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lunes, octubre 12, 2020

La nación clandestina

 Vi en @RetinaLatina la obra maestra de Jorge Sanjinés, La Nación Clandestina. Es decir, volví a ver, pero esta vez desde el streaming de el 2o Ciclo Restaurados de la Cinemateca de Bogotá. Recomendable ver esta película, y ver las películas de Retina, porque, entre otras cosas, Netflix y su modelo de series no agota ni agotará todos los significados.

Aunque la película está muy enraizada en la historia boliviana, y esto puede distanciar al espectador del contexto histórico, o dejarlo con muchas lagunas, en general se comprende bien la tensión que establece la película entre historia comunitaria-indígena e historia nacional. Parte de la maestría del filme es establecer esos complicados vínculos entre ambas, estructurándolos con la peripecia trágica de Sebastián, sujeto que vive ambas experiencias. Por un lado, la ciudad, su participación en el ejército y en grupos paramilitares de derecha, golpes de estado, vida alienada de sujeto solitario, pérdida, en fin, de su identidad indígena. Por otro lado, su pertenencia comunal marcada por el conflicto: entregado, en marco casi feudal, a un patrón de la ciudad y opositor a la articulación de su comunidad con la resistencia social, reintegrado a la comunidad pero, por último, traidor a su pueblo.

Sin embargo, le tocará al mismo Sebastián hacer confluir estas historias que parecen no encontrarse: la historia nacional, marcada por el horizonte social de la revolución de 1952, y la historia comunal en que se guarda la resistencia cultural, y el condicionamiento de los estigmas coloniales. La forma trágica en que convergen ambas historias es el sacrificio del protagonista por medio del baile, que implica la expiación y la conjura de fuerzas míticas que, unidas al sacrificio de comuneros en las luchas sociales, alumbran un nuevo sentido histórico.

Me sorprendió cierta cercanía de la película con la novela de José María Arguedas, El zorro de arriba y el zorro de abajo. Como en la película, en la novela de Arguedas es también la muerte la que se ofrece como especie de retorno mítico para "curar" la profunda fractura psíquica que supone una vida entre culturas. No se trata en ninguno de los dos casos, de idealizaciones funcionales a la circulación cultural de la globalización ("culturas híbridas", "culturas líquidas") , sino algo más profundo y trágico. (La relación con el ciclo de novelas indigenistas andinas es también un ángulo de investigación importante para seguirse.)

La estrategia narrativa escogida por Sanjinés es narrar el camino de vuelta de Sebastián interrumpiéndolo con los recuerdos y acontecimientos pasados, para dar con un final en que concurre su llegada al pueblo con el arribo de los comuneros con sus muertos, derrotados en la protesta social. Progresivamente, se observa en la película cómo la lógica de los recuerdos significa la reintegración de Sebastián a su comunidad: del modelo, digamos, por asociación en que se incrusta el recuerdo, va adquiriendo mucha más potencia el plano secuencia en que el pasado del protagonista se integra al presente de su viaje de vuelta. La estructura narrativa "acoge" y llena de sentido el dramático regreso.

martes, septiembre 29, 2020

Y sirve Rancière para América Latina?

 El Rancière que piensa el museo republicano, por extensión los patrimonios visuales y audiovisuales. ¿Sirve para la experiencia latinoamericana? (¿No es demasiado cartesiana esa mirada?)

[En Aisthesis (41) aparece "la idea del arte como un patrimonio: como la propiedad de un pueblo, la expresión de su forma de vida, pero también como una propiedad compartida cuyas obras pertenecen a ese lugar común que ahora se llama Arte y se concreta en el museo"].

