoles, mayo 05, 2010

Diario de enseñanza

Los martes Gómez Carrillo, Arévalo, Brañas, Guatemala.

Los lunes Mejía Sánchez, CMR (pero en Chile estas iniciales son sólo las de una tarjeta de crédito de una cadena de tiendas), Mujeres Monstruos, porque el pueta era misógino.

Los miércoles quijotadas y pescas, granizo en el sueño.

Los jueves, las vocales.

miércoles, diciembre 09, 2009

La cortina

En los aniversarios históricos globales la historia de Centroamérica (esa región "menor") pierde todo espesor.

Sucede, por supuesto, con la reciente conmemoración de la caída del Muro. La revista conservadora Letras Libres ha publicado un artículo del periodista francés Bertrand de la Grange Centroamérica: el otro muro que encarna canonicamente el proceso por el cual los acontecimientos centroamericanos son convertidos en extravagancias tropicales que ocurren fuera del tiempo histórico europeo.

No es extraño tampoco que el artículo sea recibido con entusiasmo caluroso (que yo no vacilaría en llamar colonial) por los medios locales. Sólo para hablar de medios nicaragüenses (pues seguramente ha entusiasmado también en El Salvador y Guatemala), hay una reseña en La Prensa; el artículo completo es reproducido en La Trichera, y recomendado por La Brújula.

Como ya dije en mi primera reacción vía twitter: el exorcismo de Colón signa este tipo de intervenciones en la historia local. Como creen los honestos editores de la revista "en aquellas jornadas" Centroamérica, "demostró una vez más estar a destiempo con la historia", lo que implica, obviamente, que el hombre del tiempo histórico verdadero en este relato no es otro que el periodista que nos relata ese otro trozo de historia "atrasada" centroamericana.

No es chovinismo, por supuesto, porque bastaría leerse, por ejemplo, el último capítulo de El pensamiento salvaje del recién fallecido Levi-Strauss para darse cuenta que esa historia uniforme y grandilocuente hace tiempo que ha sido cuestionada.

Otra cosa sería afirmar que con el boom mediático se pueda reactualizar ese tipo de historia eurocéntrica, algo que tampoco es nuevo porque desde los 1980s (tal ha mostrado Neil Larsen) Hollywood (y añadamos ahora los medios y esas mediaciones prestigiosas que son los periodistas) ha tratado a Centroamérica como subcontinente sin historia.

En ese estereotipo incurrieron intelectuales del tamaño de Octavio Paz, como he discutido en mi contrapunteado artículo Ironías materiales.

Sin restar importancia histórica a la caída del Muro, en el contexto centroamericano fueron decisivos eventos como el asesinato de los jesuitas en El Salvador o la invasión de Panamá. Y fundamentalmente las luchas de liberación nacional.

Al afiliar polarizadamente a estos pueblos a la historia ("europea") del Muro (eje de lo aceptable y responsable y lógico) lo que se hace es apartarlos también de una relación (de hecho negar cualquier relación) con los derechos humanos y con la memoria: con las narrativas propias. Expropiarles de hecho las identidades.

¿Qué sucede, qué ha sucedido, por ejemplo, en Honduras en los últimos meses? ¿Otra lucha tribal por fuera del tiempo histórico europeo o una batalla por los derechos humanos y la memoria?

Recuerdan Uds. "la cortina de mierda" que EMS contrapuso al Muro. Esos eurocéntricos la agitan y la embarran cada vez que les conviene.

martes, abril 28, 2009

Posguerra y mercado

Hace dos semanas: vuelo en una pipilacha de Lacsa a San Salvador. Llanuras terrígenas sobre las que parpadea el avión. Ventanillas por las que miro las hélices batir. Vuelo de menos de una hora.

Comalapa es quizá la verdadera puerta internacional de Centroamérica. La conexión en que se agrupan los monopolios coloridos con su orden de mangas y salidas.

Tengo alguna experiencia de fronteras centroamericanas terrestres. Esos lugares vacíos y angustiantes. Esos buses con cucarachas diminutas. Aquellos baños infestos. Son lugares provincianos y vertiginosos, y por entero narrativos (se puede contar desde las marcas en la pared de los urinarios hasta las costumbres de los monos congos que pululan en los guanacastes de Peñas Blancas).

