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domingo, octubre 16, 2016

Saber quién es uno

para leerse con énfasis radiofónico

Llegamos al día de la muerte de Prince, y yo pensaba en mi biblioteca separada, soldada en el recuerdo, particular y condensada, como Nube del Trópico que pasa, como aviones sobre la escuela, que ven por separado una sola topografía de llanura milimétrica. Turistas españoles entrando en la humedad de La Habana, y un sola revista esperando en la infinita paciencia del tiempo.

Llegamos al día de la muerte de Bowie, y un hombre golpeaba de manera despiadada a un viejo (el viejo estaba borracho y no se defendía) La calle era Líbano, al sur de Ñuñoa, más allá de la rotonda Araya. Yo corría sobre la pista de las bicicletas y era el amanecer del domingo.

Llegamos al día de la muerte de Lennon y yo estaba escuchando Radio Sandino y el locutor dijo que habían disparado. La escena recordaba el cine de los 70s, hasta un poco antes de la irrupción manierista de Martin Scorsese. El patrimonio Kodak era nuestra subconsciencia. Años después tuve que ir a la Mansión gótica a ver el escenario del crimen. Me alejé por Central Park como quien se desangra.

martes, agosto 30, 2016

Yo no sé qué me pasó

Una de mis canciones favoritas, de entre tantas de Juan Gabriel, es "Yo no sé qué me pasó".

Me gusta su parentela con "Starting Over" de John Lennon (una progresión de acordes que, por el lado del pop anglo, se remonta a Roy Orbison, y sin duda mucho más atrás).

Además, su claridad melódica remite a lo mejor del bolero, a  los grandes "standars" Tip Pan Alley,  y el uso de algunos acordes en séptimas me recuerda algo de Stevie Wonder (cierta conexión Motown, o quizá con la nueva trova cubana).

Todo esto me dice que Juan Gabriel tenía una sensibilidad artística extraordinaria y plural. Era un transculturador.

("Yo no sé qué me pasó" aparece en el que quizá sea el mejor álbum de estudio de Juan Gabriel: Pensamientos, de 1986.)

Por otra parte, la letra de "Yo no sé qué me pasó" plantea el recurrido caso melodramático de la traición amorosa (el tema de Juan Gabriel), y la queja del despechado. Pero el motivo está atemperado por una elipsis significativa: la víctima parece victimario; el dañado casi calla el daño en la reflexión universal ("para acabar con las traiciones").

Durante los años 1980s Carlos Monsivais enseñó una forma de escuchar y ver a Juan Gabriel. El riesgo de su acercamiento es un cierto aire "camp". Verlo desde arriba, en fin, como un espectáculo de los de abajo.

Pero no hay arriba/abajo en las epifanías: Juan Gabriel habrá traído epifanías profanas a las multitudes que son también epifanías personales.


viernes, abril 22, 2016

Quién? Prince?

"Quién? Prince? Ese flacucho cogemadre con la Voz Alta?"

Hubiera querido que Prince envejeciera como blusero o rocanrolero del estilo de Chuck Berry o Little Richard, tocando para pocos y medio olvidado por la industria (y casi secretamente fundamental). Por desgracia no ha sido así. (Entre tantos estilos y modos que frecuentó con acierto, el del blues resulta notable: "God", "Joy in repetition", "Purple rain" no ocultan aquella fuente madre.)

Si bien en los últimos años parecía haber refinado las capacidades bluseras de su guitarra, su rango de creatividad en los diferentes estilos seguía intacto. Era, sin embargo, difícil seguirle el paso (como siempre). La prisa en él era la multiplicidad. Mentalmente quise ordenar muchas veces en qué estilos resultaba imprescindible Prince. Llegaba a listas en hipotético orden de intensidad,como la siguiente:
1. Funk
2.Soul
3.Pop
4. Blues
5. Rock
6. Jazz

Aunque casi siempre estos estilos aparecían mezclados y marcados por lo que en el lenguaje culturalista se llama "crossover": el intento (el deseo) de ampliar la exclusividad de un público y de un género. Fue Ray Charles quizá el primero, entre los grandes múiscos afroamericanos en señalar ese derrotero impuro.