Me surgió esa pregunta mientras comentábamos en un curso, la película María Candelaria (Indio Fernández 1943). Es tan cerrada e ideológica la utilización de las imágenes en el filme (incluido el elidido óleo de la indígena desnuda, que presenta el rostro mas no el cuerpo de María Candelaria-Dolores del Río) que resulta difícil encontrar un resquicio democrático, o de participación (reparto) de los públicos. Incluida la variable blandida por Monsivais de un cine pedagógico, lleva a pensar en la misma distorsión de las memorias (¿los patrimonios?) e imposibilita pensar en una sola narrativa cultural  que conecte con un pueblo democráticamente dispuesto (a no ser que uno crea que las narrativas nacionales latinoamericanas son realmente homogéneas).

Soy consciente que cabe el peligro de erigir una otredad algo complaciente. "Somos tan diferentes que Rancière no sirve para América Latina" rezaría una posición macondista que no me interesa exaltar. Pienso sí que se puede retomar teorizaciones como la de sociedad abigarrada (en Zavaleta) o de sociología de la imagen (según Rivera Cusicanqui) o de heterogeneidad (según Cornejo Polar) para pensar los patrimonios audiovisuales latinoamericanos y contrastarlos con las instalaciones más o menos democráticas de la modernidad en la región. Esto, en el fondo, asentaría la convicción de que no se puede pensar la cuestión de un reparto democrático de las imágenes y los patrimonios audiovisuales sin pensar la cuestión de la colonialidad.

martes, febrero 02, 2010

Down By Law /Coronel


Down By Law (Jim Jarmush)
Cargado por 1001nights. - Mira más videos de TV y películas.

Así debió haber visto al río y la ciudad. Ojos de Robby Müller.

Pero claro casto sordo (sordo para la music). Abstemio de Tom Waits, John Lurie.

Pero repitiendo con acento extranjero ráfagas de Withman, Robert Frost como Benigni en la película.

(Ahí donde el acento es el Calibán que se traga la lengua. Ahí en donde el río es el de The Dry Salvages:
I do not know much about gods; but I think that the river

Is a strong brown god—sullen, untamed and intractable,)


Lo agitado es el entrecruce (Coronel iba para NY cuando pasó por aquí: demasiado patricio sin embargo como para afinar el oído, y en filogénesis produciendo discípulos patricios cada vez menos interesantes)

De todas formas la repetición el inicio el filo del Huckleberry Finn; su impulso libertario descartado por Coronel y asumido por Jarmush.

Una intermitencia improbable (pero existente) y política.

P.S. El video de la primera parte fue quitado de youtube (infracciones, etc.) así que lo sustituí por el "trailer original" via dailymotion.

martes, septiembre 08, 2009

Masculinidades pirata

anda diciendo el hijueputa que yo me las doy de amiga de la Sofía (no, bergante, la Coppola es la única Sofía reconocida por estos lares) cuando yo sé lo que guarda en esa cajita plástica que observa ido de vez en cuando cuando lee de forma supurada como si se tomara el jarabe de aceite de hígado de bacalao las páginas de opinión de los diarios

guarda todas y cada una de las películas que se van haciendo sobre novelas de Corman McCarthy desde la primigenia de Billy Bob Thornton con Rubén Blades por cierto y una horripilante Penélope haciendo de texana de hacienda

piensa el milimétrico en esas descripciones de la planicie en esos diálogos sin guiones en medio de la lluvia que nunca termina en esos gestos de hombría hombradía y enfermo machismo malinchismo todo en resumen una suprema culería enclosetada

el amigo probable y más masculino de Corman que se burla de que yo haya pasado la infancia guindada del arete de la Sofía

guarda los volúmenes de Ché porque Soderbergh es su muso y Benicio su patrón y tras de ellos el fantasma requerido y amenazante del Ché

guarda Heat no te digo que ese imbécil piensa que es mejor que Collateral y todo porque en Heat hay una poética del cristal del auto atravesado por balas y una épica de las tomas desde helicóptero sobre LA (sí, así se pronuncia) y el secreto descuartizamiento de la historia y el convencimiento de que Michael Mann es mejor novelista que Thomas Mann

ahí se está quieto con el ricino de los diarios hasta que se decide y abre su cofre plástico de películas pirateadas

lunes, agosto 31, 2009

Filosofía

Fuimos a la presentación del libro de Sergio.

