¿Cómo enfrentan los creadores la disolución de una poética? Me refiero no a la reacción conservadora que insiste en la bondad del mundo (de su mundo poético).
Un indicio es Cervantes: su novela es una constelación de poemas, de modos de poesía, de fragmentos y proyectos poéticos (novelas pastoriles, elegías, teatro).
Otro indicio es Paradiso el colmo de la poética neobarroca, pero en forma de novela. Novela: eso que aspira a extender, exaltar una poética, de taladrar la realidad más allá de sus condiciones de posibilidad, pero sin dar con la forma, siendo su propia disolución. Cortázar era mal poeta de taladro parisino.
En referencia a la poética real visceralista que Roberto Bolaño noveliza en Los detectives salvajes, uno de los personajes dice: “era su manera de hacer política, de incidir políticamente en la realidad” (p. 321).
Esa manera de incidir en la realidad se corporiza a veces en la forma de una novela, y es, por eso, una acción política autorreferida (uno de los grandes temas de De Man, por cierto).
¿Queda sólo un gesto de una poética? ¿Pueden los que se autonombran (y he ahí el dilema, siempre es un autonombre) poetas evitar esa disolución? ¿Tenderán a escribir ese tipo de novela de despedida?
2 comentarios:
Roberto.
Me alegra que te haya gustado mi web, Disparo de nieve. Yo también he visitado la tuya y noto que tenemos muchas cosas en común, por ejemplo: los dos hemos estudiado lengua y literatura, así como cinematografía... o estamos en ello... Un saludo desde España.
Perdona, Leonel, no Roberto...
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