martes, febrero 27, 2007

Pequeña historia del valor estético

A la memoria no siempre grata de JCU

La Traviata
Antes del “cine del barrio de la humanidad” estuve conminado al Margot, en la ciudad de Matagalpa. Miré ahí casi todo el cine preciado de tal, “estético” y tremebundo. Una noche pusieron la versión filmada de la ópera de Verdi, “La Traviata”, y el cine casi se cae por los gritos del público que furioso y corrompido pudo callar por fin al cinematógrafo pervertido. Para mí, que todo esto quiere confluir en una moraleja sobre los valores estéticos.

Elliott en casa
Y la forma que tiene Elliott de estar en casa, es otra. Tengo todos sus discos, algunos ya dejaron de gustarme, o gravitan, giran, se estrechan mientras vuelven. Me han dejado como tarea memorizar "Tradition and the Individual Talent", pero es imposible. La chica dice que incluso los artefactos de uso sexual (consoladores o toyz) tienen un aura de valor estético (Cf. This is not a Test, track 9). Y que por qué mejor no discutimos el sentido que valor puede tener cuando es adjetivado con esa connotación capitalista-sexual?


El Valle
Reyes pensaba una Grecia Mexicana en el Valle. Esto es un problema postcolonial que consiste en que el sujeto europeo se cuela siempre en vuestras fábulas de identidad. Precisamente, habrá que ceñir “El Valle”, poema de E.M.S., a esa fábula. Si no, no se da cuenta plena de sus significados. Lo metapoético no es sino la rendija por donde entra el Hombre Europeo transfigurado por la estética universal a un escenario marginal. Casi La Traviata cantada en un cine popular.

Media clase
Residencia en la tierra de San Tranquilino, donde las toronjas son más dulces. Me dediqué dos años a preguntarle a la clase media latinoamericana: Y Ud. qué piensa, cuál es el disco de Los Beatles más importante? Siempre ganaba Abbey Road, sobre todo entre sudamericanos. Y yo respiraba tranquilo, pues el universo quedaba de nuevo ordenado según su jerarquía.

Historia reciente
Pasé dos años leyendo a los autobiógrafos centroamericanos. No son ellos menos complicados que los poetas, lo que me hace pensar en la volubilidad de los valores estéticos. ¿Cómo creer en la transfiguración de la mariposa sin saber que la doméstica de Eunice Odio fue despedida? ¿Cómo perorar sobre exteriorismo sin saber que Coronel perdió su padre a los cuatro años, lo que implicó la clausura de una conversación? ¿Cómo no notar que las sirvientas de Cardoza y Aragón empapelaban las paredes con fotos de actores de telenovelas?

New Age
Pero cuando volví al mundo, las librerías estaban compuestas de libros de autoayuda y de “nueva era”. No he hecho desde entonces otra cosa que leer esos libros para saber respirar, para reparar el futuro, orgasmizar el presente, seducir al crepúsculo, retornar a la serena intrascendencia de la estrella de mar. Me siento casi como un poeta puro.

jueves, febrero 22, 2007

APOLO 13 (Ron Howard, 1995)

Una crítica anacrónica

“La tierra es un satélite de la luna”. Leonel Rugama

El programa espacial de la NASA es criticable por muchas razones. ¿Por qué exportar al espacio el sentido de propiedad, el nacionalismo, el racionalismo, la basura y los límites culturales de la clase media? Por supuesto, la pregunta es retórica dos veces.

1.) Porque la carrera espacial no estaba basada en una presencia real de la clase media. Si no que la clase media y sus valores, funciona aquí como artefacto ideológico básico, de los reducidos grupos de poder que pudieron llevar a cabo semejante disparate llamado carrera espacial. (Disparate que, se dirá, ha dejado algunas importantes conquistas científicas. Bien puede ser.)

2) Porque la película de Howard pretende ser tomada bajo esos principios “nacionales” de la clase media y del show televisivo; la historización barata que no elude el historicismo dogmático; el nacionalismo estadounidense que quiere ser tomado como “lo humano universal”. Esta película posee, en efecto, un dogmático sentido de “realismo capitalista” (de ahí las lecturas denotativas, al estilo de la de Roger Ebert, sobre la gran hazaña que fue la carrera espacial,), y glorifica esas operaciones, con tonos de drama familiar nacional.

