Mostrando entradas con la etiqueta novelas. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta novelas. Mostrar todas las entradas

jueves, junio 05, 2008

Para mencionar a Bolaño en la jungla

“En la década que terminamos, es decir, en la que va de 1960 a 1970, los hijos y los padres ya viven sin reconocerse, la multiplicación se ejerce y nuestra literatura edifica la última terraza de la Torre de Babel”. (Margo Glantz, “Estudio preliminar”, Onda y escritura en México: Jóvenes de 20 a 33, Siglo XXI, 1971, pág 5).

Bolaño hizo el estudio más detallado (o al menos, a como van las cosas, el más vendido) de esa Babel: el estrépito y la dispersión en que acaban las generaciones de escritores jóvenes, su autodestructividad y su nihilismo como método y como mito.

¿Por qué un cuarentón tendría que entretenerse detallando de manera seudoépica esos suburbios de adolescencia?

Por mero narcisismo. Por autorreflexión. Por un ingrediente stendhaliano sumido en la jungla global.

Por nostalgia, seguramente.





jueves, enero 17, 2008

Amor carajo

El amor en los tiempos del cólera es una novela que critica la alianza entre el positivismo de la oligarquía, llegado de París encarnado en el higienista Dr. Urbino y el modernismo cultural que vive del ensueño decadentista, en la persona de Florentino Ariza. Ambos representan, con tensión moderna, eso que Rama llamó la ciudad batiscafo: incapaz de representar a las culturas otras dentro del mismo territorio, pero, sobre todo, responsables de la destrucción ecológica del río Magdalena.

La lógica capitalista de reproducción aparece crepuscular en la novela, reducida a un "ir y venir del carajo" del barco con los ancianos que hacen el amor en el río ecologícamente destruído. Carajo, es literalmente, el pene. Irse al carajo, es una expresión de despectivo rechazo. Ir y venir del carajo, aúna los dos significados.

La superficial película reciente del mismo título
, aunque aparentemente basada en la novela, no sostiene ninguna de sus críticas esenciales. Su momento peor es quizá cuando , con unos paisajes macondizados, se oye bramar a Shakira: comprame el soundtrack, comprame el soundtrack. La ventaja es que el soundtrack no aparece Juanes, y que la película se va al carajo de verdad.

P.S. ¿Pero quién podría haber dirigido bien una versión de la novela? Para la versión elegante y oscarizable, James Ivory. Para la versión heroica y neurótica (que la novela merecía) David O. Russell quizá.

lunes, octubre 22, 2007

Epistemología colonial según Pámuk

Los científicos coloniales tienen un ciclo de fe positivista.
"Ah, uno debería escribir solo lo que ha visto, lo que ha visto y experimentado, entonces yo también podría quizá ser un auténtico hombre de ciencia, como esos europeos, por ejemplo Darwin, qué gran tipo, pero por desgracia uno no puede llegar a nada en este apático Oriente"


Y otro ciclo en que creen en la pura sublimación de la ciencia.
"tenían razón al decirme que eran todo chiquilladas, te pido perdón, creer que contribuiría a la ciencia con un laboratorio de aficionados montado en casa no solo era un capricho infantil sino también una niñería provocada por no haber entendido lo sublime que es la ciencia"



En vez de una causalidad científica una melancolía colonial.

"Yo soy modesto, admito que los europeos lo han descubierto todo antes que nosotros y que lo han estudiado hasta el menor detalle. ¿No es una tontería volver a investigar y descubrir lo mismo?"


Se entroniza la ataraxia del científico colonizado.
"¡no hay nada nuevo bajo el sol!"

"el hombre es idéntico en cualquier sitio"


Pero esto no detiene la escritura y re-escritura de la Enciclopedia.
"vendrán corriendo a mí, sí, a mí, para librarse lo antes posible de ese pánico, vendrán a mis libros, a mi enciclopedia en cuarenta y ocho volúmenes y comprenderán que lo auténticamente divino son esos tomos, soy yo"


Y la enciclopedia es una escritura para calibanes.
"a este pueblo imbécil tienes que contárselo todo de la forma más simple para que lo entienda, por eso me desespero intentando explicar esos descubrimientos científicos y coloco mis escritos, aquí y allá, refranes y dichos para que sos animales lo entiendan"


Los debates del científico colonial son batallas "radicales" por la autoridad sobre las autoridades europeas.
"Miras esos panfletos de Abdullah Cevdet, ¡qué tipo tan superficial, tan simple! Y, además, ha malinterpretado a De Passet y no ha leído a Bonnesance y, sobre todo, usa de manera equivocada la palabra fraternité"


El científico colonial sólo puede descubrir la ironía: Borges circundado por las ruinas del positivismo.