Los aeropuertos, en cambio, son lugares provincializados por la (pos)modernidad comercial, hermanos disolventes de los malls, y por entero antinarrativos.

Aun así, voy en este viaje por razones literarias. Asisto en la UCA de San Salvador a un seminario sobre narrativas centroamericanas de posguerra, evento organizado también por la Universidad de Liverpool. Voy a leer mi texto "Posguerra(s) y mercado en Centroamérica: narrativas transnacionales de los orígenes, la afiliación y el canon" (pdf).

El encuentro resulta muy enriquecedor. Hay una mesa redonda con escritores salvadoreños, entre otros Manlio Argueta, David Hernández, Jorge Galán y Claudia Hernández. La posguerra no se ha escrito, es una especie de tema-amenaza ante la cual hay que afilar la disciplina artística.

Los académicos hablan, hablamos, en otros tonos. La diáspora en el norte y la hibridez identitaria. La permanencia de la escritura como artefacto crítico. El mercado del libro. Las coyunturas democráticas en la memoria. Los símbolos del nacionalismo. La ética del autor. Los espacios heterotópicos.

(Encuentro, siempre vale la pena decirlo, con viejos amigos, y nuevos.)

Me alegro de la creatividad que muestra la crítica centroamericanista, y la continuidad que se va creando.

Viaje de regreso en la guagua aérea que viene del lado de Los Ángeles.

miércoles, abril 22, 2009

TRANS 2.0: El centro de América es un largo recorrido de asfalto

El centro de América es un largo recorrido de asfalto y terracería; hermosas sobras marinas florecen en sus bordes, pequeños altares de caucho dedican su imaginería a máquinas hechizas para la reparación de llantas, extensa carretera esta tierra de puertas resguardadas por cortinas de corcholata, como aplausos de latón en vespertina penumbra.
Y en la robusta velocidad con que alguien recorre este autoservicio, agasajado en su trono, rey de los caminos, se observa alrededor la imagen distorsionada de una enorme copa para coctel, todo acá, parece una cevichería, y la sombra de los autos parece fruta marina sacrificada al sol por el asfalto, y el corazón guardando con cuidado el nombre ocasional de la vida, líquido vital es en la celeste copa de coctel, y más allá, al norte alejándose el sonido de las trocas, el desierto lagartija carcomiendo los pies hasta el puro hueso, y los hombres lampiños que se trenzan la esperanza en el rostro de la sed, y la llaga de la carne devorando el corazón bajo las tetas, ceviche occidental es para un viernes que anochece por el frío.

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jueves, noviembre 13, 2008

Intersecciones y transgresiones

Comentario leído en la presentación del primer tomo de la serie Hacia una historia de las literaturas centroamericanas, Universidad Centroamericana, 4 de noviembre de 2008.

Este comentario al libro: Mackenback, Werner (ed.). Intersecciones y transgresiones: propuestas para una historiografía literaria en Centroamérica. Guatemala: F&G editores, 2008, tratará de abarcar tres aspectos: el del contexto, el de la metodología y el de los temas del libro propiamente.

El contexto
Quisiera recordar que el proyecto “Hacia una historia de las literaturas centroamericanas” tuvo su inicio aquí en esta Universidad (la UCA), en lo que se podría llamar los márgenes del departamento de Arte y Letras, y con una posterior relación mucho más fructífera, y todavía viva, con el Instituto de Historia de Nicaragua y Centroamérica.

En el departamento de Arte y Letras este proyecto fue apoyado con mucho entusiasmo por el profesor Franz Galich, y por Barbara Dröscher, para luego ser continuado por Werner Mackenback, quien lo ha guiado, junto a otros compañeros e instituciones, a resultados cada vez más interesantes y fructíferos.

El programa de estudio de la carrera de Arte y Letras, lamentablemente desaparecida, estaba organizado según lo que se puede llamar una narrativa occidentalista del arte y la literatura. Estudiábamos primero los clásicos (griegos y europeos) y luego la literatura moderna europea, para llegar a la literatura moderna latinoamericana, en especial, el llamado boom, y culminar con los capítulos de casa: Darío y la literatura nicaragüense.

En los años en que estaba todavía activo este plan de estudio, en el mundo los programas de humanidades estaban dando un vuelco. Se pasó al estudio mucho más localizado o regionalizado de las culturas, y a la elaboración de una crítica radical del eurocentrismo en movimientos que se han llamado de diversa manera: postmodernismo, postcolonialismo, subalternismo.

