jueves, diciembre 31, 2015

Libros 2015

Algunos libros notables que leí durante el año:

Pablo Giordano. The Human Body (New York: Viking, 2014).

Severo Sarduy. El Cristo de la rue Jacob y otros textos (Santiago: Universidad Diego Portales, 2014).

Jean-Francois Lyotard. La Confesión de Agustín (Buenos Aires: Losada, 2002).

Émile Verhaeren y Darío de Regoyos. España negra. (Barcelona: Terra Incognita, 1999).

Badiou, Alain. La aventura de la filosofía francesa (Santiago: LOM, 2014).

Damián Tabarovsky. Escritos de un insomne. (Santiago: Alquimia, 2015).

Badiou, Alain. Pequeño panteón portatil. (Buenos Aires: FCE, 2002).

viernes, diciembre 25, 2015

La música inmaterial

Según Deezer los álbumes que más escuché este año fueron:
  1. Alfred Brendel. Beethoven Complete Piano Sonatas.
  2. Luis Alberto Spinetta. Sí o sí. Diario del rock argentino. Spinetta.
  3. Van Morrison. The Essential Van Morrison.
  4. Daniel Barenboim. Beethoven Complete Piano Sonatas.
  5. Frank Sinatra. The Capitol Collection Volume One.
  6. Brodsky Quartet. Shostakovich: String Quartets 1-15 (Complete).
  7. Chico Buarque. Carioca.
  8. Pablo Milanés. Canciones de amor y desamor (hoy y siempre).
  9. Madonna. The Immaculate Collection.
  10. Brodsky Quartet, Christian Blackshaw. Shostakovich: Chamber Music.

(Deezer no me ha dicho qué es lo que más escuché en el año. Pero como comencé a escuchar música en Deezer este año, me resulta fácil tomar la lista histórica como anual.)

La década pasada reuní una colección algo considerable de CDs.  Investigación heterogénea en el jazz, el funk, el hip-hop, la samba o tropicalia en general (y muy poca música de la llamada clásica o académica). Aspiración a colecciones completas de algunos autores (siempre incompletos: Dylan, Aretha, Prince, particularmente los Stones).

Como he dicho otras veces esos discos quedaron en el exilio.

En esta década triunfó la música por streaming. Tendría que decir que resulta problemática su inmaterialidad. La ausencia de notas que informen sobre la música. La falta de datos: fechas, intérpretes, versiones. Comprendo la pasión que desata otra vez el disco de vinil (pasión o coleccionismo que todo es lo mismo). La incomodidad de las computadoras es notable: que se comprendan a sí mismas como depositarias del Todo (el texto, la música, la información, las interpretaciones) es su pecado originario. Siempre habrá que separar e investigar.

Recuerdo lo que cuenta Buñuel en su autobiografía. La expectativa de cuando una orquesta iba a llegar a dar un concierto a la ciudad. La preparación escuchando versiones en disco. La emoción de ver realizada la música en el concierto. Ese tránsito (expectativa, preparación, emoción) es  anulado por el streaming. Todo está ya servido cuando no masticado.

(Si es que uno se atiene a la lógica del mercado. Reconozco que existe la posibilidad que el oyente desarrolle otra lógica y otro sentido.)

Deezer, pues, me ofrece una lista de los álbumes que escuché más. Su lógica es, por supuesto, cuantitativa. Y quizá deba agregar algunos datos que complejicen la escogencia:
  1. La forma “álbum” parece estar de baja en la lógica del streaming. La forma “álbum” recibió beneficios del auge del jazz y el rock entre los 40s y 70s., y se articulaba con una lógica vanguardista e histórica.  Pero, vista la organización en streaming, no es una forma que importe mucho ahora. Aunque “volver a la forma “álbum”" debe forma parte del sentido que imponen las (algunas) audiencias.
  2. Como se ve los álbumes “que más escuché” en Deezer no son álbumes como tales sino colecciones. Exceptuando quizá a Chico Buarque, Carioca.
  3. Aún así, hay en la lista colecciones que tienen un sentido histórico muy definido; caso de las reuniones de Sinatra, Shostakovich o Beethoven. (Las sonatas tocadas por Brendel y por Barenboim dan para comparaciones muy didácticas. O eso creo.)
  4. Quizá la colección más decepcionante desde el punto de vista conceptual sea la de Milanés. ¿Desde cuando amor y desamor son conceptos orientadores de algo? ¿Una colección despolitizada? Hay ahí quizá algo oportunista y perturbador. (Oportunista, por supuesto, no por parte del artista, sino de quien compila la obra con esos criterios.)
  5. La colección de Spinetta, la de Morrison y la de Madonna tienen mucha mejor definición histórica. De Spinetta me gusta su alto concepto democrático (su imaginación musical es comunitaria; sus metáforas aluden a la composición horizontal de bosques y jardines: “todos las hojas son del viento”, “jardín de gentes”, etc.). Al menos la primera parte de la colección de Van Morrison es un continuo de grandes canciones de amor. Mejor compositor de canciones de amor que McCartney, por ejemplo, con más raíz, verdad y carisma. (Además, sé de mejor manera qué escogencia hicieron los compiladores sobres sus  primeros álbumes en solitario: Astral Weeks, Moondance.)
  6. Por otra parte, de Shostakovich me atrae, en particular (y esto no es ninguna originalidad), la relación entre vanguardia y comunismo (o estalinismo). Escuchar en este caso es, sobre todo, un interrogatorio.