Citas de la novela La casa del silencio (1983) de Orhan Pámuk.

lunes, agosto 27, 2007

Paradiso VIa

Incorporación cultural.

"Por línea de mi madre, reconozco esos cantos guerreros, recitados como gracioso aperitivo, pero la otra mitad es la que ahora tengo que buscar, pues estoy en una edad en que siento que me es imprescindible incorporar algo que me aclare y me decida, que me haga momentáneamente completo. Necesito incorporar un misterio para devolver un secreto, o sea una claridad que pueda compartir". (pág. 247)


Es un paradigma inverso al del mestizaje. En el mestizaje lo claro (el eje rector) es lo europeo, y lo oscuro es lo indígena.

El Coronel busca "lo europeo" (entrecomillado, porque lo que no está claro no está necesariamente sujeto a una definición) como oscuridad: una incorporación que edifica una poética.

Pero lo que "incorpora" el Coronel es a Rialta (capítulo, también, de la boda). Lo "oscuro" es, también, la fineza criolla (mencionada enfáticamente durante este capítulo). Entrecruce de encajes. Hablando de Rialta:
"Comenzaba un extenso trenzado laberíntico, del cual durante cincuenta años, ella sería el centro, la justificación y la fertilidad". (pág. 252)

jueves, agosto 23, 2007

Paradiso IV

Genealogía del Coronel, José Eugenio. Contrapunteo del tabaco y el azúcar, “aquellas escandalosas y malolientes extensiones de verdes, aquellos sembrados de caña vulgarota y como regalada por la naturaleza, para nosotros que estábamos acostumbrados a un paisaje muy matizado” (188).

Aristocracia irónica, la de la madre del Coronel, la familia que en Pinar del Río se dedicaba al tabaco. El padre del Coronel los arrastra al centro de la Isla. Madre delicada y predispuesta a la muerte (decadente, podría decirse), padre fuerte y altivo.

José Eugenio se dedica a advertir de forma caleidoscópica a los nuevos vecinos: los Olaya, recién llegados de Jacksonville.

Su ingreso al Colegio. Su sexualidad: una colisión con lo propio de la novela. Aguas que corren sobre el cuerpo de los muchachos, sellamiento de partes del cuerpo.
“De tal manera, que durante mucho tiempo, José Eugenio Cemí tuvo del cuerpo el recuerdo que se precisa en la noche treinta y cuatro, cuando en el palacio un joven confiesa, el Rey de las Islas Negras, gimiendo y levantando su túnica, que era hombre de la cabeza a la cintura, y tenía la otra mitad de mármol negro” (209).

lunes, agosto 20, 2007

Fisiologías, jerarquías (Paradiso V)

"Siempre estoy haciendo respuestas, creando actitudes ajenas. Necesito equivalencias, luego surgen las grietas, el hecho sólo es creado por mi respuesta. Entonces, llega invariablemente un momento en que me siento molesto, respondo sin que se me pregunte, me parece que es un tercero el que me está preguntando". (Paradiso V)


Leer esta intención junto con Deleuze: producción de sentidos, en vez de coartadas al sentido cuando tropiezas con las grietas.

Nunca te rindas ante el New Age.

No seas el Arjona del postmodernismo.

Ilumina Lezama.

lunes, agosto 06, 2007

Bolaño habla en 1976 de la nueva poesía

Y menciona, entre otros, a Beltrán Morales y Fanor Tellez. Véase el Dossier sobre Infrarrealismo en El Interpretador.

Los infrarrealistas, que son la fábula de lo que serían después los realvisceralistas , ponderan la rebelión: "dondequiera que se presenta la cultura oficial y acudimos nosotros, de inmediato todos los asimilados se ponen en guardia", según Cuauhtémoc Méndez. ¿Pero quiénes son los "oficiales"? Algunos nombres (y uno nicaragüense) entre la iracundia:
"Siempre habrá un Nicolás Guillén para un Estado obrero burocrático, como siempre habrá un Eraclio para recibir el homenaje de una supuesta democracia burguesa, y siempre un Julio Valle Castillo que de la noche a la mañana se convierte en fervoroso sandinista para codirigir una política cultural a la altura de un gobierno frentepopulista".


