En el sueño no sé conducir y casi no sé conducirme.
Managua está parchada de desiertos.
Pero sucede un milagro: vengo de Fed-Ex, donde las muchachas se educan en el inglés y la mala música, y tiento el límite de la lluvia: llueve durante 15 minutos frente a mí sin que yo me moje. De todas maneras me amparo en un árbol. Largas ráfagas de electricidad corren debajo de los hoteles de Managua. Son las aguas de marzo?
Busco mis Jobimes escasos: Tereza, Insensatez, Elis. Vengo pensando en esas aguas de marzo verdaderamente.
De la sesiones de grabación en Los Ángeles, febrero-marzo 1974 para el mítico Elis & Tom. El piano de Jobim hace de las gotas de lluvia que repercuten, la orquesta crea la tormenta, y en una canción de felicidad, Jobim y Elis gozan. Me parece que la filmación está hecha en dos tomas, con un corte disimulado en el detalle del micrófono, pero no puedo asegurarlo.
La lluvia es pues todo aquello que es enumerable:
É pau, é pedra
É o fim do caminho
É um resto de toco
É um pouco sozinho
É uma cobra, é um pau
É João, é José
É um espinho na mão
É um corte no pé
São as águas de março fechando o verão
É a promessa de vida no teu coração