jueves, junio 14, 2007

miércoles, junio 13, 2007

Paradiso III

Cáp. III

Vicios del lenguaje / idiolectos. Secretos de comunicación familiar.

Capítulo de la emigración a Jacksonville, genealogía de los Olaya, que culmina en la muerte del adolescente Andresito.

Tema, la reproducción cultural. Transformación de Isolda en manatí. ¿Se puede leer esta transformación o sólo se puede figurar?

"Los halcones blancos se reproducen mirándose sin volver los ojos hacia atrás...Existe la reproducción por la mirada y por el grito." (pág. 166).

Paralela, intimamente, la discusión teológica entre protestantismo y catolicismo. Caricaturas del calvinismo. Gracia del trasfondo católico barroco: el traje disgregado del Padre Rosado produce imágenes que pueblan contextos diferentes.

"El católico sabe que su acto tiene que atravesar un largo camino, y que resurgirá en forma que será para él mismo un deslumbramiento y un misterio". (pág. 156).

Esa es una consigna de un catolicismo que podríamos llamar surrealista.

Así el debatido talento de Andresito el flautista (una pureza, un nervio, una expectativa adolescente), que produce su muerte y luego la resonancia en la genealogía Olaya. Todo concurre en Cemí. Paradiso es /en el borde de un ascensor.

Voy leyendo capítulos con secciones muy intrincadas (como ese de la metamorfósis de Isolda) que de pronto pasan a un montaje casi cinematográfico de suspense en la muerte de Andrés Olaya, el tío virginal de Cemí.

lunes, junio 11, 2007

El vampiro de Marosa

Mi alma

Marosa di Giorgio

Mi alma es un vampiro grueso, granate, aterciopelado. Se alimenta de muchas especies y de sólo una. La busca en la noche, la encuentra, y se la bebe, gota a gota, rubí por rubí.

Mi alma tiene miedo y tiene audacia. Es una muñeca grande, con rizos, vestido celeste.

Un picaflor le trabaja el sexo.

Ella brama y llora.


Y el pájaro no se detiene.


De La flor de Lis (El Cuenco de Plata)

Recortado de Nación apache

sábado, junio 09, 2007

Un salto del lenguaje pictórico


Mark Rothko No. 2


¿Y la distancia entre cultura, técnica y negocios?

El deseo "posmo" de un orden de lectura que integrara los tres ámbitos.


"Era sabedor de que había algo que nadie había detectado, un patrón latente en la misma naturaleza, un salto del lenguaje pictórico que rebasa los modelos al uso del análisis técnico, susceptible de predecir incluso el registro y la representación, los arcanos de sus propios seguidores en el campo. Tenía que existir una manera de explicar el comportamiento del yen." (Don Delillo, Cosmópolis, pp. 81-82)


La saga de los yuppies (sé el anacronismo implícito en esta palabra) atacados del mal fáustico.

miércoles, junio 06, 2007

Plaza



Una crónica que nunca publiqué,y que según las estadísticas del doc., escribí el 25 de febrero de 2000 (la fecha no se pretende simbólica). La foto es de Ernesto Salmerón.

Con Alicia y los demás cerca de la fuente

Leonel Delgado Aburto

Claro, soy un probo extemporáneo. Hasta ayer me di cuenta que la otrora Plaza de la Revolución fue clausurada por el actual gobierno con una fuente de abundante mal gusto, hasta hacer del sitio un lugar malsano, si de turismos o recreación se trata, y como si no bastara con el mal olor del lago.

La Catedral y el Palacio Nacional (o de la Cultura) ya eran de por sí bastante feos. Con la añadidura de esa fuente y del Palacio Presidencial, todo adquiere un humor negro surreal y no es exagerado afirmar que se trata del lugar más claustrofóbico de Managua.

