En el Aeropuerto también hay un rincón revolucionario.
Se venden los documentales y las memorias de la revolución.
La música de Carlos Mejía no para todo el día. Nicaragua, nicaragüita.
A 20 dólares un documental sobre el 19.
--¿Es "La Ofensiva Final"?--pregunto.
Pero el muchacho no sabe que haya un documental mexicano sobre la ofensiva final. Sí sabe que este que cuesta 20 dólares (no se aceptan córdobas) lo hizo Fulano (y menciona un nombre junto a un Apellido Oligárquico).
Las memorias de la Gioconda con la portada de la mujer anónima que sostiene el AK-47 (para siempre decapitada).
También Adiós, Muchachos.
Y el libro gordo del ex-jefe del ejército.
miércoles, febrero 17, 2010
lunes, febrero 15, 2010
Salí de Nicaragua
Hice el intento de echar los discos. Probé uno de los bolsos. Imposible, se rompía.
Hallé el ángulo interesante: yo era un coleccionista, como Benjamin. Podía iniciar un artículo diciendo: “Estoy ordenando mis discos. De verdad”
Cada disco una piel, un morado, una condición médica.
El disco de Rubén Blades que compré en Puerto Rico. El de Dylan que compré en Montreal.
Los de Van Morrison atrapados en el recuerdo junto a los pescados del Strip District.
Pero tenía que apurarme. Ya era la noche anterior al viaje. Malditas despedidas.
Ya casi que me hería el hielo de la madrugada que se colaba por la ventanilla del taxi.
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viernes, febrero 12, 2010
My Funny Valentine
My Funny Valentine en versión de Sarah Vaughan, probablemente muy cercana a su muerte, aunque espléndida.
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sábado, febrero 06, 2010
Erección nocturna
Trabajo toda la noche en el sueño montando esta estatua híbrido de Stalin y Juan Pablo II.
(Por mucho que lo repitan, la pareja conceptual de Stalin no es Hitler sino el Papa.
Y con respecto a Hitler su pareja debía ser sudamericana: corporización de Videla o Pinochet.)
Trato de convencerme de que más allá de su dureza es una estatua pertinente.
No la derribará el terciopelo.
Estoy, de hecho, dando una clase mediocre sobre esta (mi) erección nocturna.
Soy el profesor impenitente.
(Por mucho que lo repitan, la pareja conceptual de Stalin no es Hitler sino el Papa.
Y con respecto a Hitler su pareja debía ser sudamericana: corporización de Videla o Pinochet.)
Trato de convencerme de que más allá de su dureza es una estatua pertinente.
No la derribará el terciopelo.
Estoy, de hecho, dando una clase mediocre sobre esta (mi) erección nocturna.
Soy el profesor impenitente.
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martes, febrero 02, 2010
Down By Law /Coronel
Down By Law (Jim Jarmush)
Cargado por 1001nights. - Mira más videos de TV y películas.
Así debió haber visto al río y la ciudad. Ojos de Robby Müller.
Pero claro casto sordo (sordo para la music). Abstemio de Tom Waits, John Lurie.
Pero repitiendo con acento extranjero ráfagas de Withman, Robert Frost como Benigni en la película.
(Ahí donde el acento es el Calibán que se traga la lengua. Ahí en donde el río es el de The Dry Salvages:
I do not know much about gods; but I think that the river
Is a strong brown god—sullen, untamed and intractable,)
Lo agitado es el entrecruce (Coronel iba para NY cuando pasó por aquí: demasiado patricio sin embargo como para afinar el oído, y en filogénesis produciendo discípulos patricios cada vez menos interesantes)
De todas formas la repetición el inicio el filo del Huckleberry Finn; su impulso libertario descartado por Coronel y asumido por Jarmush.
Una intermitencia improbable (pero existente) y política.
P.S. El video de la primera parte fue quitado de youtube (infracciones, etc.) así que lo sustituí por el "trailer original" via dailymotion.
lunes, diciembre 28, 2009
Fin de año en nic.
Terror de los diarios nacionales.
Uno de ellos escoge a "los personajes de la década". Gana Wojtyla. Disimulan el deseo de incluir a Goriletti.
El terror reincide.
Nowhere to hide, Martha.
Uno de ellos escoge a "los personajes de la década". Gana Wojtyla. Disimulan el deseo de incluir a Goriletti.
El terror reincide.
Nowhere to hide, Martha.
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jueves, diciembre 17, 2009
Micropolítica
No te he hablado de los cantantes de micro, y paso ahora a hacerlo, antes que cante el gallo.
Venía del hospital Salvador de traer mi radiografía y había uno que era virtuoso en Leo Dan. La voz no era especial, era más bien blanda y demasiado aguda. El pulso de la guitarra era decente no más. Pero con la salvedad que era un instrumento pobre, chillante. Así que eso podía sin duda ser mejorado.
Su verdadero talento era la propiedad con que se pegaba a las notas y los giros: la medida en general. Puntos que yo jamás alcanzaría: asimilación y oído. Pasó de Cómo te extraño mi amor por qué será, a Mary es mi amor, sólo con ella vivo la felicidad, y terminó—antes que yo me bajara del bus—con Si no puedo ser el dueño yo, nunca podrás olvidarme.
Los sábados hay más cantantes folklóricos. Jóvenes que están más seguros de la política de la canción, que llevan de paseo a Víctor Jara, el desenterrado. Yo que tiemblo cada vez que paso cerca del Estadio, y me vuelvo animal político cuando lo escucho, no puedo menos que reaccionar. Pero, claro, hay de pronto las mujeres maduras que cantan timbradamente, sin instrumento, canciones que llevan siempre flores en alguna parte. Aspiraré en el aire aquel olor a rosas. Cuando tú te hayas ido, amor, me envolverán las sombras.
Un día de estos era un fanático de José Luis Perales que marcaba muy mal la guitarra. No era virtuoso más que en su memoria de cada verso. Recordá que bajo ninguna circunstancia podés apartar la necesidad de estos casos. Poné la libertad en el lugar que querrás pero aquí la necesidad es el eje: inconsciente político o como querrás llamarlo.
Cantó Cómo es él, en qué lugar se enamoró de ti, y yo hacía de aguafiestas mental recordando la parodia que hacía un compañero del Servicio Militar: y cómo es el? señal obscena indicando el tamaño superlativo del miembro viril del amante por el que la mujer había dejado a Perales. A qué dedica el tiempo libre? respuesta entusiasmada: a practicar el verbo ese tan obsceno here, there and everywhere. Después el hombre entró en los vericuetos humanistas del español: las cosas líricas que lo hacían cantar: los ríos, los hombres, la soledad.
