jueves, agosto 22, 2024

Embarcadero 2

Andaban por ahí los Mallarmés, en el parque, los jardines

Los poetas provincianos de mi pueblo, que escribían de embarques con fuertes

Apóstrofos. Lengua de dioses, estatuillas escatimadas, islas del Mediterráneo.

Y yo los divisaba de largo. No podía en ningún momento empezar a usar la dicción

de Kavafis. Clandestino que entraba a los libros forrados con prepucios de esclavos.

Después murieron uno a uno los poetas de mi pueblo. Ahora, entonces

Es cuando les hablo.

viernes, agosto 16, 2024

Lejía. Los salmos

 “Nadie se va a vivir a Chile por su propio gusto” dijo el conductor de Uber.

“Nadie va a Chile tras su propia sombra” le respondí.

Sobrevino el silencio y los espacios oscuros de 10 de julio.

Si alguien habla de vacíos cómo se habla de esa conversación de vacíos?

Cómo olía la habitación en que trabajaba Schubert sus sonatas

rosas, sudor, el agrio vital de la ropa, orines

Decían la palabra vigor y me daba nausea, me desmayaba—es una cuestión de masculinidad decía

el profesor de educación física

Yo miraba largamente, crecían mis ojos mientras miraba

La lujuria del Invierno contra su cuerpo oscuro

Y dónde fue que lo vi y no lo compré (el libro de Kamenszaín)?

Ella recostada en el jardín o en el garaje convertido en serena terraza

El frío o la lejanía de los Salmos,

Silvia la de Shakespeare--“en el jugo del mar” -- cargaba con poemas de Juana de Ibarbourou

Un verso: “y toda abierta de par en par”

Esto se mezclaba en adolescencia con revistas pornográficas de mujeres con sexos pelirrojos

Donde no pude comprarlo / cuándo

“Nadie se va a Chile en este tipo de noche ocre”.

El del Uber quería saber por qué