Me encontré con Cindy. Tuve que estar ahí con ella un rato ya al final cuando la gran fila de fans pedían firmas. El lugar estaba atestado. Ella se entretenía con un trago rojo opalino.

Hablaba profusamente de Sofía, sobre todo de los soundtracks de Sofía.

Que ella y Sofía podían ser íntimas.

Que Sofía había dicho en una entrevista que su trago favorito era el mojito. Y que ella suponía que quería decir mojito y marihuana. Claro, yo tenía que tolerar discretamente aquel tipo de chistes estupefactos. En realidad no sé por qué. Porque la maje a pesar de todo tiene su ángulo creo yo.

Pobrecito Sergio, decía de pronto. Cuándo termina con toda esa gente. Debe ser toda una inseguridad la fama. Pero él siempre linda gente. Al menos a mí me ha tratado como discípula.

Se acercó una pintora conocida y hablaron "de una negrisilla" que se le quería ir arriba con no se qué trabajo. "Sonó racista, ¿no?", le dije yo, una vez que la pintora se había alejado. "¿Qué cosa?", preguntó ella. "Eso de referirse a la gente de color como "negrisilla", debe ser una herencia colonial". Lo meditó unos segundos, y me dijo después que yo ya sabía como eran las Fulanas (y mencionó aquí un apellido frecuente de las clases altas del país).

Me preguntó que si yo sabía porque la Kirsten era la actriz favorita de Sofía.

Que si yo me imaginaba lo que hubiera sido Lost In Translation con la Kirsten. Y no es que ella despreciara a la Scarleth, era que la relación Sofia-Kirsten era más radical.

Se imaginaba lo que sería "reunirnos las tres nosotras" en la Gran Manzana--¿sabía ella que yo odiaba ese tipo de clichés internacionales del tipo Tierra de Lagos y Volcanes?--para salir a tomar algo. O por qué no en LA (y lo dijo mencionando en inglés el nombre de las dos letras).

Lo que ella y Sofía compartían eran los soundtracks. Era como que se hubieran criado juntas. Como si Francis, atareado por la escritura de Padrinos y etcéteras, las hubiera dejados solas en plenos años 1970s con una extensa y novedosa discografía pop. Discografía que sin dejar de ser sofisticada no despreciaba el mero gesto gratuito y hedonista.

Pero lo más significativo de todo era que en realidad ella ya estaba a dos emails de distancia de Sofía porque una amiga suya había estado en una fiesta con la merísima SP en NY, y ya era de hecho amiga de una amiga de Sofía.

Y en ese momento necesitaba ir a saludar a Gioconda que se alejaba entre el gentío perseguida por un grupo de poetas jóvenes que querían que ella también les autografiara el libro de Sergio. No se le podía escapar ya que estaba cultivando lentamente una amistad por entero literaria (esta vez no cinematográfica) con ella.

Y fue así que se despidió, dejándome algo abrumado.

viernes, julio 03, 2009

Esa puerta

Al final de la entrada anterior (gracias Esfera Infinita por la referencia) pensé precisamente en la secuencia final de El Padrino I, cuando se cierra la puerta, y Kay, nosotros, quedamos afuera, y hay la consagración de un nuevo poder. (No encuentro en youtube la escena sola, sino combinada con el final de la parte II).


martes, enero 22, 2008

jueves, enero 17, 2008

Amor carajo

El amor en los tiempos del cólera es una novela que critica la alianza entre el positivismo de la oligarquía, llegado de París encarnado en el higienista Dr. Urbino y el modernismo cultural que vive del ensueño decadentista, en la persona de Florentino Ariza. Ambos representan, con tensión moderna, eso que Rama llamó la ciudad batiscafo: incapaz de representar a las culturas otras dentro del mismo territorio, pero, sobre todo, responsables de la destrucción ecológica del río Magdalena.