Me acordé de unos niños que cantaban en la parada frente a la UCA, un niño de vocecita a lo Pedrito Fernández que cuando entonaba La hija de nadie, disimulaba al decir Yo también soy la hija de nadie. Claro, él era el hijo de nadie. Pero cómo hacer la cesura para introducir la política?
No creo que tampoco el público notara aquella tensión. Los públicos, en estos casos, somos algo ajeno e indiferente.
Venía del hospital Salvador de traer mi radiografía y había uno que era virtuoso en Leo Dan. La voz no era especial, era más bien blanda y demasiado aguda. El pulso de la guitarra era decente no más. Pero con la salvedad que era un instrumento pobre, chillante. Así que eso podía sin duda ser mejorado.
Su verdadero talento era la propiedad con que se pegaba a las notas y los giros: la medida en general. Puntos que yo jamás alcanzaría: asimilación y oído. Pasó de Cómo te extraño mi amor por qué será, a Mary es mi amor, sólo con ella vivo la felicidad, y terminó—antes que yo me bajara del bus—con Si no puedo ser el dueño yo, nunca podrás olvidarme.
Los sábados hay más cantantes folklóricos. Jóvenes que están más seguros de la política de la canción, que llevan de paseo a Víctor Jara, el desenterrado. Yo que tiemblo cada vez que paso cerca del Estadio, y me vuelvo animal político cuando lo escucho, no puedo menos que reaccionar. Pero, claro, hay de pronto las mujeres maduras que cantan timbradamente, sin instrumento, canciones que llevan siempre flores en alguna parte. Aspiraré en el aire aquel olor a rosas. Cuando tú te hayas ido, amor, me envolverán las sombras.
Un día de estos era un fanático de José Luis Perales que marcaba muy mal la guitarra. No era virtuoso más que en su memoria de cada verso. Recordá que bajo ninguna circunstancia podés apartar la necesidad de estos casos. Poné la libertad en el lugar que querrás pero aquí la necesidad es el eje: inconsciente político o como querrás llamarlo.
Cantó Cómo es él, en qué lugar se enamoró de ti, y yo hacía de aguafiestas mental recordando la parodia que hacía un compañero del Servicio Militar: y cómo es el? señal obscena indicando el tamaño superlativo del miembro viril del amante por el que la mujer había dejado a Perales. A qué dedica el tiempo libre? respuesta entusiasmada: a practicar el verbo ese tan obsceno here, there and everywhere. Después el hombre entró en los vericuetos humanistas del español: las cosas líricas que lo hacían cantar: los ríos, los hombres, la soledad.
Me acordé de unos niños que cantaban en la parada frente a la UCA, un niño de vocecita a lo Pedrito Fernández que cuando entonaba La hija de nadie, disimulaba al decir Yo también soy la hija de nadie. Claro, él era el hijo de nadie. Pero cómo hacer la cesura para introducir la política?
No creo que tampoco el público notara aquella tensión. Los públicos, en estos casos, somos algo ajeno e indiferente.
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martes, diciembre 15, 2009
Isolation
Escuchando el mejor disco de los Beatles: Plastic Ono Band
Escribo varios mensajes a María con el encabezado Isolation
Estoy en el giro heterogéneo interno Aladdin Sane beyond
Camino Irarrázaval abajo valorando cosas que diré
En la siesta de la tarde sueño que alguien pasa su mano por mi cara
Es el sueño ejemplar, me pregunto, o un vacío que corre por la tarde quieta
Pero no salgo del sueño ni de la pregunta porque el sueño me acerca
A un cuerpo que no veo en total pero que identifico
Del plano tan cerrado en donde alcanza lo diminuto—un trazo de tela con piel en el envés—
Sale un espejo mencionado (es que he estado escuchando también I´ll be your mirror)
Sale una sonrisa que reconozco, una calma que ha llegado viajando
Salgo a la tarde, ordeno de nuevo la música, adivino que tras de la Cordillera hay otra
Cordillera más lejana. Y con las ganas de hacer café camino otra vez hacia abajo
Hasta pisar la tierra dejando los pasos que van adelante atrás olvidados.
Escribo varios mensajes a María con el encabezado Isolation
Estoy en el giro heterogéneo interno Aladdin Sane beyond
Camino Irarrázaval abajo valorando cosas que diré
En la siesta de la tarde sueño que alguien pasa su mano por mi cara
Es el sueño ejemplar, me pregunto, o un vacío que corre por la tarde quieta
Pero no salgo del sueño ni de la pregunta porque el sueño me acerca
A un cuerpo que no veo en total pero que identifico
Del plano tan cerrado en donde alcanza lo diminuto—un trazo de tela con piel en el envés—
Sale un espejo mencionado (es que he estado escuchando también I´ll be your mirror)
Sale una sonrisa que reconozco, una calma que ha llegado viajando
Salgo a la tarde, ordeno de nuevo la música, adivino que tras de la Cordillera hay otra
Cordillera más lejana. Y con las ganas de hacer café camino otra vez hacia abajo
Hasta pisar la tierra dejando los pasos que van adelante atrás olvidados.
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domingo, diciembre 13, 2009
De la críptica inconstante
Leo la, a mi parecer, fallida (fallecida, diría él) novela de Guillermo Cabrera Infante La ninfa inconstante.
Mi escepticismo es casi vargallosiano: no hay una estructura realmente trabajada del texto, hay poca profundidad en los personajes, gana la vagancia por la ya consabida estructura de la ciudad (de La Habana) y por el entretenimiento verbal hasta llegar, lo dice el honesto narrador, a la chacota.
Lo curioso y a la vez dudoso es pues que mi reclamo se haga con respecto a lo convincente de la representación: desde cuándo un yo realista?. Además, que se joda Vargas Llosa, ese pesado reaccionario, y que se joda su estética muerta.
La novela del Infame es de/forme o in/forme pero tiene cualidades:
1. Contra cualquier expectativa, no es nostálgica.
2. De forma desesperada lucha por mantener la estructura pre 59 de La Habana: al punto de poder verse como un honesto artificio modernista: éticamente sólida, en otras palabras.
