La periodista Matilde Córdoba publica hoy en END un interesante artículo sobre "El lenguaje de los presidentes". Alude al arte de injuriar político en Nicaragua.
No menciona el artículo los canónicos timbucos y calandracas, pero compensa muy bien este fallo un texto de Sergio Ramírez sobre el tema: "Las ganas de ofender al otro--dice Ramírez--se hacen patentes tras estos apodos, y vienen a dejar a los granadinos como ricos bien comidos, y los leoneses como pobres hambrientos...".
En el artículo de Córdoba, Onofre Guevara, entrevistado, dice: “El recurso se vuelve tan común y tan poco comprobable que la gente se acostumbra a oírlo y a repetirlo, incluso sin ahondar en el contenido, en su significado”.
Esta hipótesis es cuestinable. Nada tiene éxito sino es comprensible en algún nivel general y comprobable de alguna manera figurativa. Los oligarcas tienen carro. Los borregos van a pie. Este esquematismo puede funcionar sin mucha comprobación, y su maniqueísmo es dramático: habla de una lucha invisible pero patente.
Por ejemplo, las colisiones recientes en la izquierda: "oligarcas", sandinistas opuestos al sandinismo oficial, y "borregos" que por apoyar al gobierno y por ir a pie han perdido toda posibilidad crítica.
Cree Córdoba que "Las administraciones que sucedieron al gobierno sandinista... no fueron tan fecund(as) en la invención de términos". ¿No sería esta falta de creatividad las que los llevó a la partición y la debacle?
En todo caso, no hay que olvidar a los "cabecitas calientes" que solía amonestar Violeta Chamorro (etapa racional de la Restauración), ni los "frentistas" del dúo Alemán-Bolaños (etapa vandálica de la Restauración), que, una vez emasculados del término "sandinista", sufrían vergüenza. Pero los exabruptos de Alemán incluyeron también términos menos imaginativos como el de "onanistas".
Pero ¿por qué no clasificar aquí también el apodo de "empresarios" que Antonio Lacayo daba a cualquier tipo de empleado, subempleado o desempleado?
Además, el arte de injuriar no es exclusivo de presidentes o secretarios íntimos.
En la campaña política del 96 se generalizó entre las masas sandinistas el grito "liberales, tamales". Para no decir nada del ambiguo término "piricuaco" que dominó gran parte de los días de la guerra civil.
Recontras, recompas, revueltos y renegados son términos que siguen esperando el reconocimiento cultural que se merecen en los catálogos del vocabulario político nicaragüense.
viernes, agosto 29, 2008
martes, agosto 19, 2008
Seminario con Ileana Rodríguez en el IHNCA
Invita al Seminario
Debates de Campo (Modernidad), Postmodernidad, Postcolonialidad, Memorias Ciudadanas
Con la Dra. Ileana Rodríguez*
Días: 25, 27 y 29 de agosto del 2008
Hora: 3:00 a 6:00 p.m.
Lugar: Auditorio José Coronel Urtecho
El curso está dirigido a profesores universitarios, estudiantes, escritores y especialistas de las áreas de literatura, cultura, antropología, historia y disciplinas afines.
Cupo limitado.
Costo del Ciclo de Conferencia: U$ 20.00 (Incluye material de estudio y refrigerios)
Fecha límite de inscripción: Viernes, 22 de agosto 2008.
Para inscribirse contactarse con Anabelle Jerez al correo electrónico anabelle.jerez@gmail.com y a los teléfonos: 2787317, 2787342. Ext 109.
*Ileana Rodríguez
Profesora Distinguida de Humanidades
Departamento de Español y Portugués
The Ohio State University.
Etiquetas:
estudios culturales,
IHNCA,
postmodernidad,
seminarios,
teoria crítica
jueves, agosto 14, 2008
En el bus deportivo
Hace días que sólo viajaba en buses femeninos, busetas para más señas en que escuchaban permanentemente a Abba y a Ace of Base y (cuando se ponían masculinos dios) a Air Supply.
Mi biografía ese día era la siguiente: recordaba uno a uno los outs del juego perfecto de Denis Martínez, milimétricamente, traía una gorra roja del PLC, había sido sargento de la GN, tuve por un tiempo un cajón para vender chiclets en la entrada del cine hasta que el cine desapareció y pusieron una iglesia protestante en el cine (y hasta las ratas cambiaron de domicilio).
Y me monté en un bus masculino puro Pink Floyd, puras formas de hacerle el amor a Syd Barret de masculinidad a masculinidad. Y yo todo sospechoso en tiempos sandías con mi gorra del PLC me montaba al bus deportivo. Porque se sentía en el aire: era el bus deportivo.
Era Beijing "mucho más allá de la política".
Para más señas me monté cuando la Whitney entonaba the greatest love of all, en la banca.(La banca es el asiento que mira a los pasajeros, pero a mí no me importaba).
Noté que los chicos hablaban del equipo cubano. Chicos que les habían lavado el cerebro desde chiquitos, grandes amigos míos, eternos enemigos míos.
