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viernes, abril 10, 2015

Esmog Algebraico (edad glaciojazzística)

(repris)

A los catorce años del siglo hora parda nubes lerdas sobre la Cordillera sábanas de sonido

Me dio por pensar en otros inviernos cómo se acurrucaba la nada en el golpeteo silábico de los vecinos rusos en Alderson

El ritmo marcador de la danza tan Fred Astaire en el callejón nevado que llevaba al departamento de la anciana sola y al basurero que miraba hacia Shady Avenue

En el largo verano de 2002 cuando recién estrenaba la ausencia de mi padre y me armaba con los clásicos The Velvet Underground & Nico Astral Weeks Pet Sounds cómo iba a ser esto de ser yo mismo cuando iba de la mano con Ángel que tenía 3 años hacia el playground del paquecito en Friendship

Mis santuarios eran las tiendas de discos usados cuarteles de invierno catedrales de sonido mordiscos de la edad eran mi escritura íntima apertura de la camisa ante la nada heró(t)ica

 A los catorce años del siglo hora parda nubes lerdas sobre la Cordillera sábanas de sonido

jueves, septiembre 20, 2012

Cielo de fondo

Terminé de leer una novela. Perdí el nombre. La primavera me distrajo. Hice un limpio en el suelo para deletrear la tarea. Al jardín especulativo. Al espantapájaros.

Inicié por las notas a pie de página. Tengo que aclarar Quien me llevaba los libros: el trasiego pudoroso. Llegaba en motocicleta con testimonios. O grabadas en cinta magnetofónicas ideas, diagramas del Ché. Enterrábamos libros juntos en tiempos de la guerra. Hombre de ladrillo mientras el hijo se distraía con las últimas canciones de Elton John. Eran los 70s.

Me llevó un día el 18 Brumario. Yo hacía caso. A manera del saltimbanqui que se mete en una imagen. Hablábamos del DF ("un tugurio") y de boxeadores. Tenía una preciosidad: Historia de un deicidio. No sospechaba que Vargas Llosa terminaría siendo el novelista más sobrevalorado del idioma. Compraba libros de la Biblioteca Era. Pudo haber comprado incluso la segunda edición de Paradiso "corrregida" por Monseñor Monsivais Cortázar.

Tenía prisa por definir el estilo, en pocos trazos. Había olvidado el nombre. Pero en el claro de luz, de las hormigas incendiadas, de los huesos esos, del desentierro, lo que vale es el diagrama en resolución. En ciclo. Te confío el nombre. Tendrás un sueño literario. Etcétera. Esas y cada una de ellas nunca fueron sus palabras.

Por aquellos años la solidez, el rayo y el vendabal.

miércoles, septiembre 12, 2012

Calavera y trance



Te reto a este trabajo de memoria: el esqueleto de los años marcado aquí y allá por un libro. ¿Cómo se verá tu calavera en ese trance?

Al tiempo volvió con el siguiente diagrama:

1977.  Papillon de Henri Charriere
1978. Sociología del materialismo de Leoncio Basbaum
1981. Crimen y Castigo de Dostoyevski
1982. La montaña es algo más que una inmensa estepa verde de Omar Cabezas
1985. La Cartuja de Parma de Stendhal.
1986. El lugar sin límites de José Donoso
1987. Doktor Faustus de Thomas Mann
1988. Madame Bovary de Flaubert
1991. Tropic of Cancer de Henry Miller
1992. Iluminaciones de Rimbaud
1993. Teorema de Pasolini ¿o Notas sobre el cinematógrafo de Robert Bresson?

Después o antes de eso, me dijo, todo me parece más abstruso y aglomerado.

martes, agosto 28, 2012

Biblia

Tomé de la utilería (en la Escuela de Cine) El mundo de ayer de Stefan Zweig. Sobrevivió en alguna parte, en la vitrina. Se partió por la mitad, se sostuvo. De aquel, como de una pantalla acuática, recuerdo a la sombra de Rilke yendo a la Guerra.

En Línea y 23 había una libreria. Allí compré un día de 1991 Mímesis de Auerbach. Este fue de los que comenzó a evaporarse durante la segunda década. Para mientras yo iba en la guagua (la guagua tropical) leyendo.

Alarma que alguien remataba la vieja librería. Compré entonces El cuarteto de Alejandría, novela inútil y olvidada.

