No
puedo llamarme aún lector victorioso (o vicioso) de Less than Nothing: Hegel and the Shadow of Dialectical Materialism
el librote de Slavoj Zizek (mil páginas de diversa frecuencia desde chistes
subidos o baratos hasta exquisiteces sobre la ontología y el sujeto en Hegel o
Kant o Fichte). Leo por Kindle con sus inhumanas medidas: horas de lectura que
faltan, porcentaje de texto leído. A la altura de un 30% de páginas leídas (es
un decir) no me creo todavía en el centro del laberinto.
En
alguna parte informa el autor que son las mujeres las que escriben buenos
textos sobre Hegel. De hecho me ha impresionado el comienzo de Mourning Sickness: Hegel and the French
Revolution de Rebecca Comay. Comprendo que mi lectura (todavía potencial) es
traslaticia: otra revolución, otro duelo; otra dermis social.
He
disfrutado también algunos capítulos de Sobre
Hegel de Carlos Pérez Soto. Algunos puntos que suenan dispares en el
trastabillar de Zizek, resultan acá expuestos y condensados de forma más concisa
y directa. Muy grato e interesante el retrato de Hegel, profesor universitario
discreto. Y estimulante (casi emocionante) la descripción de su lógica: una
lógica ontológica.
(Imagino
un viejo poeta deleuziano que escribe, para martirio de los Maharishis
postmodernos: ¡una lógica ontológica!,
así entre signos de admiración y con énfasis de cántico a la verdad. Pero no.
No quedan de tales poetas en Nicaragua.)