viernes, mayo 25, 2007
Toda poética se hizo para escribir una novela
Un indicio es Cervantes: su novela es una constelación de poemas, de modos de poesía, de fragmentos y proyectos poéticos (novelas pastoriles, elegías, teatro).
Otro indicio es Paradiso el colmo de la poética neobarroca, pero en forma de novela. Novela: eso que aspira a extender, exaltar una poética, de taladrar la realidad más allá de sus condiciones de posibilidad, pero sin dar con la forma, siendo su propia disolución. Cortázar era mal poeta de taladro parisino.
En referencia a la poética real visceralista que Roberto Bolaño noveliza en Los detectives salvajes, uno de los personajes dice: “era su manera de hacer política, de incidir políticamente en la realidad” (p. 321).
Esa manera de incidir en la realidad se corporiza a veces en la forma de una novela, y es, por eso, una acción política autorreferida (uno de los grandes temas de De Man, por cierto).
¿Queda sólo un gesto de una poética? ¿Pueden los que se autonombran (y he ahí el dilema, siempre es un autonombre) poetas evitar esa disolución? ¿Tenderán a escribir ese tipo de novela de despedida?
Encajes
Además, temas compartidos en el Google Reader.
jueves, mayo 24, 2007
Psikeba, sí que va... otra revista
martes, mayo 22, 2007
Un fragmento sobre la guerra fría
Y toda mi vida (mi muerte) ver árboles. Arboles que ya estaban ahí, resistiéndose al esplendor del sol que esta tarde los entreduerme. Entre esas cortezas estuve raspándome la cara como un espermatozoide que quiere penetrar al óvulo elusivo y duro. Conclusión más esmerada: mandar las savias al diablo. Y morir.
Pero esta tarde soleada que corre, se arrastra, se alza, se vuelve furiosa y mansa, y que yo veo desde el bus, soy el que vuelvo. Entre el terror de la tarde, ya tanto oro no podía ser menos, con la ropa olorosa a sudor, y ya sabré yo que mi madre va a sentir este olor, vuelvo con un bolso sucio entre las piernas, con un pasquín viejísimo de Monje Loco (que circula entre puertas altísimas y pesadas, se esconde, sufre, no da la cara).
De cerca, pero muy de cerca te ves arrugado, dijo mi madre. La frente sobre todo, y cuando sonreís, las patas de gallo, aunque finísimas. Muerto estabas menos entero. La mujer iba y volvía de la cocina a la sala, solícita y fantasmal, pálida. Claro, no era la misma cuenca vaciada de tu ojo derecho, ni tus pies percudidos o nacidos al moho, a la tierra incrustada en la piel. Ponía una taza de café con galletas azucaradas en la mesa verde.
Recorro tu cara como si fuera mi mapa de la frustración, mi mapa de la pérdida. Endulzo el café. Sale una lágrima. Vos decís: la lágrima de Sinead O´Connor, la lágrima de Mandrake. Somos isósceles. Bienaventurado el simétrico asesino. Somos dos bultos en el tiempo, dos bultos muelles y frágiles penetrados a balas o cuchillos; que caen como caen los cuerpos: cerebralmente barcarolas pisadas. Y el olor es el llanto, el olor a altos guanacastes, el grillo que da la hora a la ceiba marginal.
Volví, mamá. Ya que war is over encendé el radio. Coleccionás afeites, eso ya lo sé. Y medias. Afeites degradados, incluso gillettes finísimas para cortarte el pulso, al menos en cada sueño. Volví, mamá, dijo él poniendo sus cosas en el ropero. Ese olor a manteca de animal fundida en jabón, sintió la madre. El se echó sobre la ropa lavada, metió la cabeza en el ropero y lloró. Se fueron mojando las camisas viejas. Salir a ver la lluvia. La mujer fue de nuevo un bulto oscuro que circulaba entre los cuartos.
