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domingo, marzo 07, 2010

Verano

Uno de los últimos poemarios de Huidobro.

Trozos de palabras casi materiales (recuerdo relámpagos).

Un sol en el borde más frágil de la capa de ozono.

Pliegues, coberturas, secretos.

Noches de calor y canciones viejas.

Un terremoto.

Pánico cuando despierto y todo está quieto, y la luz de la escalera parece mediodía.

Colocando un dedo en el vidrio de la ventana como símbolo de mi duelo (lecturas reiteradas de la provincia francesa).

Viviendo momentos históricos que dejan lustre en el borde de un libro (que podría ser la última novela de Onetti o un relato de la Conquista).

Haciéndole cirugía en los ojos a mis odios ciegos.

miércoles, enero 28, 2009

Otra estación violenta

Tengo algunos amigos en el frío. Allá en el norte, incluso en las islas.

Por aquí los alisios soplan a 18 grados, quizá 16 en la madrugada. Vientos que traen polvo.

Amanece todavía un poco tarde, pero entraremos pronto a febrero, el mes que hará trizas al breve invierno, que nosotros llamamos verano, y seguiremos llamando verano por otros 3 meses más. Ese sol de las ocho habla de cómo se tostará todo entre marzo y abril. Y el viento, si uno lo nota con esmero, es cada día más seco, y acabará por desaparecer en la petrificación vegetal de abril.

En "Febrero en la Azucena" dice Coronel: "Los corteses están tupidos de flores amarillas y alzan sus copas en el sol haciendo alarde de su amarillo apasionado. Brillan, refulgen a lo lejos como las legendarias cúpulas de oro de las siete ciudades."

De febrero, además de los corteses, me gustan los atardecere oblicuos sobre las calles rectas de Jinotepe: largas sombras, calor y deseo de luna llena.

Pero como Alina Reyes estoy algo partido entre este destino de sol, y el frío del norte. Y leo ahora: "Llegó al puente y lo cruzó hasta el centro andando ahora con trabajo porque la nieve se oponía y del Danubio crece un viento de abajo, difícil, que engancha y hostiga..."