3. La ninfa es a la vez un escarceo erótico y una interrogación de la memoria: su función alegórica necesariamente destartala al autor-como-dios: la ninfa baila entre la memoria y la reproducción chocarrera de significantes y significados.
4. La deformidad de la novela es virtualmente necesaria: si no, no sería.
5. Es un artefacto que inopinadamente se puede volver en contra de la posición ideológica del autor: sí, señores imperialistas, construir el socialismo (o esta novela) es una tarea difícil.
Mi escepticismo es casi vargallosiano: no hay una estructura realmente trabajada del texto, hay poca profundidad en los personajes, gana la vagancia por la ya consabida estructura de la ciudad (de La Habana) y por el entretenimiento verbal hasta llegar, lo dice el honesto narrador, a la chacota.
Lo curioso y a la vez dudoso es pues que mi reclamo se haga con respecto a lo convincente de la representación: desde cuándo un yo realista?. Además, que se joda Vargas Llosa, ese pesado reaccionario, y que se joda su estética muerta.
La novela del Infame es de/forme o in/forme pero tiene cualidades:
1. Contra cualquier expectativa, no es nostálgica.
2. De forma desesperada lucha por mantener la estructura pre 59 de La Habana: al punto de poder verse como un honesto artificio modernista: éticamente sólida, en otras palabras.
3. La ninfa es a la vez un escarceo erótico y una interrogación de la memoria: su función alegórica necesariamente destartala al autor-como-dios: la ninfa baila entre la memoria y la reproducción chocarrera de significantes y significados.
4. La deformidad de la novela es virtualmente necesaria: si no, no sería.
5. Es un artefacto que inopinadamente se puede volver en contra de la posición ideológica del autor: sí, señores imperialistas, construir el socialismo (o esta novela) es una tarea difícil.
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Una muchacha llamada Milagros
Vos sos como una puertecita "mental" para combatir al Estado en un continente en que millones de seres luchan todos los días contra el Mercado.
Está bien que por esa puertecita mental entren las ilusiones de la clase media, juvenil, informada, esperanzada de por fin encontrar un nicho en este jodido mercado global.
Nada como los compromisos odorizados y blancos (y secretamente ambiciosos).
Los orilleros de San Salvador, Lima o Rio, orilleros y blogueros, y algunos que escriben de verdad (porque la verdad sea dicha: vos no escribís nada ni interrumpirá nunca tu labor política un mero asomo de estética) seguiran intermitentemente desapareciendo en el sublime global.
Pero esa desaparición sólo testimonia que vos sos todo lo contrario a un paradigma de verdad.
Reconozco que dada la índole patética de tus escritos hay un sentimiento natural de deseo de ayuda en tus lectores. Sos la ONG particularizada, vuelta ente o mónada o sujeto.
Sos tan posmo en esa insistencia en que tu pequeña historia es más importante que cualquier otra. No necesariamente una teórica posmo sino una especie de parásito inconsciente del posmo (porque reconozcamos de una vez que tu vuelo teórico tampoco es muy alto que digamos).
Tu pequeña historia es la más importante del mundo. Si eso no es metafísica de la presencia no sé que será.
Lo que no sabíamos es que el Mercado cucharea metafísica de la presencia todos los días. Y Derrida se da vueltas en la tumba.
Como Hija Huérfana del Mercado que lucha contra el Estado despiertas siempre ansias de Orestes en los lectores que también se sienten huérfanos de ese puto mercado global: todos esperan la hora de la Epifanía en que te dirán a ti, oscura y vulgar Ifigenia: vive por fin hermana en ese nivel de clase media que merecías.
Esa narrativa me recuerda la de la telenovela escrita por la honestísima Delia Fiallos titulada Una Muchacha llamada Milagros, que vi desde otro barrio orillero en 1974.
Está bien que por esa puertecita mental entren las ilusiones de la clase media, juvenil, informada, esperanzada de por fin encontrar un nicho en este jodido mercado global.
Nada como los compromisos odorizados y blancos (y secretamente ambiciosos).
Los orilleros de San Salvador, Lima o Rio, orilleros y blogueros, y algunos que escriben de verdad (porque la verdad sea dicha: vos no escribís nada ni interrumpirá nunca tu labor política un mero asomo de estética) seguiran intermitentemente desapareciendo en el sublime global.
Pero esa desaparición sólo testimonia que vos sos todo lo contrario a un paradigma de verdad.
Reconozco que dada la índole patética de tus escritos hay un sentimiento natural de deseo de ayuda en tus lectores. Sos la ONG particularizada, vuelta ente o mónada o sujeto.
Sos tan posmo en esa insistencia en que tu pequeña historia es más importante que cualquier otra. No necesariamente una teórica posmo sino una especie de parásito inconsciente del posmo (porque reconozcamos de una vez que tu vuelo teórico tampoco es muy alto que digamos).
Tu pequeña historia es la más importante del mundo. Si eso no es metafísica de la presencia no sé que será.
Lo que no sabíamos es que el Mercado cucharea metafísica de la presencia todos los días. Y Derrida se da vueltas en la tumba.
Como Hija Huérfana del Mercado que lucha contra el Estado despiertas siempre ansias de Orestes en los lectores que también se sienten huérfanos de ese puto mercado global: todos esperan la hora de la Epifanía en que te dirán a ti, oscura y vulgar Ifigenia: vive por fin hermana en ese nivel de clase media que merecías.
Esa narrativa me recuerda la de la telenovela escrita por la honestísima Delia Fiallos titulada Una Muchacha llamada Milagros, que vi desde otro barrio orillero en 1974.
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viernes, diciembre 11, 2009
Fiestas del mañana
Quiero otro disco inexplorado, corte grueso sobre la lámina de un mar de zinc
Que hiera fríamente la nostalgia que haga imposible abrir la ventanilla
De la historia que la historia quede sin escape
Malsana heterogénea perra en celo la historia
Imposible meterle el dedo en las fauces porque te destroza
Nostalgia cero el programa gubernamental mejor llevado
El espejo del arte derritiendo a la sonsa y menstrual egotomanía posmo
Poner a salvo de la pureza la pregunta por las modas que usará la muchacha pobre
Durante las largas fiestas del mañana
(Fragmentos de Pavel Carías)
Que hiera fríamente la nostalgia que haga imposible abrir la ventanilla
De la historia que la historia quede sin escape
Malsana heterogénea perra en celo la historia
Imposible meterle el dedo en las fauces porque te destroza
Nostalgia cero el programa gubernamental mejor llevado
El espejo del arte derritiendo a la sonsa y menstrual egotomanía posmo
Poner a salvo de la pureza la pregunta por las modas que usará la muchacha pobre
Durante las largas fiestas del mañana
(Fragmentos de Pavel Carías)
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miércoles, diciembre 09, 2009
Vivía
Vivía en una casa administrada por una mujer quiromántica que tenía un defecto extraño en el pie izquierdo. Los oficios de la mujer eran más bien decepcionantes: curas a distancia, lectura de sueños, sanación del aura de mascotas.
