La jovencita obesa, estudiante universitaria que sacaba donas milagrosamente de su bolso, y se las comía.
La muchacha distraída con una jaula de canarios en el regazo--muy distraída, masticando yuca frita--, y el marido gordo que la aconsejaba cómo tratar a los pájaros. (Era él quien de verdad los amaba, él quien de verdad sabía y tenía que enseñarle a ella--pero ella seguía distraída, después, dormida).
La muchacha del sueter que hablaba casi en secreto en el móvil. Alguien la esperaba en algún lugar. Alguien se movía para traerla. Ella susurraba. En el km. 16 optaba por ponerse el sueter temiendo el frío (pero mayo es puro calor húmedo).
(Por cierto, la neblina ha vuelto.)
2 comentarios:
me parecen interesante sus escritos, tratare de leerlos a menudo
Bienvenido, y muchas gracias por su interés.
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