El streaming es, como se sabe, algo abiertamente fragmentario. De ahí que deba mencionar también algunos álbumes que me llegaron por el lado de iTunes. Ordenados por fecha serían:
  1. Lila Downs. Balas y chocolate.
  2. Berliner Philharmoniker, Hans Werner Henze & London Symphony Orchestra. Symphonies 1-6 (1996)
  3. Talking Heads. Popular Favorites 1976-1992: Sand in the Vaseline.
  4. Prince.  Sing ´O the Times.
  5. Wussy. Wussy.
(Henze casi por las mismas razones de Shostakovich. Un músico académico comprometido con la izquierda, y cuya búsqueda músical no se separa de su política. Prince, porque nunca tuve el álbum de verdad, sino copias en los gloriosos y pasados días del CD. Aunque tenerlo en estado inmaterial es tenerlo? Talking Heads y Wussy como parte de la investigación. A Lila Downs la vimos en vivo, en Santiago, en agosto. En este caso existe de forma más definida la concepción de álbum; con la temática de la muerte en sentido cultural.)

Para complejizar la fragmentariedad habría que agregar canales de Youtube, que son otra forma de escuchar música (incluso álbumes completos), y que son también grandes instrumentos de aprendizaje.

domingo, noviembre 22, 2015

Memoria de la transición

El medio electrónico Confidencial, en ocasión de la muerte de Antonio Lacayo, ha ponderado la transición nicaragüense de los años 90s, de la que Lacayo, ministro de la presidencia de Violeta Chamorro, fue agente decisivo.

Como se ve en los reportajes, los entrevistados--algunos de ellos también elementos clave de la transición, como el comandante Bayardo Arce o el ex-vicepresidente Sergio Ramírez--, no vacilan en exaltar la actuación de Lacayo en aquel trance histórico.

Lo que no aparece en los medios nicaragüenses es un análisis crítico de aquella transición. Como quienes hablan--todavía y exclusivamente--son ellos mismos jueces y parte del proceso, no caben dudas metódicas sobre ese pasado todavía reciente.

¿Es el caso humanitario de la muerte inesperada del agente político que obnubila momentaneamente las mentes de gente por otra parte pensante?

Lo dudo. También se trata de una operación en que se trata de asentar una memoria exclusiva (y excluyente). (Confidencial, por otra parte, puede ser considerado de hecho un medio "oficialista" de aquella transición.)

Yo no sé si en algún lugar los historiadores--en especial los historiadores jóvenes--estarán pensando de manera más crítica aquella transición. Como he repetido algunas veces desde este blog, la transformación del gobierno de Chamorro en un significante vacío y blanco, ha ocultado el carácter elitario de los acuerdos de transición: acuerdo arriba entre Chamorro y la elite sandinista, desestructuración abajo. (En el campo de la memoria, hay libros que responden canonicamente a esa estructura: las memoria de la propia ex-presidenta Chamorro; las memorias de Gioconda Belli.)

Hay una serie de preguntas que, por otra parte, deberían responderse para hacer de esa memoria un cúmulo menos contundente (y más democrático).

Un solo ejemplo. ¿Cuándo inicia la transición? Definitivamente, no el 26 de febrero de 1990. Uno podría remontarlo sin problemas a 1987 y a la firma de los tratados de Esquipulas. Con Esquipulas se comenzó a sellar el giro al (neo)liberalismo del sandinismo.

Dado que en cierto sentido el sandinismo dejó de pensar en 1974, no hubo ningún debate sobre las implicaciones de aquel tratado en que se potenciaba una victoria militar del estado sadinista, y, menos visiblemente por entonces, se acataba una derrota política.

¿Y no va a coronarse en cierto sentido el espíritu de Esquipulas en la idea desmadrada de un Canal Interoceánico como gran proyecto geopolítico del capitalismo dependiente propiciado por el sandinismo?

El problema no es pues si este u otro político muere en estado de santidad.  El problema es de la historia, y de la (falta de) memoria.

sábado, noviembre 07, 2015

Olor y narración

El aroma del tiempo (Byung-Chul Han, 2015)

De este libro, entre reflexivo y consumible, me interesó la biblioteca, relativamente variada y copiosa para sus 169 páginas. El Heidegger tardío de Camino de campo. El Nietzsche de Humano, demasiado humano. Proust.

Pero también los contendientes: el Lyotard de Moralidades postmodernas, el Heidegger de El ser y el tiempo (o partes de él), la Hanna Arendt de La condición humana.

Su tesis es relativamente simple. No vivimos en el presente una aceleración del tiempo, sino su atomización. Byung-Chul Han convoca un tiempo demorado, reflexivo, contemplativo. A Heidegger le agregaría la mística. A Arendt le combate una idea muy estricta de actividad, notando cómo la actividad lleva a la mecanización. A Lyotard le dice que el fin de la narración no implica lo vegetativo. De hecho hace falta narración (u olor de narración). “La narración da aroma al tiempo” (pág. 38). De ahí que Proust sea uno de sus héroes (junto a los caminantes rurales de Heidegger y Nietzsche).

A Byung-Chul Han lo están traduciendo a toda prisa en Argentina Barcelona (Herder), donde ya aparecen varios otros títulos (entre ellos La sociedad de la transparencia).