Crucé este lugar tan peculiar por la imperiosa necesidad de consultar aquella paradigmática antología de poesía nicaragüense que Orlando Cuadra Downing y Ernesto Cardenal presentaron en 1949 (Nueva poesía nicaragüense). En la Bilbioteca Nacional no existe un ejemplar. Y saliendo de la Biblioteca sólo estaba la reiteración visual del paisaje adyacente, y, por supuesto, la fuente.

Me retiré de manera apresurada para deshacerme del vértigo. Imaginé, sin embargo, a Alicia correteando tras el conejo en este lugar tan soleado. Fue tal vez una cerebración inconsciente: el lugar me parecía más pequeño, incluso diminuto, precario en espacio. Imposible que aquí se hayan reunido multitudes esperanzadas de toda clase y calibre durante este siglo que termina. (No hablo sólo de los vítores revolucionarios de 1979, pienso en las manifestaciones de Somoza o de doña Violeta).

A principios de los 90, cuando yo vivía en Cuba, tenía un amigo que me contaba que siempre que cruzaba la Plaza de la Revolución de La Habana, solitaria en los días comunes, él sentía rastros, halos o auras de las multitudes que ahí se habían reunido.

Eran días duros en el que muchos esperaban o temían (hasta mi amigo) otra revolución de terciopelo, en el que aquella plaza y sus multitudes cambiarían de signo ideológico. Pero mi amigo, un poco ortodoxo, remataba siempre su exposición con una frase casi enigmática de Pier Paolo Pasolini (no en balde éramos estudiantes de cine): “El futuro es previsible, la historia no”.

Juro que en mi reciente experiencia en la Plaza de la Revolución de Managua no logré sentir ni los rastros, ni los murmullos ni las auras de las multitudes. Aunque sé que Alicia remolona y confundida circulaba por ahí.

Fuera del vértigo, Managua seguía quieta. Más apartamentos. Más prostitutas diurnas esperando cerca de donde fue la calle 8. El nombre del estadio era otro chiste: Dennis Martínez. Me consolaron los chilamates frondosos que hay cerca de la embajada americana, y como otras veces murmuré la sabiduría de J.L.G. (no Jean Luc Godard): “buscando visa para un sueño”.

Me pareció que al menos el viento en los chilamates era bastante audible (aunque en el radio del taxi Leo Dan hablaba de una tal Celia). Pero una imagen peculiar terminó por distraerme. Era un Bruce Lee pintado en un anuncio bastante grande mostrando sus músculos y su airada mirada. Abajo unas letras decían: “Rótulos the best of the best”.

Con esto mi inquietud se renovó. Comencé a pervertir los significados y las imágenes. Oía que Leo Dan le cantaba a Alicia (y no a Celia). Imaginaba que Godard, entrando a un estudio con un peine en la mano, señalaba el rótulo, en el que Bruce Lee tenía la cara de Dennis Martínez. Y en ese relajo de la imaginación todos estábamos seguros que la fuente nueva era un test, una encuesta de agua y una encuesta absurda. Pero ninguno estaba seguro del sentido de ese test.

Encontré la Nueva poesía nicaragüense, por fin, en la Biblioteca del Banco Central. El libro está a estas alturas bastante maltratado. Y será difícil de reponer.

Hoguera

A la farsa kafkiana tiende Brian De Palma en su versión de The Bonfire of the Vanities (1990) (transmitida en medio de una lluvia monzónica el miércoles por la noche por Cinemax: el agua ha ahogado un gato con el orin del zinc, oigo que grita--es decir, maulla de manera dramática, y voy a salvarlo en cuanto la película termine).

Melanie Griffith (que había sido la chica elástica de la ventana indiscreta en Body Double) acentuando una improbable erotomanía. Palma, como su maestro Hitchcock, rehuye del cuerpo femenino, lo desnuda, lo muestra en ropa interior, lo hace enigma, en fin, lo estira, lo suspende, pero no lo penetra.

