Mi hijo adora los payasos.
En realidad les teme.
En realidad tengo dos hijos.
El menor adora los payasos como yo podría decir que adoro los fantasmas.
Adora los cometas.
Los cometas y disfraces, las máscaras.
La experiencia más repetida de mi vida es que me reclaman que hablo muy poco.
A veces revoloteo alrededor de mi hijo sin decir nada. Nada de nada acariciando la nada, en la mañana transparente del sábado. Pongo mi brazo en su cabeza, su hombro, trato de ver el mismo cometa. Entonces recuerdo que tengo dos hijos.
Decidí poner en sus ojos la tierra baldía, una foto fragmentaria.
Uno fotografía su calcetín, el otro su propia figura corriendo en el tiempo.
Por suerte para mis hijos hablo demasiado.
domingo, diciembre 30, 2018
sábado, octubre 27, 2018
El altercado de la élite
Nota: esto había quedado entre los borradores del blog, y consta que lo escribí en julio de 2012. Sin embargo, cobra algún sentido retrospectivo luego de la situación revuelta de este año en Nicaragua.
En Nicaragua, quizá de forma más acentuada que en otros países, el llamado juego democrático depende del estado de las desavenencias de la élite política.
Sus desacuerdos son proyectados en la vida pública como lucha política nacional, voluntad de las mayorías, etcétera.
En realidad la élite ha sido tradicionalmente poco democrática a la hora de resolver sus diferencias, y padece desde las intervenciones de los Estados Unidos, a principios del siglo XX, del síndrome de las elecciones supervigiladas.
Esto ha sido más que evidente en el peso que ha adquirido en el escenario postelectoral del 2011, la opinión de la Unión Europea, la OEA, los Estados Unidos. La élite está mirando hacia afuera, aunque las votaciones se hayan dado adentro.
Para las elecciones del 2011 la élite política no se puso de acuerdo sobre las reglas del juego. No se necesitaba mucha profecía para predecir que iba a suceder un fuerte altercado post-electoral. Se podría decir, incluso, que para la élite política las elecciones eran sólo un camino de llegada al escenario que más le interesaba.
Es el altercado de la élite, la que ahora va a pasar a resolver sus conflictos por sus vias predilectas. No a partir de lo que dicen las urnas, sino a partir de lo que puedan negociar, violencia y muertos de por medio.
A la élite política le importa mucho la continuidad, y va a tratar de resguardarla como pueda una vez que sus miembros se sienten a negociar.
Desde los años 1980s la élite política no ha sido renovada, y mantiene sus fuertes lazos familiares y la huella de sus antiguos conflictos.
En las elecciones del 2011 compitieron un comandante sandinista (Daniel Ortega) frente a un ex-jefe de la contra (Fabio Gadea). El candidato a vicepresidente de Ortega fue jefe del Ejército Nacional (el antiguo Ejército Sandinista). El candidato a vicepresidente de Fabio Gadea es yerno de la expresidentea Violeta Chamorro, y antiguo embajador del gobierno de Ortega.
La parte "radical" de la Alianza que acompañaba a Gadea está dirigida por antiguos camaradas de Ortega. De hecho, en tal Alianza menudean sus ex-ministros, y ese tipo de comandantes a los que los medios siempre añaden (no entiendo por qué) el adjetivo de "legendarios".
En un sistema político en que la élite tiene un peso tan decisivo, las opiniones de los notables tienen un aura especial. Pero los notables nunca han tenido independencia política, siempre han estado vinculados al poder, y participan de manera beligerante de los conflictos de la élite. Casi todos los notables han sido embajadores por allá, vicepresidentes por aquí, Ministros de Algo (algo improsperable). La llamada "sociedad civil" por su parte se reduce a tres señores y dos señores de la clase alta. Ya no digamos los Obispos Católicos que merecen cada uno de ellos, aquello de Cardenal (no el Obando, sino el otro): Sus Eminencias Pendejísimas.
Algo parecido a lo que pasa con los notables, pasa con los medios. Los medios oficiales son en extremo rudimentarios, y no pasan de repetir las consignas que elabora la esposa del presidente, Rosario Murillo.
Los medios opositores mantienen ligas familiares e ideológicas con la oposición.
Ningún medio se preocupa tampoco por disfrazar su afiliación política.