Desde esta óptica se puede leer (en la novela) la visita realvisceralista de Ulises Lima a Nicaragua, y su encuentro con "pinches" discípulos de Cardenal.

La reflexión poética sobre Centroamérica es muy intensa, y por eso el otro día la colgué como encaje.

viernes, julio 20, 2007

Literatura masticada

-"Habló usted del lector que le gusta. ¿Siente que éste ha cambiado en la era del marketing?

-Sí, el lector cambió. Antes era más selectivo y leía bien. Hoy quieren literatura masticada. La posibilidad de leer bien es asociar ideas distintas y abrir una ventana. Esa era la excitación de leer a Cortázar. La pregunta es: ¿qué pasó en el mundo? Llegaron el zapping e Internet. Pasó que hoy vivimos en un mundo que vemos en tiempo real. Y eso es fantástico, pero tremendo al mismo tiempo. Así como las cosas te impactan, luego las olvidás. Hoy nos han quitado la posibilidad de formular preguntas en el sentido de la pregunta socrática. Por eso me parece fascinante cierto retorno que se da a la filosofía, porque lo que se abre es una nueva pregunta".


Luisa Valenzuela en La Nación, hace ya algún tiempo.

lunes, julio 16, 2007

De la corrección I

En una carta algo ceremoniosa de los años 1950s, Cortázar señalaba a Carlos Fuentes algunos pecados gramaticales menores en La región más transparente: alguien en alguna página "tomaba asiento en la cama".

Encuentro en Ciudades desiertas de José Agustín, pág. 51:
Susana lo miró, despectivamente, unos segundos y salió del baño. Eligio fue tras ella. La vio tomar asiento en la cama y él se recargó junto a la ventana. (énfasis añadido)


Podría argumentarse que los mexicanos toman asiento en la cama con mucha más frecuencia que, por ejemplo, los argentinos.

Otros que podrían ser pecados diminutos en la novela de Agustín:
Al poco rato regresó con una mujer delgadita, absolutamente china, de baja estatura y movimientos rápidos (pág. 37) (énfasis añadido).


Será que, como Bowie, todos tenemos una etapa exótica y de lugar común cultural China Girl, para lo que ese "absolutamente china" será notable.

Otra especie de desliz étnico-nacional:
Al poco rato llegaron Altagracia, la filipina, y Brian, un judío que estudiaba en Estados Unidos. (pág. 24) (énfasis añadido)


¿Era un judío de los Estados Unidos estudiando en los Estados Unidos? ¿O un judío de Israel, o de Polonia, por decir algo?

Lo más curioso es cuando el "judío que estudiaba en los Estados Unidos" se lleva a la cama a Susana, y al amanecer se porta de manera poco circunspecta, y suelta un "chavas pendejas" (pág. 27). De manera que suena más a judío mexicano, o, al menos, agustiniano.

A la altura del tercer capítulo uno va olvidando la menudencia pecaminosa, pues Agustín va encontrando la vena, esa del lenguaje "oral" llevado a la agudeza. Sólo un ejemplo, de marxismo mexicano, sin duda:
Por el amor de Marx, nada más te estoy preguntando por qué me abandonaste sin decirme nada. (pág. 51).

miércoles, julio 11, 2007

Viejos trapos I


¿Y los Buendía?

Hace 30 años ya que la familia Buendía llegó al estrellato, sin esperarlo siquiera y sin percatarse mucho. Cien años de soledad los puso en todos los marketin. El de la identidad latinoamericana, el de los best sellers, el del Premio Nóbel y el de la amenazante eternidad.

Más dúctiles que Los hijos de Sánchez, menos esquemáticos que La familia Adams, los Buendía han rehuído admirablemente el celuloide.

Gabo, su compañero de aposentos, ha declarado que mantiene la esperanza, tal vez absurda, que el lector identifique en los Buendía a su propia familia (es decir, la del lector). Los Buendía diseminan así el terror infantil de las persistencias familiares (la tía soltera con un trapo en la mano, la abuelita envejecida como una muñeca para que jueguen los nietos).