Sacó la cara casi a gritos (30 de julio). El bulto se había marchado. Andaba en el jardín: jacintos de la luna y el sol rociados por el terciopelo del rocío. El cuarto era oscuro. Unos muebles cubiertos de maque muy sucio, en la cama sábanas viejas y trémulas. Recorrió los pocos metros cuadrados del cuarto, prendió el radio y silbó la barcarola, se trepó en cuerpo y alma al techo, las vigas, las migas abandonadas por los ratones. Estaba borracho del pecho y no de la cabeza. Llamo tres veces al bulto muelle que yacía bajo la luna.
No, no lloró. Era un nudo que caía, se alzaba, siempre ocultándose. No digás sexo, procedencia, aventura. Volví, mamá. Volví de comer coños enteros y salados: eso era la guerra; me anestesiaban en la entrada de los burdeles poblanos. Afuera la tropa se divertía y yo adentro con una mujer tuerta que me observaba. Pantasmeña, fija, rítmica y obsesionada. Una voz metálica que no variaba ni ondulaba. Porque en la montaña se hacían carga los genitales. La guerra es de emasculados. De testículos que adornan un árbol de navidad.
Entonces fue la madre la que lloró. Pero no sabía llorar. Lo mismo cuando lo mataron. No era como las madres plañideras y elegíacas que ensartaban largas oraciones de maldición en períodos angustiantes de pájaros de mal agüero. Sino una mona herida en la axila que se atrevía a pelar los dientes y a chillar.
(Managua, julio, 2000)
lunes, mayo 21, 2007
Guater de la frontera
Aquí a este guater llegan los nicas sumisos y tumefactos a cagar en sobresaltos. Pero en este servicio somos todo ojos, somos el subterráneo de la baticueva de batman. Y los tubos del urinario son nuestro periscopio, y de las bombilllas apagadas se precipitan nuestra fija y única mirada. Aquí batimos tripas a los inocentes, amenazamos con cuchillos a los que cargan billeteras. Aquí hacemos pintas con mierda color oro y mierda color sangre, es nuestra paleta favorita. Ud. que se sienta ahora en el excusado y queda bajo nuestra mirada, descrea de la caligrafía del que trabajosamente alfabetizado mienta la madre. Tampoco interprete mal esta cita teológica en lapicero: Jn. 4-5., seguida del desfile de micos que comienzan con el más estilizado ángulo y terminan en la más frutal curva pareada. No se atreva a palpar las paredes en busca de la textura, del pelo, de la hendidura para ver. Estamos en todas partes. Abajo, Ud. se ha fijado, hay un desfile de falos garabateados, que amenazan con cierto ritmo olímpico besar la línea de micos. Lo llamamos Sucedáneo del Escándalo. No es a masturbarse mirando garabatos que Ud. ha venido acá. A su derecha está la libreta de citas. Una muchacha se llama Maybelín y se comenta la abundancia de sus pelos en el sobaco (aunque algún purista a corregido con una d la l). Siga hacia arriba: hay algunas ahogadas acusaciones. Sienta la implosión al leer: ticos nacos. Recuerde cómo han muerto los cervantillos en el zoológico de San José, pero sea coherente. Ud. piensa de paso: …dejarse ganar por… Y Ud. en su pensamiento se llama Molécula, diríamos casi Molécula sin Cartera, porque lo hemos observado bien mientras miraba los pobrecitos árboles inmundos de Peñas Blancas. Y nosotros ya lo teníamos agarrado de las tripas secas donde Ud. carga todas las piedritas pómez del camino rural de su sueño de anoche. No. No es una alusión a los que han pasado por aquí con los intestinos cargados con bolsitas de coca y han venido secretamente a meterse el dedo de la manera menos viciosa. Nada más lejos de la verdad. Ud. no es de esos. Ud. a veces quisiera superar esta pesantez suya, por ejemplo encerrado en este guater de puercos, donde es un mero asco poner las nalgas. Aquí donde Ud. quizá garabatearía todos los vacíos de su existencia y sus desinencias, sueltos, sordos y en brama, asidos con virtud de raíces a cosas tan de este mundo. Aquí donde no hay duda que los apresurados han soltado orines, mierda, saliva y esperma, en ese orden (y ha faltado el agua). Tal vez alguien ha entrado aquí para aullar. Qué se aúlla, dice