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jueves, abril 09, 2009

Días de guardar

El portón del mercado está cerrado como señal de los días santos. Pero en los tramos exteriores abundan el pescado salado, los tamales pizques y rellenos, los frijoles, el queso, los almíbares de la estación y el pinolillo. Se traiciona gozosamente la Cuaresma con ofrecimiento de chicharrón y alguna limitada oferta de posta de cerdo, ahí donde sobresalen las patitas lavadas, afeitadas y cortadas de los chanchos en mesas bastante marcadas por el uso.

Busco inútilmente una chuleta fresca de pargo. Porque son días de comida conservada según técnicas antiguas: la sal sobre el esqueleto del pescado, la hoja de plátano para la masa de maíz de los tamales, el dulce duro de rapadura para el almíbar, el maíz tostado y molido del pinol.

(Cuando llegó el tiempo de la conservas en lata fue que triunfaron las sardinas, siempre disfrazadas de sirenas exuberantes en los impresos.)

Aunque sea una señal que se hace a un tiempo ido, ha triunfado leve y fragmentariamente el pasado.

Hay turistas de vez en cuando.

viernes, mayo 23, 2008

Últimos acompañantes

La jovencita obesa, estudiante universitaria que sacaba donas milagrosamente de su bolso, y se las comía.

La muchacha distraída con una jaula de canarios en el regazo--muy distraída, masticando yuca frita--, y el marido gordo que la aconsejaba cómo tratar a los pájaros. (Era él quien de verdad los amaba, él quien de verdad sabía y tenía que enseñarle a ella--pero ella seguía distraída, después, dormida).

La muchacha del sueter que hablaba casi en secreto en el móvil. Alguien la esperaba en algún lugar. Alguien se movía para traerla. Ella susurraba. En el km. 16 optaba por ponerse el sueter temiendo el frío (pero mayo es puro calor húmedo).

(Por cierto, la neblina ha vuelto.)

lunes, marzo 03, 2008

Cómo vender un rincón en el mundo

Domingo a medio día

Lo que veo en el paseo del domingo por la mañana, más o menos.

Tres prostitutas esperan en la esquina.

Misa de once.

La sorbetería cerrada.

Los clientes tardíos del desayuno en la comidería.

Máscaras de El Viejo y la Vieja en lo baños del mini-centro comercial.

Imperceptible estado místico de la mujer que va a misa. Pasea en su mente a su hijo alcohólico.

El supermercado atestado.

Entrenamiento, de padre a hija, de cómo consumir la paleta de helado de fruta.

Campanas y sol.

Clientes en bicicleta, clientes en las mecedoras de madera.

Real Estate que ofrece vender la casa de dos pisos de la esquina.

La casa del prostíbulo derruida.

Viento de enero al inicio de marzo.

Sol de marzo dentro del viento de enero.

Vagas ideas de turismo en el subconsciente: qué vender desde este rincón del mundo.