Por supuesto, los programas occidentalistas (el que usábamos en la UCA, por ejemplo) no anulan la lectura de la cultura propia ni de la sujeción y la subalternidad. Pero esta lectura se tenía que hacer en el margen de las representaciones, y con una idea humanista de la cultura (la creencia básica, idealista u utópica de igualdad “de todos los hombres”). En un programa de estudio descentrado, se leería, además de textos no canónicos (por ejemplo, testimonios), los textos canónicos de una manera novedosa, anti-humanista porque implicaría una crítica explícita del hombre imperialista que ha sido en la modernidad el sujeto de la historia.

No sabemos cómo sería ese tipo de programa de estudio en una universidad como esta, porque no tenemos ahora ni siquiera el primer modelo de programa (el occidentalista) para estudiar arte y literatura. Quedamos sin la Beatriz del modelo occidentalista y sin el retrato alternativo postcolonial. Las causas son abundantes, pero se podría señalar algo que Franz Galich dijo en un artículo del 24 de enero de 2004:

el país que llevó la peor parte del vendaval neoliberal, fue Nicaragua. Una de las áreas más afectadas por la tormenta fondomonetarista ha sido la educación (la universitaria en particular) y de ésta, las Humanidades. Se han desplazado de los pensums de estudios superiores casi todas las materias humanísticas, con excepción de contadas instituciones. Pero de todas ellas, la que ha sacado la peor parte ha sido la literatura.

Actualmente, de las 43 universidades y centros de estudios superiores ¡sólo una posee estudios de literatura! ¡En la tierra del jefe máximo del modernismo! Las políticas neoliberales hicieron que en poco menos de cinco años se desmontaran todas las estructuras de los estudios humanistas en general y de los literarios en particular (“Desde el centro de la Periferia de la Periferia”, El Nuevo Diario).


Como se ha podido notar, en el programa occidentalista se llegaba a la nación (Nicaragua) luego de un periplo en que la cultura viajaba desde oriente. El punto de llegada no era Centroamérica, y no había una conciencia de la posibilidad de que existiera una materia de estudio que se pudiera llamar “literatura centroamericana” o, en plural, “literaturas centroamericanas”. Esta ha sido la principal conquista epistemológica del grupo de estudiosos reunidos en torno al proyecto “Hacia una historia de las literaturas centroamericanas”. Ahora es posible concebir este nuevo campo dentro de los estudios latinoamericanos, así como poner en entredicho la coherencia de los discursos culturales nacionales. Se da, pues, un doble movimiento de posicionamiento académico y cultural: la revelación de Centroamérica dentro de los discursos latinoamericanistas (que, por supuesto, ha tenido algunos precursores), y el cuestionamiento de la centralidad del sujeto nacional mestizo que ha dominado la historia moderna de cada uno de los países centroamericanos.

La metodología
Por la ya mencionada crisis de interés en las humanidades que sufren las universidades en Centroamérica, el trabajo del proyecto integra el trabajo de lo que podría llamarse la diáspora académica centroamericana y centroamericanista, y el trabajo de redes. Dispersos en diversas universidades están la mayor parte de participantes del proyecto, algunos realizan y culminan estudios en Universidades de fuera de la región centroamericana, y, por supuesto, los desarrollos teóricos y epistemológicos han ido pasando a programas de estudio.

El proyecto posee, pues, además del índice especulativo, una influencia en la enseñanza (en las universidades en que esto es posible) la que probablemente se profundizará con el tiempo. Hay que mencionar, además, la organización periódica de los Congresos Centroamericanos de Estudios Culturales, que comenzó en San Salvador en octubre de 2007 (en la UCA de San Salvador, y la UES), y continuará en Tegucigalpa el próximo año en la Universidad Nacional Autónoma de Honduras.

Diáspora y redes responden al contexto de globalización. Por una parte porque lo centroamericano es también algo diseminado por el mundo; por otra parte porque la velocidad del conocimiento requiere del trabajo colaborativo. Probablemente, el sujeto mestizo tuvo su expresión intelectual más alta en el erudito de lo nacional, cuya biblioteca respetaba fielmente los linderos epistemológicos de la literatura y la homogeneidad mestiza, pero esa figuración tiende a decaer.