Tom Hanks haciéndose el Hamlet de los yuppies (sin el cinismo de la novela original), pero patético hasta entrar en la victimización poliédrica (después vendría Filadelfia, luego su idiotización, en Forrest Gump, más después su épica del rostro, en Saving Private Ryan).

Bruce Willis, periodista y punto focal, está borracho todo el tiempo.

¿La idea de la chica que ofrece su intimidad al ojo de la fotocopiadora, es de Michael Cristofer el guionista?

martes, junio 05, 2007

Happy few, F.


Aniversario de FGL: "y fue bautizado con el nombre de Federico del Sagrado Corazón de Jesús García Lorca".


Ilustración "Federico García Lorca sin espinas", acrílico sobre táblex, por Aguijarro.


Pero ¿cómo lloran los niños del último banco?

lunes, junio 04, 2007

Paradiso II

Opresión de los otros contra Cemí (el que oprime la tiza contra el paredón). Investigación del "solarete entrelazado a la rifosa casa del Vedado" (pág. 132). En especial Mamita y sus hijos, atados al destino del Coronel (enmascarados, incluso, por ese destino: un destino racial). "Era siempre--ahí va la ironía de Lezama--esa persona indecisa, delicada, que cuando la conocemos se muere tres años más tarde" (ibid).

Martincillo, entre otros, inolvidable. "Era de un pálido de gusanera, larguirucho y de doblado cotoneo al sentir la brisa en el torcido junco de sus tripillas". (pág. 134). Además, "era tan prerrafaelista y femenil, que hasta sus citas parecían que tenían las uñas pintadas" (pág. 135).

Viajes del Coronel a Kinston y a México (los conocidos viajes de Lezama). Caso del doctor Copek que copia en su axila el mal olor de un guardia. Pero, sobre todo, el descubrimiento de la impenetrabilidad del mexicano. (Es una temática popular, como se sabe, en especial por El laberinto de la soledad).

"En México se sintió extraño y removido. Se alejaban las divinidades de la luz, viendo que aquel era un mundo soterrado, de divinidades ctónicas; el mexicano volvía a tener la antigua concepción del mundo griego, el infierno estaba en el centro de la tierra y la voz de los muertos tendía a expresarse y ascender por las grietas de la tierra". (pág. 147).

Extrañamiento e impenetrabilidad del alma mexicana (trabaja Lezama similares códigos que Paz). El diplomático que contempla el incógnito diamante, una mirada que no implica la comunicación (pág. 147-148). Y las máscaras mexicanas, entre las que saldrá sorpresivamente Vivo (el hijo de Mamita).

Correspondiente momento de epifanía: un sueño con los príncipes de Xibalbá, "no convertidos en puercos, ni yaciendo en pocilgas, pero sí reducidos a nueve años" (pág. 150).

¿Por qué procesos se despierta (se sueña) toda una mitología distante? El punto, la equidistancia, es, otra vez, esa de Paz: viaje al Oriente interno. El Coronel encuentra soterrado el enmascaramiento (Vivo, su emisario, le aparece enmascarado: y la máscara de su sueño proviene de la mitología quiché) por sobre la norma de la cordialidad que él cree representar.

Dicho en el foro

El texto de mi ponencia Políticas culturales: modelos letrados, genealogía y nuevas intervenciones (como doc) en el Foro Debate "Movimientos Culturales y la Política Cultural del Estado Nicaraguense", organizado por RENIES.

viernes, junio 01, 2007

Paradiso I


El gran secreto teatral de Cemí--a los cinco años--. Las cruces, sombras, hálitos (toda la penumbra) que amenaza con marcar su destino. "Ahora se me quedarán esas cruces pintadas por el cuerpo y nadie me querrá besar para no encontrarse con los besos de Truni" (pág. 115, edición de Cátedra), habla de pronto, casi se diría que por sonambulismo, el niño.

