No he visto bajar los gusanos peludos en esta estación lluviosa.
No he visto a mi perro ultimamente.
El largo y turbulento amor de los gatos del vecindario me desvela.
Lo mismo el zapping y mis lecturas de Said.
No escucho a Bowie este junio.
Me siento constantemente junto a un hijo o el otro. Les hablo de espalda.
Lleno de agua la pantalla del PC para poder navegar.
Te estoy buscando en la oscuridad y la luz se va simetricamente cada madrugada lo que provoca tus llamadas a Disnorte Dissur.
Sueño con San Salvador con un aire de Matagalpa desde los ojos de Rey Rosa.
La literatura sirve precisamente para salvar al mundo y volverte su mascota.