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viernes, marzo 25, 2016

Elogio de la sombra

Por razones meramente didácticas tengo Elogio de la sombra en mis manos (EMECE; 1969).

Como es justo lo llevo en el crepúsculo al reducido (pero infinito) balcón: es marzo, es apasionado, hay todavía calor y una hoja primigenia va a volar pronto.

Y el hondo incendio del Pacífico sur que hace muchos días vi por vez primera desde un avión.

Voy viendo pasar los versos. Los malos, los militares.

Borges, yo habría estado con Palestina. Por qué tanto elogio a Israel. Ah Borges insospechable haciendo poesía política desde la ceguera.

Pero los probables peores versos de Borges rezan:
Que no profanen tu sagrado suelo, Inglaterra,
El jabalí alemán y la hiena italiana. (Elogio de la sombra 65)

Qué zoología, Borges.

Yo sólo tenía un libro de Borges. La selección que Retamar hizo en Cuba (para ser leído en La Víbora, en Baracoa, en San Antonio de los Baños).

Pero yo la lei con fervor entre Managua y Jinotepe. Y luego cortejé todos esos volúmenes Emecé de la Biblioteca Armando Joya.

Me doy cuenta ahora cómo quedé de sumergido en aquellos crepúsculos y sombras. Era el Borges que buscaba en Escandinavia, en Sajonia, entre las zoologías fantásticas.

No parecen estos versos menos vertiginosos, pródigos y controversiales que Borges el Otro, el de las entrevistas, la TV o el de la kodificación kodama.

Sin embargo, uno queda con la ilusión de un trato más íntimo. El Borges ultravanguardista nos lo anuncia:
"la forma tipográfica del versículo sirve para anunciar al lector que la emoción poética, no al información o el razonamiento, es lo que está esperándolo"

No sé si se ha hecho ya el Paper sobre vanguardistas ancianos que ven hacia atrás para rememorar y evaluar el destino de aquello que iniciaron. Está, por ejemplo, este Borges que bien dialogaría con el Cardoza y Aragón de El río: novelas de caballería.

Un estratégico sentido de la modestia preside este Elogio de la sombra. El Logro es atribuido a Joyce. La ilusión de novedad de la vanguardia, su impulso original, su fe y su espera es rescatada por los laberintos de aquel irlandés. Modestia, Borges? Narcisismo desplazado? En todo caso cicatriz heterológica:
"Yo soy los otros. Yo soy todos aquellos/ que ha rescatado tu obstinado rigor./ Soy los que no conoces y los que salvas."

Es el Borges lustral.



martes, septiembre 28, 2010

Borges según Coetzee

En su Costas extrañas: ensayos, 1986-1999 J.M. Coetzee incluye una interesante recensión de las Collected Fictions de Borges.

Quisiera hacer ver en este caso no tanto la inteligencia de la reseña (muy notable) sino, más bien, el carácter frances que tiene el Borges que Coetzee lee. Curioso el desapego latinoamericano de este Borges tragado, en cierta medida, por Menard.

El siguiente párrafo ilustra este desvío (y desvarío quizá):

Aparte de su tierra natal, Argentina, había un país donde ya se conocía el nombre de Borges. El crítico y editor francés Roger Caillois había estado exiliado en Buenos Aires entre 1939 y 1945. Después de la guerra, dio a conocer a Borges en Francia, publicando Ficciones en 1951 y Labyrinthes en 1953... En el decenio de 1950, Borges era más reconocido y tenía mayor número de lectores en Francia que en Argentina. Resulta curioso que, en este aspecto, su carrera se asemeje a la de su precursor en la ficción especulativa, Edgar Allan Poe, a quien Baudelaire defendía y que fue acogido con entusiasmo por el público francés.


Para pensar la geografía por países de Coetzee quizá habría que preguntar algo así como qué será Reyes en el espectro francés de Borges?. Pues en su contabilidad territorial los países latinoamericanos no cuentan como lectores o interlocutores (es casi lo mismo), como se puede ver en la colocación de un "mayor número de lectores en Francia" y el paralelismo canónico con Poe. (Poe que por cierto Darío leía también como caso francés opuesto al hierro de la urbe newyorkina.)

La fábula quizá sea que las patrias literarias (como las otras) son inventadas. También que incluso patrias literarias existentes pueden ser patrias invisibles. En alguna parte del mundo, en efecto, estarán desapareciendo ahora mismo los lectores.

El artículo de Coetzee (una reseña aparecida originalmente en el New York Review of Books) abunda en las sutilezas de la traducción, en las debatibles intervenciones de los textos, de Borges y por él mismo, a posteriori y en otro idioma, en el declive de los poderes narrativos del argentino (el centro del Aleph son sus cuentos de los 30s y 40s; en Coetzee, así como no hay un Borges latinoamericano, no lo hay poeta), en cómo la violencia de compadritos y cuchilleros relumbra (como la hoja de un puñal) aquí o allá en sus textos. No hay la presencia de Bioy. Hay algún reproche al (tantas veces insoportable) Borges mediático ("de hecho se convirtió en un parlanchín", dice Coetzee).

Curiosamente, Coetzee desprecia casi a "Pierre Menard" (lo de "autor del Quijote" se ha perdido, al parecer, en la traduccion). Es "un relato de ficción no muy satisfactorio", informa.

Sólo para contrastar desde el margen. Hace algún tiempo en este mismo blog puse los títulos de 10 textos de Borges que me parecían imprescindibles. Cada lector tendrá su canon borgeano (sería incluso una forma de saber de los amigos intercambiar fantasmagóricas versiones de Borges). Los míos (una lista que no quería perderse la astucia del ensayo y la infamia de la intervención política) eran:

El Aleph

Arte de injuriar

Two English Poems.

Otro poema de los dones.

El sur

El jardín de los senderos que se bifurcan

Kafka y sus precursores

El evangelio según San Marcos

Funes el memorioso

Discurso ante Pinochet.