La cultura se autonomiza en el encaje, en la cocina. Los estilos literios son eso: encaje, cocina. Para eso, Lezama usa unos dejes metairónicos. "Tanta refistolería--dijo la señora Rialta-- no le viene bien a algunos platos criollos" (pág. 122).

Esto incluye la tensión entre lo criollo que se adelgaza, y lo barroco que se adereza. La mezcla cultural implica una perturbación, un trauma (un sueño, un temblido), una epifanía. La llamada del padre del Coronel, "desde el recuerdo", sirve para articular ese trauma. (Y no es figura ya de la llamada del propio Coronel como padre de Cemí?). La Gossá familia va por la ruta de las Soledades. La vianda de la cultura, y la metaironía de la mezcla: todas los viñedos españoles han sido producidos por semillas americanas, eso desvela al vasco padre del Coronel: "todos los viñedos de España fueron destruidos por la mosca prieta, y se trajeron para remediarlos semillas americanas, y todas las uvas actuales de España...descienden de esas semillas" (pág. 127).

El día de la epifanía, de la revelación cultural, el abuelo duerme bajo un flamboyant. Esta revelación conlleva las discusiones del capítulo: el encaje, la cocina, y quizá sobre todo, el caso del mulato Juan Izquierdo, el de los excesos en el aderezo, el quizá demasiado heterodoxo para lo criollo, y que ha sido desapachado con deshonor por el Coronel.

martes, mayo 29, 2007

Policrítica

A De Sibilas y pitias (un excelente blog de recortes y traducciones de poesía), le robo este fragmento de Cortázar, que suena la mar de saludable. Fue publicado originalmente en la revista Casa de las Américas, n º 67, julio-agosto de 1971, según informa esta otra página, que tiene el texto completo.

Policrítica en la hora de los chacales
Julio Cortázar (fragmento)

"De qué sirve escribir la buena prosa,
De qué vale que exponga razones y argumentos
Si los chacales velan, la manada se tira contra el verbo,
Lo mutilan, le sacan lo que quieren, dejan de lado el resto,
Vuelven lo blanco negro, el signo más se cambia en signo menos,
Los chacales son sabios en los télex,
Son las tijeras de la infamia y del malentendido,
Manada universal, blancos, negros, albinos,
Lacayos si no firman y todavía más chacales cuando firman,
De qué sirve escribir midiendo cada frase,
De qué sirve pesar cada acción, cada gesto que expliquen la
Conducta
Si al otro día los periódicos, los consejeros, las agencias,
Los policías disfrazados,
Los asesores del gorila, los abogados de los trusts
Se encargarán de la versión más adecuada para consumo de
inocentes o de crápulas,
fabricarán una vez más la mentira que corre, la duda que se
instala,
y tanta buena gente en tanto pueblo y tanto campo de tanta
tierra nuestra
que abre su diario y busca su verdad y se encuentra
con la mentira maquillada, los bocados a punto, y va tragando
baba prefabricada, mierda en pulcras columnas, y hay quien
cree
y hay quien olvida el resto, tantos años de amor y de combate,
porque así es, compadre, los chacales lo saben: la memoria es
falible
y como en los contratos, como en los testamentos, el diario de
hoy con sus noticias invalida
todo lo precedente, hunde el pasado en la basura de un presente
traficado y mentido.

Entonces no, mejor ser lo que se es,
Decir eso que quema la lengua y el estómago, siempre habrá
Quien entienda
Este lenguaje que del fondo viene"

lunes, mayo 28, 2007

Poemas en El Coloquio de los Perros

Poemas en la revista El Coloquio de los Perros, de Lorand Gaspar, Ahmed Hachem Eraissouni, Sandra Moussempès, Mehdi Akhrif, Sam Hamill, Menna Elfyn, Mohamed Maimouni.