La profunda conciencia de estos entrecruces llevó a Prince a ser un gran fundador de bandas. Las más famosas "The revolution", durante la era Purple Rain, y la "New Power Generation" (iniciando la gran época de  fines de los 80s e inicios de los 90s). Prince tomó del funk lo que se puede llamar performatividad democrática, como puede verse en el excelente filme Sign´O´the Times, en donde llega al colmo la integralidad de la banda, la participación, se podría decir, ampliada del grupo, la distribución de tareas y acentos. Más cercano en ese sentido a las actuaciones de las bandas de salsa (y cuando digo esto pienso en Los Van Van y en Juan Formell) que de las del populismo narcisista del rock heavy metal.

Del funk (y del blues) tomó también Prince la preferencia por la mala palabra y la escenficación de lo sexual, en canciones y escenarios. Pero, como en otros casos, lo prodigó e hizo variar: orgasmos dentro canciones ("Do me, baby"), casos de poliamor y ambigüedad genérica ("If I was your girlfriend"), misticismo erótico (el álbum "Lovesexy"). En los últimos años, debido quizá a su fe como testigo de Jehová, disminuyó ese lenguaje directo. Aunque, no se puede dejar de mencionar que ese arrebato religioso también tuvo buenos resultados artísticos (el álbum "Rainbow children", por ejemplo).

 En cierto sentido, Prince fue también lo mejor que le pasó al rock en español. Su estilo de producción y su actitud marcó al Charly García de los 1980s, y herederos. De forma directa o indirecta, pues todos fuimos influenciados por aquel hombre multiinstrumentista de Minnesota.

El gran sentido autoirónico de Prince es notable. Como aquella canción en que hace como que se pregunta a sí mismo por Prince: "Quíén? Prince? Ese flacucho cogemadre con la  Voz Alta?" Quizá estaba orgulloso más que nada de su falsetto (ver su cover de "Betcha by Golly Wow"), en la alta tradición de Smokey Robinson.

Como notaron los fans, la canción "Algunas veces cae nieve en abril" adquirió un sentido profético. Prince es aquel amigo remoto que muere al entrar la primavera.

viernes, diciembre 25, 2015

La música inmaterial

Según Deezer los álbumes que más escuché este año fueron:
  1. Alfred Brendel. Beethoven Complete Piano Sonatas.
  2. Luis Alberto Spinetta. Sí o sí. Diario del rock argentino. Spinetta.
  3. Van Morrison. The Essential Van Morrison.
  4. Daniel Barenboim. Beethoven Complete Piano Sonatas.
  5. Frank Sinatra. The Capitol Collection Volume One.
  6. Brodsky Quartet. Shostakovich: String Quartets 1-15 (Complete).
  7. Chico Buarque. Carioca.
  8. Pablo Milanés. Canciones de amor y desamor (hoy y siempre).
  9. Madonna. The Immaculate Collection.
  10. Brodsky Quartet, Christian Blackshaw. Shostakovich: Chamber Music.

(Deezer no me ha dicho qué es lo que más escuché en el año. Pero como comencé a escuchar música en Deezer este año, me resulta fácil tomar la lista histórica como anual.)

La década pasada reuní una colección algo considerable de CDs.  Investigación heterogénea en el jazz, el funk, el hip-hop, la samba o tropicalia en general (y muy poca música de la llamada clásica o académica). Aspiración a colecciones completas de algunos autores (siempre incompletos: Dylan, Aretha, Prince, particularmente los Stones).

Como he dicho otras veces esos discos quedaron en el exilio.

En esta década triunfó la música por streaming. Tendría que decir que resulta problemática su inmaterialidad. La ausencia de notas que informen sobre la música. La falta de datos: fechas, intérpretes, versiones. Comprendo la pasión que desata otra vez el disco de vinil (pasión o coleccionismo que todo es lo mismo). La incomodidad de las computadoras es notable: que se comprendan a sí mismas como depositarias del Todo (el texto, la música, la información, las interpretaciones) es su pecado originario. Siempre habrá que separar e investigar.

Recuerdo lo que cuenta Buñuel en su autobiografía. La expectativa de cuando una orquesta iba a llegar a dar un concierto a la ciudad. La preparación escuchando versiones en disco. La emoción de ver realizada la música en el concierto. Ese tránsito (expectativa, preparación, emoción) es  anulado por el streaming. Todo está ya servido cuando no masticado.

(Si es que uno se atiene a la lógica del mercado. Reconozco que existe la posibilidad que el oyente desarrolle otra lógica y otro sentido.)