Ud., sino la lástima… Para ver si se hallaban un billete o un mirón confiado a quien expoliar, o para hacer una corta oración tan enredada que ni dios pudo acatar su sintaxis. Con mochilitas gastadas, blue jean luyidos, calzoncillos de elásticos estirados. Alguien, algún nica, respondió en inglés a quién sabe qué ruego: your mother. Ud. sabe que eso es intraducible, lo sabe advirtiendo a la musa porno del fondo. Se ha despojado de pelos en la cabeza y pelos en el pubis, pero todavía viaja por los urinarios con mirada distraída, mientras cuelga con exagerada liviandad su sexo de dos mitades. Los superdotados vienen aquí a conquistarla, pero ella no suelta su pañuelo. Ud. está tentado a escribir en la pared algo así como SU PAÑUELO MITOLÓGICO, hasta se busca el lápiz en la bolsa. No sabe dónde está el lápiz. Y encerrado en estas cuatro paredes del inodoro del fondo, comprende Ud. que ha salido de aquí sólo en sueños, como en una película que Ud. ahora recorre. La musa está ahí pegada a la pared, sin calzones. Ud. sostiene la cámara. Algo lo empuja hacia fuera, será el olor de la mierda que hace ahora su vecino de inodoro. Pasa Ud. los restaurantitos envueltos en manteca, cruza también varios años de su vida. Alguien susurra: yo creo y con eso basta. Ve Ud. a Marg posando con su vestido amarillo, refractaria al erotismo.
Más revistas
Artifara preparó a finales del año pasado un monográfico sobre "Narrativa hispanoamericana entre viejo y nuevo milenio".
sábado, mayo 19, 2007
Primera Revista Latinoamericana de Libros
"PRL, la primera revista de libros e ideas de circulación hemisférica. Con los libros más recientes e importantes, y el comentario más calificado. Desde literatura hasta ciencias exactas, pasando por historia, política, economía, filosofía.
Una revista de libros e ideas para el lector adulto y bien informado de Sur, Centro y Norte América. Para el lector y comprador de libros, que anhela participar de las ideas más originales y entender la dirección de las corrientes de pensamiento mundiales. " etcétera
viernes, mayo 18, 2007
Notas en los márgenes de un volumen de Volpi
La parte "biográfica" del postestructuralismo
Althusser hizo la parte trágica, estrangulando a su mujer en un ataque lunático. A Foucault le tocó el martirio, siendo uno de los ilustres muertos de SIDA. Barthes se conformó con la parte irónica, muriendo atropellado a su salida de la Sorbona. ¿La vida o Volpi dotan de argumento a la teoría a posteriori?
El quijote que leía
en vez de novelas de caballería, postestructuralismo.
Los latinoamericanos siempre estuvieron atrapados
en París. Siempre narraron a contrapelo, siempre necesitaron poner la conciencia en manos de la provincia francesa. La novela de Volpi (me gusta hacer un juego vallejiano con su nombre Vusco volver el golpe a Volpi) comienza con Lacan: es la explicación bajo los presupuestos pop de la terminología, objeto a, falo, etcétera. ¿Lecciones paralelas, allá lejos, de Puig y/o Cabrera el Infame? Moraleja: nunca escribas un manual de provincias sobre la provincia francesa, mejor expláyate en una novela.
Aníbal Quevedo no puede sino
escribir en palimpsesto. Lacan le ofrece el substrato, Barthes la forma literaria, Foucault la acción política (que es de lo que se trata en última instancia). Althusser (y me entusiasma ese rescate para la memoria postestructural) ofrece la parte trágica: es el Edipo sonámbulo que se saca los ojos.
Todo novelista debería ser
un poeta atemperado y distante.
No puede haber cultura
sin histrionismo. No se puede desenmascarar al subcomandante Marcos, o hacer de verdad el psicoanálisis de Fidel. Esas son labores blancas. El postestructuralismo (en el caso de Barthes de manera directa) es también un análisis de la moda (no sólo de moda), de la política y la moda.
jueves, mayo 17, 2007
Los poetas se han dedicado
"También en Nicaragua, convertida por un tal Somoza desde hace 25 años en pocilga infernal, los poetas se han dedicado a oscurecer su literatura para proteger al mandón."