La lógica capitalista de reproducción aparece crepuscular en la novela, reducida a un "ir y venir del carajo" del barco con los ancianos que hacen el amor en el río ecologícamente destruído. Carajo, es literalmente, el pene. Irse al carajo, es una expresión de despectivo rechazo. Ir y venir del carajo, aúna los dos significados.

La superficial película reciente del mismo título
, aunque aparentemente basada en la novela, no sostiene ninguna de sus críticas esenciales. Su momento peor es quizá cuando , con unos paisajes macondizados, se oye bramar a Shakira: comprame el soundtrack, comprame el soundtrack. La ventaja es que el soundtrack no aparece Juanes, y que la película se va al carajo de verdad.

P.S. ¿Pero quién podría haber dirigido bien una versión de la novela? Para la versión elegante y oscarizable, James Ivory. Para la versión heroica y neurótica (que la novela merecía) David O. Russell quizá.

sábado, enero 05, 2008

Visto con horror en TV

Munich (2005) el primer Spielberg que suena plenamente vacío (ni siquiera lo fue tanto la saga de los dinosaurios) y con una falta de esmero, además del ribete derechista, que parece un Zemeckis cualquiera.

lunes, julio 02, 2007

Herzog en Esquire

"No voy a responder eso. El sentido de la vida no es para una revista. Una revista debería conocer sus limitantes".

Así responde Herzog a los que inquieren en Esquire.

Una mención a Nicaragua.

"Recibí un balazo hace un año. No me impresionó porque ya antes me han disparado. Una vez, con una unidad elite de insurgentes cruzando de Honduras hacia Nicaragua, caímos bajo fuego en medio de un río, lo que no fue placentero porque éramos muy visibles y la selva ocultaba a los que disparaban".

No lo dice Herzog en la entrevista, pero seguramente andaba en ese entonces filmando su documental La balada del pequeño soldado, sobre los niños que combatían en la contra. El documental fue prohibido por los sandinistas. No creo que nunca haya sido visto publicamente en el país. En la vieja bodega de INCINE, años 1992-1994, había una copia en video, que yo solía mirar. Debí haberlo "recuperado para el pueblo", y quedarme con la copia, dado que a la bodega, como a Incine, se la llevó la mierda.

Así que la unidad elite de insurgentes que relata Herzog, es de contras: los azules (pues los niños contras vestían todos de azul).

En Herzog, por otro lado, hay una mixtura de machismo (balazos, autotorturas con cactus, incendios casi voluntarios) y una nueva onda muy intelectualizada ("No hay "small talk" en el Sahara": esto sólo lo puede pronunciar un primermundista desencantado), y a veces bonanarquista: "No me haré ciudadano de un país que tiene la pena de muerte".

Además: Los Ángeles, "la ciudad con más sustancia cultural de los Estados Unidos".

Y las lenguas que se mueren: "Estamos sobrepreocupados por el bienestar de las ballenas, los osos panda y las ranas arbóreas. Pero las culturas están muriendo a una velocidad increíble".

Todo esto en Herzog, el nuevo buen salvaje.

miércoles, junio 06, 2007

Hoguera

A la farsa kafkiana tiende Brian De Palma en su versión de The Bonfire of the Vanities (1990) (transmitida en medio de una lluvia monzónica el miércoles por la noche por Cinemax: el agua ha ahogado un gato con el orin del zinc, oigo que grita--es decir, maulla de manera dramática, y voy a salvarlo en cuanto la película termine).

Melanie Griffith (que había sido la chica elástica de la ventana indiscreta en Body Double) acentuando una improbable erotomanía. Palma, como su maestro Hitchcock, rehuye del cuerpo femenino, lo desnuda, lo muestra en ropa interior, lo hace enigma, en fin, lo estira, lo suspende, pero no lo penetra.