Deezer, pues, me ofrece una lista de los álbumes que escuché más. Su lógica es, por supuesto, cuantitativa. Y quizá deba agregar algunos datos que complejicen la escogencia:
  1. La forma “álbum” parece estar de baja en la lógica del streaming. La forma “álbum” recibió beneficios del auge del jazz y el rock entre los 40s y 70s., y se articulaba con una lógica vanguardista e histórica.  Pero, vista la organización en streaming, no es una forma que importe mucho ahora. Aunque “volver a la forma “álbum”" debe forma parte del sentido que imponen las (algunas) audiencias.
  2. Como se ve los álbumes “que más escuché” en Deezer no son álbumes como tales sino colecciones. Exceptuando quizá a Chico Buarque, Carioca.
  3. Aún así, hay en la lista colecciones que tienen un sentido histórico muy definido; caso de las reuniones de Sinatra, Shostakovich o Beethoven. (Las sonatas tocadas por Brendel y por Barenboim dan para comparaciones muy didácticas. O eso creo.)
  4. Quizá la colección más decepcionante desde el punto de vista conceptual sea la de Milanés. ¿Desde cuando amor y desamor son conceptos orientadores de algo? ¿Una colección despolitizada? Hay ahí quizá algo oportunista y perturbador. (Oportunista, por supuesto, no por parte del artista, sino de quien compila la obra con esos criterios.)
  5. La colección de Spinetta, la de Morrison y la de Madonna tienen mucha mejor definición histórica. De Spinetta me gusta su alto concepto democrático (su imaginación musical es comunitaria; sus metáforas aluden a la composición horizontal de bosques y jardines: “todos las hojas son del viento”, “jardín de gentes”, etc.). Al menos la primera parte de la colección de Van Morrison es un continuo de grandes canciones de amor. Mejor compositor de canciones de amor que McCartney, por ejemplo, con más raíz, verdad y carisma. (Además, sé de mejor manera qué escogencia hicieron los compiladores sobres sus  primeros álbumes en solitario: Astral Weeks, Moondance.)
  6. Por otra parte, de Shostakovich me atrae, en particular (y esto no es ninguna originalidad), la relación entre vanguardia y comunismo (o estalinismo). Escuchar en este caso es, sobre todo, un interrogatorio.

El streaming es, como se sabe, algo abiertamente fragmentario. De ahí que deba mencionar también algunos álbumes que me llegaron por el lado de iTunes. Ordenados por fecha serían:
  1. Lila Downs. Balas y chocolate.
  2. Berliner Philharmoniker, Hans Werner Henze & London Symphony Orchestra. Symphonies 1-6 (1996)
  3. Talking Heads. Popular Favorites 1976-1992: Sand in the Vaseline.
  4. Prince.  Sing ´O the Times.
  5. Wussy. Wussy.
(Henze casi por las mismas razones de Shostakovich. Un músico académico comprometido con la izquierda, y cuya búsqueda músical no se separa de su política. Prince, porque nunca tuve el álbum de verdad, sino copias en los gloriosos y pasados días del CD. Aunque tenerlo en estado inmaterial es tenerlo? Talking Heads y Wussy como parte de la investigación. A Lila Downs la vimos en vivo, en Santiago, en agosto. En este caso existe de forma más definida la concepción de álbum; con la temática de la muerte en sentido cultural.)

Para complejizar la fragmentariedad habría que agregar canales de Youtube, que son otra forma de escuchar música (incluso álbumes completos), y que son también grandes instrumentos de aprendizaje.

sábado, agosto 23, 2014

Lejos

También llovía fuerte en todo el valle.

Horizontes verdes. Leí en el camino unas pocas páginas de El mundo es ancho y ajeno.

Pero la mayor parte del tiempo lo dediqué a escuchar música. Comencé con un disco, único, de Los Beatles que está en mi teléfono (Beatles for sale). A pesar de mi escepticismo me entretuvo mucho la creatividad de Lennon, como cantante y arreglista.

Trataba de escuchar las líneas melódicas de las voces, y es difícil con ese aparatito chocho. Puse canciones de Dylan y eso sí que fue cosa personal. "Lay Lady Lay", por ejemplo. Dylan me parece muy superior a Los Beatles.

