Este, el cine. Y qué película viste en este cine?
Una con Richard Burton.
El cerebro de Richard Burton inconsciente en el
hospital laboraba aceleradamente con habilidades para destruir la realidad.
Ahora la boletería está condenada. Ciudad sucia llena
de pecados discretos: aceras, árboles, lomas. La tarde encendida produce
lloviznas. Sopla el monte. Por un instante quedamos como esas estatuillas de la
foto, entre uno y otro linde. Sol y sombra. Todo está fuera de foco. Todo
redujo su tamaño.
Me oriento por el tacto de los pasos. Olvido bajo el
sistema escueto de las manos. El río lamento en su sitio. Las escenas finales: varas,
grúas, pendencias.
Las palabras escalofrío buscan su cauce si llegás
así de pronto a este pueblo: un gánster, una sombra.
En este recodo escuché desmoronarse el río. Aquí
está el candado del paso, el cierre del pan, la llave del hotel, la honda
necesidad del caucho.
Este es el otro cine. Hoy es una puerta. Aquí vi sin
duda El tambor de hojalata, y aprendí
a decir sonámbulo Angela Winkler.
Este era el antiguo Hotel Bermúdez, allí donde está
ahora la puerta cerrada de Góngora.
Entraba la luz hispánica entre mis manos de ajolote
colonial. Aquí dijo alguien Molagüina.
Fui al mercado a buscar a las muertas. La abuela
teológica con quien yo debatía el vago significado de las tres divinas personas.
Debe estar muerta. Su deber. Su hermana obsesiva. Su sobrino que vendía sopa
abajito.
Y la Niña de Pantasma con la colección de
muchachitos en la sombra tan larga del cuarto.
Una mujer va trepando ahora. Cuál era la acera? Cuál
era el árbol?
La cuesta idéntica de La Chispa: yo pasé aquí de
noche, entre la cuartería, el lodo corre
También haré ese silencio.
GuaNunca, verano de 2013