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miércoles, noviembre 26, 2014

Autoritarismo, totalitarismo, notabilismo

En varias entradas de este blog me he referido a la cuestión de la universidad y los notables, dentro del contexto específico de Nicaragua.

Recientemente, Andrés Pérez Baltodano afirma, en el semanario Confidencial,que la falta de autonomía de la Universidad nacional (la UNAN) se debe a que, a diferencia del somocismo que era únicamente autoritario, el gobierno sandinista actual es totalitario, y un régimen totalitario no puede convivir con notables del estilo de Carlos Tunnerman et. al.

O sea que, punto a favor para el horroroso somocismo, es el florecimiento de lo que en otra entrada llamé la versión floral del caudillo, que es ese notable heredero por clase como tribuno, daríísta amateur y escribidor autoritario (y totalitario) de lo nacional. (Véase, en 1967, las espléndidas fiestas darianas que organizó el somocismo con abundante venia de notables.)

Gracias a la revolución se vio bien, sin embargo, la poca fe universitaria que tuvieron esos notables cuando llegó el turno de gobernar. Se acordaron poco de la autonomía, fueron al estado y al gobierno, de hecho abandonaron la universidad, para reafirmar su notabilismo, el que reclaman y reclamarán para siempre.

Al parecer les importó poco el espíritu de la autonomía que había impulsado Fiallos. El candidateo político, su función como "analístas" (en realidad ideólogos de la derecha divina) y su todología letrada son marcas evidentes de la "totalidad" nacional a la que pretenden servir.

El notabilismo es un tipo de autoritarismo que corresponde a una sociedad poco democrática en que de hecho la Universidad no resulta necesaria como espacio de debate ideológico y político, de expasión y democratización de los saberes y de movilidad social.

Los notables solo requieren la Universidad y su autonomía en cuanto los reafirma, como eco narcisista, en sus labores heredadas.

No son víctimas sino entes activos de la ausencia de autonomía universitaria.


viernes, junio 08, 2012

Los neoliberales contra las universidades

El FMI quiere, al parecer, que se reasigne el 6% del presupuesto estatal que reciben las Universidades nicaragüenses.

El cometido sería trasladar parte de ese presupuesto a la educación básica y técnica, que son muy carentes en Nicaragua.

La justificación ideológica (aunque con ornamentos desarrollistas) es que hay una especie de derroche en las Universidades que bien podría paliar la precariedad de otros componentes del sistema escolar.

La comunidad universitaria ha protestado por lo que ven como una amenaza al sistema educativo universitario. Creo que están en lo cierto, y su protesta me parece justa.

Ante todo porque el sistema universitario nicaragüense es tan carente como lo es el sistema educativo en su conjunto.

La fábula de una Universidad nicaragüense rica, derrochadora, incompetente y burocrática viene de las miradas neoliberales que han logrado introyectar en muchos el chip del evangelio fondomonetarista.

Hay que saber que el recorte deseado por el FMI forma parte de toda una estrategia de ajuste. El retórico "control del gasto" es decir el recorte a la educación y el bienestar social.


También hay que saber que el dogma neoliberal se ha vuelto endémico a todo nivel en Nicaragua: en sectores del gobierno, ONGs, think tanks, partidos, ideológos, intelectuales, periodistas, medios.


Se puede mencionar, por ejemplo, a la Fundación Nicaragüense para el Desarrollo Económico y Social (FUNIDES) o al ex-ministro de Educación Humberto Belli. Recurriendo a su calidad de expertos, este tipo de organismos o intelectuales de derecha neoliberal, pretenden, siguiendo lecciones de la cultura política del país, "gobernar desde abajo".

El ex-ministro Belli en particular se ha afanado con una serie de declaraciones y artículos en contra del presupuesto universitario.

El 9 de mayo, Belli recomienda revisar la asignación del 6%, o, por lo menos, el pago de gastos básicos de las Universidades (que corren por cuenta del Estado).

El 10 de mayo declara que el 6% es una carga pesada, que las recomendaciones del FMI son buena oportunidad para "debatir", que las universidades gastan mucho y aportan poco, y que en realidad reciben mucho más del 6 %.


El 21 de mayo, Belli escribe que la tasa 6% para educacion universitaria es irracional (claro si la vestimenta neoliberal se propone siempre como racional), que no tiene sustento democrático o de desarrollo. Dice Belli:"estamos ante políticas que deben revisarse en función del bien social", y llama al debate.

El 28 de mayo, Belli ve las manifestaciones de la comunidad universitaria contra el FMI como carentes de razón, y recomienda a gente dentro del gobierno lo racional que sería revisar el 6%.

