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jueves, agosto 14, 2008

En el bus deportivo


Hace días que sólo viajaba en buses femeninos, busetas para más señas en que escuchaban permanentemente a Abba y a Ace of Base y (cuando se ponían masculinos dios) a Air Supply.

Mi biografía ese día era la siguiente: recordaba uno a uno los outs del juego perfecto de Denis Martínez, milimétricamente, traía una gorra roja del PLC, había sido sargento de la GN, tuve por un tiempo un cajón para vender chiclets en la entrada del cine hasta que el cine desapareció y pusieron una iglesia protestante en el cine (y hasta las ratas cambiaron de domicilio).

Y me monté en un bus masculino puro Pink Floyd, puras formas de hacerle el amor a Syd Barret de masculinidad a masculinidad. Y yo todo sospechoso en tiempos sandías con mi gorra del PLC me montaba al bus deportivo. Porque se sentía en el aire: era el bus deportivo.

Era Beijing "mucho más allá de la política".

Para más señas me monté cuando la Whitney entonaba the greatest love of all, en la banca.(La banca es el asiento que mira a los pasajeros, pero a mí no me importaba).

Noté que los chicos hablaban del equipo cubano. Chicos que les habían lavado el cerebro desde chiquitos, grandes amigos míos, eternos enemigos míos.

A las seis comenzaba la final Granada-Matagalpa y yo quería decirlo en voz alta desde la banca: a la seis comienza la final Granada-Matagalpa (el bus masculino transmitía por entonces a Andy Gibb, o a Bread, o a cualquier fantasma de los 1970s con el pelo de Wheelock).

Y yo quería decir a voz en cuello también que yo había sido sargento de la Guardia Nacional del General Somoza.

Hacía una luz espledorosa en la ventanilla: casi que mirábamos a Beijing, a Syd Barret, a Abba, al sol, mientras subíamos por Montefresco.

Y los muchachos comentaban lo bueno que era el equipo cubano, lavadosdecerebro hijosdeputa. Es que a Uds. desde chiquitos les lavaron el cerebro.

Pero ellos me dijeron que no que no estaban hablando de política. POLÍTICA NO. Y a mí me pareció que el profesor que iba frente a mí, el bloguero rudo (pura masculinidad y cien por ciento de ferocidad, sandía de closet, amante de la Chayo, enlace de los naranjas) se sentía aliviado: por fin UN ESPACIO NO POLÍTICO. Por fin un reverdecer postmoderno.

Además del arte.

Yo quería demostrarles que el equipo cubano era una mierda incluso con tanto campeonato.

Pero acabamos de amigos.

Un día viene un Gran Agente de las Grandes Ligas a ver pichar a Denis (no podía ser sino Martínez--aunque el bloguero cree que Denis suckz) y determina que no que el chico no tiene nada en la pelota.

Y a las dos semanas el Denis (que en realidad suckz) está pinchando en las Grandes.

Y yo me reía junto con los lavados de cerebro. Ambos nosotros encantados de la anécdota. Que Gran Anécdota.

Y a las seis, señoras y señores, comienza la final con el juego Granada-Matagalpa.

(Y en el fondo cantaba Elton John: adiós caminos de ladrillos amarillos, la aliteración faculta la traducción.)

Y me pasé rogándole al chofer: póngase el juego que ya va a comenzar.

Los lavados decían que el béisbol (porque lo pronunciaba al contrario de mí con el acento en la primera) ya no era el deporte de Nicaragua. No ya no era. Y todo lo que ha hecho Cuban en Grandes Ligas. Y como llamaban a Ozzie Smith el Mago de Oz. Y que todos los latinos estaban en las Grandes.

Aunque el chofer jamás me hizo caso (y siguió de lejos con su colección cada vez más femenina de éxitos).