Recorto éste, de Gaspar, traducido por José Manuel Gallardo Parga:


LA MAISON PRÈS DE LA MER – I


8.
el silencio de los muros el pudor de la palabra rosa
murmullos de olor al fondo de los años
y la mar desnuda en las habitaciones desiertas —

mis ojos quedaron de nuevo atrapados en la noche
pero ahora escucho el día que modela
el petirrojo en su garganta —

Tormenta diez

Neblina en El Crucero. El chofer acomoda la felicidad (hecha un trapo húmedo), en la cajuela rota.

Y pensar que esto ha sido un desierto por más de cuatro meses.

A lo lejos se escucha que avanza la tormenta. No se ve todavía. Ahora sí se ve. Casi junto a la luz roja de la antena de radio.

La tormenta dura todo un fin de semana completo. Me golpeo la cabeza con libros, como un personaje excéntrico del Club de la Pelea (película que odio, por cierto).

En una de las tardes metidas en el trópico (ya que por la ventana se ven las grandes hojas verdes y húmedas: quizá el lamento de un perro mojado, o será una rata?) estratificadas y dolientes, me pongo a jugar al diez. Diez versos, diez personas, diez frases estúpidas.

DIEZ LIBROS QUE NO SEAN NOVELAS NI POEMARIOS
Anábasis.
El Dieciocho Brumario.
Papillon.
Los rollos del Mar Muerto.
Trópico de cáncer
Ecce Homo.
Teorema
París era una fiesta
Anti-edipo
Mi último suspiro.

DIEZ NOVELAS
La educación sentimental.
Rojo y negro.
Paradiso.
María.
Los hermanos Karamazov.
El Quijote.
El zorro de arriba y el zorro de abajo.
América
Tres tristes tigres
El tambor de hojalata


DIEZ POETAS
Pasolini
Drummond de Andrade
Dalton
Rimbaud
Vallejo
Cavafis
Pound
Eliot
Lezama
Cernuda

DIEZ PELÍCULAS
Avaricia
Luces de la ciudad
L´Atalante
Miedo devorar alma
Blue Velvet
Pierrot le fou
Andrei Ruvliov
Dios y el diablo en la tierra del sol
El Decamerón
El ángel exterminador


DIEZ DIRECTORES
Buñuel
Vigo
Tarkovski
Fassbinder
Pasolini
Lynch
Glauber Rocha
Herzog
Godard
Chaplin

DIEZ DISCOS
Exile in Main Street
Abbey Road
Vinicius con Toquiño y Maria Creutza en vivo en Buenos Aires 1970.
Tríptico
Sign O The Times
Plastic Ono Band
Colección de Chabuca Granda
Grandes éxitos de Dionne Warwick
Young, Gifted and Black
Solo Monk


DIEZ MUSICOS
Chabuca Granda
John Lennon
Tom Jobim
Stevie Wonder
Hendrix
Thelonious Monk
Prince
Pedro Flores
Coltrane
Charly García

DIEZ TEXTOS DE BORGES
El Aleph
Arte de injuriar
Two English Poems.
Otro poema de los dones.
El sur
El jardín de los senderos que se bifurcan
Kafka y sus precursores
El evangelio según San Marcos
Funes el memorioso
Discurso ante Pinochet
.

DIEZ CANTANTES
Ella Fitzgerald
Daniel Santos
Billie Holiday
Marco Antonio Muñiz
Ray Charles
John Lennon
Dionne Warwick
Carlos Gardel
Dusty Springfield
Caetano Veloso

DIEZ ARTISTAS DEL HIP HOP
RUN-DMC
MC Lyte
Kanye West
Missy Elliott
TLC
Timbaland
Mary J. Blige
Salt N Pepa
Bubba Sparxxx
Ghostfafe Killah