Evoco estos olvidos, alguien me ayuda con André Bazin. Qué es el cine?

Pero la primera biblioteca fue meramente dispuesta (se colocan los ladrillos), errante (se evita que lleguen ratones), atractiva (llama la atención por su belleza).

Contenía genealogía, sexualidad, cine, prosas, quijotes.

lunes, febrero 13, 2012

Verano



Verano se sobreentiende es la estación violenta que diría el mexicano. El mediodía de la vida. Coetzee es por entonces un hombre patético, poco hábil en el amor, y al cuidado de su padre con quien, por otra parte, no se lleva bien. La autobiografía es confesional y autoirónica. Dibuja, además, una especie de línea de destino étnico: un afrikaaner que por familia y compromiso con una idea de identidad no puede “madurar” hacia el nacionalismo y la lógica del apartheid. La fuerza centrípeta de la identidad (la melancolía del paisaje) no se equilibra nunca con la fuerza centrífuga del nómada potencial.

La confesión, efecto general de esta autobiografía disfrazada de biografía a varias voces, es, ante todo, sobre la incapacidad de amor y el deseo de trascendencia literaria. Dos motivos, además, localizados meticulosamente en etnia y paisaje.

viernes, mayo 14, 2010

Postal y mudo

Estoy por sellar esta carta en silencio.

No silencio mío (en realidad tarareo, incluso hago karaoke: rose garden me cae bien), sino silencio de la carta misma: que no dice nada, pues.

Pero me crié en una época estentórea, y en adolescencia plena tenía el mejor de los ambientes para la epístola: guerras, separaciones, particiones anónimas.

Así escribí mis primeras cartas verdaderas: cartas de guerra.

Es usual echarle la culpa a la técnica (ya no digamos Heidegger tan pop por estos lados finales del hemisferio).

Es usual también (como Derrida) decir que la mano que escribe la carta es la mano onanista, la del cálamo que deja correr su negra fuente.

La carta virtual podría enumerar, contarte que vi las calles desde el noveno piso, que ahora llueve, que estoy en otra historia.

Y no es sólo el archivo de cartas el que se ha movido (la foto movida tan emotiva): se ha movido la videoteca (la que tanto queríamos) y está toda de fuera, herida de muerte mostrando tripas, sangrando sus kurosawas.

Pienso también en correspondencias completas metidas en el cajón solo aparentemente mudas.

En fin, que mi arte epistolar se evaporó como se evaporan hoy mis emails más formales, estimado profesor, hoy que llueve no va acusar Ud. sólamente a la técnica.

Así te pido que puedas contar este silencio.

jueves, febrero 25, 2010

El país bajo mi maquillaje

Ud. tuvo la suerte, me dijo ella, de que Lizandro hablara bien de Ud. cuando estaba vivo.

Luego Sergio dijo de Ud. que era una promesa.

Le dije que desde entonces se me llamaba con sorna la fatal promesa provinciana.

Agitó levemente la cucharita del café.

Lo llamé por eso, porque qué mejores recomendaciones.

Tengo-- continúo luego de probar el café-- mi mamotreto privado. Mis memorias.

Requieren una miradita así, distante pero entendida.

Ud. sabe que estamos rodeados de Memorias horrorosas. Exceptuando a Cardenal pero incluyendo su segundo tomo que me resultó indigesto--esta vez ocultó un breve eructo--, para no referirme a Violetas y Giocondas, estamos de verdad rodeados de Memorias Horrorosas.

Pasa con toda la memoria de este pais--dije.

Lo mío es especial--me interrumpió ella. Un caso local pero muy entretenido. Cerrado si se quiere pero con suficiente mundo.

De quién no fui amiga yo. Elenita Garro, tan bella. Eunice Odio, tan parasicológica. La tímida de la Blanca Varela. Ya por último, allí mismito en la Centroamérica, Bianca Jagger.

Mi memoria sería la única memoria con valor femenino y artistico de este país. Revolución cero. Cero fusilados. Cero entrenamientos de tiro en Cuba. Patria cero. Nada de maridos con apellidos sublimes. Sólo escenarios dramáticos y quietos.

Tu tarea sería ajustar esta memoria.

