Decidido a no ejercer el terrorismo de los mensajes con copia oculta.
Copiando la sombra del hombre fuerte (por
antonomasia Somoza) como sujeto y poder subjetivo.
Cantidades constantes de libertad de prensa que
endulzan tu paladar, pero cero libertad intelectual (¿acaso lo has pensado?).
La libertad como flatulencia de una ONG.
Subrayando las taras pequeñoburguesas de los
perpetuamente púberes escribientes (y que blanden su pubertad como medalla).
Desterrando al cadejo positivista que como un chip
coronelesco heredaron tantos nietos y nietas infrarilkistas.
Demostrándote cómo esto y esto otro no podía
desesperarte, y seamos sincrónicos: no podía enfermarte en ese mismo círculo
podrido del que eres crianza.
Ahora que vuelves de matar de un disparo a tu imagen
y semejanza y te emboba una sola palabra.
Las pendejadas estructurales de la literatura junto
al río de la basura norteamericana.
Orinas en contra del viento de la academia y tu
orina se vuelve con el viento, ya te empapa la cabeza (así acabarás en el
sarcófago).
(Alguna liendre subversiva destripada en el margen
que se escapa de esta línea.)
Porque, hijos de Joyce, la primera cana aparece
siempre en el pubis.