Quizá su nombre y procedencia, y su injerto en la filosofía alemana, provoquen un atractivo orientalista entre lectores del llamado mundo occidental (y latinoamericano). No deja de ejercer, además, cierto coqueteo con el budismo “nueva era” que resultará atractivo para un público más amplio.

Por otra parte, Han es sin duda un lector perspicaz y un hábil ensamblador de líneas temáticas largas de la filosofía actual. La cuestión de la duración del tiempo, en este caso, si bien es extraño que no haya alusión alguna a Bergson. Tampoco habría simpatía, según entiendo, con las líneas esquizoides con que Deleuze mira el cine. (De hecho Han quiere rehuir, siguiendo a Proust, un tiempo “cinematográfico” que sería atomizador. No vio a Tarkovski, no vio a Kiarostami.)

Aún otro elemento puede contribuir a una percepción liviana de Han. En comparación con algunos autores franceses  (Badiou, Rancière), parece des-politizado. El tiempo atomizado de la posmodernidad y su remedio (la contemplación) no son cuestiones que Han resolvería fuera de la biblioteca.

domingo, octubre 25, 2015

La escuela onírica

25 de octubre. Sueño con la Escuela. Es el día de la graduación. Vamos en una camioneta que tomamos en Guanuca. (La alusión literaria y automática que hace el sueño es a mi cuento “Road movie”, que comienza: “Salimos de Matagalpa…”). Llegamos a la Escuela y comprendo que no podré volver a casa esa noche. Pronto será el acto de graduación y en el bar se vende cerveza. Saludo emocionado a la mujer que atiende el bar. No sé definir quién es pero nos saludamos efusivos. Compro una cerveza pero me sirven un trago de un vino de cerezas. Considero a lo cambiado que está el espacio de la Escuela. Se ha agregado una especie de patio típico de las escuelas militares gringas (al menos las de películas, por ejemplo De aquí a la eternidad). Me llama especialmente la atención el lugar donde están ubicados los cajeros automáticos. Podría quizá necesitar dinero. Debo llamar en algún momento a mi madre para avisarle que no llego hoy por la noche. Pero quizá alguien salga en un vehículo  y me gane un aventón nocturno. (En cierto sentido me siento en las afueras de Santiago, y presiento la llegada a la ciudad viniendo desde Valparaíso por una pista en que se ven las luces de la ciudad a lo lejos.) Me entregan en una bolsa de plástico, como una bolsa de basura o de compras recientes, un zapato y un nombre. Cuando comience la graduación deberé entregar el zapato correspondiente al graduando (esto está relacionado obviamente con mi actual trabajo como profesor de estudiantes de postgrado, yo poseo la mitad del trámite). Espero el momento, siempre con la esperanza de volver esa noche, o de amanecer lo más tranquilo que pueda en la Escuela. El tiempo histórico de los que me esperan parace ser los años 90s. Presiento la espera de mis padres en la casa de entonces.

(En una entrada anterior, me despedía de la Escuela en un sueño.)

sábado, octubre 24, 2015

Aparte

 Vieron los 13 libros favoritos de Christopher Domínguez? 

Y si hago mi lista? El problema es que sería de libros transeúntes, no fijados en la biblioteca. Los he ido dejando en este o este otro anaquel (y con más frecuencia esta o esta otra caja de cartón), en este o este otro país. Libros, en efecto, que he olvidado.

Incluiría Tristes trópicos, visto como manual de humanista. Alguna novela de Stendhal, Flaubert, Dostoyevki, Kafka (América, sin duda), Thomas Mann. Digamos, La cartuja de parma, La educación sentimental, Crimen y castigo, La montaña mágica.

El Trópico de cáncer de Miller. La poesía de Pasolini (este sería más un libro del futuro que del pasado). Las memorias de Hemingway sobre París, A moveable feast o París era una fiesta.

Me gustan los compendios de filosofía. Quizá tomaría Qué significa pensar de Heidegger, que no es un compendio pero podría leerse como tal. Tal vez Spinoza filosofía práctica o Una vida de Deleuze, ese tipo de libro breve y precioso de filosofía que sabía escribir D..

Luego las verdaderas novelas latinoamericanas: Paradiso, El zorro de arriba y el zorro de abajo.

miércoles, septiembre 16, 2015

Vuelve al cielo, y lo robado

Me gustaba que el poeta mencionara un cunilingüis

Sobre un sillón beige. Las referencias a Janis Joplin,

Diana Ross, Procol Harum, anotadas en la libreta minúscula.

Algunos suburbios de Buenos Aires en los cuentos de Bestiario.

Un mamboretá crucificado sobre una hoja de cálculo.

La cerveza era el vino reciente.

El bolero volvía con la noche.

Los géneros literarios con patas de monstruos de TV se detenían en el bosque.

Roldan que lloraba.

Rosal reunión de tus piernas.

El radio me exigía.

Una mañana luego de un sueño encantado desperté

Convertido en un gigantesco mamboretá.

Las chicharras atronadoras en el bosque matorraloso y seco.

Una cascabel se desliza por debajo de las hojas secas.

Eliot abriendo y cerrando una puertecita del jardín (y una u otra estación).

Yo me pierdo por el sendero adusto que enmarca aquel jardín.

