lunes, agosto 07, 2006

Cuba, ¿democracia sin colonialismo?

No es que no se necesiten cambios democráticos en Cuba. Por supuesto que sí. El problema es qué se entiende por democrático y cuánta importancia se le da a la autonomía, tomando en cuenta una historia de colonialismo, a la que la revolución cubana se ha opuesto.
Como era de esperarse, la enfermedad de Fidel y los eventuales cambios en Cuba se han convertido en un asunto mediático muy típico de nuestra época. Este suceso global, sobre todo televisivo, es conducido por variables y dogmas conocidos:
1. Los medios pueden ganar las guerras que las armas no; sobre todo ablandando las fronteras y volviendo porosos los conceptos de autonomía.
Esta variable ha sufrido varios embates en los últimos años. Se recuerda el golpe de estado contra Chávez en el 2002, que contradijo la gramática mediática. A veces los movimientos sociales pueden más que la representación televisiva que de ellos se hace, caso de la derrota relativa del neoliberalismo en Argentina.
En el caso de Cuba es imposible predecir si habrá un ablandamiento de las fronteras, al estilo del Este europeo a finales de los 1980s. En todo caso, el énfasis mediático estará en el concepto de democracia, reducido a la celebración de elecciones pluripartidistas. Esto implica la ignorancia sistemática de los conceptos de autonomía e independencia; lo que lleva a la segunda "verdad" impuesta:
2. La historia del colonialismo es borrada por los medios, nunca ha existido y no es necesario reactivarla en la memoria.
Por supuesto, no se puede explicar la figura de Fidel Castro y el significado de la revolución cubana si no se reactiva la historia colonial. El modelo de autonomía de los países postcoloniales fue el nacionalismo. En la etapa global y neoliberal, este es despojado de su esencialidad, pasando a ser un apéndice regional de la democracia electoral (con sus encarnaciones “culturales” típicas: el turismo y el folclor). Las fronteras se ablandan para dar paso a los mercados (incluido los electorales).
Este asunto es muy difícil de verse porque la historia parece estar, precisamente, en manos de los medios dominantes. Se trata del típico problema de que la historia la narran los vencedores. De esa manera, tenemos versiones expurgadas de la historia global, sin imperios, colonias, diferencias entre centro y periferia, etc. La “transición” que anuncia Bush para Cuba no es otra cosa que el proyecto de llevar a su consumación esa estrategia de olvido y borramiento.

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