También se trataba de que estaba en un estado emocional particular y había líneas que me conmovían, incluso hasta las lágrimas como siempre me sucede en los viajes en bus que me elevan a un estado seudomístico, siempre y cuando el bus esté suficientemente aseado y el olor a orines característico de Ticabus no me golpee en la frente.

Siempre y cuando el volumen de la programación en video de películas sonsas no sea escandaloso. 

Aparte de lágrimas verdaderas en mi selección musical había también algo de oropel sentimental. Por ejemplo, The Winner Takes It All de Abba que a su manera es espléndida. Pero Dylan era la cumbre. 

Al final del largo viaje también Prince era la cumbre: oropel y lágrima, por ejemplo su celebrada (por mí) versión de Betcha By Golly Wow. REM, Murmur, era también la cumbre. Incluso escuché mis propias versiones de canciones cantadas con la guitarra y había versos que me conmovían.

Por ejemplo: "les dirás que me fui lejos". En efecto, me fui lejos.

Otras partes del cerebro maquinaban tonterías: horas de masturbación o de enfermedad o de sexo o de escritura o de enseñanza o de viajes en avión o de fantasmas.

"Lay Lady Lay" era la canción más personal. Biográfica.

Lo mismo la chica de la costa del río rojo.

martes, septiembre 03, 2013

Dentro de Astral Weeks

Reside el verano de 2002, los pescados, las frutas, los aceites

las flores y el sol del Strip District. Viven como excrecencias subjetivas

silabeo y duelo, cuerpos externos que se acomodan

uno dentro del otro y del otro. Existen

de mañana, ocultos en hortalizas y puentes y forestas.

Había pasado por este disco en esta vida

la vía soleada de Penn Av. Todo el tiempo

hablábamos de instalar cosas, el aparato de TV más simple

el canon de lo álbumes, las formas de llorar

y las fronteras (una niña de trapecio, un heliotropo mental)

Ud. sabe me preguntó el muchacho dónde queda

La antigua estación de trenes? Era de tardecita

Y yo llegaba atlántico moro cardo

No lo sabía y apuntaba en el cuaderno

Una borradura y otra.




viernes, septiembre 28, 2012

AM

Una vez encontré en la radio la Amplitud Modulada en el tiempo de la ruina. Sería un verano del 2003, y estaba en el recoveco, ghetto o declive de los rusos, detrás de Forward Avenue, No Man´s Land.

Cercano el mediodía, un filo de sol en la diminuta cocina, y había abierto así la ruina. Andy Williams cantaba Moon River como si fueran los 60s, o antes. El locutor iba a decir algo a la ama de casa, a anunciar un jabón. La estática era la estética. Afinaba mi percepción como nunca, como lunas que pasaban, aislaban el sitio en noches prolongadas. Lo doméstico era lo creado.

Saben que el que se va va llenando los huecos, titulándolos, se detiene moroso un rato largo hasta que zás la estática cortada, dice el poeta, por un rayo. Y todo se recubre, el sol es el filo, la nube es la potencia: la multiplicación. El locutor iba a decir: el jabón y la desaparición. Los días de radio.

Extraño que todo viva en el tiempo. Que la cara del pasado tenga esta textura que ahora escondo.


viernes, septiembre 30, 2011

Diamonds are Forever

La taxonomía mítica del sandinismo está por escribirse. Es una novela. Pero sólo un sujeto en exacta actitud secular podría estructurarla.

En algunos insomnios en que logro separar cuerpo de historia, veo atisbos. Pero al no pasar de fantasmas, protoplasmas, acaeceres desvanecidos, acabo rechazándolos.

Algunos jóvenes entregados al oficio entusiasmado del servilismo. Algunos viejos que han descubierto como filosofía variantes new age de la Guerra de la Galaxias. Algunos secretarios de edad indefinida que balbucean ideología. Todos ellos ven lo mismo que yo y tienen el mismo impedimento: no pueden escribirlo.

Anoche tuve revelación. La taxonomía del sandinismo pasa por los míticos, los arruinados y los brillantes. Sobre los brillantes habría que escribir prolongado. (Ver el Mashup que pongo más abajo).

En ocasión de elecciones los brillantes se sienten en el deber de mostrar la autoridad de su voto.

Destituyamos patrañas: 1)la comunalidad sandinista no implicó nunca (ni en los Tiempos más Éticos) horizontalidad; 2)de haber sido asi habría sido una historicista comunidad postmoderna; 3)operando dentro de la desigualdad moderna, tampoco podía traer automáticamente democracia ni en 1984 ni en 1990 (afirmar lo contrario es ir contra el espíritu utópico del término).