Tom Hanks era, por aquella época (los 90s) el icono de la fortuna heroica del capitalismo triunfante. Después engordó.

miércoles, febrero 14, 2007

Dime cómo me arranco

Con Rubén en los audífonos

Soy un adoctrinado latinoamericano, del tiempo cuando en San Tranquilino hacía mi autorretrato con cámaras M-3, luces 1,000 (luces 1,000 tiradas al piso para provocar efectos expresionistas), actores, fantasmas que brotaban de las ceibas y baobabs.

Hoy vengo en mi rutinario viaje al lado de los posmodernos: la chica, el chico. El tararea primero, escuchando la radio más culo de Nicaragua, Romántica 95.5 FM. Ella tararea después. Entonces yo saco mis audífonos: los compré en 1983, exactamente para escuchar un disco que se llamaba Salvo el crepúsculo por un tal señor Cortázar.

Pero lo que sale, por supuesto, es Rubén Blades en aquel año tremendo de 1978. La producción, señor, es impecable. Y Rubén (quién se ocupa en llamar Rubén a Darío? quién se ocupa siquiera de decirle RD a Darío? Eso, señores, es cursilería nacional: el único Rubén realmente vivo es Blades, el único RD vital es Roque Dalton) canta aquí mejor que nunca. Y la textura, señor, es de asombro. Quién sino Chic habría imaginado la entradita que le ponen a Plástico? Quién sino un arquitecto melancólico en el sendero cinematográfico neoyorkino para imaginar esa ciudad “donde nadie ríe, donde nadie llora”?

Esto es José Martí en back to the future. “Estudia, trabaja y sé gente primero”, “una raza unida, la que Bolívar soñó”. Esto es para carcajearse, y anular para siempre (fenómeno auditivo que le agradeceré siempre a Radio Shack) a estos jóvenes posmo que le mueven el culo a Shakira. Y el contexto da para reír todavía más: Chávez, Evo, la “Latinoamérica unida” que invoca una vez más Rubén.

Luego del son montuno Buscando guayaba, no queda de otra que ceder al intercambio de Pedro por Pedro, Navaja en vez de Páramo (por cierto, Navaja resucita en otro disco de Rubén, y entona uno de mis versos favoritos: y estos novatos que creen/ si este es mi barrio). La mixtura ideológica del barrio y NY es sugestiva: hay una banda sonora de barrio puertorricopanameño superpuesta a las sirenas espectacularmente urbanas y al ruido del carro que “todos saben que es policía”. (No olvidaré que al final de Plástico aparece ese grito de Nicaragua sin Somoza seguido casi inmediatamente por el grito a favor del Barrio. En Mundo (disco de Blades de 2002) el barrio es una cosa más tierna y melancólica: “nunca olivaremos… Domingos en los barrios, la calle, con su olor”. No tan fuera de contexto ese gran y apasionado verso de Fito Páez: “En el cine del barrio de la humanidad/ mirando lo que el viento nunca se llevó”).

Lo cual me lleva para atrás al montuno de Buscando guayaba en que la búsqueda del amor está condenada por unas imágenes festivas, apaciguadas pero no menos líricas. Qué queda al otro lado de NY sino el sendero que lleva al monte, a la guayaba mítica que no deserta ante la “casa dorada”?. Qué ocupados estarían nuestros poetas nacionales que no han notado las posibilidades retóricas y espectacularmente líricas (es que han escuchado ese piano?) del son montuno incrustado en la casa de oro del capitalismo?

Recuerdo que a los 18 años llegué a Santa Clara (en las Segovias, no en Cuba, aunque dos patrias tenga yo) y me dije: esto es Vietnam. Había 1000 o 1200 jóvenes gritando aquí, allá el yankee morirá, armados con AKM 47. No lo era, pero parecía. Mi otro gran recuerdo de esos días es haber escuchado en los altoparlantes de la escuela militar la historia del padre Antonio y su monaguillo Andrés. En Tiburón (que es Spielberg desenmascarado, más o menos), Rubén lo decía de manera más decidida: pa´que no se trague a nuestra hermana El Salvador. Me asombra, por eso, que algunos jóvenes intelectuales de hoy salgan diciendo que en los 80s “estuvimos cerrados al mundo”, lo cual no es más que otra cursilería de las que se compran en baratillo hoy por el mundo.