Silbo Lay Lady Lay sobre el sillón beige.



viernes, agosto 21, 2015

Letra prendida

Poemas de  Nicanor Parra de 1939
Mementos y dudas barrocas ante la muerte
Veo el año de escritura de manera particular
Año del nacimiento de mi padre que
Tiene ya doce de muerto
En el parque aquel viejo que pasea
Con uno de sus hijos como una calistenia
Semanal, y conversan lentamente.
El barro del parque en la sequedad del verano
Bajo la manguera, el pájaro que busca y bebe
El perro negro y sediento
El vago pasar del olor a eucaliptos
y la letra prendida en el cuerpo hosco de la palmera

lunes, junio 15, 2015

Geología y calistenia

Nada se arregló con el tiempo, no pasó el frío

Dio la vuelta tan al norte el sol, bañando la periferia

Del edificio. Y el edificio anclado en su sitio: nada se arregló

Con el cambio de sitio aviones kilómetros el desollamiento típico

De la migración, el exilio o la movilidad (la calistenia poética de otros

Atardeceres). Aprendidas en cada parpadeo las hojas alamedas

Luces urbanas. Rincones que de pronto hablaron en secreto.

"Vos que empujabas los planetas..."

Estoy más melancólico que Caetano Veloso en sus últimos discos (a partir de )

Que Beck en sus mares. Sé que de cualquier chispa ambulante

Saltará un signo. Pero hoy digo que con el tiempo nada se arregló

El acomodamiento de mi propia geología en un traje tan vasto.


miércoles, junio 10, 2015

De lo monacal

En España existe un Premio de Poesía "Reina Sofía". Es en serio.

La disonancia entre Reina y arte literario, entre Corte y república de letras, entre Nobleza y prometeos modernos (los poetas), es, por lo menos, significativa. (Pero en España todos los premios honran a la Corte? Hay premios príncipe y princesa de Asturias! Y en un país que podría preciarse de Góngoras, Quevedos y Lorcas.)

(Qué sería de un republicano modernista como Vargas Vila caso de que hubiese ganado un premio como este? Lo protestaría?)

Hace algunos años cuando Ernesto Cardenal recibió el Premio "Reina Sofía" (sic) la disonancia fue, si cabe, más acentuada. Un gran poeta comunista en el dominio de la dialéctica cortesana.(No se trata, por supuesto, del merecimiento de Cardenal, sino del nombre del Premio.)

En el reciente encuentro Centroamérica Cuenta realizado en Nicaragua (encuentro de narradores, libreros, editores y embajadores), ocurrió otra interesante disonancia. El encuentro saluda a Cardenal por sus 90 años (ya este blog hizo el homenaje respectivo).  Pero a la vez  homenajea a Charlie Hebdo (y en este blog no somos Chalie) y con ello la libertad de expresión. (Son recientes todavía las disidencias dentro del Pen Club, precisamente, por un "premio a la libertad de expresión" para Charlie Hebdo. Disidencias que no afloraron en el encuentro de Managua. Pero ¿no es el caso que todas las disidencias en Nicaragua son tardías y extemporáneas?)

Si algo se puede decir de Cardenal es que seguramente no cree en una entelequia abstracta de la libertad de expresión, al menos no como se ha absolutizado a partir del caso Charlie Hebdo. Busco un ejemplo en sus Memorias. Cardenal no se arrepiente de la censura sandinista al diario de derecha La Prensa durante los años 80. (Leer al respecto La revolución perdida).

De hecho, con todo y que en este caso Cardenal lleva la razón, se podría acotar que su visión del mundo es mucho más "medieval" o "primitiva" si se quiere que el blando y superficial republicanismo a la Charlie Hebdo. Véase si no, la entrevista que  Berna González hace a Cardenal en El País, y en la que el poeta junta (o quiere juntar tercamente) ciencia, política y religión.

La misma Berna González había informado, en su reporte sobre Centroamérica cuenta, que Cardenal estaba  "condenado al ostracismo como aquellos que fueron sandinistas y abandonaron sus filas". Esa media verdad desentiende el hecho que Cardenal asume lo monacal en medio del vendabal moderno, y que esa es en parte su distinción (ave Bourdieu) con respecto al resto. (Su poesía monacal, es suya en él. Tantos pajes y esclavos que se desperdiciaron en el exteriorismo!)

Asimismo, es notable la duda que Cardenal instala con respecto a cadenas de habla como la entrevista, y en la propia entrevista aludida:
Ya la entrevista se está haciendo muy larga y voy a empezar a decir tonterías.
Le doy una interpretación alegórica a esta cita. No es sólo aquella entrevista la que se alarga y desvaría. Es toda la poética exteriorista de Cardenal la que trastabilla.






lunes, mayo 11, 2015

Centroamérica Cuesta

La próxima semana se celebra en Managua un encuentro de narradores llamado Centroamérica Cuenta.

A mí me dio por parodiar el título: se debería llamar Centroamérica Cuesta. No por mala sangre, sino por buscar el lado irónico del asunto, si es que lo tiene.

Nadie que decida dedicarse a las letras en aquellas tierras (y cuando digo letras no me refiero únicamente al intento de profesionalizarse como escritor, sino también en otros bordes de la escritura: crítica, teoría, historia) dejará de sentir que, en efecto, Centroamérica Cuesta.

Nadie que decida proponer una perspectiva regional, es decir, centroamericana, dejará de enfrentarse con los chacales (son un símbolo palpable y fiero): los localismos, los desconocimientos, la falta de archivos y bibliotecas, el caudillismo cultural, las distancias.