Por una parte evitar que me convierta en una especie de Luisa Cardoza con ese chorro del río que nunca para. Si te confieso la verdad, tiendo al ascetismo estilístico aunque me arrastre el drama de la vida. Ya me ves: viuda, empobrecida, sufriendo las dictaduras, ignorada...

Por otra parte extirpar toda ilusión del yo (de este tema hablé tanto con la Eunice en México, porque es un tema fascinante).

Las quiero titular Zoegrafía canicular.

Es que así incluyo mi nombre en el mero título. Además, Zoe significa Vida en griego. No sé si lo sabías.

Pienso en textos preciosos como los de la Victoria Ocampo.

En tres páginas yo pongo un pálpito de pájaro. Pero no es lo precioso lo que me preocupa sino lo preciso.

Quiero ser precisa con mi vida y esa sí que no es tarea fácil.

Limpiar de polvo la memoria (aunque parezca ironía).

Ajustar, como Duras, la letra al rostro desvastado.

Expliqué que la entendía perfectamente, y que me gustaría hojear aquella memoria muy lentamente, pero en casa.

Tengo que confesarte, me dijo, que no sos el primero al que le ofrezco esta tarea. Primero estuvo aquí Fulano (y mencionó a un poeta, crítico, ensayista y funcionario nacional muy conocido), pero me cobraba muy caro.

Además, imaginate lo florido de mis memorias en esas manos.

Vos en cambio te mirás mucho más estilizado. Quieto pero oliendo y tocando todo con los ojos.

Hablemos pues de precios--le dije.

Sonrió un poco ladeada, sin casi levantar la cabeza.

jueves, octubre 29, 2009

Nueve

No tiene de pronto la sensación que todo lo importante sucedió a los nueve años, la promesa de estudiar, la muerte del abuelo, el impacto de Camilo Sesto, los cuajayotes con sal, el pájaro que caga el machete del abuelo, Pancho Madrigal, Plaza Sésamo, Go Ku, El Hombre Araña, el informe sobre la sexualidad, el hombre que llora sobre el timón, detiene el carro y llora sobre el timón, los ecos de un orgasmo o una cachetada en la noche (porque los nueve años son melodramáticos), el infinito camino de la escuela, el perro negro con espuma en las fauces, los rayos que caían en la tarde, la menstruación, el embarazo, el dibujo del ovario, el pene y el espermatozoide, la única clase de artes plásticas, el maestro que después se muere, y, no olvidar, la construcción del nuevo cine frente la escuela, a donde con el tiempo fuimos a ver Taras Bulba en matiné.

martes, diciembre 04, 2007

De cómo


New Age para el cuerpo
Marxismo para el alma

martes, noviembre 27, 2007

Posts del año

Enero
Casos de oligarquía

Febrero

Paso

Marzo
Paso. El mes de la verborrea posmo.

Abril
Plan para una novela
Hambre de espacio, sed de....

Mayo
Notas en los márgenes, etc.

Junio
Paradiso I
Y las notas paralelas sobre la novela de Lezama que tampoco están mal.

Julio
Pável medita, etc.
Pável el inconstante.

Agosto
Ya no hay aleros
Aquella mi piel pluvia de 2007.

Septiembre
No lo salvó ni Montreal,
el 4 pegó el huracán.


Octubre
Anti-road movie, etc.
Las circunstancias me han orillado al road.

Noviembre
Paso
"Perdonadme, he dormido" como decía V. A.

Diciembre
No llega aún.


Pensalo como intensidades que van en ciclos con otros nombres: la lluvia, los viajes, las lecturas.

"Conoció la melancolía de los paquebotes, los fríos amaneceres bajo la tienda, el vértigo de los paisajes y de las ruinas, la amargura de las simpatías interrumpidas".

Esa improbable definición de una bitácora en una página de La educación sentimental
.

miércoles, julio 04, 2007

Autoconsejos a un año de escribir notas poco rigurosas

Que tu esplendor sea modesto, nunca más importante tu ego (tres letras como suma) que la estructura en discusión.

Recuerda que el relumbre denier cri es tan provinciano como la obtusa persistencia.

Viaja los viernes "por ciertas calles medio desiertas", da con el milagro, observa la Torre de los Pellas, el ceño azul marino de Managua.

Recuerda: Darío fue la Shirley Temple de León. No seas necionalista.

Lee con distancia los titulares de END y LP: ellos tampoco son la verdad.