Tom Hanks haciéndose el Hamlet de los yuppies (sin el cinismo de la novela original), pero patético hasta entrar en la victimización poliédrica (después vendría Filadelfia, luego su idiotización, en Forrest Gump, más después su épica del rostro, en Saving Private Ryan).

Bruce Willis, periodista y punto focal, está borracho todo el tiempo.

¿La idea de la chica que ofrece su intimidad al ojo de la fotocopiadora, es de Michael Cristofer el guionista?

sábado, mayo 26, 2007

Fassbinder



"Fassbinder fue una fuerza de la naturaleza con pocos equivalentes en la historia del cine. Su carrera duró apenas trece años, pero en ese lapso filmó 41 películas que, más allá de los desniveles de estilo y calidad, tienen una unidad notable. Muchos directores dejan una filmografía; Fassbinder, como los más grandes, dejó una obra. Pero su singularidad no se agota allí. Fue productor, guionista, fotógrafo, montajista, compositor, director de arte, actor, pero, sobre todo, el jefe de una familia (más que de una empresa) cinematográfica que le permitió también revolucionar el modo de producción y hacer películas por poco dinero y en muy poco tiempo". Continúa nota de Clarín

Fotograma de Miedo devorar alma (Angst essen Seele auf, 1974), melodrama de la vieja alemana compasiva, con hijos racistas (entre ellos, como actor, el propio Fassbinder), que inicia amores con un árabe.

sábado, marzo 17, 2007

Autores abandonados

Del blog de Idelber Avelar, quiero retomar el meme de los autores abandonados, pero a la hora de pensarlo no me aparece ningún autor que yo haya dejado de leer por voluntad propia. Leo poco Rimbaud, Pasolini o Henry Miller, mi triduo de oro en los veinte. Pero no lo llamaría abandono ni alejamiento, o, diría el poeta, cuando me fui no me alejé. Sé que hay autores a los que no volveré, pero lo mismo me recreo en sus ruinas (aquel autor de Papillon, por ejemplo). Sonaría bien, y de moda, decir que dejé de leer a Gabo (nunca corrí a comprar su autobiografía, por ejemplo), pero no es cierto: por momentos extraño ese tiempo en que Gabo sea olvidado por fin para poder leerlo. Una vez dejé de comprar Muerte en Venecia, porque me pareció patético el inicio. Pero no diría que ya no quiero al tío Tom. He dejado de leer a Juan Ramón Jiménez, pero en cualquier momento podría sintonizar de nuevo con su poesía, creo yo. Así que el tal meme no se me pega tan fácil, y me resisto parcialmente.

En cambio, me sale más fácil decir qué músicas he dejado de escuchar, de las que adoraba otrora. Pink Floyd, The Doors, Bob Marley, Queen (sé que me estoy pasando a cuatro, y me hago el comedido porque podrían ser más). En mis veinte estas eran luminarias. Pero los primeros me suenan ahora de un gigantismo innecesario, Morrison ya no es aquel gran "poeta" que yo creía (junto a Giovanna: cuando nos entusiasmaba The End), Marley sufre la inanición de la sobreexposición (y de la apropiación folklórica: una especie de Frida Khalo jamaiquina), y Queen, con todo el respeto que sigo teniendo por Freddy, me entusiasma hasta tener Greates Hits, pero no más.

En cuanto a cineastas, como he sugerido otras veces, me interesan cada vez menos Coppola, Scorsese y Allen.

martes, febrero 27, 2007

Pequeña historia del valor estético

A la memoria no siempre grata de JCU

La Traviata
Antes del “cine del barrio de la humanidad” estuve conminado al Margot, en la ciudad de Matagalpa. Miré ahí casi todo el cine preciado de tal, “estético” y tremebundo. Una noche pusieron la versión filmada de la ópera de Verdi, “La Traviata”, y el cine casi se cae por los gritos del público que furioso y corrompido pudo callar por fin al cinematógrafo pervertido. Para mí, que todo esto quiere confluir en una moraleja sobre los valores estéticos.