La ausencia de la película sobre Cien años de soledad se está volviendo otro mito garciamarquiano más. Un hueco que los críticos de cine (sobre todo los más serios y perversos) se afanan en saborear en los insomnios. Porque ¿qué terror se puede igualar a la búsqueda del rostro de Amaranta a las dos de la madrugada?

Los antiguos epicúreos, entre ellos Rubén Darío, temían en los insomnios descubrirse convertidos en Hamlet. Su enfermedad, sin embargo, tenía cura. Era cosa de no acostarse tan temprano e ir a un cine.

Pero para el caso de los nuevos epicúreos que no pueden saborear la visión del rostro de, por ejemplo, Amaranta o Remedios la Bella, no hay peor amanecer que aquel en el que, camino del trabajo, marchan balbuceando las probabilidades, deshojando las margaritas: Uma Thurman, Barbara Hershey, Ofelia Medina.

Hace poco un cable informó que sería Marlon Brando el que interpretaría al Patriarca de El Otoño del Patriarca. ¿Un Corleone rodeado de mariposas y desiertos?

Inmediatamente el crítico ha supuesto secuencias enteras al estilo Mizoguchi en el que el Patriarca Brando, orinando las sábanas, asaltando rijoso a las cocineras y vendiéndole el mar a los norteamericanos, resultara, para el espectador, probo, envejecido, sentimental y conmovedor con su panza culinaria, sus patas de gallo, sus dientes menudos y ennegrecidos, y su llantito de perro.

Lo que está en juego para el insomne, como se ve, es el poderío de la imaginación en sus vertientes vivificantes. El viejo pleito, casi siempre bizantino, del poder del cine y/o de la literatura.

No interesa tanto el resultado de esta pelea, sino los escenarios en que se desenvuelve. Por un lado la almohada del insomne (que no tiene tiempo para imaginar a otra hora que no sea la madrugada). Por otro lado la cultura cotidiana.

Con respecto a la almohada no hay solución. En vez de contar cabritas es mucho más cómodo y práctico contar estrellas de cine. Buscar el rostro de Amaranta hasta las dos convencido de improbables analogías.

Con respecto a la cultura cotidiana, la fórmula no es literaria. Nada de esos homenajes bobos en que se parafrasea el estilo de García Márquez y se pretende dar continuidad a algo que no tiene por qué tener continuidad. Eso es mero folklore. Y folklore horrible.

Un profesor universitario de cuyo nombre sí puedo acordarme mas no revelar, decía con asombrosa labia que él había visto hacía poco a los Buendía. Treinta años después, frente a la ola de neoliberalismo, los Buendía vivían en suburbio, miraban telenovelas y oían hablar de Internet, pero seguían de sonámbulos en sus manías solitarias y sin percatarse realmente del mundo.

La simulación del profesor no está mal como sociología. Quizá se le olvidó añadir que los Buendía leyeron apasionadamente Cien años de soledad y lueguito empezaron a hacer maravillas a diestra y siniestra. Y que las maravillas se les volvieron un vicio y casi un rencor.

Tampoco es remoto imaginarse que después de leer a García Márquez, los Buendía hayan leído al teórico García Canclini. Entonces, después de abarrotarse de maravillas, se abarrotaron de hibrideces.

Pero esto es territorio diurno. En el nocturno, presintiendo un gesto, yendo tras unos pasos, el insomne persigue aquella misma libelula vaga y pregunta a eso de las tres: «Amaranta, ¿a qué horas comienza la película?».


Publicado en La Tribuna, en 1997.

martes, julio 10, 2007

En los lugares comunes

"The world is full of abandoned meanings. In the commonplace I find unexpected themes and intensities." Don DeLillo White Noise 184

"El mundo está lleno de sentidos abandonados. En los lugares comunes encuentro temas e intensidades inesperados".

miércoles, junio 27, 2007

Cortes e interrupciones

La ya sabida interrupción de Internet en esta parte del mundo, se prolongó microlocalmente hasta hace pocas horas (asunto en el que habría que ser un poco inquisitorio con ibw). Quedó por varios días desconectado el acceso a sitios como Google y Blogger. Entraba END pero no LP. Marcaacme era inaccesible. Etcétera.