Por lo general, Centroamérica es un anaquel en una perdida biblioteca (digamos, por poner un ejemplo, la de don Rafael Heliodoro Valle o la de Ernesto Mejía Sánchez) y con una casi imaginaria bibliografía elaborada a tientos, y, por la falta de interés, entregada al olvido. (Eso fue el siglo XX, y estamos en el XXI, podría responder alguien optimista. Lo que no le quita nada al deber de pensar qué tan significativos han sido los cambios en ambos siglos.)

(Alguien podría lamentar también la falta de glamour de esa Biblioteca Centroamericana que no revivirá por virtud del mercado editorial, como podría pensarse.)

¿Cuánta consciencia tenemos de la lógica de olvido que se cierne sobre lo centroamericano, en este caso tomado únicamente como archivo regional,y sin querer significar las diversas dificultades políticas, sociales y culturales de la región?


martes, mayo 05, 2015

Contra insomnes

El insomne, ese hermano menor del suicida.

Se levanta a limarse las uñas, sacudirse un poco la melena, lamerse heridas antiguas. Recurre al diario íntimo, al mensaje anónimo intimidante ("su marido, señora, se masturba leyendo a Cioran"). Sonríe de alguna gracia, observa una nalga que parece la nave del olvido.

La noche en todas partes es la misma. Vista de espaldas es húmeda, de frente, vertiginosa. Piensa en animales: el filósofo con el cuero colgando del cuello, cayendo como rollo antiguo, la escritora con las largas raíces en el cabello (raíces nacionales, bienes raíces). El muchacho de buen corazón y mala prosa.

La noche insomne tiene mal oído musical. La radio fúnebre. El pasto envenenado. El cielo aplastante. No se sabe respirar en noches insomnes. Se suspenden las funciones intestinales pero cunde el mal aliento.

Insomne hermano idiota del suicida. Ahora asoma la nariz en la ventana. Toma un abrigo y camina sonámbulo por el parque. Ve brotar las sombras amenazantes, Hitchcock menor y adocenado. Se da cuenta que dejó la llave en el departamento. Ahora sí que se jodió la noche.

Saquemos entonces conclusiones, se dice.

domingo, abril 26, 2015

Pulsiones


1
Escribes “pulsiones” por higiene.

2
Es como una onda de radio pero
lo que se sintoniza es la emulsión mitológica
con la historia menor del cuerpo.
Ya lo decía en juventud: se
vacía la posibilidad de captura.
Años heroicos en que Zeus
cogía a diestra y siniestra.

3
La higiene modernista
La secreción de la oca
“blanca Leda”
albúmina nunca disuelta
en el agua.

4
Emulsión mitológica:
Blow-Up!

5
El poema es el graznido
La mitad oscurecida de la cara del cisne
En la instantánea

lunes, abril 20, 2015

Los notables comen símbolos

En torno a la revolución sandinista se tejió toda una red de celebridades más o menos radicalizadas, comprometidas o curiosas (muchas turísticas) frente al hecho revolucionario tercermundista y tan a destiempo. (1979 era también el año de la revolución iraní que de alguna manera encantó por igual a Foucault y a Cardenal.)

Sólo en el diapasón del boom, es conocida la pasión sandinista de Cortázar, la simpatía de García Márquez, la aquiescencia, algo insólita, de Carlos Fuentes (prologuista de un libro de discursos de Daniel Ortega). Ya no digamos Eduardo Galeano, quien aunque no responde a lógica política del boom exactamente, sí sobresale por celebridad y radicalidad.

El entretejido es mucho más amplio y quizá merecería una investigacin aparte, y va desde celebridades de la literatura mundial (Rushdie, Grass) hasta actores de Hollywood (Martin Sheen, Susan Sarandon) o poetas de renombre (Ferlingethi, Evtushenko). Como digo, hubo en esa ola desde compromiso hasta turismo (y exotismo), con todos los grados y matices que pudieran caber.

En una anotación anterior aseguré que había cierta respuesta colonial de la elite literaria nacional ante, por ejemplo, Cortázar. Se trata de un fetichismo en que de manera inconsciente se asocia la celebridad internacional con el físico (la altura) en una lógica que, por otra parte, es acrítica y, notablemente, iletrada, en el sentido que no se discute sobre los libros de esos hombres famosos sino sobre los aditamentos de su fama.

Tal cual, la reciente muerte de Galeano (y en menor medida la de Grass)  ha deparado un escenario de aquellos. Verbigracia el reportaje de la La Prensa: Grass, Galeano y Nicaragua. No se trata tanto de la muerte del escritor sino de la memorabilia de su fama, de la foto con él, de sus ojos azules y su porte y su prematura calvicie. De su amistad y su "amor" más que de su escritura.

Galeano (o Grass) les interesa, a los guardianes de los símbolos, privatizado en aquellos años de gloria, más que público en un ámbito cultural y político complejo. Y desafortunadamente no tenemos en Nicaragua un espacio de recepción y lectura que equilibre aquella mirada fetichista. (La pobreza cultural es también la de la ausencia de suplementos culturales, grupos culturales independientes, carreras humanísticas que potencien la lectura por sobre la infame ilectura de los notables.)

En su necrológica de Galeano Gioconda Belli comienza informando que "Galeano tomaba unas duchas larguísimas".