Prólogo inédito de Pablo Neruda a "Retorno al Futuro" (1946) de Cardoza y Aragón.
También nota en Clarín.
miércoles, mayo 16, 2007
El Dr. West habla de esos títulos
"Sigues empujándolos, manteniendo los libros en movimiento
Recojes todos esos libros que vas a leer
Y olvidar, y circulas, hombre.
Obtienes ese título básico de educación universitaria
Después obtienes la licenciatura, después el master
después el master del master
después el doctorado,
Sigues, hombre, entonces cuando alguien te quiere correr
Les enseñas ese título, cuando
Todos te dicen hey, no estás trabajando,
No estás ganando dinero,
Vos decís: miren mis títulos y miren mi vida,
Sí, tengo 52, y qué?, aunque les caiga mal,
Pero soy listo, soy tan listo, estoy en la academia
Y todos esos tipos están fuera de aquí ganando
Dinero en todas esas formas, y yo gastando el mío para volverme listo.
Sabes por qué?
Porque cuando yo me muera, compañero, sabes
Qué me va a dar calor, de verdad,
esos títulos."
lunes, mayo 14, 2007
Novelas leídas
Variación sobre un tema de Macbeth: aquel del crimen secreto. Narrativa fenomenológica, llena de misterios, miradas indirectas, lo que se calla y oculta versus lo que de manera tortuosa se confiesa. Personajes madrileños de una era de bienestar y consumo cuyas raíces oscuras amenazan desde sitios y lugares recónditos. Una lógica secreta y profunda del neoliberalismo enunciada de manera casi teatral por las voces de, nada menos que las señora Thatcher (shakesperiana, autoritaria, siniestra) y el (según la novela, mediocre hasta la babosada) Felipe González. Los fantasmas de los asesinados rondando el establecimiento capitalista triunfal.
La virgen de los sicarios (Fernando Vallejo, 1994). Calificación B-
El gramático lamenta la pérdida de su mundo de infancia (y del lugar de autorización cultural) en una Medellín hiperviolenta, que recorre junto a su joven amante homosexual. Ambigüedad en el tratamiento de la violencia: es por donde se derrumba el mundo, es por donde puede ser sanado, ya que la masa es rechazada en una continua y corriente pulla retórica, y el gramático disfruta la cadena de muertes. Forma de monólogo amargo, y estructuración en torno a ese único recurso (algo de pereza si se compara, por ejemplo, con El beso de la mujer araña). Falta la calidez que de alguna manera ofrece la película que se hizo sobre la novela.
La pesquisa (Juan José Saer, 1994). Calificación B-
Novela policial parisina en que, (no tan) sorpresivamente, el detective resulta implicado. La novela es narrada a un viejo amigo y a un nuevo conocido, por el viajero que regresa de París a la Argentina. Paralelamente, preocupa al trío un manuscrito encontrado, misterioso y de narración homérica. Cuidado casi maniático de la forma, y demostración casi ostentosa de escritura, en la descripción de objetos y paisajes. Grandes trazos muy sugerentes e inteligentes, conexión dilatada. Novela, en última instancia, del reencuentro algo reluctante con el lugar natal, algo que pide a la vez una enunciación y un exorcismo (narrativo). Lectura algo monótona a fuerza de objetividad (en sentido literal: objeto hecho) y deje neoclásico.
El cojo bueno (Rodrigo Rey Rosa, 1996). Calificación A-
Narración fragmentada de un secuestro infame en que un joven guatemalteco de la burguesía pierde un pie. El destino le depara viajar a Marruecos y conocer a Paul Bowles (hecho de obvia inspiración autobiográfica del propio Rey Rosa). Comunicación sobria y para nada doctrinaria de la violencia guatemalteca de las últimas décadas. Mesura y tacto en los saltos de temporalidad y espacio, así como en el trato de los personajes (casi todos varones). Descripción elusiva y elíptica de los efectos vitales del secuestro: la ansiedad de huída, de venganza, de promiscuidad y de esterilidad (figurada y literal: la negativa a reproducirse).