A las seis comenzaba la final Granada-Matagalpa y yo quería decirlo en voz alta desde la banca: a la seis comienza la final Granada-Matagalpa (el bus masculino transmitía por entonces a Andy Gibb, o a Bread, o a cualquier fantasma de los 1970s con el pelo de Wheelock).
Y yo quería decir a voz en cuello también que yo había sido sargento de la Guardia Nacional del General Somoza.
Hacía una luz espledorosa en la ventanilla: casi que mirábamos a Beijing, a Syd Barret, a Abba, al sol, mientras subíamos por Montefresco.
Y los muchachos comentaban lo bueno que era el equipo cubano, lavadosdecerebro hijosdeputa. Es que a Uds. desde chiquitos les lavaron el cerebro.
Pero ellos me dijeron que no que no estaban hablando de política. POLÍTICA NO. Y a mí me pareció que el profesor que iba frente a mí, el bloguero rudo (pura masculinidad y cien por ciento de ferocidad, sandía de closet, amante de la Chayo, enlace de los naranjas) se sentía aliviado: por fin UN ESPACIO NO POLÍTICO. Por fin un reverdecer postmoderno.
Además del arte.
Yo quería demostrarles que el equipo cubano era una mierda incluso con tanto campeonato.
Pero acabamos de amigos.
Un día viene un Gran Agente de las Grandes Ligas a ver pichar a Denis (no podía ser sino Martínez--aunque el bloguero cree que Denis suckz) y determina que no que el chico no tiene nada en la pelota.
Y a las dos semanas el Denis (que en realidad suckz) está pinchando en las Grandes.
Y yo me reía junto con los lavados de cerebro. Ambos nosotros encantados de la anécdota. Que Gran Anécdota.
Y a las seis, señoras y señores, comienza la final con el juego Granada-Matagalpa.
(Y en el fondo cantaba Elton John: adiós caminos de ladrillos amarillos, la aliteración faculta la traducción.)
Y me pasé rogándole al chofer: póngase el juego que ya va a comenzar.
Los lavados decían que el béisbol (porque lo pronunciaba al contrario de mí con el acento en la primera) ya no era el deporte de Nicaragua. No ya no era. Y todo lo que ha hecho Cuban en Grandes Ligas. Y como llamaban a Ozzie Smith el Mago de Oz. Y que todos los latinos estaban en las Grandes.
Aunque el chofer jamás me hizo caso (y siguió de lejos con su colección cada vez más femenina de éxitos).
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miércoles, agosto 06, 2008
Días en blanco
El dilema del “animal no fijado” es un asunto también temporal: no dar con la esencia de un racimo de días acumulados. Por eso el poeta cantó quizá aquello de Días en blanco/ qué sería de mí.
Estoy inmóvil viendo cómo un avión de Continental aterriza en el aeropuerto de San José. Estoy escuchando a Minni Ripperton en el soundtrack de Jackie Brown. Estoy durmiendo en el rock, despertando en el aire.
Hace dos semanas estuve en San Pedro, la ciudad universitaria de San José.
Conocí brevemente a una abuela china que danzaba para dormir al nieto con el cargador puesto. Una comidería oculta. En el TV: noticias. La danza me mareaba y conmovía a la vez. A la vez que el tráfico no paraba. (Te recordaba: pasamos por aquí en octubre de 2005; llovíamos en el temporal.)
Recorría las librerías sin comprar libros. Sólo por averiguar cuántos Deleuze Bolaño Octavio a cuántos miles de colones y de qué manera en qué región bajo que criterio taxonómico se colocaban en los estantes (todo mi potencial benjaminiano desperdiciado!). (Trataba de restituir el verano de Oakland: cuántos Bordieau Zizek De Certeau había en el aire. No podía. Necesitamos al menos una biblioteca así en Nicaragua para terminar con las generalizaciones que nos desangran.)
En la librería, como soundtrack de compras, se oía la voz algo siniestra de Chrissie Hynde: me voy a dormir/ y me imagino que estás ahí/ conmigo.
Estoy inmóvil viendo cómo un avión de Continental aterriza en el aeropuerto de San José. Estoy escuchando a Minni Ripperton en el soundtrack de Jackie Brown. Estoy durmiendo en el rock, despertando en el aire.
Hace dos semanas estuve en San Pedro, la ciudad universitaria de San José.
Conocí brevemente a una abuela china que danzaba para dormir al nieto con el cargador puesto. Una comidería oculta. En el TV: noticias. La danza me mareaba y conmovía a la vez. A la vez que el tráfico no paraba. (Te recordaba: pasamos por aquí en octubre de 2005; llovíamos en el temporal.)
Recorría las librerías sin comprar libros. Sólo por averiguar cuántos Deleuze Bolaño Octavio a cuántos miles de colones y de qué manera en qué región bajo que criterio taxonómico se colocaban en los estantes (todo mi potencial benjaminiano desperdiciado!). (Trataba de restituir el verano de Oakland: cuántos Bordieau Zizek De Certeau había en el aire. No podía. Necesitamos al menos una biblioteca así en Nicaragua para terminar con las generalizaciones que nos desangran.)
En la librería, como soundtrack de compras, se oía la voz algo siniestra de Chrissie Hynde: me voy a dormir/ y me imagino que estás ahí/ conmigo.
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