Pero María Leoncia (la santa alternativa que cuida a Venezuela) me hace percatarme que algo del hip-hop, mejor digamos todavía el funk como sonido urbano, se cuela en esta elegía, mientras arranca el track de los Ojos de esperanza, que es la continuación por otros medios, medios de esperanza, de Plástico. Llegando a la altura del 7 sur, voy escuchando aquello de dime cómo me arranco del alma esta pena de amor. Mis jóvenes acompañantes siguen tarareando la estupidez para nada cándida de un grupo que se hace llamar RBD (significa “Rebelde”, para ilustrar la devaluación en que puede caer el lenguaje), y yo pienso que uno debe querer sin más su propia retórica: dime cómo me arranco, no es más que un gesto de confirmación. Dado que tengo que bajarme del bus, me quito los audífonos y aprovecho para recordarles a mis acompañantes que el plástico se derrite si le da de lleno el sol. Ellos me miran con una mirada entre hipnótica y boba.

lunes, febrero 12, 2007

Exceptos diseminados

Notas de diario
(...)
12 de mayo de 2006
Viernes. Milagros únicos y aislados. Un roble amarillo, el ronroneo de los Beatles—esas bestias intercambiables que suman el punto de lo sublime y la mercancía—, los hijitos en la madrugada…

20 de mayo
Mayo alfombra de flores. Cielos poblados.
La espina bífida del día. Y el día que salta hecho pájaro.

28 de mayo
Domingo hirviente de humedad. Leo Una introducción a la teoría literaria de Terry Eagleton.
Llevo una silla al patio, me siento como el rey de las flores; los guardianes chapulines rojo-quemado sobre las hojas, agrupados, gregarios, creciendo más que el universo.
(...)

2 de junio
Todos mis diarios—los excavados, los desaparecidos, los humillados en el cuaderno, los corporales, vecinales, vendidos, los heliotropos—han sido poesía.
Con excepciones: algunos sistemas se han impuesto, han susurrado algo perverso, desvaído, abstracto o vulgar.
Todos mis diarios han sido excepciones. Excepto. Esa es la palabra titular. Excepto.
Todos mis diarios no han podido ser poesía, por todos esos exceptos diseminados.

3 de junio
Sábado. Amenazas de lluvia, efecto de caldera húmeda entre el cielo y la tierra. Remotos truenos. Temor de temblores. Sueños sin sueños.
(...)
El fascismo como vértigo interior.

4 de junio
Todas esas dudas de la edad madura. Era mi cuerpo demasiado anfibio? (...)

11 de junio
Domingo de noche. No has sentido la contradictoria sensación del que escribe: avergonzado, curioso, alejado.

12 de junio
Después del trabajo. Dolor en el omoplato y los músculos de la región del cuello, quizá efecto del uso de esta laptop, agravado por el enfriamiento del aire acondicionado. Estoy sin analgésicos. Escucho Plastic Ono Band (adquirido quizá en octubre en la tienda de Squirrell Hill), me asienta bien: tareas, infinitos, pesos, familias.

14 de junio
Noche. Llueve a tendaladas. Me cae mal la lluvia, el ruido que hace en el zinc, la confusión que trae. Además, es una lluvia demasiado agresiva para la época del año. No me deja escuchar la música. Y estoy algo confundido también entre lo que quiero hacer y lo que creo que debo.
Músicas del día: Sign O The Times by Prince.
Ahora unos estúpidos truenos.
18 de junio
Domingo de noche. Deseos de escribir algo que tuviera la textura de ese disco de Dylan (el de 2001).
Esto va para mi novela. Supongo que Norberto Palacios, criatura viscosa, debe tener una hipotética biografía similar a la mía. Un Servicio Militar observando algo impávido a la clase militar. Viajes al cine. Lecturas. Por supuesto, Palacios no es de los secuestrados.

Domingo 2 de julio
De nuevo el dolor de cabeza ligero y sobre los ojos. Elian Elias, piano. Tarde de domingo luminocalurosa. Aunque de vez en cuando nubes que corren y se derraman. Ayer era la derrota de Brasil ante Francia, en el Mundial. Recuerdo la derrota de Francia ante Alemania, en el 82, por penales, creo. But I was so much older then...

Sábado 12 de agosto
Escuchaba, digamos, esa genial canción que abre Music of My Mind. Reunía, digamos, Changesbowie, Magical and Mistery Tour, Peace Beyond Passion y Parade sobre la mesa.
Quiero hacer un seminario de crítica literaria latinoamericana, el proyecto vino de súbito como una inspiración.
(...)
Bajan nubes de humedad y nos envuelven, en la superficie de ellas van las moscas haciendo el amor.

21 de septiembre
Me caracterizo por sumirme en crisis profundas, en donde mis creencias se vuelven puras piedras. Valle Caliente del Western.
Me caracterizo por ser rutinario.
Me caracterizo por no.
Pero me caracterizo, sin embargo.