Elliott en casa
Y la forma que tiene Elliott de estar en casa, es otra. Tengo todos sus discos, algunos ya dejaron de gustarme, o gravitan, giran, se estrechan mientras vuelven. Me han dejado como tarea memorizar "Tradition and the Individual Talent", pero es imposible. La chica dice que incluso los artefactos de uso sexual (consoladores o toyz) tienen un aura de valor estético (Cf. This is not a Test, track 9). Y que por qué mejor no discutimos el sentido que valor puede tener cuando es adjetivado con esa connotación capitalista-sexual?


El Valle
Reyes pensaba una Grecia Mexicana en el Valle. Esto es un problema postcolonial que consiste en que el sujeto europeo se cuela siempre en vuestras fábulas de identidad. Precisamente, habrá que ceñir “El Valle”, poema de E.M.S., a esa fábula. Si no, no se da cuenta plena de sus significados. Lo metapoético no es sino la rendija por donde entra el Hombre Europeo transfigurado por la estética universal a un escenario marginal. Casi La Traviata cantada en un cine popular.

Media clase
Residencia en la tierra de San Tranquilino, donde las toronjas son más dulces. Me dediqué dos años a preguntarle a la clase media latinoamericana: Y Ud. qué piensa, cuál es el disco de Los Beatles más importante? Siempre ganaba Abbey Road, sobre todo entre sudamericanos. Y yo respiraba tranquilo, pues el universo quedaba de nuevo ordenado según su jerarquía.

Historia reciente
Pasé dos años leyendo a los autobiógrafos centroamericanos. No son ellos menos complicados que los poetas, lo que me hace pensar en la volubilidad de los valores estéticos. ¿Cómo creer en la transfiguración de la mariposa sin saber que la doméstica de Eunice Odio fue despedida? ¿Cómo perorar sobre exteriorismo sin saber que Coronel perdió su padre a los cuatro años, lo que implicó la clausura de una conversación? ¿Cómo no notar que las sirvientas de Cardoza y Aragón empapelaban las paredes con fotos de actores de telenovelas?

New Age
Pero cuando volví al mundo, las librerías estaban compuestas de libros de autoayuda y de “nueva era”. No he hecho desde entonces otra cosa que leer esos libros para saber respirar, para reparar el futuro, orgasmizar el presente, seducir al crepúsculo, retornar a la serena intrascendencia de la estrella de mar. Me siento casi como un poeta puro.

jueves, febrero 22, 2007

APOLO 13 (Ron Howard, 1995)

Una crítica anacrónica

“La tierra es un satélite de la luna”. Leonel Rugama

El programa espacial de la NASA es criticable por muchas razones. ¿Por qué exportar al espacio el sentido de propiedad, el nacionalismo, el racionalismo, la basura y los límites culturales de la clase media? Por supuesto, la pregunta es retórica dos veces.

1.) Porque la carrera espacial no estaba basada en una presencia real de la clase media. Si no que la clase media y sus valores, funciona aquí como artefacto ideológico básico, de los reducidos grupos de poder que pudieron llevar a cabo semejante disparate llamado carrera espacial. (Disparate que, se dirá, ha dejado algunas importantes conquistas científicas. Bien puede ser.)

2) Porque la película de Howard pretende ser tomada bajo esos principios “nacionales” de la clase media y del show televisivo; la historización barata que no elude el historicismo dogmático; el nacionalismo estadounidense que quiere ser tomado como “lo humano universal”. Esta película posee, en efecto, un dogmático sentido de “realismo capitalista” (de ahí las lecturas denotativas, al estilo de la de Roger Ebert, sobre la gran hazaña que fue la carrera espacial,), y glorifica esas operaciones, con tonos de drama familiar nacional.