Todos (míticos, brillantes y arruinados) se ven en la obligación de destacar democráticamente que su voto no es igual al de la masa, que vale más: por razones de una comandancia (mítica), una operación (de pensamiento), una teología (de lo que Morales llamó Izquierda Divina), o una clase (la dirigente más allá de la ideología).

En un reciente, rutinario y coyuntural artículo que habla por la voz de los y las brillantes, Gioconda Belli respalda la candidatura de Fabio Gadea a la presidencia. El texto es histriónico: Belli encarna (o pretende encarnar) un Ente preocupado por la Decisión. Hace un Balance Objetivo, destacando la habilidad de Gadea para representar (vía Pancho Madrigal) al Campesino Nicaragüense. Estamos ante el Candidato de la Empatía.

Belli deja colonizar su texto por el hábito binario de la publicidad (¿Coca-Cola o Pepsi?) para terminar optando por la Abstracción, el Símbolo Vacío en que el costumbrismo desplaza la contradicción.

Dentro de la taxonomía del sandinismo, son los brillantes los que requieren este tipo de operación ideológica para justificar y expresar, en relación simbólica, una voluntad de poder. Lo constante y sonante del poder los sigue atrayendo como si fueran unos políticos comunes y corrientes más. Pero deben disimularlo discursivamente.

Desafortunadamente tal voluntad de poder en un ambiente intelectual empobrecido no deja penetrar demasiada complejidad estructural. Para el caso del texto de Belli, en tanto el Campesino esté representado por Fabio Gadea (mientras la estructura de poder esté en su lugar), podremos ver de forma encantada (y frívola) cualquier historia de opresión.

Al someter la elaboración intelectual al devenir estereotipado de las elecciones, es decir, del consumo de candidatos, de la binariedad superficial, se encasillan las posibilidades (¿el deber intelectual?) de pensar.


(Mashup)

1. Shirley Bassey interpreta Diamonds are Forever





2. Sergio Ramírez habla de la gente brillante

Cuando uno recuerda ese gobierno de 1979 aparecen su nombre y los de Gioconda Belli, Ernesto Cardenal y un conglomerado de personalidades que han roto con el fsln. ¿Qué fue lo que pasó?

—Fuera de toda la gente brillante que tuvo aquel gobierno, como el jesuita Cardenal, que dirigió la cruzada de alfabetización, o Carlos Tunnermann, ministro de Educación, gente creativa que tenía la idea de un proyecto de cambio y transformación revolucionaria en el país ya no está más y se pronunció incluso en contra del régimen. Fueron reemplazados en los cargos principales por operadores anónimos. Los originales, los revolucionarios y creativos se fueron. Y a este gobierno no le interesa tener gente de esa clase. Especialmente porque son un desafío para la actual gestión y hacen peligrar el poder de Ortega.

resto de la entrevista aquí

lunes, febrero 15, 2010

Salí de Nicaragua




Hice el intento de echar los discos. Probé uno de los bolsos. Imposible, se rompía.

Hallé el ángulo interesante: yo era un coleccionista, como Benjamin. Podía iniciar un artículo diciendo: “Estoy ordenando mis discos. De verdad”

Cada disco una piel, un morado, una condición médica.

El disco de Rubén Blades que compré en Puerto Rico. El de Dylan que compré en Montreal.

Los de Van Morrison atrapados en el recuerdo junto a los pescados del Strip District.

Pero tenía que apurarme. Ya era la noche anterior al viaje. Malditas despedidas.

Ya casi que me hería el hielo de la madrugada que se colaba por la ventanilla del taxi.

jueves, diciembre 17, 2009

Micropolítica

No te he hablado de los cantantes de micro, y paso ahora a hacerlo, antes que cante el gallo.

Venía del hospital Salvador de traer mi radiografía y había uno que era virtuoso en Leo Dan. La voz no era especial, era más bien blanda y demasiado aguda. El pulso de la guitarra era decente no más. Pero con la salvedad que era un instrumento pobre, chillante. Así que eso podía sin duda ser mejorado.