El beso de la mujer araña (Manuel Puig, 1976). Calificación A
Encuentro del revolucionario profesional con el homosexual fantasioso y cinéfilo en la cárcel de la época de contrainsurgencia. Vertiginoso arreglo y (des)encuentro de las historias propias con las historias que Molina (el gay) saca del cine. Consagración de un tipo de “heroína” entregada por amor a la muerte revolucionaria, a partir de un compromiso que comenzó como traición, y la tópica “debilidad de carácter” del homosexual. La base ambigua del amor y la revolución entretenida y enternecida por el melodrama. Cuestionamiento, cálculo narrativo y asunción de lo perturbador de una manera que no puede dejar de señalarse como magistral. Toto (el “traidor” de La traición de Rita Hayworth) crecido, es Molina entretejiendo la telaraña.
viernes, mayo 11, 2007
Movimientos culturales y política cultural del Estado nicaragüense
Tema: Movimientos culturales y política cultural del Estado nicaragüense.
Más info en marcaacme.
jueves, mayo 10, 2007
Y yo siempre llegaba
1. La reunión casi con velas en aquella salita museográfica del hotel. Fui el único que tomó té y no café, y quedó en evidencia al no usar la escudilla.
2. La presentación, otra noche, de la octava o novena novela del joven académico. Tributario de la roman universitaria, se analizaba, en Austin (o era Standford) y su poca sangre indígena. Yo me preguntaba, no es haber terminado ya la Obra tener 7 u 8 (u 11) libros publicados?
3. Mi merodeo por las librerías del centro, en donde hace años conseguí la Obra de Cabrera el Infame (sólo 300,000 menciones en Google, y en virtual disminución!, eso se llama ser olvidado) y de Capote. Digo que adoro esta ciudad con sus brechas y heridas.
4. El extraño con que tarde... Nostalgias imperiales de los Estados Unidos... (sobre todo cuando Micheal Stipe dice que vendrá pronto septiembre, extraño la certeza de los libros ordenados y los trabajos del sol luchando con la sombra en mi rincón planetario)... Frutas en carritos que mitigan el calor.
5. El almuerzo solitario y depresivo (aquel aceite funéreo que dijera César), mientras en la TV de pantalla plana pasan un DVD con la videografía completa de ABBA. Hasta mañana te sabré esperar--rugía Agnetta--dime tú el lugar...
Y yo siempre llegaba a Antigua.
miércoles, mayo 09, 2007
Novela
Los novelistas felices son los más precarios, señor Coelho.
Los únicos felices son los poetas, pero tienen varias desventajas: sufren (y no les queda más remedio que hacer poemas sobre el sufrimiento) y se reproducen con una tasa elevada, sobre todo en países como Nicaragua, así que uno acaba por no distinguirlos, y confundiendo unos con otros.
Los únicos felices son los poetas que diseñan un sistema del mundo: Lezama Lima.
Luego, de espaldas, en lo oscuro, en el orbe sombrío, lo que uno hace es leer novelas.
Las únicas novelas felices son las de Stendhal, escritas, algo ingenuamente, para ser leídas un siglo después (1936: en pleno auge del fascismo!). Todo lo demás es sombrío: las protuberancias que hizo Nietzsche (ese falso novelista) con las tesis del propio Stendhal, la competencia de mercado entre novelistas, los renovadores instantáneos que son tan necesarios para el mercado y para nuestra buena conciencia. Qué será de nosotros si un Bolaño no nos nace cada diez años?
No hay más que leer novelas en plena sombra. Así leí hace tiempo una novela de E.M. Foster, que ya no recuerdo, excepto que sucedía en Italia, todo era meridional y había una manera "sureña" (orientalista diríamos hoy) del sufrimiento. La misma matrix narrativa de los viajes a Niza.
Con otros cultores de las letras, uno no puede menos que ser expansivo, y tener este tipo de conversaciones exaltadas:
--Y en qué estás trabajando?
--Estoy escribiendo una novela
--Ah. Ya.
Luego el mundo puede seguir girando, opacarse, largarse. Pero todo ha sido explicado de nuevo: el génesis instantáneo. (A veces, dependiendo de la intimidad y el énfasis, uno puede decir: "Estoy escribiendo mi novela", que es toda una declaración estética.)