Guarda esos viajes, aéreos o no, en el olvido; atesóralos en el sueño.

Da con las ciudades en los días bisiestos.

Recuerda que un trovador duerme en tu párpado.

Nunca estés seguro de conocer más de una samba y menos de una modestia.

Hay algunas certezas en tus reseñas, úsalas de almohada.

Aprende a odiar a tus enemigos.

Oculta tu violín, Ingres.

jueves, junio 28, 2007

Cuando fui Jenofonte

Por breve tiempo, breves notas fui Jenofonte.


Tuesday, November 18, 2003


Estoy cansado al punto que veo los cuerpos como meras superficies; algunas cálidas superfies, algunos rutilantes párpados.

Estoy cansado en una clave SKA.

Unas tijeras de baño, unas mariposas de azulejo.

Estoy cansado al punto porno.

Estoy cansado porque me leí todo Master y Johnson a los seis años de edad y todo Marx a los trece.

Ni que decir que en el bachillerato peroraba con Nietzsche.

Estoy tan cansado.


Monday, November 17, 2003

frotas el halo de la fortuna

espesor de los cuerpos

y las multitudes


Monday, November 17, 2003

"tratando de entrar al cielo
antes de que cierren la puerta"
dylan


Saturday, November 15, 2003

que en realidad se trata de un movimiento poético
y que por eso es más vulgar

canciones tristes de bob dylan


Thursday, November 13, 2003

Había una vez un hombre con fotofobia.

Cada vez que miraba un flash era raptado por Sabinas encueradas.

Cruzaba como Fred Astaire por el baño público principal.

Cada burbuja individual.

Cada parentela espectacular.

"Ud. no morirá de esa ridícula fotofobia", dijo el médico.

Se metía de cabeza en el ojo de Ella Fitzgerald.

Noviembre: esmeraldas, hojas esmeraldas.
El vecino viento botó una vasija del verano.
Noviembre era una v v v v v v v v prolongada; un bicho, una rama.
Ah mi crucificado no-viembre.

Dediquémonos a ver el viento.
Y el granizo.

Largo silencio

De pronto un rayo.


Thursday, November 13, 2003

"Si vieras que terribles resultan las gentes
demasiado buenas
Como no comprenden, parece que perdonan
Pero en el fondo siempre nos condenan"
(bolero conocido)

Gruesas gotas de lluvia. Canciones en el sueño: Paul Simon, Los Panchos.

enlace original

jueves, mayo 10, 2007

Y yo siempre llegaba

Está bien, sí tenía una crónica de Antigua.

1. La reunión casi con velas en aquella salita museográfica del hotel. Fui el único que tomó té y no café, y quedó en evidencia al no usar la escudilla.

2. La presentación, otra noche, de la octava o novena novela del joven académico. Tributario de la roman universitaria, se analizaba, en Austin (o era Standford) y su poca sangre indígena. Yo me preguntaba, no es haber terminado ya la Obra tener 7 u 8 (u 11) libros publicados?

3. Mi merodeo por las librerías del centro, en donde hace años conseguí la Obra de Cabrera el Infame (sólo 300,000 menciones en Google, y en virtual disminución!, eso se llama ser olvidado) y de Capote. Digo que adoro esta ciudad con sus brechas y heridas.

4. El extraño con que tarde... Nostalgias imperiales de los Estados Unidos... (sobre todo cuando Micheal Stipe dice que vendrá pronto septiembre, extraño la certeza de los libros ordenados y los trabajos del sol luchando con la sombra en mi rincón planetario)... Frutas en carritos que mitigan el calor.

5. El almuerzo solitario y depresivo (aquel aceite funéreo que dijera César), mientras en la TV de pantalla plana pasan un DVD con la videografía completa de ABBA. Hasta mañana te sabré esperar--rugía Agnetta--dime tú el lugar...

Y yo siempre llegaba a Antigua.

martes, febrero 27, 2007

Pequeña historia del valor estético

A la memoria no siempre grata de JCU

La Traviata
Antes del “cine del barrio de la humanidad” estuve conminado al Margot, en la ciudad de Matagalpa. Miré ahí casi todo el cine preciado de tal, “estético” y tremebundo. Una noche pusieron la versión filmada de la ópera de Verdi, “La Traviata”, y el cine casi se cae por los gritos del público que furioso y corrompido pudo callar por fin al cinematógrafo pervertido. Para mí, que todo esto quiere confluir en una moraleja sobre los valores estéticos.