Belli toca la tecla tecnocrática y neoliberal que sabe presente y activa dentro del gobierno de Ortega. En este sentido es que intenta "gobernar desde abajo", o lo que es lo mismo desde su expertise.

Con relación al neoliberalismo en el gobierno de Ortega es importante la tesis del sociólogo Amaru Barahona, publicada el 31 de mayo, de que hay una convivencia de dos modelos, uno alternativo y de izquierda, tutelado por al ALBA, y otro neoliberal, al que se afilia la política económica oficial de Ortega, y que pasa por seguir las directrices del FMI.

Más recientemente, Barahona dice que esa convivencia de modelos antípodas provocará en pocos años una crisis económica.


Todas las declaraciones de Belli sobre presupuesto universitario (yo no elevaría sus declaraciones al nivel de "debate sobre educación") pueden entenderse como cortejo, afianzamiento, opción por la uniformidad en torno a las políticas fondomonetaristas.


Otra cosa que hay que saber es que Belli, como Ministro de Educación del gobierno de Violeta Chamorro (1990-1996), echó a andar un proyecto de privatización de la educación primaria, que terminó de pauperizarla aún más, luego de la guerra y la crisis económica de los 1980s.


Este tropiezo gubernamental no ha afectado ni su afiliación ideológica ni su lugar de experto en temas de presupuesto educativo gubernamental.

El 4 de junio, Belli echa mano del argumento típico "de clase": con el 6% el albañil financia al doctor. La preocupación "por los más pobres" implica privatizar de manera escalonada la educación: el experimento que ha hecho crisis en Chile el año pasado, lo podríamos estrenar pronto en Nicaragua.


El llamado de Belli al "debate" ha sido contestado en cierta medida por el programa Esta Semana, y el semanario Confidencial, del periodista Carlos F. Chamorro.

Belli es invitado al debate televisivo del día 3 de junio, junto al Telémaco Talavera, rector de la Universidad Agraria y presidente del CNU . El debate no es tanto sobre educación universitaria como sobre presupuesto universitario, y concretamente sobre los temas típicos de la agenda neoliberal: eficiencia económica, transparencia económica, desarrollo económico.

De alguna manera esto lleva a una especie de planteamiento corporativo en torno a la eduación universitaria: cuántos alumnos, cuánto gasto, cuántos empleos, cuánta producción, cuánta ganancia. Por eso entre los consultados en el reportaje que  acompaña al debate se encuentra el presidente del organismo de los empresarios, COSEP.

Se ve, desde esos puntos de vista, a las universidades como potenciales empresas y al sistema universitario  como correa de transmisión entre la educación y el empleo. Esto no es tan sorprendente si se piensa que expertos que vienen de la Universidad, como Carlos Tünnermann, y para colmo con formación humanista, han recomendado ya antes una relación de sangre entre Universidad y empresa. (Ver artículo de Tünnerman del 12 de mayo de 2009, que ya comenté en este blog).

El "debate a fondo" que propone Esta Semana es "sobre la rendición de cuentas del 6%" como lo dice honestamente el periodista Chamorro. ¿No será más eficiente que el Estado deje de pagar los servicios básicos de estas "empresas" para estimular la productividad? Es el tono del "debate", más o menos.

Como se sabe en el ideario de la eficiencia comercial, lo estatal (y aquí las Universidades son esa bestia antidiluviana) es visto como retrógrado, irracional, ineficiente e "ideológico". Ya Belli se afanó suficiente para apuntalar bien el terreno de ese debate.

Una deplorable declaración de Tünnerman a los periodistas de Confidencial termina de configurar la estrategia conciente o inconcientemente neoliberal del "debate":

"Tünnerman explica que una buena estrategia para garantizar el buen uso de fondos es analizar y modificar la cantidad de profesores de planta que poseen las instituciones. "Las universidades estatales tienen profesores de este tipo en un 85% o 90%, asegura. El educador aboga por la promoción de profesores horario y la creación de un eslabon entre la educación básica y la superior." (artículo en Confidencial)."

La eventual destrucción o fragmentación de la comunidad universitaria no parece preocupar en estas declaraciones. La conversión de los educadores en profesores "taxis" que ha sido típica de los procesos de ajuste en América Latina, tampoco. La devaluación de la calidad educativa en general de estas medidas no aparece en tal paisaje ideal.

En el esquema ideológico de intelectuales como Tünnermann lo saberes residen en un grupo muy reducido de notables que hablan por el "pueblo", y generalmente son especialistas en Rubén Darío. Desde ese esquema, la distribución jerárquica de los saberes no es un problema. Por eso quizá pueden coincidir hasta cierto punto con ideólogos del presupuesto universitario (como Belli).