DIEZ CANCIONES DISCO
Heart of Glass
Borderline
The Winner Takes It All
I Will Survive
Heaven Knows
You Should Be Dancing
Disco Inferno
Everybody Dance
Upside Down
Walking On Thin Ice

sábado, mayo 26, 2007

Fassbinder



"Fassbinder fue una fuerza de la naturaleza con pocos equivalentes en la historia del cine. Su carrera duró apenas trece años, pero en ese lapso filmó 41 películas que, más allá de los desniveles de estilo y calidad, tienen una unidad notable. Muchos directores dejan una filmografía; Fassbinder, como los más grandes, dejó una obra. Pero su singularidad no se agota allí. Fue productor, guionista, fotógrafo, montajista, compositor, director de arte, actor, pero, sobre todo, el jefe de una familia (más que de una empresa) cinematográfica que le permitió también revolucionar el modo de producción y hacer películas por poco dinero y en muy poco tiempo". Continúa nota de Clarín

Fotograma de Miedo devorar alma (Angst essen Seele auf, 1974), melodrama de la vieja alemana compasiva, con hijos racistas (entre ellos, como actor, el propio Fassbinder), que inicia amores con un árabe.

viernes, mayo 25, 2007

Toda poética se hizo para escribir una novela

¿Cómo enfrentan los creadores la disolución de una poética? Me refiero no a la reacción conservadora que insiste en la bondad del mundo (de su mundo poético).

Un indicio es Cervantes: su novela es una constelación de poemas, de modos de poesía, de fragmentos y proyectos poéticos (novelas pastoriles, elegías, teatro).

Otro indicio es Paradiso el colmo de la poética neobarroca, pero en forma de novela. Novela: eso que aspira a extender, exaltar una poética, de taladrar la realidad más allá de sus condiciones de posibilidad, pero sin dar con la forma, siendo su propia disolución. Cortázar era mal poeta de taladro parisino.

En referencia a la poética real visceralista que Roberto Bolaño noveliza en Los detectives salvajes, uno de los personajes dice: “era su manera de hacer política, de incidir políticamente en la realidad” (p. 321).

Esa manera de incidir en la realidad se corporiza a veces en la forma de una novela, y es, por eso, una acción política autorreferida (uno de los grandes temas de De Man, por cierto).

¿Queda sólo un gesto de una poética? ¿Pueden los que se autonombran (y he ahí el dilema, siempre es un autonombre) poetas evitar esa disolución? ¿Tenderán a escribir ese tipo de novela de despedida?

Encajes

Porque el encaje es una forma de continuar la guerra por otros medios.

Además, temas compartidos en el Google Reader.

jueves, mayo 24, 2007

Psikeba, sí que va... otra revista

Psikeba--tenía que ser argentina--es otra revista de psicoanálisis y estudios culturales. Dioses tutelares: Sloterdijk, Baudrillard, Lacan, Zizek, Nietzsche... Títulos sintomáticos: Baudrillard; Narcisismo y régimen de mortandad en el Sistema de los objetos. Y un artículo del amigo Restrepo sobre Burroughs.

martes, mayo 22, 2007

Un fragmento sobre la guerra fría

Y toda mi vida (mi muerte) ver árboles. Arboles que ya estaban ahí, resistiéndose al esplendor del sol que esta tarde los entreduerme. Entre esas cortezas estuve raspándome la cara como un espermatozoide que quiere penetrar al óvulo elusivo y duro. Conclusión más esmerada: mandar las savias al diablo. Y morir.

Pero esta tarde soleada que corre, se arrastra, se alza, se vuelve furiosa y mansa, y que yo veo desde el bus, soy el que vuelvo. Entre el terror de la tarde, ya tanto oro no podía ser menos, con la ropa olorosa a sudor, y ya sabré yo que mi madre va a sentir este olor, vuelvo con un bolso sucio entre las piernas, con un pasquín viejísimo de Monje Loco (que circula entre puertas altísimas y pesadas, se esconde, sufre, no da la cara).

De cerca, pero muy de cerca te ves arrugado, dijo mi madre. La frente sobre todo, y cuando sonreís, las patas de gallo, aunque finísimas. Muerto estabas menos entero. La mujer iba y volvía de la cocina a la sala, solícita y fantasmal, pálida. Claro, no era la misma cuenca vaciada de tu ojo derecho, ni tus pies percudidos o nacidos al moho, a la tierra incrustada en la piel. Ponía una taza de café con galletas azucaradas en la mesa verde.

