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lunes, julio 16, 2007

De la corrección I

En una carta algo ceremoniosa de los años 1950s, Cortázar señalaba a Carlos Fuentes algunos pecados gramaticales menores en La región más transparente: alguien en alguna página "tomaba asiento en la cama".

Encuentro en Ciudades desiertas de José Agustín, pág. 51:
Susana lo miró, despectivamente, unos segundos y salió del baño. Eligio fue tras ella. La vio tomar asiento en la cama y él se recargó junto a la ventana. (énfasis añadido)


Podría argumentarse que los mexicanos toman asiento en la cama con mucha más frecuencia que, por ejemplo, los argentinos.

Otros que podrían ser pecados diminutos en la novela de Agustín:
Al poco rato regresó con una mujer delgadita, absolutamente china, de baja estatura y movimientos rápidos (pág. 37) (énfasis añadido).


Será que, como Bowie, todos tenemos una etapa exótica y de lugar común cultural China Girl, para lo que ese "absolutamente china" será notable.

Otra especie de desliz étnico-nacional:
Al poco rato llegaron Altagracia, la filipina, y Brian, un judío que estudiaba en Estados Unidos. (pág. 24) (énfasis añadido)


¿Era un judío de los Estados Unidos estudiando en los Estados Unidos? ¿O un judío de Israel, o de Polonia, por decir algo?

Lo más curioso es cuando el "judío que estudiaba en los Estados Unidos" se lleva a la cama a Susana, y al amanecer se porta de manera poco circunspecta, y suelta un "chavas pendejas" (pág. 27). De manera que suena más a judío mexicano, o, al menos, agustiniano.

A la altura del tercer capítulo uno va olvidando la menudencia pecaminosa, pues Agustín va encontrando la vena, esa del lenguaje "oral" llevado a la agudeza. Sólo un ejemplo, de marxismo mexicano, sin duda:
Por el amor de Marx, nada más te estoy preguntando por qué me abandonaste sin decirme nada. (pág. 51).

martes, junio 19, 2007

El rey se acerca a su templo

Leo "Luz externa", "Luz interna" de José Agustín, publicada de forma compacta como El rey se acerca a su templo (Grijalbo, ISBN 970-05-0973-7).

Siento a veces que la segunda parte es más inteligente. También más erótica. Pero es una sensación atrapada por la lógica de lectura: la "Luz externa" parecía--con todas sus desinencias hilarantes y violentas--un poco doctrinaria: el jipi drogo que cree en la trascendencia y vive entre desnudos vínculos económicos, y en olas gruesas de violencia de género. Puntos fuertes: 1. narración de la vida de los junkers Ernesto y María, narrada por aquel, en entretenido uso del habla común, aguda, musical, con enorme sentido de ritmo, y disposición estratégica de quien escucha (comienza como narración para Salvador--el intelectual pobre y probo--y deviene en una narración mucho más general). 2. Violación de Ernesto por Miguel Carlos.

En la segunda parte todo está tamizado por la conciencia del intelectual adoctrinado por su propia autonomía (Salvador). El que ya sabía que no había tal trascendencia drogadicta de las relaciones del poder. Justamente, la narrativa se adecúa a la revelación de ese inconsciente que también elabora su propio itinerario por la vida real. Punto fuerte hasta el momento: el cuerpo de Raquelita, penetrada de manera desordenada (casi tumefacta) por Ernesto, y prevista con mucho pudor por Salvador en la ducha caliente de su casa...

Un recorte en Encajes.