Burócratas, notables, medios, thinks tanks "democráticos", Familias de Apellido y organismos internacionales parecen ser los que realmente votan en Nicaragua.
Claro, convocan a las otras clases cuando es preciso dirimir sus diferencias. No han vacilado en el pasado en armar guerras. Tampoco vacilan cuando es tiempo de "dialogar", usando a Iglesias y OEAs como mediadores, y resguardando ante todo el equilibrio de sus continuidades de poder, familiares, negocios, posiciones.
Zorros del mismo piñal, que se dice.
En Nicaragua, quizá de forma más acentuada que en otros países, el llamado juego democrático depende del estado de las desavenencias de la élite política.
Sus desacuerdos son proyectados en la vida pública como lucha política nacional, voluntad de las mayorías, etcétera.
En realidad la élite ha sido tradicionalmente poco democrática a la hora de resolver sus diferencias, y padece desde las intervenciones de los Estados Unidos, a principios del siglo XX, del síndrome de las elecciones supervigiladas.
Esto ha sido más que evidente en el peso que ha adquirido en el escenario postelectoral del 2011, la opinión de la Unión Europea, la OEA, los Estados Unidos. La élite está mirando hacia afuera, aunque las votaciones se hayan dado adentro.
Para las elecciones del 2011 la élite política no se puso de acuerdo sobre las reglas del juego. No se necesitaba mucha profecía para predecir que iba a suceder un fuerte altercado post-electoral. Se podría decir, incluso, que para la élite política las elecciones eran sólo un camino de llegada al escenario que más le interesaba.
Es el altercado de la élite, la que ahora va a pasar a resolver sus conflictos por sus vias predilectas. No a partir de lo que dicen las urnas, sino a partir de lo que puedan negociar, violencia y muertos de por medio.
A la élite política le importa mucho la continuidad, y va a tratar de resguardarla como pueda una vez que sus miembros se sienten a negociar.
Desde los años 1980s la élite política no ha sido renovada, y mantiene sus fuertes lazos familiares y la huella de sus antiguos conflictos.
En las elecciones del 2011 compitieron un comandante sandinista (Daniel Ortega) frente a un ex-jefe de la contra (Fabio Gadea). El candidato a vicepresidente de Ortega fue jefe del Ejército Nacional (el antiguo Ejército Sandinista). El candidato a vicepresidente de Fabio Gadea es yerno de la expresidentea Violeta Chamorro, y antiguo embajador del gobierno de Ortega.
La parte "radical" de la Alianza que acompañaba a Gadea está dirigida por antiguos camaradas de Ortega. De hecho, en tal Alianza menudean sus ex-ministros, y ese tipo de comandantes a los que los medios siempre añaden (no entiendo por qué) el adjetivo de "legendarios".
En un sistema político en que la élite tiene un peso tan decisivo, las opiniones de los notables tienen un aura especial. Pero los notables nunca han tenido independencia política, siempre han estado vinculados al poder, y participan de manera beligerante de los conflictos de la élite. Casi todos los notables han sido embajadores por allá, vicepresidentes por aquí, Ministros de Algo (algo improsperable). La llamada "sociedad civil" por su parte se reduce a tres señores y dos señores de la clase alta. Ya no digamos los Obispos Católicos que merecen cada uno de ellos, aquello de Cardenal (no el Obando, sino el otro): Sus Eminencias Pendejísimas.
Algo parecido a lo que pasa con los notables, pasa con los medios. Los medios oficiales son en extremo rudimentarios, y no pasan de repetir las consignas que elabora la esposa del presidente, Rosario Murillo.
Los medios opositores mantienen ligas familiares e ideológicas con la oposición.
Ningún medio se preocupa tampoco por disfrazar su afiliación política.
Burócratas, notables, medios, thinks tanks "democráticos", Familias de Apellido y organismos internacionales parecen ser los que realmente votan en Nicaragua.
Claro, convocan a las otras clases cuando es preciso dirimir sus diferencias. No han vacilado en el pasado en armar guerras. Tampoco vacilan cuando es tiempo de "dialogar", usando a Iglesias y OEAs como mediadores, y resguardando ante todo el equilibrio de sus continuidades de poder, familiares, negocios, posiciones.
Zorros del mismo piñal, que se dice.