Es la información y el tono típicos de un acercamiento que privatiza al mismo tiempo que frivoliza.

viernes, abril 10, 2015

Esmog Algebraico (edad glaciojazzística)

(repris)

A los catorce años del siglo hora parda nubes lerdas sobre la Cordillera sábanas de sonido

Me dio por pensar en otros inviernos cómo se acurrucaba la nada en el golpeteo silábico de los vecinos rusos en Alderson

El ritmo marcador de la danza tan Fred Astaire en el callejón nevado que llevaba al departamento de la anciana sola y al basurero que miraba hacia Shady Avenue

En el largo verano de 2002 cuando recién estrenaba la ausencia de mi padre y me armaba con los clásicos The Velvet Underground & Nico Astral Weeks Pet Sounds cómo iba a ser esto de ser yo mismo cuando iba de la mano con Ángel que tenía 3 años hacia el playground del paquecito en Friendship

Mis santuarios eran las tiendas de discos usados cuarteles de invierno catedrales de sonido mordiscos de la edad eran mi escritura íntima apertura de la camisa ante la nada heró(t)ica

 A los catorce años del siglo hora parda nubes lerdas sobre la Cordillera sábanas de sonido

viernes, abril 03, 2015

Orbe

Ah los clásicos sí los clásicos

Cuando murió mi padre los reuní uno por uno

Astral Weeks Pet Sounds The Velvet Underground & Nico

Los contemplaba los veía irse en la ventana

Sentía su textura en los bordes de Penn Ave. Friendship Polish Hill & Lawrenceville
el caminante

Fuera la de la nieve la del primer verano la de los comprehensive exams

Cuando el ángel clamaba: Fito Páez, papa, Guamán Poma

Y ahora el pasivo agresivo que me dice por escrito patrañoso: te afilias a la opinión mayoritaria

Copias en tu cuaderno la misma estructura no has estado en ese debate tal x cual

Y yo que cosía en piel con pausa y hemistiquio

 el ciego de Stratford junto al mapache

al lado de la rosa y la niña negra

la margarita de la máquina de escribir eléctrica

en la sepultura

y todo porque la ansiedad matemática era el urbanismo

y el orbe y el sujeto

jueves, marzo 05, 2015

Pavel, pelumbre, gimnasia

Es fácil. Escoja aquellos intelectuales que Ud. no quisiera ser.

Claro hablamos de intelectuales nacionales. Mientras más ecuestres y equinos peor.

El artero calculador. El güegüense que le baila. Todo dariano que haya estado

En el centenario (1967). Aquel que dice que el campesino habla como los pájaros.

Todos los lamentables hijos de

Su casa.

Ud. se preguntará: y la técnica? cómo hago yo?

Pero eso son fuerzas productivas.

Lo fundamental (la Gran Sombra que Ud. juzgará) es el Fantasma de la Boina.

Déjese de la Gran Pendejada de las Generaciones. Cuando los jóvenes recapitulan

Sobre las mismas figuras (en aquella hora de los serviles)

Sea fiel a su deseo.

miércoles, febrero 25, 2015

Hace 25 años terminó la guerra fría

En Nicaragua hace 25 años (el 25 de febrero de 1990, con el triunfo electoral de Violeta Chamorro) comenzaron los años 90s.

Fue una época de reconciliación para los de arriba (el FSLN-MRS y el gobierno Chamorro) y de sálvese quien pueda para los de abajo.

Débil en su fuerza política pero apoyada por el sandinismo opositor, Chamorro pudo desentenderse de la sociedad empobrecida de la posguerra civil para entretenerse con la pirotecnia de los programas de ajuste neoliberal, las ofensivas ideológicas conservadoras: por ejemplo, en la educación (con el Opus Dei Humberto Belli como Ministro de Educación) y los trofeos de posguerra fría (Chamorro ofreciendo un AK-47 a George Bush padre).

Se puede alegar que Chamorro encabezó una transición democrática, siempre y cuando se entienda la jerarquía explícita de tal transición. Apertura reconciliadora democrática arriba, desestructuración, empobrecimiento, emigración abajo.

La sensibilidad social de la élite política nicaragüense ha sido tradicionalmente nula. A eso no renunciaron los arquitectos del pacto de transición (los "pragmáticos" del sandinismo--Daniel y Humberto Ortega y Sergio Ramírez-- junto al equipo familiar-institucional de Chamorro).

Como he dicho en este blog varias veces, curiosamente el Signo Blanco-Violeta Chamorro es visto por las elites nostálgicas como el Signo Deseable para un modelo democrático. Pero yo creo que sin una crítica a fondo de ese Significado Blanco no se avanza nada en discutir realmente qué sería la democracia o lo democrático en una Nicaragua que luego de 25 años sigue tan fragmentada como entonces.

Con respecto a la sobrevaloración de Chamorro como Signo Blanco, repito algunos ejemplos que he mencionado en entradas anteriores:

-Tomás Eloy Martínez acabó creyendo que la historia de Nicaragua estaba en la casa de Chamorro. 

-Andrés Pérez Baltodano considera a Chamorro ejemplo de una mente no colonizada!

-Gioconda Belli piensa que Chamorro "maternizó" a Nicaragua.