En la casa vivían cerca de ocho inquilinos. Estudiantes jóvenes y una mujer solterona, alta, y asomada siempre a las persianas, y dando largos paseos por la ciudad casi siempre fría en aquella primavera.
Los domingos se oía alguna música, tal vez algunos de los trozos más vulgares de Pink Floyd, y todos los inquilinos despertaban tarde. En las noches, cualquier día, alguien tocaba una guitarra. Canciones de Freddy Mercury, esa cosita loca que es el amor. Algo decaía en la mano izquierda, torpe, del guitarrista.
En las tardes, si había algo de sol, la mujer alta se sentaba en el patio, y a veces llegaba la adivina, y hablaban del pensamiento positivo y cómo las enfermedades estaban conectadas al pensamiento negativo. Se contaban algo de sus muertos: las madres en especial. Y de las tareas que un gurú del barrio, que daba cursos de yoga, o de pensamiento zen, le habían dejado a la practicante. Por ejemplo, buscar pasajes del Evangelio en que Jesús no estuviera solo sino actuando con grupos. Y luego dos o tres historias de cualquier otra religión. Podía ser hindú, o maya. “Incluso mapuche”, decía la mujer. Pero historias en que el profeta estuviera en medio de un grupo.
Tenía el arte de la jardinería. La criada negra regaba con la manguera aquellas flores que eran la verdadera obra de arte de la mujer impedida. Se sabía los nombres y sus taxonomías, casi de una forma impresionista: era una especie de Monet imaginaria maniatada por el New Age.
Allí tuvo su primer sueño vagamente erótico: la mujer alta mordía suavemente sus testículos. La sensación se disolvía en otras muchas imágenes.
Tuvo después que pasar un día en un hotel de un barrio de clase media alta. La casa de inquilinos quedó atrás, y la primavera se había instalado por fin. Para distraerse en la tarde paseó viendo las tiendas, hasta que entró en una librería de esoterismo. Los filósofos hindúes del espiritismo, la adivinanza y el buen vivir (el vivir seguro, el vivir libre, el vivir tranquilo) estaban ahí, y el administrador de la librería conversaba casi en voz baja con otro hombre y una mujer. El tema eran los cánceres y las curas milagrosas.
Cenó en McDonalds. El pollo grill. “Desea agrandar”, dijo la muchacha. “No”, dijo él. La muchacha tenía unos ojos negros muy profundos que sabía enfatizar de manera casi virtuosa con rímel en los párpados. Era pálida, angulosa y alta.
Volvió al hotel que estaba casi vacío. El hombre de turno le explicó que la puerta de la escalera quedaba con llave por la noche, pero que se abría por dentro, en caso de que, dios no quiera, pase algo.
Su cuarto estaba en el cuarto piso. Al otro lado había alguien que tosía. Sobrevendría el insomnio de cualquier noche de hotel. En la TV pasaban una larga entrevista con José Emilio Pacheco en ocasión del premio Cervantes. Hablaba de los ríos del DF que habían sido cegados por el asfalto. Él recordó Providence, RI, y aquel río visto recién en junio que, al contrario, estaban reabriendo. Aguas subterráneas, naturalmente subterráneas que nunca ven el sol y que Vicente Aleixandre había puesto en un poema. Un poema que leyó hace veinte cinco años en Matagalpa. Esas aguas nunca dejaban de pasar y se las encontraba ahora en esta ciudad. Esas aguas que nunca dejaban de pasar.
Estuvo despierto mucho tiempo después de haber apagado la TV y la luz. El olor de cenizas de cigarro lo atosigaba. Llevó el cenicero al baño y cerró la puerta. Se asomó por la ventana, un gato caminaba por una tapia. Volvió a la cama. Toda esa gente rotando en torno a la librería, y trozos de conversación, y mujeres estilizadas, disciplinadas en gimnasios de aquel barrio, y las historias del jardín y las aguas subterráneas lo mantuvieron despierto hasta muy tarde.
En la casa vivían cerca de ocho inquilinos. Estudiantes jóvenes y una mujer solterona, alta, y asomada siempre a las persianas, y dando largos paseos por la ciudad casi siempre fría en aquella primavera.
Los domingos se oía alguna música, tal vez algunos de los trozos más vulgares de Pink Floyd, y todos los inquilinos despertaban tarde. En las noches, cualquier día, alguien tocaba una guitarra. Canciones de Freddy Mercury, esa cosita loca que es el amor. Algo decaía en la mano izquierda, torpe, del guitarrista.
En las tardes, si había algo de sol, la mujer alta se sentaba en el patio, y a veces llegaba la adivina, y hablaban del pensamiento positivo y cómo las enfermedades estaban conectadas al pensamiento negativo. Se contaban algo de sus muertos: las madres en especial. Y de las tareas que un gurú del barrio, que daba cursos de yoga, o de pensamiento zen, le habían dejado a la practicante. Por ejemplo, buscar pasajes del Evangelio en que Jesús no estuviera solo sino actuando con grupos. Y luego dos o tres historias de cualquier otra religión. Podía ser hindú, o maya. “Incluso mapuche”, decía la mujer. Pero historias en que el profeta estuviera en medio de un grupo.
Tenía el arte de la jardinería. La criada negra regaba con la manguera aquellas flores que eran la verdadera obra de arte de la mujer impedida. Se sabía los nombres y sus taxonomías, casi de una forma impresionista: era una especie de Monet imaginaria maniatada por el New Age.
Allí tuvo su primer sueño vagamente erótico: la mujer alta mordía suavemente sus testículos. La sensación se disolvía en otras muchas imágenes.
Tuvo después que pasar un día en un hotel de un barrio de clase media alta. La casa de inquilinos quedó atrás, y la primavera se había instalado por fin. Para distraerse en la tarde paseó viendo las tiendas, hasta que entró en una librería de esoterismo. Los filósofos hindúes del espiritismo, la adivinanza y el buen vivir (el vivir seguro, el vivir libre, el vivir tranquilo) estaban ahí, y el administrador de la librería conversaba casi en voz baja con otro hombre y una mujer. El tema eran los cánceres y las curas milagrosas.