Elliott en casa
Y la forma que tiene Elliott de estar en casa, es otra. Tengo todos sus discos, algunos ya dejaron de gustarme, o gravitan, giran, se estrechan mientras vuelven. Me han dejado como tarea memorizar "Tradition and the Individual Talent", pero es imposible. La chica dice que incluso los artefactos de uso sexual (consoladores o toyz) tienen un aura de valor estético (Cf. This is not a Test, track 9). Y que por qué mejor no discutimos el sentido que valor puede tener cuando es adjetivado con esa connotación capitalista-sexual?


El Valle
Reyes pensaba una Grecia Mexicana en el Valle. Esto es un problema postcolonial que consiste en que el sujeto europeo se cuela siempre en vuestras fábulas de identidad. Precisamente, habrá que ceñir “El Valle”, poema de E.M.S., a esa fábula. Si no, no se da cuenta plena de sus significados. Lo metapoético no es sino la rendija por donde entra el Hombre Europeo transfigurado por la estética universal a un escenario marginal. Casi La Traviata cantada en un cine popular.

Media clase
Residencia en la tierra de San Tranquilino, donde las toronjas son más dulces. Me dediqué dos años a preguntarle a la clase media latinoamericana: Y Ud. qué piensa, cuál es el disco de Los Beatles más importante? Siempre ganaba Abbey Road, sobre todo entre sudamericanos. Y yo respiraba tranquilo, pues el universo quedaba de nuevo ordenado según su jerarquía.

Historia reciente
Pasé dos años leyendo a los autobiógrafos centroamericanos. No son ellos menos complicados que los poetas, lo que me hace pensar en la volubilidad de los valores estéticos. ¿Cómo creer en la transfiguración de la mariposa sin saber que la doméstica de Eunice Odio fue despedida? ¿Cómo perorar sobre exteriorismo sin saber que Coronel perdió su padre a los cuatro años, lo que implicó la clausura de una conversación? ¿Cómo no notar que las sirvientas de Cardoza y Aragón empapelaban las paredes con fotos de actores de telenovelas?

New Age
Pero cuando volví al mundo, las librerías estaban compuestas de libros de autoayuda y de “nueva era”. No he hecho desde entonces otra cosa que leer esos libros para saber respirar, para reparar el futuro, orgasmizar el presente, seducir al crepúsculo, retornar a la serena intrascendencia de la estrella de mar. Me siento casi como un poeta puro.

miércoles, febrero 14, 2007

Dime cómo me arranco

Con Rubén en los audífonos

Soy un adoctrinado latinoamericano, del tiempo cuando en San Tranquilino hacía mi autorretrato con cámaras M-3, luces 1,000 (luces 1,000 tiradas al piso para provocar efectos expresionistas), actores, fantasmas que brotaban de las ceibas y baobabs.

Hoy vengo en mi rutinario viaje al lado de los posmodernos: la chica, el chico. El tararea primero, escuchando la radio más culo de Nicaragua, Romántica 95.5 FM. Ella tararea después. Entonces yo saco mis audífonos: los compré en 1983, exactamente para escuchar un disco que se llamaba Salvo el crepúsculo por un tal señor Cortázar.

Pero lo que sale, por supuesto, es Rubén Blades en aquel año tremendo de 1978. La producción, señor, es impecable. Y Rubén (quién se ocupa en llamar Rubén a Darío? quién se ocupa siquiera de decirle RD a Darío? Eso, señores, es cursilería nacional: el único Rubén realmente vivo es Blades, el único RD vital es Roque Dalton) canta aquí mejor que nunca. Y la textura, señor, es de asombro. Quién sino Chic habría imaginado la entradita que le ponen a Plástico? Quién sino un arquitecto melancólico en el sendero cinematográfico neoyorkino para imaginar esa ciudad “donde nadie ríe, donde nadie llora”?

Esto es José Martí en back to the future. “Estudia, trabaja y sé gente primero”, “una raza unida, la que Bolívar soñó”. Esto es para carcajearse, y anular para siempre (fenómeno auditivo que le agradeceré siempre a Radio Shack) a estos jóvenes posmo que le mueven el culo a Shakira. Y el contexto da para reír todavía más: Chávez, Evo, la “Latinoamérica unida” que invoca una vez más Rubén.

