El aroma del tiempo (Byung-Chul Han, 2015)
De este libro, entre reflexivo y consumible, me interesó la biblioteca, relativamente variada y copiosa para sus 169 páginas. El Heidegger tardío de Camino de campo. El Nietzsche de Humano, demasiado humano. Proust.
Pero también los contendientes: el Lyotard de Moralidades postmodernas, el Heidegger de El ser y el tiempo (o partes de él), la Hanna Arendt de La condición humana.
Su tesis es relativamente simple. No vivimos en el presente una aceleración del tiempo, sino su atomización. Byung-Chul Han convoca un tiempo demorado, reflexivo, contemplativo. A Heidegger le agregaría la mística. A Arendt le combate una idea muy estricta de actividad, notando cómo la actividad lleva a la mecanización. A Lyotard le dice que el fin de la narración no implica lo vegetativo. De hecho hace falta narración (u olor de narración). “La narración da aroma al tiempo” (pág. 38). De ahí que Proust sea uno de sus héroes (junto a los caminantes rurales de Heidegger y Nietzsche).
A Byung-Chul Han lo están traduciendo a toda prisa en Argentina Barcelona (Herder), donde ya aparecen varios otros títulos (entre ellos La sociedad de la transparencia).
Quizá su nombre y procedencia, y su injerto en la filosofía alemana, provoquen un atractivo orientalista entre lectores del llamado mundo occidental (y latinoamericano). No deja de ejercer, además, cierto coqueteo con el budismo “nueva era” que resultará atractivo para un público más amplio.
Por otra parte, Han es sin duda un lector perspicaz y un hábil ensamblador de líneas temáticas largas de la filosofía actual. La cuestión de la duración del tiempo, en este caso, si bien es extraño que no haya alusión alguna a Bergson. Tampoco habría simpatía, según entiendo, con las líneas esquizoides con que Deleuze mira el cine. (De hecho Han quiere rehuir, siguiendo a Proust, un tiempo “cinematográfico” que sería atomizador. No vio a Tarkovski, no vio a Kiarostami.)
Aún otro elemento puede contribuir a una percepción liviana de Han. En comparación con algunos autores franceses (Badiou, Rancière), parece des-politizado. El tiempo atomizado de la posmodernidad y su remedio (la contemplación) no son cuestiones que Han resolvería fuera de la biblioteca.