Cenó en McDonalds. El pollo grill. “Desea agrandar”, dijo la muchacha. “No”, dijo él. La muchacha tenía unos ojos negros muy profundos que sabía enfatizar de manera casi virtuosa con rímel en los párpados. Era pálida, angulosa y alta.
Volvió al hotel que estaba casi vacío. El hombre de turno le explicó que la puerta de la escalera quedaba con llave por la noche, pero que se abría por dentro, en caso de que, dios no quiera, pase algo.
Su cuarto estaba en el cuarto piso. Al otro lado había alguien que tosía. Sobrevendría el insomnio de cualquier noche de hotel. En la TV pasaban una larga entrevista con José Emilio Pacheco en ocasión del premio Cervantes. Hablaba de los ríos del DF que habían sido cegados por el asfalto. Él recordó Providence, RI, y aquel río visto recién en junio que, al contrario, estaban reabriendo. Aguas subterráneas, naturalmente subterráneas que nunca ven el sol y que Vicente Aleixandre había puesto en un poema. Un poema que leyó hace veinte cinco años en Matagalpa. Esas aguas nunca dejaban de pasar y se las encontraba ahora en esta ciudad. Esas aguas que nunca dejaban de pasar.
Estuvo despierto mucho tiempo después de haber apagado la TV y la luz. El olor de cenizas de cigarro lo atosigaba. Llevó el cenicero al baño y cerró la puerta. Se asomó por la ventana, un gato caminaba por una tapia. Volvió a la cama. Toda esa gente rotando en torno a la librería, y trozos de conversación, y mujeres estilizadas, disciplinadas en gimnasios de aquel barrio, y las historias del jardín y las aguas subterráneas lo mantuvieron despierto hasta muy tarde.
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La cortina
En los aniversarios históricos globales la historia de Centroamérica (esa región "menor") pierde todo espesor.
Sucede, por supuesto, con la reciente conmemoración de la caída del Muro. La revista conservadora Letras Libres ha publicado un artículo del periodista francés Bertrand de la Grange Centroamérica: el otro muro que encarna canonicamente el proceso por el cual los acontecimientos centroamericanos son convertidos en extravagancias tropicales que ocurren fuera del tiempo histórico europeo.
No es extraño tampoco que el artículo sea recibido con entusiasmo caluroso (que yo no vacilaría en llamar colonial) por los medios locales. Sólo para hablar de medios nicaragüenses (pues seguramente ha entusiasmado también en El Salvador y Guatemala), hay una reseña en La Prensa; el artículo completo es reproducido en La Trichera, y recomendado por La Brújula.
Como ya dije en mi primera reacción vía twitter: el exorcismo de Colón signa este tipo de intervenciones en la historia local. Como creen los honestos editores de la revista "en aquellas jornadas" Centroamérica, "demostró una vez más estar a destiempo con la historia", lo que implica, obviamente, que el hombre del tiempo histórico verdadero en este relato no es otro que el periodista que nos relata ese otro trozo de historia "atrasada" centroamericana.
No es chovinismo, por supuesto, porque bastaría leerse, por ejemplo, el último capítulo de El pensamiento salvaje del recién fallecido Levi-Strauss para darse cuenta que esa historia uniforme y grandilocuente hace tiempo que ha sido cuestionada.
Otra cosa sería afirmar que con el boom mediático se pueda reactualizar ese tipo de historia eurocéntrica, algo que tampoco es nuevo porque desde los 1980s (tal ha mostrado Neil Larsen) Hollywood (y añadamos ahora los medios y esas mediaciones prestigiosas que son los periodistas) ha tratado a Centroamérica como subcontinente sin historia.
En ese estereotipo incurrieron intelectuales del tamaño de Octavio Paz, como he discutido en mi contrapunteado artículo Ironías materiales.
Sin restar importancia histórica a la caída del Muro, en el contexto centroamericano fueron decisivos eventos como el asesinato de los jesuitas en El Salvador o la invasión de Panamá. Y fundamentalmente las luchas de liberación nacional.
Al afiliar polarizadamente a estos pueblos a la historia ("europea") del Muro (eje de lo aceptable y responsable y lógico) lo que se hace es apartarlos también de una relación (de hecho negar cualquier relación) con los derechos humanos y con la memoria: con las narrativas propias. Expropiarles de hecho las identidades.
¿Qué sucede, qué ha sucedido, por ejemplo, en Honduras en los últimos meses? ¿Otra lucha tribal por fuera del tiempo histórico europeo o una batalla por los derechos humanos y la memoria?
Recuerdan Uds. "la cortina de mierda" que EMS contrapuso al Muro. Esos eurocéntricos la agitan y la embarran cada vez que les conviene.
Sucede, por supuesto, con la reciente conmemoración de la caída del Muro. La revista conservadora Letras Libres ha publicado un artículo del periodista francés Bertrand de la Grange Centroamérica: el otro muro que encarna canonicamente el proceso por el cual los acontecimientos centroamericanos son convertidos en extravagancias tropicales que ocurren fuera del tiempo histórico europeo.
No es extraño tampoco que el artículo sea recibido con entusiasmo caluroso (que yo no vacilaría en llamar colonial) por los medios locales. Sólo para hablar de medios nicaragüenses (pues seguramente ha entusiasmado también en El Salvador y Guatemala), hay una reseña en La Prensa; el artículo completo es reproducido en La Trichera, y recomendado por La Brújula.
Como ya dije en mi primera reacción vía twitter: el exorcismo de Colón signa este tipo de intervenciones en la historia local. Como creen los honestos editores de la revista "en aquellas jornadas" Centroamérica, "demostró una vez más estar a destiempo con la historia", lo que implica, obviamente, que el hombre del tiempo histórico verdadero en este relato no es otro que el periodista que nos relata ese otro trozo de historia "atrasada" centroamericana.
No es chovinismo, por supuesto, porque bastaría leerse, por ejemplo, el último capítulo de El pensamiento salvaje del recién fallecido Levi-Strauss para darse cuenta que esa historia uniforme y grandilocuente hace tiempo que ha sido cuestionada.