Los nuevos consejos a un (joven) novelista, deberían comenzar por ese apotegma solitario: 1. Sé sombrío. (Esto es, explora todo el espacio de la sombra en los márgenes de las novelas.) De tal certeza podrían elaborarse las reglas del buen comportamiento novelístico:
a.Si narras un crimen que tenga la consistencia de una instalación de arte conceptual.
b. Trata de ser seco y cortante ante los cachivaches del folclor y el nacionalismo. Pero sin mucho éxtasis, que tu ojo corte sin odio. No te lamentes.
c. Que no te ahogue la estructura. Dijo Carpentier que desde La Odisea poco se había inventado en estructuras. Y es cierto.
El etcétera podría ser largo. Todo sea escapar de la felicidad.
lunes, mayo 07, 2007
Cosas prácticas
El problema, en parte, es cómo dar con la talla de un debate que nos incluya sin ahogarnos. (Somos como un imperio soviético en diminuto: nos refriamos apenas salimos a ver la teoría. Mencionaría a algunos resfriados ilustres, pero no vale la pena, pena propia.)
Considérese por comparación cierta vitalidad política cultural de los argentinos. En el Bazar Americano, por ejemplo.
Ese link me ha llegado vía Link (Daniel) del que a la vez he admirado sus cartas a Miguel Fucó, entre otros textos. De esa misma constelación: Cultura Caníbal de Iván Pinto.
Para los que se orillan al límite perturbardor del porno y el erotismo, recomiendo, asimismo, Shidua, que es una Nova Antologia de Poesia Erótica. Ilustrada.
¿Pero qué queda de práctico en todo esto?
miércoles, abril 25, 2007
El alma nacional
Luego viene el que es, probablemente, el párrafo más significativo:
El alma nacional en un paraíso, en un purgatorio o en un infierno de presuntas almas nacionales. El alma nacional es Clavileño volando henchido de pájaros. La clase dominante es la solista, pájaro de cuenta (sic) que cuenta cuentos y tesoros. (p. 60)
(No será "pájaro de cuerda"?--hay que testimoniar que se trata de una edición no muy cuidada, en que abundan las erratas.)
Hay una solidaridad entre canon y clase dominante, dentro de ese canto solista. Y el intelectual es la alegoría de esa solidaridad; algunos alegremente y sin problemas, otros de manera circunspecta, problemática, cínica, trágica.
martes, abril 24, 2007
Todo canon crea resistencia
Nos divertimos en primavera
Y en invierno, nos queremos morir
Ch. G.
La semana pasada estuve en el CILCA de Antigua, Guatemala. No tengo ahora, como tuve hace 7 años, la paciencia de hacer una crónica del evento. De hecho, confrontar los hechos que no aparecen en aquella crónica impiden quizá esta otra. (Hechos como encontrar al regreso que nos habían robado los cables de la electricidad que había costado un huevo instalar, y que por tanto regresábamos a la pletórica oscuridad--en la que ya llevábamos 3 años--, o a la vieja Coleman, y mi grabadora de baterías en donde Mercedes Sosa no se rendía. Jinotepe, Nicaragua, años 2000-2001 D. C.).
En este regreso desde Antigua (Antigua-Managua: 16 horas de bus), leo (es decir, los ratos que Deborah Harry me deja leer) partes del libro que Cardoza y Aragón hizo sobre Octavio Paz, (El brujo. Guatemala: Editorial Universitaria de la Universidad de San Carlos de Guatemala.) y encuentro, en la página 60, una anotación que me lleva de vuelta a lo del pensamiento del canon: una anotación que debo deshuesar.
Dice Cardoza en los párrafos segundo y tercero:
Comprender el trabajo de las élites no es ni plantear ni aceptar una idea aristocrática de la cultura, sino una idea democrática de ella.
...Pero hay etapas en las cuales las obras aún no son mayoritarias, en las cuales aún pertenecen a las minorías.