Luego del son montuno Buscando guayaba, no queda de otra que ceder al intercambio de Pedro por Pedro, Navaja en vez de Páramo (por cierto, Navaja resucita en otro disco de Rubén, y entona uno de mis versos favoritos: y estos novatos que creen/ si este es mi barrio). La mixtura ideológica del barrio y NY es sugestiva: hay una banda sonora de barrio puertorricopanameño superpuesta a las sirenas espectacularmente urbanas y al ruido del carro que “todos saben que es policía”. (No olvidaré que al final de Plástico aparece ese grito de Nicaragua sin Somoza seguido casi inmediatamente por el grito a favor del Barrio. En Mundo (disco de Blades de 2002) el barrio es una cosa más tierna y melancólica: “nunca olivaremos… Domingos en los barrios, la calle, con su olor”. No tan fuera de contexto ese gran y apasionado verso de Fito Páez: “En el cine del barrio de la humanidad/ mirando lo que el viento nunca se llevó”).

Lo cual me lleva para atrás al montuno de Buscando guayaba en que la búsqueda del amor está condenada por unas imágenes festivas, apaciguadas pero no menos líricas. Qué queda al otro lado de NY sino el sendero que lleva al monte, a la guayaba mítica que no deserta ante la “casa dorada”?. Qué ocupados estarían nuestros poetas nacionales que no han notado las posibilidades retóricas y espectacularmente líricas (es que han escuchado ese piano?) del son montuno incrustado en la casa de oro del capitalismo?

Recuerdo que a los 18 años llegué a Santa Clara (en las Segovias, no en Cuba, aunque dos patrias tenga yo) y me dije: esto es Vietnam. Había 1000 o 1200 jóvenes gritando aquí, allá el yankee morirá, armados con AKM 47. No lo era, pero parecía. Mi otro gran recuerdo de esos días es haber escuchado en los altoparlantes de la escuela militar la historia del padre Antonio y su monaguillo Andrés. En Tiburón (que es Spielberg desenmascarado, más o menos), Rubén lo decía de manera más decidida: pa´que no se trague a nuestra hermana El Salvador. Me asombra, por eso, que algunos jóvenes intelectuales de hoy salgan diciendo que en los 80s “estuvimos cerrados al mundo”, lo cual no es más que otra cursilería de las que se compran en baratillo hoy por el mundo.

Pero María Leoncia (la santa alternativa que cuida a Venezuela) me hace percatarme que algo del hip-hop, mejor digamos todavía el funk como sonido urbano, se cuela en esta elegía, mientras arranca el track de los Ojos de esperanza, que es la continuación por otros medios, medios de esperanza, de Plástico. Llegando a la altura del 7 sur, voy escuchando aquello de dime cómo me arranco del alma esta pena de amor. Mis jóvenes acompañantes siguen tarareando la estupidez para nada cándida de un grupo que se hace llamar RBD (significa “Rebelde”, para ilustrar la devaluación en que puede caer el lenguaje), y yo pienso que uno debe querer sin más su propia retórica: dime cómo me arranco, no es más que un gesto de confirmación. Dado que tengo que bajarme del bus, me quito los audífonos y aprovecho para recordarles a mis acompañantes que el plástico se derrite si le da de lleno el sol. Ellos me miran con una mirada entre hipnótica y boba.

viernes, octubre 13, 2006

Demonio Meridiano I

“I said that time may change me
But I can't trace time” David Bowie

Hace 20 años llegué a la Universidad. Venía, casi literalmente, del cine. En realidad de cumplir el Servicio Militar, pero en ambiente urbano (así que el de Arcadia todas las noches era mi oficio verdadero). Entre el oscuro julio de 1986 y el luminoso (vamos a ponerlo así) febrero de 1987, no hice otra cosa que escuchar jazz en alta noche (sí, Radio Sandino programaba jazz, aunque Ud. no lo crea) y leer cuentos de Mario Benedetti (Todos los cuentos, Editorial Casa de las Américas; años después en La Habana Vieja, buscaba esa colección de Casa en los libros usados de la Librería Cervantes, frente a la Moderna Poesía—son las callecitas esas que aparecen de manera casi folklórica en Buenavista Social Club).