Otra cosa sería afirmar que con el boom mediático se pueda reactualizar ese tipo de historia eurocéntrica, algo que tampoco es nuevo porque desde los 1980s (tal ha mostrado Neil Larsen) Hollywood (y añadamos ahora los medios y esas mediaciones prestigiosas que son los periodistas) ha tratado a Centroamérica como subcontinente sin historia.
En ese estereotipo incurrieron intelectuales del tamaño de Octavio Paz, como he discutido en mi contrapunteado artículo Ironías materiales.
Sin restar importancia histórica a la caída del Muro, en el contexto centroamericano fueron decisivos eventos como el asesinato de los jesuitas en El Salvador o la invasión de Panamá. Y fundamentalmente las luchas de liberación nacional.
Al afiliar polarizadamente a estos pueblos a la historia ("europea") del Muro (eje de lo aceptable y responsable y lógico) lo que se hace es apartarlos también de una relación (de hecho negar cualquier relación) con los derechos humanos y con la memoria: con las narrativas propias. Expropiarles de hecho las identidades.
¿Qué sucede, qué ha sucedido, por ejemplo, en Honduras en los últimos meses? ¿Otra lucha tribal por fuera del tiempo histórico europeo o una batalla por los derechos humanos y la memoria?
Recuerdan Uds. "la cortina de mierda" que EMS contrapuso al Muro. Esos eurocéntricos la agitan y la embarran cada vez que les conviene.
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martes, diciembre 08, 2009
Bricoleur
No será Ud. el vecino que tararea a Madonna por horas y horas, devenires y aconteceres, "años, centurias, eras"?
Es Ud. el que va del baño a la ventana pero siempre pensando en la cama, la cama que traquetea bajo el impulso deldeseo Deseo?
Ud. espera ciertamente la hora en que el profesor pronuncie: "pero, claro, tú eres como yo: el Bricoleur" o es más simplemente otra virgen prudente de esas que a montoneras produce la cultura nicaragüense?
Porque si se fija bien no hay otro complejo más íntimo y ardoroso en la llamada poesía nicaragüense que confrontar la virginidad y en eso no hay tanta diferencia frente a la cultura pop: Diana no puede apurar el amor.
Y qué le ha parecido al fin esa última colección? mejor que la Inmaculada?
Es Ud. el que va del baño a la ventana pero siempre pensando en la cama, la cama que traquetea bajo el impulso del
Ud. espera ciertamente la hora en que el profesor pronuncie: "pero, claro, tú eres como yo: el Bricoleur" o es más simplemente otra virgen prudente de esas que a montoneras produce la cultura nicaragüense?
Porque si se fija bien no hay otro complejo más íntimo y ardoroso en la llamada poesía nicaragüense que confrontar la virginidad y en eso no hay tanta diferencia frente a la cultura pop: Diana no puede apurar el amor.
Y qué le ha parecido al fin esa última colección? mejor que la Inmaculada?
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lunes, noviembre 23, 2009
Inmunidad
Estoy completo ante tu inmunidad.
Mentira en este caso no es posible estar completo estoy sesgado inclinado desconstruido destruido ante tu inmunidad.
Me fijo en los cantantes de micro: hoy un ciego que canta unas coplas estereotipadas auxiliado por una chica su lazarilla y tamborilera del conjunto además de segunda voz.
Me fijo en las advertencias que hace al público, el significado que tiene la repetición del vocativo chiquillo. Esa sabiduría paternal que se toma del aire o de ninguna parte.
Fue él quien tuvo que estar por varias horas en la comisaría. Te advierto, chiquillo, del mal del mundo, del ladrón invisible. Pasan el ciego y su olor recogiendo las monedas, y se bajan antes de que el bus entre a Vicuña Mackenna.
"¿Sabés qué fue el muro de Berlín?", me dice el Septembrini interno que todos llevamos dentro.
"Un gran Monumento a la Inmunidad".
"¿Sabes qué fue la guerra de la contra, el bloqueo a Cuba, la visa para un sueño?"
"Son ese punto en que las preguntas comienzan a implicar respuestas: pura inmunidad."
Estoy completo frente a tu inmunidad: audífonos, condones, pin numbers.
Me resisto a contagiarme: acabo en el orden imaginario.
(Para el concepto de inmunidad: Roberto Esposito. Comunidad, inmunidad y biopolítica.)
Mentira en este caso no es posible estar completo estoy sesgado inclinado desconstruido destruido ante tu inmunidad.
Me fijo en los cantantes de micro: hoy un ciego que canta unas coplas estereotipadas auxiliado por una chica su lazarilla y tamborilera del conjunto además de segunda voz.
Me fijo en las advertencias que hace al público, el significado que tiene la repetición del vocativo chiquillo. Esa sabiduría paternal que se toma del aire o de ninguna parte.
Fue él quien tuvo que estar por varias horas en la comisaría. Te advierto, chiquillo, del mal del mundo, del ladrón invisible. Pasan el ciego y su olor recogiendo las monedas, y se bajan antes de que el bus entre a Vicuña Mackenna.
"¿Sabés qué fue el muro de Berlín?", me dice el Septembrini interno que todos llevamos dentro.
"Un gran Monumento a la Inmunidad".
"¿Sabes qué fue la guerra de la contra, el bloqueo a Cuba, la visa para un sueño?"
"Son ese punto en que las preguntas comienzan a implicar respuestas: pura inmunidad."
Estoy completo frente a tu inmunidad: audífonos, condones, pin numbers.
Me resisto a contagiarme: acabo en el orden imaginario.
(Para el concepto de inmunidad: Roberto Esposito. Comunidad, inmunidad y biopolítica.)
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jueves, noviembre 19, 2009
De los intelectuales con madre
Curiosamente, hay quienes idealizan los 1990s, en especial el gobierno de Violeta Chamorro, como modelo de organización ideal y, a estas alturas, deseable. Para eso se sentimentaliza y, sobre todo, se ideologiza. Se asume un ideal socialdemócrata en aquel gobierno, una concertación social exitosa, una transparencia informativa histórica, y una identificación familiar entre la gobernante y sus gobernados (Violeta, para estupefacción de muchos, entre ellos yo, sería una "madre" deseada y añorada). Digo ideologización en un sentido casi mecánico o engeliano: una inversión de la realidad en la mente del que tiene esa percepción.
