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miércoles, junio 10, 2015

De lo monacal

En España existe un Premio de Poesía "Reina Sofía". Es en serio.

La disonancia entre Reina y arte literario, entre Corte y república de letras, entre Nobleza y prometeos modernos (los poetas), es, por lo menos, significativa. (Pero en España todos los premios honran a la Corte? Hay premios príncipe y princesa de Asturias! Y en un país que podría preciarse de Góngoras, Quevedos y Lorcas.)

(Qué sería de un republicano modernista como Vargas Vila caso de que hubiese ganado un premio como este? Lo protestaría?)

Hace algunos años cuando Ernesto Cardenal recibió el Premio "Reina Sofía" (sic) la disonancia fue, si cabe, más acentuada. Un gran poeta comunista en el dominio de la dialéctica cortesana.(No se trata, por supuesto, del merecimiento de Cardenal, sino del nombre del Premio.)

En el reciente encuentro Centroamérica Cuenta realizado en Nicaragua (encuentro de narradores, libreros, editores y embajadores), ocurrió otra interesante disonancia. El encuentro saluda a Cardenal por sus 90 años (ya este blog hizo el homenaje respectivo).  Pero a la vez  homenajea a Charlie Hebdo (y en este blog no somos Chalie) y con ello la libertad de expresión. (Son recientes todavía las disidencias dentro del Pen Club, precisamente, por un "premio a la libertad de expresión" para Charlie Hebdo. Disidencias que no afloraron en el encuentro de Managua. Pero ¿no es el caso que todas las disidencias en Nicaragua son tardías y extemporáneas?)

Si algo se puede decir de Cardenal es que seguramente no cree en una entelequia abstracta de la libertad de expresión, al menos no como se ha absolutizado a partir del caso Charlie Hebdo. Busco un ejemplo en sus Memorias. Cardenal no se arrepiente de la censura sandinista al diario de derecha La Prensa durante los años 80. (Leer al respecto La revolución perdida).

De hecho, con todo y que en este caso Cardenal lleva la razón, se podría acotar que su visión del mundo es mucho más "medieval" o "primitiva" si se quiere que el blando y superficial republicanismo a la Charlie Hebdo. Véase si no, la entrevista que  Berna González hace a Cardenal en El País, y en la que el poeta junta (o quiere juntar tercamente) ciencia, política y religión.

La misma Berna González había informado, en su reporte sobre Centroamérica cuenta, que Cardenal estaba  "condenado al ostracismo como aquellos que fueron sandinistas y abandonaron sus filas". Esa media verdad desentiende el hecho que Cardenal asume lo monacal en medio del vendabal moderno, y que esa es en parte su distinción (ave Bourdieu) con respecto al resto. (Su poesía monacal, es suya en él. Tantos pajes y esclavos que se desperdiciaron en el exteriorismo!)

Asimismo, es notable la duda que Cardenal instala con respecto a cadenas de habla como la entrevista, y en la propia entrevista aludida:
Ya la entrevista se está haciendo muy larga y voy a empezar a decir tonterías.
Le doy una interpretación alegórica a esta cita. No es sólo aquella entrevista la que se alarga y desvaría. Es toda la poética exteriorista de Cardenal la que trastabilla.






jueves, marzo 05, 2015

Pavel, pelumbre, gimnasia

Es fácil. Escoja aquellos intelectuales que Ud. no quisiera ser.

Claro hablamos de intelectuales nacionales. Mientras más ecuestres y equinos peor.

El artero calculador. El güegüense que le baila. Todo dariano que haya estado

En el centenario (1967). Aquel que dice que el campesino habla como los pájaros.

Todos los lamentables hijos de

Su casa.

Ud. se preguntará: y la técnica? cómo hago yo?

Pero eso son fuerzas productivas.

Lo fundamental (la Gran Sombra que Ud. juzgará) es el Fantasma de la Boina.

Déjese de la Gran Pendejada de las Generaciones. Cuando los jóvenes recapitulan

Sobre las mismas figuras (en aquella hora de los serviles)

Sea fiel a su deseo.

domingo, febrero 22, 2015

Márgenes recorridos

Subo una copia en pdf, vía Scribd, de mis Márgenes. Por fin logré vencer al escaner que me había entorpecido el trabajo varias veces. (Se verá que la copia no es perfecta, aunque legible, y me refiero a la tipografía y no a la prosa necesariamente.)

Este libro es hijo del Seminario de literatura centroamericana que iniciaron en los 1990s Franz Galich y Bárbara Dröscher, y que luego dirigió Werner Mackebach. Hijo, digamos, con defectos propios. Además, como proyecto de libro fue acogido por Margarita Vannini, directora del IHNCA. Por último, revisado para publicarse cuando yo estudiaba ya en la Universidad de Pittsburgh.

Si tuviera que reescribirlo, quitaría gran parte de las comillas que, creo yo, abruman al libro. ¿Por qué las necesité entonces? ¿Quizá para dar énfasis a tantos distanciamientos?

Si tuviera que reeditarlo, simplemente agregaría varios otros ensayos acumulados. Así me mantendría dentro de la lógica de los Márgenes, buscando su invocación primaria. Aunque el destino de la reedición no favorece historicamente al libro centroamericano.

Como digo, tiene ya 20 años el impulso inicial de estos ensayos. Aunque se podría decir que el ambiente de discusión intelectual no era favorable en Nicaragua (nunca lo es), creo que estábamos llenos de deseos de contradecir y criticar. (Voy del singular al plural, porque siempre en estos casos hay más de uno. Lo mismo pasaba con el grupo literario 400 elefantes.)

No creo que se pueda hacer un balance a esta altura. (Realmente aportaron algo estos intentos?)  En todo caso el balance es la dispersión.

Pero eso, he tenido que aprenderlo, tampoco es novedoso en Centroamérica. (Otros países centroamericanos--El Salvador o Costa Rica--me parecen más abiertos al debate que Nicaragua, en donde todo tiende a convertirse en carnaval dirigido desde arriba.)

Quizá un elemento parcialmente superficial es la adquisición de las retóricas posmodernas y poscoloniales que se deja ver en este tipo de ensayos. Pero digo que es superficial (no caí por suerte en el Nirvana posmo de algunos otros) porque el fondo estaba bien asido de la historia, o del deseo de historia.

En la página del índice califiqué al estilo gringo (de A+ a B-) los ensayos. La calificación me sigue pareciendo justa.