Así tampoco resulta productiva la imagen de un “ciudadano del mundo” circulando hipnóticamente por la globalización sin detenerse a cuestionar la identidad propia. Todo lo contrario, el grupo “Hacia una historia de las literaturas centroamericanas” parece proponer la producción de un conocimiento localizado, informado por redes de trabajo, en cierto sentido diaspórico, pero arraigado a las problemáticas de la(s) identidad(es).

Los temas del libro
Con esto paso brevemente al libro. Intersecciones y transgresiones es el primer volumen de una serie de tomos que recorren la historia literaria centroamericana. El libro muestra, pues, los cambios de que he venido hablando: la fundamentación de un área de estudio y su diseminación estratégica como saber universitario y académico; el descentramiento de lo occidental y un nuevo estilo de trabajo colaborativo; nuevos actores culturales y nuevos aportes al debate. No se puede incurrir en la historia literaria sin hacerlo a la vez en sus íntimas compañeras: la teoría literaria y la crítica.

El aporte es, pues, complejo y ambicioso, hay que historizar inauguralmente, a la par que teorizar asuntos como qué es lo centroamericano, qué periodizaciones nos competen, cuál es el lugar de los géneros, y, en fin, qué es la literatura desde este contexto. Por supuesto, hay que definir por vez primera o redefinir el canon centroamericano, mientras se deja penetrar de manera crítica las abundantes textualidades que no han sido consideradas hasta ahora literatura. Todos estos tópicos aparecen en este primer tomo, ofreciendo un texto de indudable valor para los estudios humanísticos centroamericanos del presente y su redefinición.

El tema fundamental del libro es, pues, el de las identidades dentro de la problemática de rompimiento con la narrativa occidentalista desde la localidad centroamericana. Este tomo apuesta menos al asentamiento dogmático de unas definiciones teóricas con respecto a la historia literaria que a la apertura del debate. A pesar de las vicisitudes de las humanidades en Centroamérica, este libro muestra el gran momento creativo que atraviesan en su actual posición dispersa y divergente. Esperamos y confiamos en que la influencia de este debate y estos posicionamientos lleguen con fuerza a los ambientes académicos nacionales y centroamericanos.

jueves, febrero 28, 2008

La ciudad maquila

La "ciudad maquila" equivale a la situación cultural de las sociedades centroamericanas en el presente auge de la globalización y el neoliberalismo.

Maquila, remesas, narcotráfico.

Migración, globalización, des(es)truc(tura)ción.

Comercio informal, postmodernismo, universidades de garaje.

Estoy en la conferencia sobre historia económica, pero percibo los conceptos “en clave cultural”.

La ciudad maquila reinando en Centroamérica.

El conferencista menciona al Mercado Oriental, en Managua, el espacio de comercio informal más grande de la región.

Algo así como el Festival de Poesía del comercio informal: pero tal vez más importante.

Turismo, poesía, privatización.

Y los intelectuales oficiales de la ciudad maquila con su retórica en torno a los negocios de la sociedad civil.


Hablé ya en otro momento de la ciudad maquila.








miércoles, octubre 31, 2007

La más grande del mundo

"De acuerdo a diferentes organismos de la ONU, Centroamérica es la región donde existe la mayor desigualdad social del planeta".

lunes, octubre 15, 2007

Ya no hay aleros 3

Llueve en toda Centroamérica. Desde el bus de ida miramos los esqueletos, a veces esqueletitos, de los ríos: ríos de piedras finas; a lo lejos, vacas flacas, milpas secas.

Pero viene el temporal a la par que nosotros nos alejamos por la carretera panamericana.

Lo escuchamos de noche en San Salvador: su rumor, su peso.

Al regreso hay gruesos ríos sobre los esqueletos patrios del río.

miércoles, agosto 22, 2007

Pobre perro

y él qué hizo para morir en el área culta de Centroamérica?

jueves, julio 26, 2007

Pulmones

De la corrección III
Los liberales de Nicaragua, Honduras, Costa Rica y El
Salvador
unieron Centroamérica en la lucha contra el gringo
Walker
y echaron sobre sí
todo el peso de la guerra.
Lo que a los conservadores les pareció pero muy bien.