Me atrevo a proponer mi propia ideologización: ninguna de esas supuestas victorias políticas de Chamorro penetraron en el cuerpo social: lo que se lee ahora y teleológicamente por arriba no es lo que se vivió por abajo. Neoliberalismo crudo, desestructuración social, fragmentación, consolidación de un modelo informativo de mercado: en general, la paradójica presencia de una "madre" que confirma el apotegma de Juan Rulfo: el gobierno no tiene madre. Quiero ideologizar pero quizá no idealizar: se juntaron con Chamorro las principales fuerzas políticas del país, incluido el sandinismo (porque desde que nació el sandinismo no es un ética sino un pensamiento estatal).
Pero como la historia es irónica, no sería extraño que se consolidara en el futuro una idealización ideológica de Chamorro como "madre". Pongo aquí una bibliografía de urgencia que puede llevar más o menos exitosamente a consolidar esa bárbara teleología.
Gioconda Belli "Una mujer otra vez"
Andrés Pérez Baltodano "El silencio de Chávez"
Tomás Eloy Martínez "Sombras de la revolución en Nicaragua"
Lastimosamente, estos árbitros de la ideología son también intelectuales.
Me atrevo a proponer mi propia ideologización: ninguna de esas supuestas victorias políticas de Chamorro penetraron en el cuerpo social: lo que se lee ahora y teleológicamente por arriba no es lo que se vivió por abajo. Neoliberalismo crudo, desestructuración social, fragmentación, consolidación de un modelo informativo de mercado: en general, la paradójica presencia de una "madre" que confirma el apotegma de Juan Rulfo: el gobierno no tiene madre. Quiero ideologizar pero quizá no idealizar: se juntaron con Chamorro las principales fuerzas políticas del país, incluido el sandinismo (porque desde que nació el sandinismo no es un ética sino un pensamiento estatal).
Pero como la historia es irónica, no sería extraño que se consolidara en el futuro una idealización ideológica de Chamorro como "madre". Pongo aquí una bibliografía de urgencia que puede llevar más o menos exitosamente a consolidar esa bárbara teleología.
Gioconda Belli "Una mujer otra vez"
Andrés Pérez Baltodano "El silencio de Chávez"
Tomás Eloy Martínez "Sombras de la revolución en Nicaragua"
Lastimosamente, estos árbitros de la ideología son también intelectuales.
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Violeta Chamorro
lunes, noviembre 02, 2009
Receta
Una cucharadita de Maquiavelo tres veces al día.
Sinapismos de hermenéutica (no deje de vigilar a Heidegger cuando mencione la comunidad) sobre todo de noche.
Contra la ingenuidad y la cursilería ("Nicaragua necesita una madre") frotamientos de Gramsci (y no desprecie, por favor, el doble sentido de la palabra frotamiento). Frotese y repasese la maniobra y la hegemonia.
Contra la fiebre y la locura ajena (pero sobre todo contra la propia) el termoangélico de Benjamin le hará la cuenta mirando de espaldas el Paraíso.
Sentirá Ud. que es un sólo dolor, un sólo cuerpo ardiente, una sola confusión: una mónada o una monada. Ud. cartesianito de mierda: parcialice, teorice que no todo lo resuelve la política.
Gárgaras de estudios subalternos pueden acabar irritándole la garganta pero son necesarias.
Sentirá que el dolor de la política le parte el cuerpo en dos pero eso es sólo apariencia: no es la política lo que lo parte a Ud.en dos. Ud. como todos los nicas ingenuos está llanamente equivocado. Lo que lo parte a Ud en dos es Invisible, Viral, Ideológico, Freudiano, Existencial. Piénselo. (Ejercicios de meditación nunca van mal: el estrés siempre baja las defensas.)
Vaya con cuidado con los Curanderos Mayores, los Notables Vestidos de Blanco que le dirán Grandes Palabras: esas que son incurables.
Sinapismos de hermenéutica (no deje de vigilar a Heidegger cuando mencione la comunidad) sobre todo de noche.
Contra la ingenuidad y la cursilería ("Nicaragua necesita una madre") frotamientos de Gramsci (y no desprecie, por favor, el doble sentido de la palabra frotamiento). Frotese y repasese la maniobra y la hegemonia.
Contra la fiebre y la locura ajena (pero sobre todo contra la propia) el termoangélico de Benjamin le hará la cuenta mirando de espaldas el Paraíso.
Sentirá Ud. que es un sólo dolor, un sólo cuerpo ardiente, una sola confusión: una mónada o una monada. Ud. cartesianito de mierda: parcialice, teorice que no todo lo resuelve la política.
Gárgaras de estudios subalternos pueden acabar irritándole la garganta pero son necesarias.
Sentirá que el dolor de la política le parte el cuerpo en dos pero eso es sólo apariencia: no es la política lo que lo parte a Ud.en dos. Ud. como todos los nicas ingenuos está llanamente equivocado. Lo que lo parte a Ud en dos es Invisible, Viral, Ideológico, Freudiano, Existencial. Piénselo. (Ejercicios de meditación nunca van mal: el estrés siempre baja las defensas.)
Vaya con cuidado con los Curanderos Mayores, los Notables Vestidos de Blanco que le dirán Grandes Palabras: esas que son incurables.
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jueves, octubre 29, 2009
Nueve
No tiene de pronto la sensación que todo lo importante sucedió a los nueve años, la promesa de estudiar, la muerte del abuelo, el impacto de Camilo Sesto, los cuajayotes con sal, el pájaro que caga el machete del abuelo, Pancho Madrigal, Plaza Sésamo, Go Ku, El Hombre Araña, el informe sobre la sexualidad, el hombre que llora sobre el timón, detiene el carro y llora sobre el timón, los ecos de un orgasmo o una cachetada en la noche (porque los nueve años son melodramáticos), el infinito camino de la escuela, el perro negro con espuma en las fauces, los rayos que caían en la tarde, la menstruación, el embarazo, el dibujo del ovario, el pene y el espermatozoide, la única clase de artes plásticas, el maestro que después se muere, y, no olvidar, la construcción del nuevo cine frente la escuela, a donde con el tiempo fuimos a ver Taras Bulba en matiné.
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jueves, octubre 15, 2009
Me voy de vez en cuando a algún lugar
Esta vez a Chile.
Mirando los manglares que bordean el Canal repito lo del poeta: "malditas despedidas, me están volviendo viejo".
Por el vértigo (que es también político) cierro la ventanilla, pero sigo rodeado de poetas populares que revolotean.
Entraré sin duda a la noche de Neruda hoy por la noche como un isonauta común y corriente.