Su verdadero talento era la propiedad con que se pegaba a las notas y los giros: la medida en general. Puntos que yo jamás alcanzaría: asimilación y oído. Pasó de Cómo te extraño mi amor por qué será, a Mary es mi amor, sólo con ella vivo la felicidad, y terminó—antes que yo me bajara del bus—con Si no puedo ser el dueño yo, nunca podrás olvidarme.

Los sábados hay más cantantes folklóricos. Jóvenes que están más seguros de la política de la canción, que llevan de paseo a Víctor Jara, el desenterrado. Yo que tiemblo cada vez que paso cerca del Estadio, y me vuelvo animal político cuando lo escucho, no puedo menos que reaccionar. Pero, claro, hay de pronto las mujeres maduras que cantan timbradamente, sin instrumento, canciones que llevan siempre flores en alguna parte. Aspiraré en el aire aquel olor a rosas. Cuando tú te hayas ido, amor, me envolverán las sombras.

Un día de estos era un fanático de José Luis Perales que marcaba muy mal la guitarra. No era virtuoso más que en su memoria de cada verso. Recordá que bajo ninguna circunstancia podés apartar la necesidad de estos casos. Poné la libertad en el lugar que querrás pero aquí la necesidad es el eje: inconsciente político o como querrás llamarlo.

Cantó Cómo es él, en qué lugar se enamoró de ti, y yo hacía de aguafiestas mental recordando la parodia que hacía un compañero del Servicio Militar: y cómo es el? señal obscena indicando el tamaño superlativo del miembro viril del amante por el que la mujer había dejado a Perales. A qué dedica el tiempo libre? respuesta entusiasmada: a practicar el verbo ese tan obsceno here, there and everywhere. Después el hombre entró en los vericuetos humanistas del español: las cosas líricas que lo hacían cantar: los ríos, los hombres, la soledad.

Me acordé de unos niños que cantaban en la parada frente a la UCA, un niño de vocecita a lo Pedrito Fernández que cuando entonaba La hija de nadie, disimulaba al decir Yo también soy la hija de nadie. Claro, él era el hijo de nadie. Pero cómo hacer la cesura para introducir la política?

No creo que tampoco el público notara aquella tensión. Los públicos, en estos casos, somos algo ajeno e indiferente.

martes, diciembre 15, 2009

Isolation

Escuchando el mejor disco de los Beatles: Plastic Ono Band
Escribo varios mensajes a María con el encabezado Isolation
Estoy en el giro heterogéneo interno Aladdin Sane beyond
Camino Irarrázaval abajo valorando cosas que diré

En la siesta de la tarde sueño que alguien pasa su mano por mi cara
Es el sueño ejemplar, me pregunto, o un vacío que corre por la tarde quieta
Pero no salgo del sueño ni de la pregunta porque el sueño me acerca
A un cuerpo que no veo en total pero que identifico

Del plano tan cerrado en donde alcanza lo diminuto—un trazo de tela con piel en el envés—
Sale un espejo mencionado (es que he estado escuchando también I´ll be your mirror)
Sale una sonrisa que reconozco, una calma que ha llegado viajando

Salgo a la tarde, ordeno de nuevo la música, adivino que tras de la Cordillera hay otra
Cordillera más lejana. Y con las ganas de hacer café camino otra vez hacia abajo
Hasta pisar la tierra dejando los pasos que van adelante atrás olvidados.

martes, diciembre 08, 2009

Bricoleur

No será Ud. el vecino que tararea a Madonna por horas y horas, devenires y aconteceres, "años, centurias, eras"?

Es Ud. el que va del baño a la ventana pero siempre pensando en la cama, la cama que traquetea bajo el impulso del deseo Deseo?

Ud. espera ciertamente la hora en que el profesor pronuncie: "pero, claro, tú eres como yo: el Bricoleur" o es más simplemente otra virgen prudente de esas que a montoneras produce la cultura nicaragüense?

Porque si se fija bien no hay otro complejo más íntimo y ardoroso en la llamada poesía nicaragüense que confrontar la virginidad y en eso no hay tanta diferencia frente a la cultura pop: Diana no puede apurar el amor.

Y qué le ha parecido al fin esa última colección? mejor que la Inmaculada?

jueves, octubre 15, 2009

Me voy de vez en cuando a algún lugar

Esta vez a Chile.

Mirando los manglares que bordean el Canal repito lo del poeta: "malditas despedidas, me están volviendo viejo".

Por el vértigo (que es también político) cierro la ventanilla, pero sigo rodeado de poetas populares que revolotean.