Tom Hanks era, por aquella época (los 90s) el icono de la fortuna heroica del capitalismo triunfante. Después engordó.

viernes, octubre 13, 2006

Demonio Meridiano I

“I said that time may change me
But I can't trace time” David Bowie

Hace 20 años llegué a la Universidad. Venía, casi literalmente, del cine. En realidad de cumplir el Servicio Militar, pero en ambiente urbano (así que el de Arcadia todas las noches era mi oficio verdadero). Entre el oscuro julio de 1986 y el luminoso (vamos a ponerlo así) febrero de 1987, no hice otra cosa que escuchar jazz en alta noche (sí, Radio Sandino programaba jazz, aunque Ud. no lo crea) y leer cuentos de Mario Benedetti (Todos los cuentos, Editorial Casa de las Américas; años después en La Habana Vieja, buscaba esa colección de Casa en los libros usados de la Librería Cervantes, frente a la Moderna Poesía—son las callecitas esas que aparecen de manera casi folklórica en Buenavista Social Club).

Recuerdo que Madonna recién había sacado True Blue, que Janet Jackson estaba en su apogeo (es mentira, como dijo la poetisa, que sólo escucháramos a Silvio) y que en horas de mediodía, con Radio Güegüense de fondo—más o menos por octubre—leí por vez primera de manera casi metódica, con notas y hermenéutica, la poesía de Mejía Sánchez. (Tendría que hacer varios diagramas de la casa que habitaba por entonces, pero sería dificultoso en este momento para el objetivo que persigo.)

Digo, pues, que llegué a la Universidad, nomás al salir del cine. Esta entrada y salida del cine amerita una nota más extensa. Sólo nombro algunas de las películas que miré en el cine (no video, y estábamos muy lejos del dvd) por esos años, películas que me impresionaron: El tambor de hojalata, versión de Schlöndorff (muy probablemente en el teatro Margot de Matagalpa) (después de conocer esa película, me ha dejado frío el escándalo de los medios en torno a ciertas declaraciones de Grass), La noche de San Lorenzo de los hermanos Taviani, Los amantes de María de Konchalovsky, con gran enamoramiento de Natassja Kinsky; del mismo, en un ciclo de cine soviético, Siberiada. De Klimov, Ve y Mira. Creo que todo culminó con un ciclo de la época mexicana de Buñuel. La revolución—que había comenzado en la maquina de escribir de mi padre—terminó en el cine.

Todos estos relatos de la modernidad acabaron formando la piel con la que ingresé a la universidad. Por entonces sí pude quizá haber sido llamado joven, sin ironía. En 1987, todavía había resonancias de grandeza en la Universidad, y me entregué de nuevo a los relatos. Mis guías fueron la novela Dr. Faustus de Thomas Mann, y Madame Bovary de Flaubert. Recuerdo la sorpresa con que descubrí que la novela de Mann que yo había leído con subrayados excesivos no era sino una biografía disfrazada de Friedrich.

Por su parte, Madame Bovary es el mejor recetario en contra del romanticismo. (Antes había sido fan de La Cartuja de Parma, por eso ese valor correctivo de Flaubert.)

A penas tres o cuatro años después de tales inicios, estábamos algunos en aguas de la “postmodernidad”: aguas estancadas, densas y oscuras, como si Michael Stipe cantara con nosotros: “trataré de no respirar” o “nadar nocturno/ se merece una noche callada…”

La postmodernidad se me parece al socialismo, o más bien, a lo que fue el andamiaje burocrático del socialismo real: es la tecnificación de una grandeza prestada a la modernidad. Lo dice quizá Lyotard en alguna parte, o como mis viejos compañeros, estoy yo también a punto de ponerme a balbucear.