Mirando los manglares que bordean el Canal repito lo del poeta: "malditas despedidas, me están volviendo viejo".
Por el vértigo (que es también político) cierro la ventanilla, pero sigo rodeado de poetas populares que revolotean.
Entraré sin duda a la noche de Neruda hoy por la noche como un isonauta común y corriente.
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jueves, septiembre 17, 2009
Cuatro gatos no es ningún sacrificio
Tengo cuatro gatos. Ya Ud. sospechará cómo se llama cada uno. Digo sus nombres delante de la gente y ya me consideran buena persona. Lo que no digo, como tampoco se lo diré a Ud., es que disfruto a veces matando gatos del vecindario: he refinado de hecho el arte de envenenar mininos de nombre anglo. Esto para que nunca se fíe de un fan de los Beatles. Somos terribles: multitudinarios, sectarios y secretamente violentos.
Mi único desliz New Age es que estoy convencido de que la personalidad de mis gatos reflejan su nombre de inspiración. Ya Ud. sabe a Paul le gusta mucho la leche endulzada, Jonh es un poco más errabundo. Ud. no va a creer pero este tipo de cursilerías me llenan de amigos y conocidos, vienen a mi terraza, me llaman al celular, me consultan sobre música. El otro día me llamó un músico para invitarme a ver el homenaje que le hacían a los Beatles en el teatro nacional. ¿Sabía Ud. que ese tipo de homenajes ha devenido una tradición latinoamericana más? En Lima, en el D.F, en Managua, bandas avaras y mostrencas se toman los teatros para cantar "Penny Lane" y "Hey Jude". Algunos hasta en disfraz de soldado Sgt. Pepper´s.
Mi única defensa (además de mi vida nocturna en que mato gatos: a propósito ha visto Ud. cómo proliferan las escritoras centroamericanas que adoran los gatos y lo repiten depravadamente en sus blogs?) es escribir anónimos en mi blog en contra de los Beatles. Nadie sospecharía, ni el más candoroso de los beatlómanos nicaragüenses, que por cierto suelen creerse poetas y publicar libros profilácticos al respecto, que soy yo el autor de la sentencia que dicta: "Los Beatles no fueron ni siquiera la mejor banda en que estuvo John Lennon".
Es una proposición rigurosa en exceso. Conozco otra que es un poco menos rigurosa y más polémica: "Ya no creo en los Beatles". No esa no la dije yo aunque parezca lo contrario.
Sí, ya sé que el centro de su curiosidad es cómo soporto a estos mis cuatro gatos (rigurosamente: mis cuatro cursis gatos) si hay un asesino en serie de gatos escondido bajo mi carne. Dura y difícil pregunta.
Creo que todo comenzó cuando me casé con Eleanor. No, no hay ninguna ironía en su nombre. Se llama Eleanor Kukalón Rodríguez y tiene un talento innato para la venta de perfumería y calzones (bueno, se dice lencería, pero son calzones al fin de cuentas). Ella logró esta casa, con su terraza, su jardín, su fuentecita. Adoro los desayunos en su compañía. Hablamos mal de las malas actrices. Yo defiendo a Shirley McClain hasta la muerte.
Esta calma, este silencio valen oro. Me pregunté como el filósofo: cómo ser bueno. Y llegué a la conclusión que lo único que me podía hacer bueno era volverme fan de aquello de lo que ninguna mente inteligente y brillante rechazaría: así dí con los Beatles. Son la bondad y la inteligencia encarnada en el "hombre masa". Cuatro gatos no es ningún sacrificio.
También tengo dos perros. Uno se llama Mick y el otro Keith. Si quiere pasamos al fondo del patio para los vea un poco más de cerca.
Mi único desliz New Age es que estoy convencido de que la personalidad de mis gatos reflejan su nombre de inspiración. Ya Ud. sabe a Paul le gusta mucho la leche endulzada, Jonh es un poco más errabundo. Ud. no va a creer pero este tipo de cursilerías me llenan de amigos y conocidos, vienen a mi terraza, me llaman al celular, me consultan sobre música. El otro día me llamó un músico para invitarme a ver el homenaje que le hacían a los Beatles en el teatro nacional. ¿Sabía Ud. que ese tipo de homenajes ha devenido una tradición latinoamericana más? En Lima, en el D.F, en Managua, bandas avaras y mostrencas se toman los teatros para cantar "Penny Lane" y "Hey Jude". Algunos hasta en disfraz de soldado Sgt. Pepper´s.
Mi única defensa (además de mi vida nocturna en que mato gatos: a propósito ha visto Ud. cómo proliferan las escritoras centroamericanas que adoran los gatos y lo repiten depravadamente en sus blogs?) es escribir anónimos en mi blog en contra de los Beatles. Nadie sospecharía, ni el más candoroso de los beatlómanos nicaragüenses, que por cierto suelen creerse poetas y publicar libros profilácticos al respecto, que soy yo el autor de la sentencia que dicta: "Los Beatles no fueron ni siquiera la mejor banda en que estuvo John Lennon".
Es una proposición rigurosa en exceso. Conozco otra que es un poco menos rigurosa y más polémica: "Ya no creo en los Beatles". No esa no la dije yo aunque parezca lo contrario.
Sí, ya sé que el centro de su curiosidad es cómo soporto a estos mis cuatro gatos (rigurosamente: mis cuatro cursis gatos) si hay un asesino en serie de gatos escondido bajo mi carne. Dura y difícil pregunta.
Creo que todo comenzó cuando me casé con Eleanor. No, no hay ninguna ironía en su nombre. Se llama Eleanor Kukalón Rodríguez y tiene un talento innato para la venta de perfumería y calzones (bueno, se dice lencería, pero son calzones al fin de cuentas). Ella logró esta casa, con su terraza, su jardín, su fuentecita. Adoro los desayunos en su compañía. Hablamos mal de las malas actrices. Yo defiendo a Shirley McClain hasta la muerte.
Esta calma, este silencio valen oro. Me pregunté como el filósofo: cómo ser bueno. Y llegué a la conclusión que lo único que me podía hacer bueno era volverme fan de aquello de lo que ninguna mente inteligente y brillante rechazaría: así dí con los Beatles. Son la bondad y la inteligencia encarnada en el "hombre masa". Cuatro gatos no es ningún sacrificio.
También tengo dos perros. Uno se llama Mick y el otro Keith. Si quiere pasamos al fondo del patio para los vea un poco más de cerca.
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