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jueves, agosto 30, 2018
Por entonces
Aprendí a leer según Pacheco Retamar Cardenal Dalton
Eran la poesía de por entonces
Y todos y cada uno hablaba en Vanitas y Memento Mori
En alguna u otra parte mencionaban una calavera
O morían heroicamente fusilados, se quedaban calvos,
hablaban maniáticamente a dios,
miraban islas que iban y venían
Los Hamlets cotidianos en el pobladito con jardín a lo López
Velarde
(El segundo nombre de don Ramón era Modesto:
Ramón Modesto)
martes, agosto 21, 2018
Ha vuelto
Ha vuelto la poesía comprometida
Se pusieron de moda las máscaras y las pelucas
Sergio prologará la antología
El porte Bianca Yaguer en los oscuros
Anteojos para tomar el sol por asalto
Ha vuelto la poesía comprometida
Cualquier páramo es un espacio de combate
Se ha llenado de nombres propios la prosa baldía
La litera turba a los paseantes, turistas
Del cero tal al cual en Granada
Se casa la poesía comprometida
Runaway lover la
llaman los crepúsculos
Al tiempo que Madonna cumple 60
Ha vuelto la poesía comprometida
La diva con el cardenal en la pierna subastada
El cardenal irradia como en aquello de Alfonso
Reyes, su querida sombra, su embeleso
Ha vuelto de su féretro la poesía comprometida
Al igual que en el 73 Hernaldo canta la cancioncita
Ha vuelto el sociólogo marxista a jugar
Desmoche con el pornobudista
Todo porque ha vuelto
La poesía comprometida
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jueves, junio 14, 2018
La contrarrevolución interminable
1. Desde el inicio del conflicto actual
en Nicaragua, me pareció que se reincidía en un modelo insurreccional,
sostenido ideológicamente por una retórica sacrificial: la sangre que da
sentido a lo político.
2. Debería decirse a esta altura
"sólo la sangre da sentido a lo político en Nicaragua". Eso apunta a
un fracaso nacional fundamental: las elites políticas junto a todos los actores
políticos y sociales han sido incapaces, luego de cuarenta años de la última
revolución, de resolver los conflictos de manera pacífica.
3. Pero no estamos para autocríticas. Nadie
quiere autocriticarse ni empresarios ni clase media ni sandinismo ni la
profundamente conservadora y politizada Iglesia católica nicaragüense ni nadie.
4. Lo menos autocrítico del mundo se
deja ver en la suerte de la bandera azul y blanco: todos se envuelven en ese
trapo, nadie quiere criticar las bases violentas de lo que simboliza.
5. Gente contrarrevolucionaria
reconocida como Humberto Belli se refieren con soltura a la "revolución
azul y blanco". Por mi parte no quiero estar en esa acera azul y blanco
junto a ideólogos como Belli.
6. Encabezado por los empresarios y por
la Iglesia católica, este movimiento masivo mezcla rasgos revolucionarios con ansiedades
democratizantes y muchos empujes contrarrevolucionarios. Es quizá una capa más
de las muchas capas contrarrevolucionarias vividas: Esquipulas 1987; el
gobierno de restauración Chamorro, los gobiernos conservadores que llevaban el
título de liberales; el gobierno del FSLN mediatizado por alianzas con
empresarios y obispos. Somos el país de la contrarrevolución interminable.
7. Sergio Ramírez que es un tipo de
escritor incapaz de dejar de hacer ideología, incluso cuando sus términos son
llevados "hasta el escándalo por sucesivas y contrarias lealtades" (para
citar a un clásico), anunció en esta coyuntura que habíamos llegado "por
fin" al siglo XXI. Pero no, esta reincidencia insurreccional y sacrificial
es muy siglo XX. ¿O no será aún más remota?
8. Pienso en lo robusto del poder de la
Iglesia católica nicaragüense y cómo se consolida en estas circunstancias. Mientras otras
Iglesias se derrumban entre escándalos de pedofilia y abuso, la nicaragüense es
adulada con frecuencia por su "moralidad". Todos sabemos que no hay
tal moralidad, pero lo acatamos como parte del paquete
"revolucionario".
9. Me han preguntado algunos amigos que
cuáles son los medios de comunicación nacionales más objetivos para seguir las
noticias sobre Nicaragua. Pero ya no queda periodismo, sólo trincheras, tranques y
barricadas.