Recorro tu cara como si fuera mi mapa de la frustración, mi mapa de la pérdida. Endulzo el café. Sale una lágrima. Vos decís: la lágrima de Sinead O´Connor, la lágrima de Mandrake. Somos isósceles. Bienaventurado el simétrico asesino. Somos dos bultos en el tiempo, dos bultos muelles y frágiles penetrados a balas o cuchillos; que caen como caen los cuerpos: cerebralmente barcarolas pisadas. Y el olor es el llanto, el olor a altos guanacastes, el grillo que da la hora a la ceiba marginal.

Volví, mamá. Ya que war is over encendé el radio. Coleccionás afeites, eso ya lo sé. Y medias. Afeites degradados, incluso gillettes finísimas para cortarte el pulso, al menos en cada sueño. Volví, mamá, dijo él poniendo sus cosas en el ropero. Ese olor a manteca de animal fundida en jabón, sintió la madre. El se echó sobre la ropa lavada, metió la cabeza en el ropero y lloró. Se fueron mojando las camisas viejas. Salir a ver la lluvia. La mujer fue de nuevo un bulto oscuro que circulaba entre los cuartos.

Sacó la cara casi a gritos (30 de julio). El bulto se había marchado. Andaba en el jardín: jacintos de la luna y el sol rociados por el terciopelo del rocío. El cuarto era oscuro. Unos muebles cubiertos de maque muy sucio, en la cama sábanas viejas y trémulas. Recorrió los pocos metros cuadrados del cuarto, prendió el radio y silbó la barcarola, se trepó en cuerpo y alma al techo, las vigas, las migas abandonadas por los ratones. Estaba borracho del pecho y no de la cabeza. Llamo tres veces al bulto muelle que yacía bajo la luna.

No, no lloró. Era un nudo que caía, se alzaba, siempre ocultándose. No digás sexo, procedencia, aventura. Volví, mamá. Volví de comer coños enteros y salados: eso era la guerra; me anestesiaban en la entrada de los burdeles poblanos. Afuera la tropa se divertía y yo adentro con una mujer tuerta que me observaba. Pantasmeña, fija, rítmica y obsesionada. Una voz metálica que no variaba ni ondulaba. Porque en la montaña se hacían carga los genitales. La guerra es de emasculados. De testículos que adornan un árbol de navidad.

Entonces fue la madre la que lloró. Pero no sabía llorar. Lo mismo cuando lo mataron. No era como las madres plañideras y elegíacas que ensartaban largas oraciones de maldición en períodos angustiantes de pájaros de mal agüero. Sino una mona herida en la axila que se atrevía a pelar los dientes y a chillar.


(Managua, julio, 2000)