viernes, septiembre 01, 2006

De los “héroes agachados” hollywoodenses

Es particularmente notable que una anotación de Wikipedia en español esté muy bien informada. Sucede así con la entrada sobre Rocky, la película que en 1976 dirigiera John Avildsen, fuera aclamada por la crítica, consagrara a Stallone y provocara una serie de secuelas cada vez más conservadoras.
Wikipedia nos informa que “el famoso final dramático de la película no era el original y fue uno de los pocos cambios que Stallone le hizo a su guión”. En este final, Rocky, luego de haber demostrado su bravura, clama a gritos por su esposa. Todo el sentido de la vida parece residir en un close-up de ambos abrazados. No se podía advertir entonces, pero aquí estaba la semilla de la paranoia familiar de Atracción fatal.
De 1976 a 1980 (éste último, año en que Reagan gana las elecciones, y en que es asesinado John Lennon) una forma cultural conservadora se asienta en el cine hollywoodense. Rocky es el héroe de la mediocridad que ve todo a ras del suelo, y cuya épica sólo sirve para demostrarse la razón de su propio mundo. Es como puede ser conceptualizado un héroe “de abajo” en condiciones “de arriba” (el Campeonato del Mundo, Hollywood).
Junto con Saturday Nigh Fever (héroe de la clase baja en busca de brillo artístico: y John Travolta tiene un poster de Rocky en su aposento!) clasificaría Rocky como una película intolerable, y cuya lógica íntima es intolerante (el “héroe agachado”—el término lo aplica Bartra a la ideología de lo mexicano—sólo sabe demostrar la razón de su vida a puñetazos). Pero, claro, quedaría por analizar de manera detallada en qué sentido y por qué práctica concreta un producto cultural se vuelve intolerable, y esconde una lógica intolerante (que después se revela, pues Rocky se transforma en Rambo, ya en plena época reaganiana).
Quizá es intolerable mucho de la época, los años 1970s. Quizá la sensibilidad ha variado mucho, y en estos momentos la de aquella época se encuentra de baja. (En cambio, había en aquel momento mucha música que estaba a la izquierda: es la época de oro de Aretha Franklin, Stevie Wonder y P-Funk). Pienso, por ejemplo, en Coppolla, Scorsese y Allen como directores sobreestimados. Y, nótese que cada uno corresponde a un héroe mediocre: Coppolla, Michael Corleone. Scorsese, Travis, y, por supuesto, el Toro Salvaje (quien también boxea). Allen, su propio neurótico de Manhattan.
La difusión de ese tipo de mediocridad heroica es mucho más amplia. Tampoco la mediocridad heroica está relacionada directamente con la clase media baja únicamente. Corleone es mafioso; Allen y sus personajes de la clase media alta.
Dustin Hoffman, desde varios ángulos políticos y sociales, interpretó esta épica muchas veces, por ejemplo en el melodrama Kramer versus Kramer
en donde quedaba abandonado, junto con un hijo de 7 años, por su funesta esposa (Meryl Streep), a quien después la Ley ordenaba el resguardo del niño. Según declaró Streep en una entrevista, Hoffman se tomó tan en serio su papel que el primer día de trabajo le pegó de verdad. Y ese suceso marcó todo el desarrollo del rodaje.
En cierto sentido Kramer también era un boxeador.

Por cierto, una nueva secuela de Rocky saldrá en 2007.

No todos los héroes agachados resultan reaccionarios, pero hay una tendencia hacia el conservatismo en ellos—la marca de Hollywood—. Ver, por ejemplo, mi crítica de Billy Elliot en donde aparecen estas contradicciones traducidas a la época de la Sra. Tatcher.

Allá lejos en San Tranquilino, recibíamos la clase del profesor Fraga con todas estas películas de los 70s. Se añadían The Deer Hunter, Carrie, etc. etc. Cuando platicábamos hasta muy noche, Giovanna siempre recomendaba aprovechar la clase del profesor Fraga para dormir.