Como diría el poeta: "Patria que para qué pare parias"


P. S. 26 de febrero
No deja de ser sintomática la solicitud de los actuales partidos opositores de que el 25 de febrero sea declarado "Día de la democracia".

domingo, febrero 22, 2015

Márgenes recorridos

Subo una copia en pdf, vía Scribd, de mis Márgenes. Por fin logré vencer al escaner que me había entorpecido el trabajo varias veces. (Se verá que la copia no es perfecta, aunque legible, y me refiero a la tipografía y no a la prosa necesariamente.)

Este libro es hijo del Seminario de literatura centroamericana que iniciaron en los 1990s Franz Galich y Bárbara Dröscher, y que luego dirigió Werner Mackebach. Hijo, digamos, con defectos propios. Además, como proyecto de libro fue acogido por Margarita Vannini, directora del IHNCA. Por último, revisado para publicarse cuando yo estudiaba ya en la Universidad de Pittsburgh.

Si tuviera que reescribirlo, quitaría gran parte de las comillas que, creo yo, abruman al libro. ¿Por qué las necesité entonces? ¿Quizá para dar énfasis a tantos distanciamientos?

Si tuviera que reeditarlo, simplemente agregaría varios otros ensayos acumulados. Así me mantendría dentro de la lógica de los Márgenes, buscando su invocación primaria. Aunque el destino de la reedición no favorece historicamente al libro centroamericano.

Como digo, tiene ya 20 años el impulso inicial de estos ensayos. Aunque se podría decir que el ambiente de discusión intelectual no era favorable en Nicaragua (nunca lo es), creo que estábamos llenos de deseos de contradecir y criticar. (Voy del singular al plural, porque siempre en estos casos hay más de uno. Lo mismo pasaba con el grupo literario 400 elefantes.)

No creo que se pueda hacer un balance a esta altura. (Realmente aportaron algo estos intentos?)  En todo caso el balance es la dispersión.

Pero eso, he tenido que aprenderlo, tampoco es novedoso en Centroamérica. (Otros países centroamericanos--El Salvador o Costa Rica--me parecen más abiertos al debate que Nicaragua, en donde todo tiende a convertirse en carnaval dirigido desde arriba.)

Quizá un elemento parcialmente superficial es la adquisición de las retóricas posmodernas y poscoloniales que se deja ver en este tipo de ensayos. Pero digo que es superficial (no caí por suerte en el Nirvana posmo de algunos otros) porque el fondo estaba bien asido de la historia, o del deseo de historia.

En la página del índice califiqué al estilo gringo (de A+ a B-) los ensayos. La calificación me sigue pareciendo justa.


miércoles, febrero 04, 2015

Preludio

El tema me obsesiona. Paso largas horas arrumbado en el rincón aquel, llamado, para colmo, del sí mismo.

Una tijeras imaginarias me ayudan a cortar en pedacitos informes la imaginación. La mano escrituraria detenida.

Puedo pasar meses planificando y calculando una carta que no escribiré. Los sucesos devienen uno tras otro. Desfotografiables como la chica el chico de My funny Valentine.

Estoy intimamente convencido de que todo alcanza en la línea. Todo se arreglará con una misiva justa.

La gente que quiero debe esperarme infinitamente. Daniel Santos que esperaba la carta. Borges que esperaba el juicio final.

jueves, enero 29, 2015

Polifemo 90

"gigantes de cristal los teme el cielo" 

Quizá lo difícil de estar a la altura de una celebración (enterramiento, glorificación, todo es lo mismo) de los 90 años de Ernesto Cardenal (1925) sea arrancarlo (arrancarse) del lugar común (del tipo que, por ejemplo, prodiga Gioconda Belli en un poema reciente).

Hay que imaginar a Cardenal como un Urano que ha devorado esmerada y originariamente a sus hijos. Un padre cruel que ha terminado de ordenar el mundo (el mundo real). Padre que capa a los y las poetillas del país, y los somete al orden exteriorista. Uno x uno, a lo largo de los años 60, 70, 80... van cayendo (forma de callar) en aquella retórica semipoundiana (de un Pound casi florido que rechina y nerudea).

La emasculación nacionalista que funciona a través de la  metáfora del ascetismo y la esterilidad.

Cardenal, monje de sí mismo, compite de forma estructurada en el campo cultural hispanoamericano. Marilyn es para él un acontecimiento y un espejo. Sueña con ser estrella de cine, y su sueño es real pero como la realidad del cinematógrafo. Cierta dosis de fama es veneno para la patria que pare parias. (El establishment cultural lo sueña Nobel. El tiempo se agota.)

Su estrella poética decae simbólicamente en 1979, fecha del triunfo de la revolución. Sobrevive él pero no su poética. El fracaso revolucionario lo lleva a un desvío significativo: sus mejores libros de las últimas décadas son libros de memorias y no poemarios. Esto se nota poco en una patria literaria que lee muy poco. 2014 resulta atroz para la poesía conversacional. Mueren Gelman y Pacheco. Pero todos están en ayer desde hace mucho. Otras poéticas son vanguardia.

En aniversarios como este cabría ir con ira a desestructurar el mito de Cardenal. Labor que sería ante todo de poetas que estarán quizá por ahí. La patria exteriorista es la patria fracasada en los acordes revolucionarios. Interrogar sus ruinas con disciplina y escepticismo sería buen homenaje para nuestro discreto Polifemo.


viernes, enero 16, 2015

Dionisos

El discurso de Charlie Hebdo era satírico. El "Yo soy Charlie" resultó solemne. Su injerto en Nicaragua, a juzgar por el llamado de Confidencial a pensar "Qué es ser Charlie en Nicaragua", casi un sermón moralista.