Deshueso: estudiar el canon ("el trabajo de las élites") puede también ser una operación política (es decir, crítica) democrática, sin embargo algo hay inscrito en el canon (esas largas "etapas" (léase temporalidades) que le son propias) que desarticula hasta cierto punto la operación democrática: todo canon crea resistencia.
jueves, abril 12, 2007
Plan para una novela
La antología se publica en ocasión de un Congreso de nuevos escritores en Sevilla. Están ahí algunos de los ya o próximos consagrados como Fresán y Paz Soldán, todos bajo el amparo de Roberto Bolaño.
Es apenas su segundo encuentro con la sofisticación intelectual de la clase media latinoamericana. Se ha retraído en un recoveco marino, porno, solitario, poblado de aviones que parten en Barajas. Sevilla es como una corriente eléctrica, arrolladora, que hace flaquear su inconsciente.
El primero había sido en la Escuela de Cine de García Márquez. Los tentáculos del boom han lastimado su piel para siempre.
Pasan algunos años llenos de acontecimientos personales. Una banda sonora morosa.
Luego es su tercera prueba de fuego ante la clase media latinoamericana. Esta vez en una Universidad de California, un departamento de estudios hispánicos.
Ha salido, por fin, al globo marcado tres veces por la clase media latinoamericana. No creerá nunca en González Iñárritu.
miércoles, abril 11, 2007
No dejés de leer
El mío podría ser el siguiente: hay una lista tal vez larga de intelectuales, novelistas y críticos que están renovando (no la literatura sino) aquella imagen o máscara decadentista de fines del XIX: un marcado rechazo de la realidad para desaparecerla tras el concepto, una perturbación ante la masa racializada, el sueño de una disciplina interplanetaria, mística y colorida.
Así, en Márgenes recorridos, hablé mal de Castellanos Moya: "Es decir, que Castellanos prueba la identidad de ese antiguo intelectual y el nuevo intelectual sometido a las ondas globalizadoras y cuya verdadera "patria" está fundamentada en una cultura "universal" hegemonizada por las metrópolis. El hecho es que este intelectual ya no tiene (o ya no percibe) piel subalterna en la que meterse" (p. 147).
Escuchemos al Fernando, de la novela La virgen de los sicarios de Fernando Vallejo: "De mala sangre, de mala raza, de mala índole, de mala ley, no hay mezcla más mala que la del español con el indio y el negro: producen saltapatrases o sea changos, simios, monos, micos con cola para que con ella se vuelvan a subir al árbol. Pero no, aquí siguen caminando en sus dos patas por las calles, atestando el centro. Españoles cerriles, indios ladinos, negros agoreros: júntenlos en el crisol de la cópula a ver qué explosión no le producen con todo y la bendición del papa. Sale una gente tramposa, ventajosa, perezosa, envidiosa, mentirosa, asquerosa, traicionera y ladrona, asesina y pirómana" (p. 129).
Las frases podrían estar firmadas por don Alcides Arguedas. Y no es que yo confunda a Fernando Vallejo con Fernando su protagonista. Es que por muy autónoma que se vayan a creer el mercado del libro por un lado y la literatura por otro (o los dos por el mismo lado: senderos que solo se bifurcan de vez en cuando), esa parla racista posibilitada por la libertad de fronteras ya forma parte de la época. Otra forma de enunciarla sin decirla es cuando se nos ofrece la idea "post" de que ya no hay nada que emancipar.
A propósito, leer el excelente artículo de Claudio Iglesias y Damián Celsi en el último número de El Interpretador. Sobre todo porque hay una confusión temible cuando se cree que la emancipación crítica (ah, esa sí esta permitida) puede determinar la realidad. Por infortunio, la criticada es un crítica que yo admiro mucho, Josefina Ludmer, pero el sentido amplio del artículo de Iglesias y Celsi es muy rico y significativo.
Por supuesto, no lo traería a cuentas, si en algo no sintiera una coincidencia fundamental. Por ejemplo: "Si la crítica actual es deprimente, esto ocurre principalmente porque ella misma es maníaco-depresiva: presenta idea de suicidio, tristeza aguda, desgano, desatención; a menudo, incluso, escucha “voces”. Nadie que no conozca un poco la psiquiatría de Kraepelin puede entender qué son estas “voces”: es que estamos frente a un discurso visiblemente psicótico. Quien lea a Sloterdijk podrá añorar la formulación definitiva del pesimismo cultural que Paul Bourget dio en 1885: “una mortal fatiga de vivir, la sombría percepción de la vanidad de todo esfuerzo”(1)". (Iglesias y Celsi, cit.)