En fin, una nota suspendida en el corte y la interrupción:

De la mediocridad aurática

Algunas páginas de White Noise de Don DeLillo (1985). La parodia de los Cultural Studies. Sus correligionarios son inmigrantes neoyorkinos, preferiblemente de Europa la del Este, que han sido sorprendidos por la cultura de masas, y que se preguntan cosas como dónde estabas tú cuando la muerte de Jimmy Dean. Pruébame con Monty, pruébame con Monroe, responde el reprobado que estaba quizá entregado al placer solitario mientras (el) Dean moría en su accidente de carro. (Sí, hay por aquí y por allá pequeños burócratas que creen en el conocimiento aritmético, en la clarividencia pop, en la genialidad retrospectiva; todo esto basado en cursillos más o menos acelerados.)

Pero, en fin, que la Universidad estaba en crisis, entregada a la tarea poco heroica de instituir los departamentos de Hitler Studies, o de Elvis Studies.

DeLillo parece un meticuloso e informado apocalíptico vencido por la ironía y cierta calma geométrica, dura, mercurial. Penetrante, además, con respecto a la domesticidad, y, en especial, la TV., los indescifrables parentescos debidos a divorcios en cadena, y cierto entramado universitario que podría llamarse de la mediocridad aurática.

martes, junio 19, 2007

El rey se acerca a su templo

Leo "Luz externa", "Luz interna" de José Agustín, publicada de forma compacta como El rey se acerca a su templo (Grijalbo, ISBN 970-05-0973-7).

Siento a veces que la segunda parte es más inteligente. También más erótica. Pero es una sensación atrapada por la lógica de lectura: la "Luz externa" parecía--con todas sus desinencias hilarantes y violentas--un poco doctrinaria: el jipi drogo que cree en la trascendencia y vive entre desnudos vínculos económicos, y en olas gruesas de violencia de género. Puntos fuertes: 1. narración de la vida de los junkers Ernesto y María, narrada por aquel, en entretenido uso del habla común, aguda, musical, con enorme sentido de ritmo, y disposición estratégica de quien escucha (comienza como narración para Salvador--el intelectual pobre y probo--y deviene en una narración mucho más general). 2. Violación de Ernesto por Miguel Carlos.

En la segunda parte todo está tamizado por la conciencia del intelectual adoctrinado por su propia autonomía (Salvador). El que ya sabía que no había tal trascendencia drogadicta de las relaciones del poder. Justamente, la narrativa se adecúa a la revelación de ese inconsciente que también elabora su propio itinerario por la vida real. Punto fuerte hasta el momento: el cuerpo de Raquelita, penetrada de manera desordenada (casi tumefacta) por Ernesto, y prevista con mucho pudor por Salvador en la ducha caliente de su casa...

Un recorte en Encajes.

sábado, junio 09, 2007

Un salto del lenguaje pictórico


Mark Rothko No. 2


¿Y la distancia entre cultura, técnica y negocios?

El deseo "posmo" de un orden de lectura que integrara los tres ámbitos.


"Era sabedor de que había algo que nadie había detectado, un patrón latente en la misma naturaleza, un salto del lenguaje pictórico que rebasa los modelos al uso del análisis técnico, susceptible de predecir incluso el registro y la representación, los arcanos de sus propios seguidores en el campo. Tenía que existir una manera de explicar el comportamiento del yen." (Don Delillo, Cosmópolis, pp. 81-82)


La saga de los yuppies (sé el anacronismo implícito en esta palabra) atacados del mal fáustico.

lunes, junio 04, 2007

Paradiso II

Opresión de los otros contra Cemí (el que oprime la tiza contra el paredón). Investigación del "solarete entrelazado a la rifosa casa del Vedado" (pág. 132). En especial Mamita y sus hijos, atados al destino del Coronel (enmascarados, incluso, por ese destino: un destino racial). "Era siempre--ahí va la ironía de Lezama--esa persona indecisa, delicada, que cuando la conocemos se muere tres años más tarde" (ibid).

Martincillo, entre otros, inolvidable. "Era de un pálido de gusanera, larguirucho y de doblado cotoneo al sentir la brisa en el torcido junco de sus tripillas". (pág. 134). Además, "era tan prerrafaelista y femenil, que hasta sus citas parecían que tenían las uñas pintadas" (pág. 135).

Viajes del Coronel a Kinston y a México (los conocidos viajes de Lezama). Caso del doctor Copek que copia en su axila el mal olor de un guardia. Pero, sobre todo, el descubrimiento de la impenetrabilidad del mexicano. (Es una temática popular, como se sabe, en especial por El laberinto de la soledad).