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lunes, mayo 21, 2018
Bolero nacional
He decidido mantenerme a distancia de la bandera
no vaya a ser me muerda
no vaya a ser me muerda
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sábado, mayo 05, 2018
Plan para una novela
Luego de una noche incómoda,
N. despierta. Uno de sus testículos se ha abierto como una granada. No sangra
pero algo de lo que debería estar adentro está ahora en sus manos: una mezcla
de grasa un poco sanguinolenta con algo que tiene la consistencia de hilos
gruesos agrupados. Intenta cerrar la abertura poniendo una capa sobre la otra,
pero no sabe si ese tipo de hendidura se cerrará sola.
N. sube las escaleras
del dormitorio de oficiales (la época de la novela: los años ochenta, hay
guerra civil; hay culto a la guerra) intenta llegar a la computadora para buscar
en Google casos parecidos. Pero en ese entonces no existe la internet.
Al finalizar el
Servicio Militar, N. regresa al barrio de calles polvorientas, a su casa de
piso de tierra, y sin agua corriente. En las calles se ve a los vecinos
acarreando (en diversos recipientes, y algunos en carretones) el agua que van a
sacar de un pozo.
La simultaneidad
aparente de los hechos (el caso de su cuerpo, el servicio militar, el fin del
servicio militar, quizá el fin de la guerra: incluso el salto deseable a un era
cibernética) gira en torno a los testículos "rajados", ahí donde,
como quería el clásico, rajarse significa feminizarse, quizá volver al monstruo
primordial: animalizarse.
El testículo como eje
significante de la guerra. Aquí el novelista introduce una larga reflexión
sobre la interrelación entre discurso y guerra, partiendo de unos versos conocidos
de Gioconda Belli (y musicalizados por Carlos Mejía Godoy). Vendrá la guerra,
pero estos poetas prometen seguir cantando:
"y en el combate no habrá tregua
ni freno para el canto
sino poesía naciendo del hueco oscuro
del cañón de los fusiles."
Pero N. sabe que la
poesía como discurso determinante de lo nacional, ha terminado. Quedan
casquillos desperdigados de lo que fueran versos.
N. visita a un gurú new age (mucho budismo zen, mucho
Jodoroswky, mucha secta de troskos arrepentidos) quien le recomienda envolver
sus testículos en paños azul y blanco (colores de la bandera nacional).
N. se cura lentamente.
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miércoles, abril 25, 2018
Usos de la sangre
(Doy continuidad a una reflexión que inicié en el blog Situación de Nicaragua que está organizando Carlos M. Castro, y presenta varios puntos de vista sobre la situación actual del país.)
Hay quizá 30 o más muertos luego de varios días de protestas en Nicaragua. Dado que el monopolio de las armas está en manos del Estado, es válido suponer que se trata en su mayor parte de víctimas de represión gubernamental, sin descartar que haya por ahí algún otro tipo de muerto.
Es bastante sintomático que los muertos (héroes, mártires) pierden rápidamente su individualidad, y pasan a formar parte de una narrativa sacrificial. Se interpreta la sangre derramada en términos cristiano-católicos, como fundamento de una eventual nueva nacionalidad, post-dictatorial. Como si las cuestiones del Derecho fueran desplazadas por el encanto utópico de una Nación-religiosa.
Encuentro el siguiente párrafo de Gioconda Belli, muy a propósito para ilustrar el tono sacrificial-nacional que nos oprime:
Como si todavía estuviéramos en aquellos años idílicos de "vendrá la guerra, amor", y etcétera. No, esa cadena del relato sacrificial-nacional parece, a estas alturas, real-horrorosa.
Es una tremenda ironía que el llamado "himno nacional" invoque precisamente ese estado idílico en que ya el "pendón bicolor" no se "mancha con sangre de hermanos". Desde niños en la escuela aprendemos esa dialéctica entre la sangre derramada y lo nacional.
Mi utopía política sería poder dejar atrás esa narrativa sacrificial, y que fuese reemplazada por una lógica democrática. En ese sentido, no comparto mucho el entusiasmo con respecto a la imaginería revolucionaria reaparecida cuarenta años después. ¿Estamos de nuevo en el mismo punto del que partimos? ¿No corremos el riesgo de ir por ahí repitiendo nada sagazmente la historia como farsa dolorosa?