Entraré sin duda a la noche de Neruda hoy por la noche como un isonauta común y corriente.

jueves, septiembre 17, 2009

Cuatro gatos no es ningún sacrificio

Tengo cuatro gatos. Ya Ud. sospechará cómo se llama cada uno. Digo sus nombres delante de la gente y ya me consideran buena persona. Lo que no digo, como tampoco se lo diré a Ud., es que disfruto a veces matando gatos del vecindario: he refinado de hecho el arte de envenenar mininos de nombre anglo. Esto para que nunca se fíe de un fan de los Beatles. Somos terribles: multitudinarios, sectarios y secretamente violentos.

Mi único desliz New Age es que estoy convencido de que la personalidad de mis gatos reflejan su nombre de inspiración. Ya Ud. sabe a Paul le gusta mucho la leche endulzada, Jonh es un poco más errabundo. Ud. no va a creer pero este tipo de cursilerías me llenan de amigos y conocidos, vienen a mi terraza, me llaman al celular, me consultan sobre música. El otro día me llamó un músico para invitarme a ver el homenaje que le hacían a los Beatles en el teatro nacional. ¿Sabía Ud. que ese tipo de homenajes ha devenido una tradición latinoamericana más? En Lima, en el D.F, en Managua, bandas avaras y mostrencas se toman los teatros para cantar "Penny Lane" y "Hey Jude". Algunos hasta en disfraz de soldado Sgt. Pepper´s.

Mi única defensa (además de mi vida nocturna en que mato gatos: a propósito ha visto Ud. cómo proliferan las escritoras centroamericanas que adoran los gatos y lo repiten depravadamente en sus blogs?) es escribir anónimos en mi blog en contra de los Beatles. Nadie sospecharía, ni el más candoroso de los beatlómanos nicaragüenses, que por cierto suelen creerse poetas y publicar libros profilácticos al respecto, que soy yo el autor de la sentencia que dicta: "Los Beatles no fueron ni siquiera la mejor banda en que estuvo John Lennon".

Es una proposición rigurosa en exceso. Conozco otra que es un poco menos rigurosa y más polémica: "Ya no creo en los Beatles". No esa no la dije yo aunque parezca lo contrario.

Sí, ya sé que el centro de su curiosidad es cómo soporto a estos mis cuatro gatos (rigurosamente: mis cuatro cursis gatos) si hay un asesino en serie de gatos escondido bajo mi carne. Dura y difícil pregunta.

Creo que todo comenzó cuando me casé con Eleanor. No, no hay ninguna ironía en su nombre. Se llama Eleanor Kukalón Rodríguez y tiene un talento innato para la venta de perfumería y calzones (bueno, se dice lencería, pero son calzones al fin de cuentas). Ella logró esta casa, con su terraza, su jardín, su fuentecita. Adoro los desayunos en su compañía. Hablamos mal de las malas actrices. Yo defiendo a Shirley McClain hasta la muerte.

Esta calma, este silencio valen oro. Me pregunté como el filósofo: cómo ser bueno. Y llegué a la conclusión que lo único que me podía hacer bueno era volverme fan de aquello de lo que ninguna mente inteligente y brillante rechazaría: así dí con los Beatles. Son la bondad y la inteligencia encarnada en el "hombre masa". Cuatro gatos no es ningún sacrificio.

También tengo dos perros. Uno se llama Mick y el otro Keith. Si quiere pasamos al fondo del patio para los vea un poco más de cerca.

martes, abril 14, 2009

Jack Frost al descubierto




Escucho el primer disco de Tell Tale Signs. Ni siquiera lo escucho, sólo entro brevemente a su portal. Me sorprende su armonía y romanticismo. Esto es una continuación de (una conversación nunca interrumpida con) Blood on the tracks Me sorprende descubrir todo lo que ha podido hacer Jack Frost por Dylan. Hacerlo decir la verdad en tono de blues y de hillbilly y de rocanrol.

Una labor, digamos, democrática.


Escuchar live desde NPR.

lunes, enero 26, 2009

Repetición

En el pop no basta con la elocución, hay que ir a la repetición. Pongo aquí tres de mis favoritos ejemplos. Bowie desenmascarando al Major Tom. Lennon desenmascarando a la morsa. Lennox desenmascarando a los dulces sueños.

Por mi parte no puedo todavía escribir sobre aquel tipo que escribía un blog.