"En México se sintió extraño y removido. Se alejaban las divinidades de la luz, viendo que aquel era un mundo soterrado, de divinidades ctónicas; el mexicano volvía a tener la antigua concepción del mundo griego, el infierno estaba en el centro de la tierra y la voz de los muertos tendía a expresarse y ascender por las grietas de la tierra". (pág. 147).

Extrañamiento e impenetrabilidad del alma mexicana (trabaja Lezama similares códigos que Paz). El diplomático que contempla el incógnito diamante, una mirada que no implica la comunicación (pág. 147-148). Y las máscaras mexicanas, entre las que saldrá sorpresivamente Vivo (el hijo de Mamita).

Correspondiente momento de epifanía: un sueño con los príncipes de Xibalbá, "no convertidos en puercos, ni yaciendo en pocilgas, pero sí reducidos a nueve años" (pág. 150).

¿Por qué procesos se despierta (se sueña) toda una mitología distante? El punto, la equidistancia, es, otra vez, esa de Paz: viaje al Oriente interno. El Coronel encuentra soterrado el enmascaramiento (Vivo, su emisario, le aparece enmascarado: y la máscara de su sueño proviene de la mitología quiché) por sobre la norma de la cordialidad que él cree representar.

viernes, junio 01, 2007

Paradiso I


El gran secreto teatral de Cemí--a los cinco años--. Las cruces, sombras, hálitos (toda la penumbra) que amenaza con marcar su destino. "Ahora se me quedarán esas cruces pintadas por el cuerpo y nadie me querrá besar para no encontrarse con los besos de Truni" (pág. 115, edición de Cátedra), habla de pronto, casi se diría que por sonambulismo, el niño.

La cultura se autonomiza en el encaje, en la cocina. Los estilos literios son eso: encaje, cocina. Para eso, Lezama usa unos dejes metairónicos. "Tanta refistolería--dijo la señora Rialta-- no le viene bien a algunos platos criollos" (pág. 122).

Esto incluye la tensión entre lo criollo que se adelgaza, y lo barroco que se adereza. La mezcla cultural implica una perturbación, un trauma (un sueño, un temblido), una epifanía. La llamada del padre del Coronel, "desde el recuerdo", sirve para articular ese trauma. (Y no es figura ya de la llamada del propio Coronel como padre de Cemí?). La Gossá familia va por la ruta de las Soledades. La vianda de la cultura, y la metaironía de la mezcla: todas los viñedos españoles han sido producidos por semillas americanas, eso desvela al vasco padre del Coronel: "todos los viñedos de España fueron destruidos por la mosca prieta, y se trajeron para remediarlos semillas americanas, y todas las uvas actuales de España...descienden de esas semillas" (pág. 127).

El día de la epifanía, de la revelación cultural, el abuelo duerme bajo un flamboyant. Esta revelación conlleva las discusiones del capítulo: el encaje, la cocina, y quizá sobre todo, el caso del mulato Juan Izquierdo, el de los excesos en el aderezo, el quizá demasiado heterodoxo para lo criollo, y que ha sido desapachado con deshonor por el Coronel.

viernes, mayo 25, 2007

Toda poética se hizo para escribir una novela

¿Cómo enfrentan los creadores la disolución de una poética? Me refiero no a la reacción conservadora que insiste en la bondad del mundo (de su mundo poético).

Un indicio es Cervantes: su novela es una constelación de poemas, de modos de poesía, de fragmentos y proyectos poéticos (novelas pastoriles, elegías, teatro).

Otro indicio es Paradiso el colmo de la poética neobarroca, pero en forma de novela. Novela: eso que aspira a extender, exaltar una poética, de taladrar la realidad más allá de sus condiciones de posibilidad, pero sin dar con la forma, siendo su propia disolución. Cortázar era mal poeta de taladro parisino.

En referencia a la poética real visceralista que Roberto Bolaño noveliza en Los detectives salvajes, uno de los personajes dice: “era su manera de hacer política, de incidir políticamente en la realidad” (p. 321).

Esa manera de incidir en la realidad se corporiza a veces en la forma de una novela, y es, por eso, una acción política autorreferida (uno de los grandes temas de De Man, por cierto).