En este proceso de balbuceo, se le pone "post" a todo. "El post-post-post --explican Iglesias y Celsi--sirve precisamente para tapar con sus repiqueteos guturales la evidencia de una coyuntura que debe ser cabalmente comprendida y políticamente afrontada; declarando decesos conceptuales por doquier, lo que hacen los críticos es resituar una discusión económico-mundial en el mero nivel perimible del particularismo técnico. Se deja de usar hormigón, y se acaba la modernidad. Se deja de ir al desfile militar del 25 de mayo, y se acaba el Estado-Nación, etc. Este violento particularismo indica que los críticos contemporáneos, por regla, son legitimistas; de ahí el odio instintivo que les despierta la idea de proyecto. Precisamente, lo único que hacen es intentar convencernos de que nada tiene sentido, de que todo esfuerzo es vano y otros estilemas de Discépolo".
Y los novelistas (Castellanos, Vallejo) también serían legitimistas en este mismo sentido de abrazar a la vez la "frontera" global y la incorrección política. "Sos un contenidista", me diría Pfeiffer (Johannes, no Michelle). Pero no. También hay una exposición formal de este abrazo: el monólogo amargo.
Por cierto, acabo de leer una novela revolucionaria de verdad. Se llama El beso de la mujer araña.
lunes, abril 09, 2007
Ni una sola novela centroamericana entre las mejores 100 novelas de la lengua española de los últimos 25 años
La vieja constatación de los balcanes centroamericanos parece empecinarse también en este milenio, incluso en listas un poco frívolas como la que propone Semana.com.
Ni nuestros alfaguaras ni mucho menos la producción más localizada alcanzaron; lo que significa que más allá de las fronteras nacionales hay poca receptividad de mercado o de entusiasta lectura académica (u otra) de la novelística centroamericana. Extrañamente, tampoco hay exiliados ilustres centroamericanos que metan mano (al estilo del chileno Roberto Bolaño, consagrado, por cierto, en esta lista).
Es interesante, también, cómo se va rediseñando el canon. Sobreabundancia obvia del viejo "boom" y sus figuras (quienes no puede cometer una novela no consagrable: Gabriel, Mario, Carlos). Brillo de los nuevos ingresados al canon (Vallejo, Bolaño). Sobrevaloración de regiones enteras (España, sobre todo). Atención selecta al bestseller noble (quizá no nóbel: Tomás Eloy, doña Ángeles). Brillo de los no comerciables pero consagrados por la vía académica (Diamela), o la persistencia (Saer). Rechazo de los relumbrones pero no tanto (ausencia de Laura, ausencia de Isabel, ausencia de Jaime Bayly). Y, razón de esta nota, desaparición inexplicable de regiones literarias enteras como es el caso de Centroamérica.
Posdata
Bueno, Tercio Mickimaus, ese prodigio secundario del canon criollo, me hace ver que sí hay un centroamericano: en el número 99, La orilla africana de Rodrigo Rey Rosa, guatemalteco; y que por tanto debo cambiar el título amarillista que encabeza esta nota.
Pero, en este caso, yo creo en el amarillismo.
Es más, coincido en mucho con "el crítico de literatura centroamericana más importante, debido a que decidió analizarla en conjunto, y no como un fenómeno aislado en cada país" (sic); sobre todo cuando especula que:
"La dimensión global de las editoriales que coparon el mercado regional subrayó la necesidad de disciplinar las memorias o adherencias afectivas que caracterizan las subjetividades locales dentro de un espacio translocal, en el cual lo territorial pueda ser ordenado, normativizado y reproducido como legible dentro de los espacios regulados por el nuevo orden transnacional".
Volviendo a la ausecia centroamericana, Ronald Flores, en referencia a la misma lista de Semana.com propone 25 novelas guatemaltecas que "se debería incluir": entre ellas Managua, salsa city de Franz Galich, y El río: novelas de caballería de Cardoza y Aragón que es, más bien, autobiografía.