¿Qué tipo de comunidad de saberes es o puede llegar a ser la Universidad? ¿A qué se refiere uno cuando habla de "transparencia" en relación con la Universidad? ¿A los principios intelectuales de nuestra investigación? ¿Al efecto democratizador del saber que puede tener nuestra actividad de extensión? ¿A la honestidad y disciplina intelectual de nuestra docencia?


¿Como no ser adocenados y enjaulados y recortados por el vocabulario economicista y tecnocrático del FMI y los fondomonetaristas? ¿Creen los notables que su deseo privatizador y  jerarquizador del saber--una larga tradición en Centroamérica, se los aseguro--va a llevarse de maravillas con los principios neoliberales?


Una última pregunta que podría plantearse sería en relación al clasismo con que se abordan los problemas del presupuesto universitario. El afán de reducir la eduación universitaria a una educación técnica (de expertos, y no de ideólogos, y mucho menos de intelectuales) esconde el deseo de reservar lo intelectual (por muy adocenado que esté en torno al darianismo conservador) para la elite.


Creo, en cambio, que el pensamiento y las ideas deben impregnar todo el sistema educativo. Es la tarea universitaria que los neoliberales quieren ajustar, deshilvanar y disciplinar.

viernes, mayo 14, 2010

Que también buscaban amo

Por qué no aprovechan los recientes sucesos para debatir más a fondo el sentido que tiene la educación universitaria en Nicaragua?

Desde las razones por las que el poder administrativo tiene mucho más importancia que el saber/poder (el catálogo de rectores no produce conocimiento!), hasta si los porcentajes del 6% que se invierten en investigación (¿se invierte algo?) son adecuados.

(Por supuesto que no lo son, pero alguna pregunta retórica habría que plantear.)

"Es que todo lo invertimos en becas para que los chavalos pobres estudien." Sí pero ¿eso no es igual a decir que "nosotros" les administramos a los chavalos pobres el lugar social que van a tener en el futuro? Es "nuestra" prometeica apuesta.

Y que la lección aprendida es que administrarle la vida a alguien (biopolítica, señores rectos y rectores) es la gran conquista del "saber administrativo" que todos ponen en primer plano.

(Ya sé que rectores o ex que de casualidad se toparon con Derrida en una fiesta parisina ahuecarán la voz para recitar a Unamuno.)

Por qué no ir a analizar la historia (o la memoria que está más de moda que la otra) y analizar con sinceridad las razones de la entrega de los notables al poder político-administrativo (y con ellos, divos del saber administrativo, entregando la Universidad) en las coyunturas de auge revolucionario.

En fin, quizá la tecnocracia administrativa primitiva no va con la filosofía regenerativa del 98 que parece ser el horizonte epistémico (aunque huérfano de teoría y de recursos) de las Autoridades.

domingo, marzo 21, 2010

Los notables instruyen

Los notables sólo se acuerdan de la Universidad cuando ven sus intereses afectados.

Pero no se preguntan cómo es que esa amenaza a la libertad de pensamiento se vincula con su propia administración de poder cultural como notables y con la ruina de la Universidad (porque al parecer no les importaría que la Universidad estuviese en ruinas con tal de que fuera "autónoma" y en esa Universidad en ruinas se pudiera "pensar libremente").

Y tampoco se preguntan por sucesos históricos recientes en los que todos ellos estuvieron involucrados.

Si la cultura está organizada en torno a la Personalidad, hay poco espacio para la Universidad. Y en sentido pragmático: a la Universidad se va por la Personalidad. Al menos era esa la tardía lógica nicaragüense de los años 1950s.

Pero esa época ya debería estar superada, y no debería ser restituida. Y los notables, como es lógico, todavía padecen esa añoranza.

Sin ponerse a pensar todo lo que perdió la Universidad de autonomía en los 80s, cuando se partidizó de verdad (y con anuencia de los notables).

Y luego toda la autonomía que perdió la Universidad frente al mercado desde los 90s para acá. (Si algunas universidades privadas parecen sucursales de Movistar y Claro).

Y mucho más intimamente: toda la lógica de mercado que ha operado esmeradamente en la Universidad (y que algunos de esos notables han avalado), y el desprecio sistemático por las Humanidades (que en este blog he tratado varias veces), en un país en que, de hecho, han desaparecido.

Una ausencia de las Humanidades que no puede ser subsanada por la presencia de la Personalidad y del Notable.

