Los niños del tercer grado, turno vespertino.
Un asunto central de su vida escolar (para algunos de ellos y sus padres el central) es el plato de comida que oferta la escuela.
Gallo pinto, queso o crema.
Para eso los niños llevan platos de plástico todos los días.
La hora de la comida atrasa un poco el desarrolo de las lecciones. Pero, ni modo, es un punto importante. Y en esto todos coincidimos con la maestra.
Hoy no hubo comida porque la madre encargada olvidó cocinar, o quizá birló los granos.
El maíz, por otra parte, está carísimo en Mesoamérica. (A veces la dieta incluye tortillas.)
Algún niño de esos va a volver a pie hasta la zona en donde vive, y esta vez sin haber comido.
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