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viernes, noviembre 04, 2011

Una foto de Somoza en la portada de Confidencial


Una foto de Somoza Debayle en la portada de Confidencial.


La foto me parece perturbadora y deshistorizada.


Probablemente no es la intención del diario electrónico pero el juego entre la fotogenia de "Tachito", su record en asesinatos políticos y abusos de poder, y cierta frivolidad con que se le menciona en las batallas políticas nicaragüenses, especialmente cuando hay, como ahora, campañas de elecciones da un efecto extraño. Diríase un efecto de reconocimiento histórico, de memoria o desmemoria.


La intención de la noticia es quizá que reconozcamos en este Somoza a Daniel Ortega. A pesar de la autoridad política que se le atribuye a los entrevistados en la noticia (dos comandantes de la revolución) no creo que el efecto sea tan inmediato. (En fotos como esta no hay inmediatez.)


Nicaragua que es un país de poetas rimadores, se ha solazado por décadas en la rima entre Somoza y cosa. Así de todos los presidentes recientes se ha visto en las paredes escrito que son la misma cosa con Somoza.



Somoza es la Cosa oculta, trascendente, olvidada, acechadora, fantasma, que es recordada sólo por traslación y metáfora.


Esto va unido a las formas de memoria y recordación particulares de Nicaragua. En efecto, se ha vuelto constituyente de la memoria nacional que la revolución del 79 fue una coyuntura de ruptura salvadora, que lavó con sus aguas lustrales la historia.


La revolución ha salvado el pasado (muy en el acorde de Coronel Urtecho). Pero a la vez lo ha borrado. Se hace difícil por tanto recordar a Somoza en sí. Es un recuerdo taponeado por "el triunfo nacional y definitivo".


Sólo se le recuerda por metáfora y sustitución.

lunes, agosto 15, 2011

Nuevo conflicto de las facultades

Y la arqueología filosófica quedó alegóricamente afásica.

"Y es probable que el autor, aunque no se hubiese visto afectado ese mismo año por un tipo de afasia total e incurable, no habría estado en condiciones de sugerir una solución".

Una especie de darwinismo enmascarado tomó la palabra.

"Precisamente en el momento en que la gramática comparada alacanzaba su máximo desarrollo gracias al Vocabulaire de Benveniste... se asistía a un declive generalizado de tal proyecto y al giro de la lingüística hacia el modelo formalizado de tipo chomskiano..."

La tensión verbal--tan T.S. Eliot, tan Coronel--es el presente histórico redimible.

"En el mismo sentido, Benjamin hacía de la redención una categoría plenamente histórica, opuesta en todo sentido a la apologia de los malos historiadores".

Volviendo a leer el Capítulo X de Las palabras y las cosas

"En este punto también es posible comprender qué está en juego en el desplazamiento del paradigma de las ciencias humanas desde la gramática comparada (una disciplina en esencia histórica) hacia la gramática generativa (una disciplina en última instancia biológica). En ambos casos, el problema es el del anclaje ontológico último, que para la gramática comparadad (y para las disciplinas que en ella se fundan) es un evento histórico originario, y para la gramática generativa (y para las disciplinas cognitivas solidarias con ella) es el sistema neuronal y el código genético del homo sapiens".

¡Y en Nicaragua los cognitivos vienen a salvarnos!

"Las ciencias humanas, sin embargo, alcanzarán su umbral epistemológico decisivo sólo cuando hayan repensado desde el comienzo la idea misma de un anclaje ontológico para entender al ser como un campo de tensiones esencialmente históricas.

(Citas tomadas de: Agamben, Giorgio. Signatura rerum: sobre el método. Buenos Aires: Adriana Hidalgo, 2009)


jueves, abril 07, 2011

Escrito para infieles

Franz Kafka (1883-1924) es un escritor judío-checo, pero que escribía en alemán. Son famosas sus novelas, entre ellas El proceso, El castillo y América (mi favorita). Son textos laberínticos en los que la realidad adquiere un tinte onírico y pesadillezco.

Informo esto casi de manera urgente porque he visto que es importante aclarar términos como kafkiano u orwelliano.

Es importante, sobre todo, cuando uno escribe entre infieles, y la sanidad terminológica puede ayudarnos a disciplinar al poder (o la terminología para poder disciplinar?). Al mismo tiempo que incrustramos la pedagogía (algo tenemos que enseñar, come on) en el lado correcto de la valla. (Porque se han fijado? siempre hay una valla cuando no un muro cuando no un abismo.)

El riesgo del lugar común es quizá menos grave que el de tanto infieles que no saben qué apellido ponerle al poder. Por eso sueñan cada noche (aunque no lo saben, es más, te susurro, no las descifran) con taxonomías vertiginosas: derridiano, foucaltiano, althusseriano, sadista, nietzcheano. En fin, freudiano.

Todos y cada uno de estos términos, y otros que le son afines (lacaniano, por ejemplo, tan tongolelesco que suena), iré explicando poco a poco. Esta es la nueva Cruzada en busca del sepulcro blanqueado del significado y en contra del poder, y que a don Pablo Antonio, tan sereno, habría placido.

Les decía, pues, que kafkiano se dice de lo laberíntico incrustrado en lo privado como bomba de tiempo que nunca estalla pero que amenaza. También aquello que hace de la realidad un legajo de derecho interminable, indescifrabe, infatigable dentro de su misma fatiga. También aquello que se refiere a puertas cerradas para siempre y únicamente destinadas a uno. Sí, kafkiano es el destino gris y privatizado y firmado por la Ley.

Cualquiera de estas complicaciones, en las que nos auxiliarán siempre la borgeana Británica, o la Británica de hoy día, Wikipedia, me exigen siempre un despeje nunca logrado. ¿Cómo separar, digamos, lo freudiano de "mi pequeño país"? (Y tomo el Antifonario: "Mi pequeño país cristiano se compone de unas pocas/ primaveras y campanarios").

Si yo quiero a "mi país" (¿es que no sienten Uds., élite política e intelectual de Nicaragua un estremecimiento hipócrita al decir mi país a cada rato?) modelado por el Paraíso que se empezó a soñar en los Treinta Años Conservadores, con sus formas de sujeción y su disciplina social y subjetiva, que nadaba libremente sobre el Lago de la autorización del yo por rango racial y de casta.

Mi pequeño país pre-terminológico./

Y cuánto te extrañamos.