Los Charlie debían ser primordialmente marginales y ríspidos. Un ejemplo nicaragüense recordable es La Semana Cómica de los años 80. En ocasión de la celebración del Día de la Mujer, un 8 de marzo, el mencionado semanario publicó la foto de una mujer afeitándose el pubis y, decía el pie de foto, "preparándose para la celebración".

Como era justo, aquella foto hizo montar en cólera a las feministas. ¿No es la suerte de los Aristófanes cagarse de la risa ante los (en aquel caso las) Sócrates? ¿No son los individualistas modernos Secretarios Perpétuos de Dionisos?

Pudiera ser.

Pero no está de más recordar la observación de Stallybrass y White cuando discuten las categorías del carnaval: "a menudo el carnaval abusa violentamente y demoniza a los grupos sociales más débiles, no a los más fuertes: las mujeres, las minorías religiosas y étnicas, aquellos "que no pertenecen", en un proceso de abyección desplazada".

Pensar qué es ser Charlie en Nicaragua--idea fuera de lugar como las hay--y no mencionar La cámara matizona es una contradicción casi humorística. Sus chacuatoles sociales y políticos ilustran bien cómo la ambigüedad de la sátira "de abajo" se vuelve arma de leve densidad. Ese tipo de humor que como el de Chespirito se mofa de la pobreza esmeradamente.

Una típica y antigua copla que se consumía en los barrios nicaragüenses decía:
Chico Perico mató a su mujer
La hizo pedazos y la fue a vender
No la quisieron porque era mujer
Sólo los chinos porque eran cochinos
Arte de injuriar, diría Borges, que podría ser adaptados por aquellos Charlies que se oponen a la construcción del Canal, no por anticapitalistas sino por antichinos, y conviven "sanamente" con el femicidio.

La genealogía de Aristófanes y Dionisos (fuerza de Nietzsche y algunas vanguardias históricas) es una en que cierta gozosa amoralidad deviene una ética. En estos días parece una ética prestable, "líquida" y voluble: todos son Charlie. Los poderes la desplazan para ponerla en la gran vitrina de Occidente, en una época de guerra interminable.

En algún lugar de Nicaragua, Charlie debía reflexionar en esto.

sábado, enero 10, 2015

Guerra interminable

Termino de ver La delgada línea roja. La había visto en el cine probablemente en 1999. Recordaba la textura poética, la introspección y la desesperanza.

Dado que recién pasa el asesinato de periodistas en Francia (Charlie Hebdo), la sensación que me queda, de la película y de los hechos recientes, es la de una guerra interminable. (Los cien años que siguieron a 1900 fueron sin duda el siglo más sangriento en la historia moderna, dice Niall Ferguson. El siglo XXI quiere competir, al parecer.)

De hecho llego a pensar que esa lógica de guerra interminable es la que ha ganado al Ser Occidental. Sobre todo dentro de sus estamentos más livianos: la prensa, la opinión, la ideología de defensa de la libertad, la sátira, el humor y la caricatura. (Los Simpsons no son Charlie Hebdo debido al contexto de control social gringo. Pero su ironía radical y posmo resulta parecida.)

Obviamente, la solución no es censurar estas expresiones posmodernas, o mucho menos mandar a asesinar a los que las ejercen. Esa es la guerra sucia dentro de las otra guerra "limpia" e interminable.

Es preocupante en todo caso que esas expresiones pasen a ser por antonomasia lo que se entiende por expresión de “la libertad”. (Y qué cerca que queda el 2001 con aquella polarización “culturalista” entre buenos y malos, y en donde George W. Bush y asociados pasaron a ser encarnaciones del bien.) La polarización del discurso se apareja con su pérdida de peso y complejidad.

No deja de haber cierta arrogancia en asumir esa ideología y al mismo tiempo identificar al bárbaro, que es una operación que concienzuda o ingenuamente todos estamos ejerciendo ahora. (Decir que sos Charlie es una declaración conciente o ingenua, de esta operación.)

Esto implica asumir de forma ideológica cierto liberalismo liviano, acotado y desmemoriado. Defender tras el hábito o la máscara de la libertad una particularidad, lo que lleva implicado olvidar la historia.

No hace mucho, en el siglo XX, los hombres mataban por ideología, principalmente una llamada nacionalismo que se cruzaba con otra llamada imperialismo. (Sin olvidar que el racismo y el colonialismo no terminaron de ser desplazados durante ese siglo: Argelia, recordará Robert Fisk). Ante cierta orientalización de la barbarie, se puede decir que esa carga "bárbara" es plenamente occidental y global. Se puede ver en La delgada línea roja, sobre todo en los encuentros entre gringos y japoneses. Se puede percibir la fiereza ideológica junto a su vacío.

¿No es esa fiereza una de las bases, secretas y ocultas, de la proclamada y absoluta libertad euro-occidental? (Al fondo, como un océano envolvente, ¿está el humanismo?)

En cierto sentido, en La delgada línea roja el contexto sobrepasa a los personajes del filme. Su introspección es menos efectiva que la lógica dominante. Algo así nos pasa ahora. Proclamarse esto u lo otro puede no ser otra cosa que coincidir con aquella lógica.