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jueves, julio 03, 2008

Nota de aniversario

Hace dos años exactos inicié estas notas.

Según contrainteligentes fuentes, el blog se debe a 7, quizá 8, lectores insistentes a los que paso a agradecer debidamente.

Podría repetir que hay una serie de autoconsejos para seguir con las notas y su poca rigurosidad.

Hoy día, sin embargo, un cortafuegos ubicado no sé dónde no me deja ver ninguna página de ningún blog de blogger, pero, milagro, me deja escribir desde mi cuenta de blogger.

Escribo, pues, a ciegas.

Esa impertinencia mediática más las olas del desánimo más ese pertinente lector que me escribió para decir que cerrara ya estas notas poco vigorosas (ja ja) más Betancourt diciendo "creamos en este presidente y en este ejército" más la crisis del petroléo no han sido indiferentes a quien escribe este blog.

Por cierto, lector, sabes que vengo siempre acompañado en el bus; esta vez por un policía de tráfico lleno del espíritu de venganza que sueña con enviar a sus subordinados a la boca del lobo, i.e., los semáforos de Rubenia y dejarlos ahí doce horas para que "muerdan el leño" y le rueguen a él, el empoderado, por alimento y por relevo.

Esa cuentecita pequeña en la gran cadena de violencia, y Stevie que canta lo difícil que es vivir para la ciudad me ayudan a terminar esta nota de aniversario.

Saludos.

lunes, abril 21, 2008

En Nicaragua predomina la poética simbólica

Revisando un viejo libro de español para estudiantes de sétimo grado, del tiempo de la revolución, encuentro la siguiente receta de estilística:

1. La poesía pone atención a los dos rasgos principales de las palabras: la sonoridad y la semántica, es decir, sonido y significado.

2. En la poesía predomina la subjetividad (y era fácil deducir que en este caso se entendía por subjetividad la vida personal).


Estoy básicamente en desacuerdo con esta descripción. Y a la vez creo que es todavía (20 años después de finalizada la revolución) predominante entre círculos de poetas.

Los "dos rasgos" de la palabra deberían ser (son desde el estructuralismo) el significado y el significante (que sobrepasa la parte "sonora" de las palabras, para ser algo más extensamente material, de la misma manera que el significado no está vinculado a una certeza semántica).

La subjetividad, por otra parte, no tiene que ver necesariamente con la vida personal.

Hay subjetividades deslocalizadas. (De grupos, de clases, de épocas.)

Esa confusión del significante con la sonoridad, de las palabras con las cosas y de la subjetividad con la vida personal es el catecismo del poeta o la poetisa como héroe/heroina civil.

¿Y si lo que escribes es algo que penetra silenciosa, inesperada, inconscientemente la materialidad social? ¿De que te sirve la bella sonoridad? (¿No es, en ese caso, la sonoridad un burdo intento de retener para la lógica lo que no es lógico?)

¿Y si la subjetividad que escribes y que vos creés personal es la de tu grupo, tu clase, tu época?

Iniciar estos cuestionamientos toma tiempo. Los poetas jóvenes todavía pelean contra los fantasmas asociados a un nombre, una sonoridad y una vida personal. Es el juego que han planteado (y en el que han ganado) los más viejos.





lunes, abril 07, 2008

Ante los juvenilismos

Mirando desde muy afuera el pleito en el barrio sureño (y afirmo rotundamente que no tengo vela en ese entierro), llego a pensar que lo que hay que reintegrar a los análisis culturales es la perspectiva de clase.

El juvenilismo (la retórica del joven que va a tomar el poder someday) es carente:

1. Supone la homogeneidad de los jóvenes: como sabemos, no es lo mismo ser joven de 19 de clase media que ser joven de 19 y pobre.

2. Es monádico. No sé si esto es una lección posmoderna o qué, pero se argumenta a través de personas-universo, completas en sí mismas junto con sus discursos, sus perros, sus vicios, sus caídas chicas y grandes. Pero la lección debe ser la contraria: discursos, contextos, clases sociales, inexactitudes entre discursos.

3. La madre, el deseo sexual y el lenguaje nos exceden a todos. De nada vale proclamar la individualidad o, en otras palabras, sólo es posible proclamar la individualidad en los términos alegóricos de una herencia benjaminiana.

4. La escritura excede a todos los que se proclaman escritores. De nada vale luchar a brazo partido por la individualidad de nadie.

5. Una cosa diferente es la lucha de clases.