Que tu esplendor sea modesto, nunca más importante tu ego (tres letras como suma) que la estructura en discusión.
Recuerda que el relumbre denier cri es tan provinciano como la obtusa persistencia.
Viaja los viernes "por ciertas calles medio desiertas", da con el milagro, observa la Torre de los Pellas, el ceño azul marino de Managua.
Recuerda: Darío fue la Shirley Temple de León. No seas necionalista.
Lee con distancia los titulares de END y LP: ellos tampoco son la verdad.
Guarda esos viajes, aéreos o no, en el olvido; atesóralos en el sueño.
Da con las ciudades en los días bisiestos.
Recuerda que un trovador duerme en tu párpado.
Nunca estés seguro de conocer más de una samba y menos de una modestia.
Hay algunas certezas en tus reseñas, úsalas de almohada.
Aprende a odiar a tus enemigos.
Oculta tu violín, Ingres.
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