¿Queda sólo un gesto de una poética? ¿Pueden los que se autonombran (y he ahí el dilema, siempre es un autonombre) poetas evitar esa disolución? ¿Tenderán a escribir ese tipo de novela de despedida?

viernes, mayo 18, 2007

Notas en los márgenes de un volumen de Volpi

Jorge Volpi. El fin de la locura. (novela, Seix Barral, 2003)

La parte "biográfica" del postestructuralismo
Althusser hizo la parte trágica, estrangulando a su mujer en un ataque lunático. A Foucault le tocó el martirio, siendo uno de los ilustres muertos de SIDA. Barthes se conformó con la parte irónica, muriendo atropellado a su salida de la Sorbona. ¿La vida o Volpi dotan de argumento a la teoría a posteriori?

El quijote que leía
en vez de novelas de caballería, postestructuralismo.

Los latinoamericanos siempre estuvieron atrapados
en París. Siempre narraron a contrapelo, siempre necesitaron poner la conciencia en manos de la provincia francesa. La novela de Volpi (me gusta hacer un juego vallejiano con su nombre Vusco volver el golpe a Volpi) comienza con Lacan: es la explicación bajo los presupuestos pop de la terminología, objeto a, falo, etcétera. ¿Lecciones paralelas, allá lejos, de Puig y/o Cabrera el Infame? Moraleja: nunca escribas un manual de provincias sobre la provincia francesa, mejor expláyate en una novela.

Aníbal Quevedo no puede sino
escribir en palimpsesto. Lacan le ofrece el substrato, Barthes la forma literaria, Foucault la acción política (que es de lo que se trata en última instancia). Althusser (y me entusiasma ese rescate para la memoria postestructural) ofrece la parte trágica: es el Edipo sonámbulo que se saca los ojos.

Todo novelista debería ser
un poeta atemperado y distante.

No puede haber cultura
sin histrionismo. No se puede desenmascarar al subcomandante Marcos, o hacer de verdad el psicoanálisis de Fidel. Esas son labores blancas. El postestructuralismo (en el caso de Barthes de manera directa) es también un análisis de la moda (no sólo de moda), de la política y la moda.

lunes, mayo 14, 2007

Novelas leídas

Corazón tan blanco (Javier Marías, 1992). Calificación: B +
Variación sobre un tema de Macbeth: aquel del crimen secreto. Narrativa fenomenológica, llena de misterios, miradas indirectas, lo que se calla y oculta versus lo que de manera tortuosa se confiesa. Personajes madrileños de una era de bienestar y consumo cuyas raíces oscuras amenazan desde sitios y lugares recónditos. Una lógica secreta y profunda del neoliberalismo enunciada de manera casi teatral por las voces de, nada menos que las señora Thatcher (shakesperiana, autoritaria, siniestra) y el (según la novela, mediocre hasta la babosada) Felipe González. Los fantasmas de los asesinados rondando el establecimiento capitalista triunfal.

La virgen de los sicarios (Fernando Vallejo, 1994). Calificación B-
El gramático lamenta la pérdida de su mundo de infancia (y del lugar de autorización cultural) en una Medellín hiperviolenta, que recorre junto a su joven amante homosexual. Ambigüedad en el tratamiento de la violencia: es por donde se derrumba el mundo, es por donde puede ser sanado, ya que la masa es rechazada en una continua y corriente pulla retórica, y el gramático disfruta la cadena de muertes. Forma de monólogo amargo, y estructuración en torno a ese único recurso (algo de pereza si se compara, por ejemplo, con El beso de la mujer araña). Falta la calidez que de alguna manera ofrece la película que se hizo sobre la novela.

La pesquisa (Juan José Saer, 1994). Calificación B-
Novela policial parisina en que, (no tan) sorpresivamente, el detective resulta implicado. La novela es narrada a un viejo amigo y a un nuevo conocido, por el viajero que regresa de París a la Argentina. Paralelamente, preocupa al trío un manuscrito encontrado, misterioso y de narración homérica. Cuidado casi maniático de la forma, y demostración casi ostentosa de escritura, en la descripción de objetos y paisajes. Grandes trazos muy sugerentes e inteligentes, conexión dilatada. Novela, en última instancia, del reencuentro algo reluctante con el lugar natal, algo que pide a la vez una enunciación y un exorcismo (narrativo). Lectura algo monótona a fuerza de objetividad (en sentido literal: objeto hecho) y deje neoclásico.

