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miércoles, septiembre 13, 2006

Signos de los tiempos

Uno de los recientes discursos de George W. Bush en la celebración del quinto aniversario del 9-11, puede ser tomado como un signo de los tiempos, diría casi el discurso de la época, implicando el poder y el poder de convocatoria (para seguirlo o negarlo). Dice Bush, entre otras cosas:
"Enfrentamos a un enemigo determinado a llevar la muerte y el sufrimiento a nuestros hogares. Estados Unidos no pidió esta guerra, y cada estadunidense querría que terminara. También yo. Pero ésta no termina, y no habrá terminado, hasta que alguno, nosotros o los extremistas, emerja victorioso"
"(S)i nosotros no vencemos a estos enemigos ahora, dejaremos a nuestros hijos un Medio Oriente dominado por estados terroristas y dictadores radicales que poseen armas nucleares. Estamos en una guerra que va a marcar el rumbo de este nuevo siglo, y a determinar el destino de millones en el mundo".
"Esta lucha ha sido denominada un choque de civilizaciones. En verdad, es una lucha por la civilización. Combatimos para mantener el estilo de vida disfrutado por naciones libres. Y peleamos por la posibilidad de que gente buena y decente en Medio Oriente pueda erigir sociedades basadas en la libertad, en la tolerancia y en la dignidad personal" (Citas tomadas de La Jornada, 12 de septiembre de 2006)
Piénsese en este discurso cada vez que se invoquen los conceptos de civilización, futuro (el deseo de Bush es "determinar el destino de millones en el mundo")y estilo de vida. Cada uno de estos conceptos está militarizado de hecho.

viernes, septiembre 01, 2006

De los “héroes agachados” hollywoodenses

Es particularmente notable que una anotación de Wikipedia en español esté muy bien informada. Sucede así con la entrada sobre Rocky, la película que en 1976 dirigiera John Avildsen, fuera aclamada por la crítica, consagrara a Stallone y provocara una serie de secuelas cada vez más conservadoras.
Wikipedia nos informa que “el famoso final dramático de la película no era el original y fue uno de los pocos cambios que Stallone le hizo a su guión”. En este final, Rocky, luego de haber demostrado su bravura, clama a gritos por su esposa. Todo el sentido de la vida parece residir en un close-up de ambos abrazados. No se podía advertir entonces, pero aquí estaba la semilla de la paranoia familiar de Atracción fatal.
De 1976 a 1980 (éste último, año en que Reagan gana las elecciones, y en que es asesinado John Lennon) una forma cultural conservadora se asienta en el cine hollywoodense. Rocky es el héroe de la mediocridad que ve todo a ras del suelo, y cuya épica sólo sirve para demostrarse la razón de su propio mundo. Es como puede ser conceptualizado un héroe “de abajo” en condiciones “de arriba” (el Campeonato del Mundo, Hollywood).
Junto con Saturday Nigh Fever (héroe de la clase baja en busca de brillo artístico: y John Travolta tiene un poster de Rocky en su aposento!) clasificaría Rocky como una película intolerable, y cuya lógica íntima es intolerante (el “héroe agachado”—el término lo aplica Bartra a la ideología de lo mexicano—sólo sabe demostrar la razón de su vida a puñetazos). Pero, claro, quedaría por analizar de manera detallada en qué sentido y por qué práctica concreta un producto cultural se vuelve intolerable, y esconde una lógica intolerante (que después se revela, pues Rocky se transforma en Rambo, ya en plena época reaganiana).
Quizá es intolerable mucho de la época, los años 1970s. Quizá la sensibilidad ha variado mucho, y en estos momentos la de aquella época se encuentra de baja. (En cambio, había en aquel momento mucha música que estaba a la izquierda: es la época de oro de Aretha Franklin, Stevie Wonder y P-Funk). Pienso, por ejemplo, en Coppolla, Scorsese y Allen como directores sobreestimados. Y, nótese que cada uno corresponde a un héroe mediocre: Coppolla, Michael Corleone. Scorsese, Travis, y, por supuesto, el Toro Salvaje (quien también boxea). Allen, su propio neurótico de Manhattan.
La difusión de ese tipo de mediocridad heroica es mucho más amplia. Tampoco la mediocridad heroica está relacionada directamente con la clase media baja únicamente. Corleone es mafioso; Allen y sus personajes de la clase media alta.
Dustin Hoffman, desde varios ángulos políticos y sociales, interpretó esta épica muchas veces, por ejemplo en el melodrama Kramer versus Kramer
en donde quedaba abandonado, junto con un hijo de 7 años, por su funesta esposa (Meryl Streep), a quien después la Ley ordenaba el resguardo del niño. Según declaró Streep en una entrevista, Hoffman se tomó tan en serio su papel que el primer día de trabajo le pegó de verdad. Y ese suceso marcó todo el desarrollo del rodaje.
En cierto sentido Kramer también era un boxeador.

