Después del terremoto leí los poemas póstumos de Huidobro
Bajo un bombillo hiriente en silencio alguna brisa que llegaba
Atravesando mares
Eran días de calor y de desvelo. No había otra
Bujía. Había un supermercado cerca. Podía salir a comprar
Una luz más suave, blanca
Que cayera con resignación sobre las hojas del libro
(Eran poemas póstumos o tardíos o últimos: el tipo
Había vuelto al suelo a la página a cierta realidad iluminada.)
Pero quién tomaba y retenía el tiempo
Quién era el puño y la estratagema
Los niños dormían y había temblores a veces
Leves o fuertes
Que me hacían apartar la vista del libro--miraba la luz de la bujía
Empecinada flotando en el tiempo
Había algo de arrebato en las líneas, una mariposa nocturna y lírica
Que se balanceaban en el espesor de aquella luz
Lejana.