"Do you remember a guy that's been/
In such an early song"



I was the walrus but now I´m John


"Sweet dreams are made of anything/ That gets you in the sea"
17 again

viernes, octubre 03, 2008

Instant K. !

¿Se puede reconocer de verdad una música durante el sueño?

¿Se toca nada más la abstracción de la música?

¿Será que lo que se oye en el sueño es sólo una versión "pictórica" de la música?

Un estadio lleno como para un concierto de arena rock, puede ser el Madison Square Garden.

Mi hijo lo ve en la pantalla,y yo lo observo fríamente. Casi que me concentro en esa fría calidez paterna que guarda la distancia y a la vez espera.

Una toma aérea en sepia. Mi hijo (en el sueño no sé cuál, pero siento esa cercanía indudable: es mi hijo) sigue concentrado.

Reconozco el inicio de Instant Karma, pero creo por varios segundos que es más bien Nobody Told Me.

Estoy entonces dentro del estadio saltando. Todos brillamos como la luna, el sol y las estrellas.

Quizá en el sueño soy visto por mi hijo que a la vez es visto por mí que a la vez estoy dentro de la visión.

Instant K. es también Instant Kubrick.

Ah "si nos fuese posible tocar a las canciones desnudas con las manos".

lunes, septiembre 29, 2008

De vez en cuando un animal doméstico

Siento engendrarse la diferencia. Usted también lo ve y siente, qué duda cabe.

Convencional, apagada, nada hermosa "música cristiana" a todas horas. Por dos: reaggeton. Por tres: bachatas. Por cuatro: "música romántica". Es el monstruo de cuatro cabezas que suelo pasar por la espada.

Hay que agruparse. Despersonalizarse en el grupo. Ir al mercado. Olvidar la piña en la refri. Ser la piña en el grupo, entre la ropa usada. Bajo toldos de plástico negro cargados de agua.

Las bandas tocan toda la mañana: campañas de los candidatos a alcalde. Caravanas en las tardes amodorradas.

Largas cadenas de chubascos que viajan por la meseta, vienen desde los volcanes, del Lago, y se disipan en el Pacífico.

De vez en cuando un animal doméstico entra a la casa. De vez en cuando, uno salvaje. Un pájaro o un murciélago.

El perro lee sentado la diferencia.

El mueble escucha lentamente cuando Dylan dice beyond the horizon.

lunes, septiembre 01, 2008

Guerreros Soles: nuevo disco



Guerreros Soles (Marea Roja) presenta su nuevo disco Tótem-El trazo del rey

Bar La Curva, 4 de septiembre, 9:00 p.m.
Entrada C$50.00


"Entrábamos de noche a Babilonia..."



este concierto en marca-acme, facebook, bacanalnica, guerreros soles blogspot, guerreros soles myspace

miércoles, agosto 06, 2008

Días en blanco

El dilema del “animal no fijado” es un asunto también temporal: no dar con la esencia de un racimo de días acumulados. Por eso el poeta cantó quizá aquello de Días en blanco/ qué sería de mí.

Estoy inmóvil viendo cómo un avión de Continental aterriza en el aeropuerto de San José. Estoy escuchando a Minni Ripperton en el soundtrack de Jackie Brown. Estoy durmiendo en el rock, despertando en el aire.

Hace dos semanas estuve en San Pedro, la ciudad universitaria de San José.

Conocí brevemente a una abuela china que danzaba para dormir al nieto con el cargador puesto. Una comidería oculta. En el TV: noticias. La danza me mareaba y conmovía a la vez. A la vez que el tráfico no paraba. (Te recordaba: pasamos por aquí en octubre de 2005; llovíamos en el temporal.)

Recorría las librerías sin comprar libros. Sólo por averiguar cuántos Deleuze Bolaño Octavio a cuántos miles de colones y de qué manera en qué región bajo que criterio taxonómico se colocaban en los estantes (todo mi potencial benjaminiano desperdiciado!). (Trataba de restituir el verano de Oakland: cuántos Bordieau Zizek De Certeau había en el aire. No podía. Necesitamos al menos una biblioteca así en Nicaragua para terminar con las generalizaciones que nos desangran.)

En la librería, como soundtrack de compras, se oía la voz algo siniestra de Chrissie Hynde: me voy a dormir/ y me imagino que estás ahí/ conmigo.