Por cierto, una nueva secuela de Rocky saldrá en 2007.

No todos los héroes agachados resultan reaccionarios, pero hay una tendencia hacia el conservatismo en ellos—la marca de Hollywood—. Ver, por ejemplo, mi crítica de Billy Elliot en donde aparecen estas contradicciones traducidas a la época de la Sra. Tatcher.

Allá lejos en San Tranquilino, recibíamos la clase del profesor Fraga con todas estas películas de los 70s. Se añadían The Deer Hunter, Carrie, etc. etc. Cuando platicábamos hasta muy noche, Giovanna siempre recomendaba aprovechar la clase del profesor Fraga para dormir.

lunes, agosto 07, 2006

Cuba, ¿democracia sin colonialismo?

No es que no se necesiten cambios democráticos en Cuba. Por supuesto que sí. El problema es qué se entiende por democrático y cuánta importancia se le da a la autonomía, tomando en cuenta una historia de colonialismo, a la que la revolución cubana se ha opuesto.
Como era de esperarse, la enfermedad de Fidel y los eventuales cambios en Cuba se han convertido en un asunto mediático muy típico de nuestra época. Este suceso global, sobre todo televisivo, es conducido por variables y dogmas conocidos:
1. Los medios pueden ganar las guerras que las armas no; sobre todo ablandando las fronteras y volviendo porosos los conceptos de autonomía.
Esta variable ha sufrido varios embates en los últimos años. Se recuerda el golpe de estado contra Chávez en el 2002, que contradijo la gramática mediática. A veces los movimientos sociales pueden más que la representación televisiva que de ellos se hace, caso de la derrota relativa del neoliberalismo en Argentina.
En el caso de Cuba es imposible predecir si habrá un ablandamiento de las fronteras, al estilo del Este europeo a finales de los 1980s. En todo caso, el énfasis mediático estará en el concepto de democracia, reducido a la celebración de elecciones pluripartidistas. Esto implica la ignorancia sistemática de los conceptos de autonomía e independencia; lo que lleva a la segunda "verdad" impuesta:
2. La historia del colonialismo es borrada por los medios, nunca ha existido y no es necesario reactivarla en la memoria.
Por supuesto, no se puede explicar la figura de Fidel Castro y el significado de la revolución cubana si no se reactiva la historia colonial. El modelo de autonomía de los países postcoloniales fue el nacionalismo. En la etapa global y neoliberal, este es despojado de su esencialidad, pasando a ser un apéndice regional de la democracia electoral (con sus encarnaciones “culturales” típicas: el turismo y el folclor). Las fronteras se ablandan para dar paso a los mercados (incluido los electorales).
Este asunto es muy difícil de verse porque la historia parece estar, precisamente, en manos de los medios dominantes. Se trata del típico problema de que la historia la narran los vencedores. De esa manera, tenemos versiones expurgadas de la historia global, sin imperios, colonias, diferencias entre centro y periferia, etc. La “transición” que anuncia Bush para Cuba no es otra cosa que el proyecto de llevar a su consumación esa estrategia de olvido y borramiento.

viernes, agosto 04, 2006

El nacionalismo ¿es un proyecto fallido?

Aludo a las recientes declaraciones de Sergio Ramírez de que la revolución cubana ha sido "fallida".
A las trenzas epistemológicas, económicas y políticas del neoliberalismo, la globalización y la postmodernidad podría hacérsele tal cuestionamiento: porque en el fondo no es la revolución cubana, simplemente,la que puede verse desde un ángulo "fallido"; es toda la doctrina de autonomía, límites, soberanía y ciudadanía la que está en crisis. Y no necesariamente porque Fidel haya sido "infidel" a esa doctrina.
No más anunciada la enfermedad del comandante, y los cubanoamericanos de Miami celebraban en las calles. Esta es como oponer la blandenguería de las fronteras, a la doctrina férrea del nacionalismo. Pero hay que pensar el nacionalismo--y particularmente el de Fidel-- en un sentido postcolonial, en sentido estricto. Se creía que se descolonizaba por medio del nacionalismo. La otra versión es la subordinación estatal a un poder parecido al de la Unión Soviética. La pregunta es ahora cómo se descoloniza?
Cómo pensar que las peticiones de democracia de Bush encarnan una "dicción" democrática que proviene de un presidente democrático?
De manera que no es la revolución cubana la que es fallida sino el nacionalismo. Y, dadas las contradiciones de la globalización, podría decirse que fallido provisionalmente.