Recuerdo que Madonna recién había sacado True Blue, que Janet Jackson estaba en su apogeo (es mentira, como dijo la poetisa, que sólo escucháramos a Silvio) y que en horas de mediodía, con Radio Güegüense de fondo—más o menos por octubre—leí por vez primera de manera casi metódica, con notas y hermenéutica, la poesía de Mejía Sánchez. (Tendría que hacer varios diagramas de la casa que habitaba por entonces, pero sería dificultoso en este momento para el objetivo que persigo.)

Digo, pues, que llegué a la Universidad, nomás al salir del cine. Esta entrada y salida del cine amerita una nota más extensa. Sólo nombro algunas de las películas que miré en el cine (no video, y estábamos muy lejos del dvd) por esos años, películas que me impresionaron: El tambor de hojalata, versión de Schlöndorff (muy probablemente en el teatro Margot de Matagalpa) (después de conocer esa película, me ha dejado frío el escándalo de los medios en torno a ciertas declaraciones de Grass), La noche de San Lorenzo de los hermanos Taviani, Los amantes de María de Konchalovsky, con gran enamoramiento de Natassja Kinsky; del mismo, en un ciclo de cine soviético, Siberiada. De Klimov, Ve y Mira. Creo que todo culminó con un ciclo de la época mexicana de Buñuel. La revolución—que había comenzado en la maquina de escribir de mi padre—terminó en el cine.

Todos estos relatos de la modernidad acabaron formando la piel con la que ingresé a la universidad. Por entonces sí pude quizá haber sido llamado joven, sin ironía. En 1987, todavía había resonancias de grandeza en la Universidad, y me entregué de nuevo a los relatos. Mis guías fueron la novela Dr. Faustus de Thomas Mann, y Madame Bovary de Flaubert. Recuerdo la sorpresa con que descubrí que la novela de Mann que yo había leído con subrayados excesivos no era sino una biografía disfrazada de Friedrich.

Por su parte, Madame Bovary es el mejor recetario en contra del romanticismo. (Antes había sido fan de La Cartuja de Parma, por eso ese valor correctivo de Flaubert.)

A penas tres o cuatro años después de tales inicios, estábamos algunos en aguas de la “postmodernidad”: aguas estancadas, densas y oscuras, como si Michael Stipe cantara con nosotros: “trataré de no respirar” o “nadar nocturno/ se merece una noche callada…”

La postmodernidad se me parece al socialismo, o más bien, a lo que fue el andamiaje burocrático del socialismo real: es la tecnificación de una grandeza prestada a la modernidad. Lo dice quizá Lyotard en alguna parte, o como mis viejos compañeros, estoy yo también a punto de ponerme a balbucear.

miércoles, septiembre 13, 2006

Signos de los tiempos

Uno de los recientes discursos de George W. Bush en la celebración del quinto aniversario del 9-11, puede ser tomado como un signo de los tiempos, diría casi el discurso de la época, implicando el poder y el poder de convocatoria (para seguirlo o negarlo). Dice Bush, entre otras cosas:
"Enfrentamos a un enemigo determinado a llevar la muerte y el sufrimiento a nuestros hogares. Estados Unidos no pidió esta guerra, y cada estadunidense querría que terminara. También yo. Pero ésta no termina, y no habrá terminado, hasta que alguno, nosotros o los extremistas, emerja victorioso"
"(S)i nosotros no vencemos a estos enemigos ahora, dejaremos a nuestros hijos un Medio Oriente dominado por estados terroristas y dictadores radicales que poseen armas nucleares. Estamos en una guerra que va a marcar el rumbo de este nuevo siglo, y a determinar el destino de millones en el mundo".
"Esta lucha ha sido denominada un choque de civilizaciones. En verdad, es una lucha por la civilización. Combatimos para mantener el estilo de vida disfrutado por naciones libres. Y peleamos por la posibilidad de que gente buena y decente en Medio Oriente pueda erigir sociedades basadas en la libertad, en la tolerancia y en la dignidad personal" (Citas tomadas de La Jornada, 12 de septiembre de 2006)
Piénsese en este discurso cada vez que se invoquen los conceptos de civilización, futuro (el deseo de Bush es "determinar el destino de millones en el mundo")y estilo de vida. Cada uno de estos conceptos está militarizado de hecho.