sábado, noviembre 20, 2021

Viejos Mails

 

El mal poeta. Y escribe contra el poder. Rasguña.

El muerto. Vivo un instante en un viejo email que iba a considerar para la antología.

La muerta. El fin de semana repararía su prosa (qué fin de semana fue ese).

La enloquecida por dios encontrándose en el reggae de una noche granadina y argentina.

Cecilia en un mall distante de San Juan Puerto Rico diciendo adiós. El que odió y luego

adoró este árido campo cultural. Y decía, en otro email, este árido árido árido/ campo sin fin de las

 interminables filas de poetas. Y las voces de los jóvenes, los que por entonces

eran los jóvenes. El astuto que le respondía al necio. Hay que quemar al maestro, decía

Norberto en el desierto que era por entonces el centro

comercial Nejapa. El poeta que había

mencionado la palabra turca por vez primera en un poema.

 

Hay que hacerse unos epitafios, decía Prufrock.

 

Las noches estacionadas en el olor salado del sudor (el olor de Managua).

El futuro poeta suicida y en la otra página (la blanca página) el dedicado que se había

reconocido en el diario íntimo de Beltrán.

Y las clases de literatura en la UCA (si bien a los jesuitas nunca le interesó ni les interesa la literatura o 

que las clases

bajas lean nada de nada).

sábado, noviembre 13, 2021

En estos países aislados

“dime la mía” RD

En estos países aislados, en estos países sonámbulos

En estos países concentrados en sí

En estos países dormidos

En estos países narcisistas ¿cuánto importan los otros

países americanos?

No, no importan nada. Son los espejos

para peinarse.

Uno le tira a la buena conciencia progresista

un hueso colombiano, uno venezolano,

uno nicaragüense, y esa buena conciencia lo roe

pero desde su sonambulismo.

En estos países entredormidos

los huesos se duermen entre dos sombras de sí mismos

acunados por algún son patriótico que los desvela

y quizá algo de fútbol.

En el insomnio despiertan para seguir en lo mismo

en ese sí mismo inexorable, como un destino.

Dicen por ahí con jerga apabullante los deconstruccionistas

que la ontoteología, que la anteojera metafísica

que las tripas juntas y unidas de Nietzsche Heidegger y Derrida

se derretirán unidas para derrotar al sueño.

Pero el sueño de estas repúblicas es más profundo

Propofol y aguardiente, narcisismo y ensueño

y algo de fútbol.

Y un despliegue mediático que interpela y roe las rodillas de las clases medias,

esas que atraparán en el aire el hueso de otra república para apaciguarse.

Apretarán en el puño el hueso de la melancolía, lo pondrán entre el esternón y el pubis.

Y apaciguarán sus conciencias las repúblicas con ese hueso y esa melancolía.