Se requiere, por eso, pensar en los usos de la sangre. Desde la forma en que el Estado administra la muerte contra sandino-comunistas, recontras, recompas y revueltos, hasta facinerosos y vándalos (todo repertorio del vocabulario desde el poder). Pero también la sangre de la generación del Servicio Militar, administrada desde el Estado y ofrecida a la Patria en contra del Imperio.
Deberíamos remitir al muerto, a la muerta a su Individualidad. No banalizar su imagen, e incluso su muerte instantánea en el video on-line. Dejar de utilizarlo coyunturalmente. No leerlo con esa mirada cristiano-católica que lo pervierte y lo siembra en el campo fértil de la patria. En cierto sentido, dejar atrás el modelo del muerto como semilla sembrada que predicó Ernesto Cardenal en su Hora 0. Hacerlo un deber de la memoria y no una patraña publicitaria. Remitirlo al Derecho.
P.S. 26 de abril
La cifra de muertos aumenta: 63 muertos, 15 desaparecidos. ¿Quién investigará estas muertes?
P.S. 15 de junio
¿No será la historia de Nicaragua una contrarrevolución interminable?
Hay quizá 30 o más muertos luego de varios días de protestas en Nicaragua. Dado que el monopolio de las armas está en manos del Estado, es válido suponer que se trata en su mayor parte de víctimas de represión gubernamental, sin descartar que haya por ahí algún otro tipo de muerto.
Es bastante sintomático que los muertos (héroes, mártires) pierden rápidamente su individualidad, y pasan a formar parte de una narrativa sacrificial. Se interpreta la sangre derramada en términos cristiano-católicos, como fundamento de una eventual nueva nacionalidad, post-dictatorial. Como si las cuestiones del Derecho fueran desplazadas por el encanto utópico de una Nación-religiosa.
Encuentro el siguiente párrafo de Gioconda Belli, muy a propósito para ilustrar el tono sacrificial-nacional que nos oprime:
"La sangre de los que lucharon por un país libre: los que cayeron en la lucha contra Somoza y los que han caído en estos once años y sobre todo en esta semana valiente, ha vuelto a revivir en esta nueva generación de nicaragüenses dispuestos a recuperar el sueño de una Patria Libre. No en vano existieron hombres y mujeres generosos y ejemplares que quisieron iluminar la oscuridad. Sus fantasmas están con nosotros, su legado está con nosotros. Sandino vive." (ver artículo)
Como si todavía estuviéramos en aquellos años idílicos de "vendrá la guerra, amor", y etcétera. No, esa cadena del relato sacrificial-nacional parece, a estas alturas, real-horrorosa.
Es una tremenda ironía que el llamado "himno nacional" invoque precisamente ese estado idílico en que ya el "pendón bicolor" no se "mancha con sangre de hermanos". Desde niños en la escuela aprendemos esa dialéctica entre la sangre derramada y lo nacional.
Mi utopía política sería poder dejar atrás esa narrativa sacrificial, y que fuese reemplazada por una lógica democrática. En ese sentido, no comparto mucho el entusiasmo con respecto a la imaginería revolucionaria reaparecida cuarenta años después. ¿Estamos de nuevo en el mismo punto del que partimos? ¿No corremos el riesgo de ir por ahí repitiendo nada sagazmente la historia como farsa dolorosa?
Se requiere, por eso, pensar en los usos de la sangre. Desde la forma en que el Estado administra la muerte contra sandino-comunistas, recontras, recompas y revueltos, hasta facinerosos y vándalos (todo repertorio del vocabulario desde el poder). Pero también la sangre de la generación del Servicio Militar, administrada desde el Estado y ofrecida a la Patria en contra del Imperio.
Deberíamos remitir al muerto, a la muerta a su Individualidad. No banalizar su imagen, e incluso su muerte instantánea en el video on-line. Dejar de utilizarlo coyunturalmente. No leerlo con esa mirada cristiano-católica que lo pervierte y lo siembra en el campo fértil de la patria. En cierto sentido, dejar atrás el modelo del muerto como semilla sembrada que predicó Ernesto Cardenal en su Hora 0. Hacerlo un deber de la memoria y no una patraña publicitaria. Remitirlo al Derecho.
P.S. 26 de abril
La cifra de muertos aumenta: 63 muertos, 15 desaparecidos. ¿Quién investigará estas muertes?
P.S. 15 de junio
¿No será la historia de Nicaragua una contrarrevolución interminable?
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