Pero, además, por las maniobras de poder a que están acostumbrados, estos notables tienen bastante empeñada su labor como intelectuales críticos. Son de hecho operadores políticos, opositores, partidistas u oficialistas, según soplan los aires y según les conviene.

Si han empeñado su propia autonomía política es bastante irónico su reclamo de independencia, y sus instrucciones a cerca de todo lo independiente que debe ser un estudiante universitario de verdad.

jueves, junio 04, 2009

Es posible hacer una pregunta

¿Es posible?

El caso fue que Sergio Ramírez tuvo que suspender la presentación de un libro suyo en la Universidad Nacional de Nicaragua, sede León por las amenazas de boicot de una organización estudiantil expresada en mantas poco amables.

Hay que lamentar el hecho, coincidiendo en parte con el escritor: la Universidad debe ser sitio de diálogo y discusión.

Pero en ese mismo lugar del evento hay que poner la pregunta, si es que se puede.

Ramírez ha invocado un expediente franquista para caracterizar el hecho. Estos muchachos serían herederos de la acción política falangista en contra de los intelectuales, en un clima cultural "cavernario" que recuerda a Franco y el franquismo. (El tema ha sido repetido en las páginas de opinión.)

La pregunta sería pues: ¿por qué ha sido el franquismo y no el neoliberalismo el que ha informado la actitud intolerante de esos jóvenes? ¿a lo mejor fue más bien el populismo? ¿no habría que investigar mejor este punto? ¿qué prueba hay de que el cierre de espacios humanísticos en las Universidades, que es algo más que un síntoma, no ha sido decisivo en este rechazo indirecto de las humanidades? ¿quizá porque los intelectuales fundadores de la nacionalidad literaria fueron admiradores del falangismo debemos suponer que será siempre el franquismo el prístino motivo de los jóvenes? ¿el culto de los notables, que son en sí mismo instituciones, no ha favorecido la idea de que a estos no se les puede hacer ninguna pregunta si no solamente aceptarlos (incluyendo el servilismo) o rechazarlos de plano? ¿y cuánto han hecho los notables por favorecer un clima de debate en las universidades?






jueves, mayo 14, 2009

16 riesgos de la Universidad frente a la Empresa

Un artículo de Tünnermann sobre "La relación universidad-empresa" que apareció ayer en un diario nacional, motiva en parte estas reflexiones sobre la universidad, la empresa y las humanidades.

1. El riesgo de reducir la Universidad a la producción de lo utilitario, empírico, aplicable.

2. Reducirla, así, en su posibilidad crítica.

3. Viejo "conflicto de las facultades" recolocado en un mercado periférico o infranacional, en donde las Humanidades llevan las de perder.

4. "Sectorizar" la Universidad y la Empresa bajo un paradigma neodesarrollista en que lo crítico es de hecho sustituido.

5. No hacerle ni una sola pregunta académica a la Empresa.

6. No saber nada de la historia cultural de la Empresa. Su excentricidad y sus costumbres. A saber: que funciona con el corazón puesto en el extranjero, y no sabe nada de inversión en educación. Que se educa para gobernar manteniendo una estructura de dominio clasista, racista, etnicista, machista.

7. Quedar satisfecho con que las Humanidades se reduzcan al culto dariano y festivales adyacentes que resultan monumentos a la pobreza cultural. (Y no es pobreza cultural de los pobres, que es de otro tipo, sino pobreza cultural de las clases medias y altas que viven de eso.)

8. Convencer a la Empresa, fundamentalmente la Empresa Financiera, que basta con financiar la mochila de libros de la biblioteca "nicaragüense" para que todo esté en paz, manteniendo cierta hegemonía cultural.

9. Dejar la antropología, historia, sociología, arqueología, ciencias humanas y sociales en sitios "de fuera", ONGs y academias no situadas aquí (lo que enfatiza las agendas excéntricas).

10. Ese saber y esas ciencias no han existido por falta de financiamiento del Estado y la Empresa. Y no es con ensayos nacionales que se subsana ese vacío.

11. No sé si será kantiano, pero la autonomía (su fundamento) no saldrá de la tecnología.

12. No pensar en la tecnología y la ausencia tecnológica más obvia y evidente: saber leer y escribir, enseñar a leer y escribir a los universitarios.

13. ¿Cómo operar un convencimiento cultural en la Empresa?

14. ¿Cómo hacer para que lo que la Empresa invierte en educación (exageremos), no lo invierta con el patetismo de la caridad cristiana, sino con un convencimiento más profundo, liberal, si se quiere, en las bondades de la educación humanista?

15. ¿O será que irremediablemente las Universidades tendrán que devenir empresas, o no ser?

16. Contra la simbiosis Universidad-Empresa.