(Roque Dalton, Las historias prohibidas...49)


No es cierto, querido Dalton. Fueron los liberales nicaragüenses los que trajeron a Walker. Fueron los conservadores los que quedaron gobernando después que Walker se fue, fundando lo que muchos de nuestros pensantes (incluido el embajador sandinista en Washington) llamarían quizá la primera "sociedad democrática" en la historia criolla, incluso primer gobierno de "sociedad civil" (continuado en 1990 por Chamorro), y conocido en la historiografía como los Treinta Años Conservadores.

Pero en un ambiente asfixiante de folklor y nacionalismo, en el país de novelistas como Belli et. al., es aire fresco respirar con el pulmón derecho de Asturias. Y en tierras del Coronel fundador, el Cuadra hispanocristianizador, el Cardenal izquierdodivinizador y el Chichí perpetuador, es oxígeno puro el pulmón izquierdo de Roque Dalton.

Así repaso "Viejuemierda", esa lección de historia intelectual, donde se ve al pobrecito de Masferrer cándido y en contexto que no termina:
Cogido por las corrientes culturales
de la desconcertada América Latina finisecular,
don Alberto anduvo para siempre en la onda de Domingo
Faustino Sarmiento
en eso de confundir a cada rato los pobres con los
bárbaros
asimiló la aflicción mundial de la burguesía que
produjo el reformismo
y se enmariguanó hasta la cacha con las misteriosas
filosofías orientales.
(ibid 103)

lunes, julio 02, 2007

Dinos, Octavio

"¿qué distingue a un salvadoreño de un hondureño o de un nicaragüense?"

Octavio Paz, El peregrino en su patria (FCE, 1987), vol. 3, pág. 195

lunes, abril 09, 2007

Ni una sola novela centroamericana entre las mejores 100 novelas de la lengua española de los últimos 25 años

Y no es asunto de calidad, sino de mercado.

La vieja constatación de los balcanes centroamericanos parece empecinarse también en este milenio, incluso en listas un poco frívolas como la que propone Semana.com.

Ni nuestros alfaguaras ni mucho menos la producción más localizada alcanzaron; lo que significa que más allá de las fronteras nacionales hay poca receptividad de mercado o de entusiasta lectura académica (u otra) de la novelística centroamericana. Extrañamente, tampoco hay exiliados ilustres centroamericanos que metan mano (al estilo del chileno Roberto Bolaño, consagrado, por cierto, en esta lista).

Es interesante, también, cómo se va rediseñando el canon. Sobreabundancia obvia del viejo "boom" y sus figuras (quienes no puede cometer una novela no consagrable: Gabriel, Mario, Carlos). Brillo de los nuevos ingresados al canon (Vallejo, Bolaño). Sobrevaloración de regiones enteras (España, sobre todo). Atención selecta al bestseller noble (quizá no nóbel: Tomás Eloy, doña Ángeles). Brillo de los no comerciables pero consagrados por la vía académica (Diamela), o la persistencia (Saer). Rechazo de los relumbrones pero no tanto (ausencia de Laura, ausencia de Isabel, ausencia de Jaime Bayly). Y, razón de esta nota, desaparición inexplicable de regiones literarias enteras como es el caso de Centroamérica.

Posdata
Bueno, Tercio Mickimaus, ese prodigio secundario del canon criollo, me hace ver que sí hay un centroamericano: en el número 99, La orilla africana de Rodrigo Rey Rosa, guatemalteco; y que por tanto debo cambiar el título amarillista que encabeza esta nota.

Pero, en este caso, yo creo en el amarillismo.

Es más, coincido en mucho con "el crítico de literatura centroamericana más importante, debido a que decidió analizarla en conjunto, y no como un fenómeno aislado en cada país" (sic); sobre todo cuando especula que:
"La dimensión global de las editoriales que coparon el mercado regional subrayó la necesidad de disciplinar las memorias o adherencias afectivas que caracterizan las subjetividades locales dentro de un espacio translocal, en el cual lo territorial pueda ser ordenado, normativizado y reproducido como legible dentro de los espacios regulados por el nuevo orden transnacional".


Volviendo a la ausecia centroamericana, Ronald Flores, en referencia a la misma lista de Semana.com propone 25 novelas guatemaltecas que "se debería incluir": entre ellas Managua, salsa city de Franz Galich, y El río: novelas de caballería de Cardoza y Aragón que es, más bien, autobiografía.