Ambulante la
hoja que ingresa al escenario, y el moho de la hoja y la hormiga.
La danza de la
mano, el subterráneo como el Hades y el infierno.
Estamos frente a
la tumba de Stravinsky.
Cosa de los 17
años, tal vez, vi que los viejos músicos--Handel, Vivaldi, Scarlatti--miraban y
cuchicheaban frente a esta tumba.
Era la novela de
Carpentier y era la otra era. Novela que comprabas en carreras azuladas, en el
pueblito y leías con velas ajenas.
Lo que decían
imantaba; quijoteaba el niño desde el pesebre; albúmina perdida de un Nonato
José Cemí.
"San Ramón
Nonato" decía mi madre. En ese día.