lunes, mayo 21, 2007

Guater de la frontera

Aquí a este guater llegan los nicas sumisos y tumefactos a cagar en sobresaltos. Pero en este servicio somos todo ojos, somos el subterráneo de la baticueva de batman. Y los tubos del urinario son nuestro periscopio, y de las bombilllas apagadas se precipitan nuestra fija y única mirada. Aquí batimos tripas a los inocentes, amenazamos con cuchillos a los que cargan billeteras. Aquí hacemos pintas con mierda color oro y mierda color sangre, es nuestra paleta favorita. Ud. que se sienta ahora en el excusado y queda bajo nuestra mirada, descrea de la caligrafía del que trabajosamente alfabetizado mienta la madre. Tampoco interprete mal esta cita teológica en lapicero: Jn. 4-5., seguida del desfile de micos que comienzan con el más estilizado ángulo y terminan en la más frutal curva pareada. No se atreva a palpar las paredes en busca de la textura, del pelo, de la hendidura para ver. Estamos en todas partes. Abajo, Ud. se ha fijado, hay un desfile de falos garabateados, que amenazan con cierto ritmo olímpico besar la línea de micos. Lo llamamos Sucedáneo del Escándalo. No es a masturbarse mirando garabatos que Ud. ha venido acá. A su derecha está la libreta de citas. Una muchacha se llama Maybelín y se comenta la abundancia de sus pelos en el sobaco (aunque algún purista a corregido con una d la l). Siga hacia arriba: hay algunas ahogadas acusaciones. Sienta la implosión al leer: ticos nacos. Recuerde cómo han muerto los cervantillos en el zoológico de San José, pero sea coherente. Ud. piensa de paso: …dejarse ganar por… Y Ud. en su pensamiento se llama Molécula, diríamos casi Molécula sin Cartera, porque lo hemos observado bien mientras miraba los pobrecitos árboles inmundos de Peñas Blancas. Y nosotros ya lo teníamos agarrado de las tripas secas donde Ud. carga todas las piedritas pómez del camino rural de su sueño de anoche. No. No es una alusión a los que han pasado por aquí con los intestinos cargados con bolsitas de coca y han venido secretamente a meterse el dedo de la manera menos viciosa. Nada más lejos de la verdad. Ud. no es de esos. Ud. a veces quisiera superar esta pesantez suya, por ejemplo encerrado en este guater de puercos, donde es un mero asco poner las nalgas. Aquí donde Ud. quizá garabatearía todos los vacíos de su existencia y sus desinencias, sueltos, sordos y en brama, asidos con virtud de raíces a cosas tan de este mundo. Aquí donde no hay duda que los apresurados han soltado orines, mierda, saliva y esperma, en ese orden (y ha faltado el agua). Tal vez alguien ha entrado aquí para aullar. Qué se aúlla, dice Ud., sino la lástima… Para ver si se hallaban un billete o un mirón confiado a quien expoliar, o para hacer una corta oración tan enredada que ni dios pudo acatar su sintaxis. Con mochilitas gastadas, blue jean luyidos, calzoncillos de elásticos estirados. Alguien, algún nica, respondió en inglés a quién sabe qué ruego: your mother. Ud. sabe que eso es intraducible, lo sabe advirtiendo a la musa porno del fondo. Se ha despojado de pelos en la cabeza y pelos en el pubis, pero todavía viaja por los urinarios con mirada distraída, mientras cuelga con exagerada liviandad su sexo de dos mitades. Los superdotados vienen aquí a conquistarla, pero ella no suelta su pañuelo. Ud. está tentado a escribir en la pared algo así como SU PAÑUELO MITOLÓGICO, hasta se busca el lápiz en la bolsa. No sabe dónde está el lápiz. Y encerrado en estas cuatro paredes del inodoro del fondo, comprende Ud. que ha salido de aquí sólo en sueños, como en una película que Ud. ahora recorre. La musa está ahí pegada a la pared, sin calzones. Ud. sostiene la cámara. Algo lo empuja hacia fuera, será el olor de la mierda que hace ahora su vecino de inodoro. Pasa Ud. los restaurantitos envueltos en manteca, cruza también varios años de su vida. Alguien susurra: yo creo y con eso basta. Ve Ud. a Marg posando con su vestido amarillo, refractaria al erotismo.

Más revistas

"Ya saben por qué dejé de leer a Umbral: porque en un desdichado momento escribió que Octavio Paz, a quien yo admiraba, era "un Ortega con poncho". Veinte años después me doy cuenta de que, si invertimos los términos de ese insulto, obtenemos una definición exacta del propio Umbral. En efecto: Umbral es un poncho sin Ortega. Es decir, un armazón (inflado) sin filósofo dentro". José Antonio Montano en el último número de Kiliedro

Artifara preparó a finales del año pasado un monográfico sobre "Narrativa hispanoamericana entre viejo y nuevo milenio".