El cojo bueno (Rodrigo Rey Rosa, 1996). Calificación A-
Narración fragmentada de un secuestro infame en que un joven guatemalteco de la burguesía pierde un pie. El destino le depara viajar a Marruecos y conocer a Paul Bowles (hecho de obvia inspiración autobiográfica del propio Rey Rosa). Comunicación sobria y para nada doctrinaria de la violencia guatemalteca de las últimas décadas. Mesura y tacto en los saltos de temporalidad y espacio, así como en el trato de los personajes (casi todos varones). Descripción elusiva y elíptica de los efectos vitales del secuestro: la ansiedad de huída, de venganza, de promiscuidad y de esterilidad (figurada y literal: la negativa a reproducirse).

El beso de la mujer araña (Manuel Puig, 1976). Calificación A
Encuentro del revolucionario profesional con el homosexual fantasioso y cinéfilo en la cárcel de la época de contrainsurgencia. Vertiginoso arreglo y (des)encuentro de las historias propias con las historias que Molina (el gay) saca del cine. Consagración de un tipo de “heroína” entregada por amor a la muerte revolucionaria, a partir de un compromiso que comenzó como traición, y la tópica “debilidad de carácter” del homosexual. La base ambigua del amor y la revolución entretenida y enternecida por el melodrama. Cuestionamiento, cálculo narrativo y asunción de lo perturbador de una manera que no puede dejar de señalarse como magistral. Toto (el “traidor” de La traición de Rita Hayworth) crecido, es Molina entretejiendo la telaraña.

miércoles, mayo 09, 2007

Novela

Leyendo novelas uno descubre la índole sombría de la época. En ese sentido no nos hemos alejado mucho de Thomas Mann y su mirada melancólica.

Los novelistas felices son los más precarios, señor Coelho.

Los únicos felices son los poetas, pero tienen varias desventajas: sufren (y no les queda más remedio que hacer poemas sobre el sufrimiento) y se reproducen con una tasa elevada, sobre todo en países como Nicaragua, así que uno acaba por no distinguirlos, y confundiendo unos con otros.

Los únicos felices son los poetas que diseñan un sistema del mundo: Lezama Lima.

Luego, de espaldas, en lo oscuro, en el orbe sombrío, lo que uno hace es leer novelas.

Las únicas novelas felices son las de Stendhal, escritas, algo ingenuamente, para ser leídas un siglo después (1936: en pleno auge del fascismo!). Todo lo demás es sombrío: las protuberancias que hizo Nietzsche (ese falso novelista) con las tesis del propio Stendhal, la competencia de mercado entre novelistas, los renovadores instantáneos que son tan necesarios para el mercado y para nuestra buena conciencia. Qué será de nosotros si un Bolaño no nos nace cada diez años?

No hay más que leer novelas en plena sombra. Así leí hace tiempo una novela de E.M. Foster, que ya no recuerdo, excepto que sucedía en Italia, todo era meridional y había una manera "sureña" (orientalista diríamos hoy) del sufrimiento. La misma matrix narrativa de los viajes a Niza.

Con otros cultores de las letras, uno no puede menos que ser expansivo, y tener este tipo de conversaciones exaltadas:

--Y en qué estás trabajando?
--Estoy escribiendo una novela
--Ah. Ya.

Luego el mundo puede seguir girando, opacarse, largarse. Pero todo ha sido explicado de nuevo: el génesis instantáneo. (A veces, dependiendo de la intimidad y el énfasis, uno puede decir: "Estoy escribiendo mi novela", que es toda una declaración estética.)

Los nuevos consejos a un (joven) novelista, deberían comenzar por ese apotegma solitario: 1. Sé sombrío. (Esto es, explora todo el espacio de la sombra en los márgenes de las novelas.) De tal certeza podrían elaborarse las reglas del buen comportamiento novelístico:

a.Si narras un crimen que tenga la consistencia de una instalación de arte conceptual.
b. Trata de ser seco y cortante ante los cachivaches del folclor y el nacionalismo. Pero sin mucho éxtasis, que tu ojo corte sin odio. No te lamentes.
c. Que no te ahogue la estructura. Dijo Carpentier que desde La Odisea poco se había inventado en estructuras. Y es cierto.

El etcétera podría ser largo. Todo sea escapar de la felicidad.