Según David Harvey en un texto (versión en español) de su Reading Marx´s Capital, el paquete de estímulo a la economía gringa está destinado a fracasar.
1. Porque es insuficiente en una economía tan endeudada (principalmente con naciones del este) como la norteamericana. Según Paul Krugman, aunque 800 billones es un alivio, se necesitarían 2 trillones. Ya que el dinero no llegará de fuera (China, etc.), la única solución, dice Harvey, sería cortar a la mitad los gastos militares, lo que, por supuesto, no lo propondrán ninguno de los partidos (republicanos y demócratas) porque sería suicida.
2. Hay una barrera política-ideológica en la elite política de ambos partidos para aplicar la solución keynesiana de manera efectiva, logrando estimular la productividad y el consumo en las clases bajas. Las doctrinas neoliberales dominan a la élite, y la opinión pública se exaspera ante la mera idea de intervención estatal, o nacionalización. (Se necesitaría, en realidad, planificación estatal y detención del proceso de desindustrialización.)
Según Harvey, el problema hay que verlo como parte de un cambio tectónico en la localización de la hegemonía económica (y militar) del capitalismo. Y es obvio que China está concentrando el poder económico.
¿Pero cómo será este salto de la hegemonía, y quién estará dispuesto a tomar el control militar?
Harvey se inclina a creer en que sobrevendrá un período multipolar de luchas entre potencias o grupos de potencias.
En todo caso, China está mejor preparada que Estados Unidos para aplicar de manera exitosa la solución keynesiana: no está endeudada, y el Partido Comunista puede justificar ideológicamente cualquier redistribución económica como "comunismo" o "socialismo". Esta redistribución ayudará a consolidar el mercado interno chino, y un resultado ulterior (que la elite norteamericana teme) es el hundimiento del dolar.
(Llegúe a la página de Harvey vía Lenin´s Tomb. Lo que hace Harvey en su página es una lectura de El Capital, lo que consolida la contemporánea marxistmanía).
jueves, febrero 26, 2009
martes, febrero 17, 2009
La crisis global por fin gobierna
Estuve leyendo la narrativa de conformación de las ciencias y las disciplinas en Wallerstein, primer capítulo. Termina con ese gesto algo exasperado: sí, esto es una gran narrativa, pero estas son necesarias y algunas están más cerca de la realidad que otras. (Una acotación a su favor sería decir: la crisis económica mundial es una gran narrativa que nos está jodiendo a todos, es decir, a unos más que a otros.)
Para alguien reiteradamente estetizado por el discurso (el boom, la escuela francesa, esa nouveau roman), W. sonará esquemático. (Y tanto que costó leerse lo de las ciencias humanas en Las palabras y las cosas.) Pero para ese otro estetizado "por la naturaleza" (digamos, algún aspirante a calzar en la historia de la poesía patria que cree que cualquier intento crítico es mera autopsia) puede ser útil. (¿Qué significado tiene esa estructura en que los intelectuales o son notables(como bien lo recordó recientemente Barahona) o son mercenarios (hay tantos casos patéticos, dios mío?). Al descampado global, y en medio de la crisis, aprenderá a desnudar las fronteras, y a entender el sentido fragmentado (pero totalizable) de su salario.
Por otra parte, la crisis entra también exasperada al aula de clases: el número de alumnos se ha multiplicado por dos, la acumulación está en el hombro del profesor, W. le pega con el canto del libro, y el profesor reclama algo azorado por la (co)locación de la cultura, el muy pop-derechoso.
Sin embargo, en el fondo creo que hay que hacer el injerto del avizoramiento político de los post (ya una herencia que podemos comenzar a cuantificar) con la perspectiva global de la economía-mundo.
La crisis global por fin gobierna.
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miércoles, febrero 11, 2009
Cáscara de Nuez
Recordada Janny:
¿No te dije el otro día cómo se miraba el tráfico desde el puente azul, puente de los suspiros para mí, que anuda esta existencia con un precario bar, un siniestro mostradorcito orondo, donde luce una fruta enigmática, barrida todos los días por el bar-tender rubio, en donde llego yo a tomarme mi heineken vespertina y libertina?
Pues hoy luce igual. Es mi exterior contraexistencial. Vos en cambio estás en mi pudor y mi urticaria, con tus brazos de alga tierna, tus ojos impresos en la Foto del Alma (foto por demás pornográfica pero dramática). Pues hoy luce igual, así que lo veo levemente (al exterior, al puente que no sos vos) y cruzo rumbo a mi jamaiquino bar. (No me preguntes por qué jamaiquino y equinoccial, pero escuché algo de la Montego Bay el otro día –un gupo de calipso piña colada, de teclado horroso). Hoy los clientes no quieren despertarse. A los lejos vemos el rosicler de la bahía que se ahoga. Brindamos: enhorabuena por esa ilustre pesadilla blanda y leve, purpúrea y firmada por el vertiginoso rayo verde. Luego doy vueltas, casi como un perrito ilustre, y ahí viene la ola de la melancolía. Te extraño, dulce Janny. Aclaro que no doy vueltas en el bar sino en las calles intrincadas donde suenan músicas y sirenas de policía. (Atrás ha quedado el barcito, y ahora cruzo por debajo del puente. Veo, con melancólica presencia, hacia arriba.) Me hago la idea de que ando por Nueva Orléans y que vacilo sin caer en el mar profundo de las percepciones (que tengo comprobado debe ser un mar caribeño). Ahí vienen, en esas calles a ratos folklóricas, cómicas o pavorosas; vienen ahí, digo, las tijeras del desesperado. Una sombra se vuelve pizarra, ha corrido un pájaro atardecido sobre el alambre de luz, una nube se pone oscura, se hincha de luz un momento, se diluye. Entonces tras, tras, tras, las tijeras del desesperado. Padezco de un pavoroso homesick, casi que me voy a Nicaragua en el primer barco que veo en la bahía, depositado ahí como una cáscara de nuez. Me siento en una de las bancas de hierro casi corroído que están en la Avenida Douglas. Espero que aparezca alguna Janny exangüe, luego de sus ejercicios de racketball, a descansar en mis brazos, a rivalizar con esta extraña aurora invertida que amenaza con volvernos la piel incandescente de un momento a otro. Así terminará el día. Yo volveré por las erráticas calles tarareando. Iré a mi dormitorio a hacerme cargo descuidadamente de mí mismo. En mi habitación los papeles vuelan. Poemas por todos lados. Algunas novelitas frivolas (por lo general inglesas). Pero sobre todo revistas. Ahora cada poeta que se precie publica su revistita, pero yo cometo un pecado peor, las pongo ahí en el lugar del cuerpo y el aseo, en el lugar del silencio, en el cruce de mi agotada mirada. No tengo fotos. No necesito fotos . Pero las revistas me abruman y no puedo deshacerme de ellas. Al menos no puedo tirarlas sin desintegrarme. Estoy hecho de despecho y de papel. Así que cruzo el cuarto, si voy por ejemplo al baño, martajando estas hojas de mi otoño: revistas de poetas. (Tengo Báscula, Calistenia Verde, Ruta R, Vívidos Rotos, Etcétera). Me siento en la taza pero en el piso diviso esa mueca de Dostoyevski, esos atropellos metafóricos, esas rimas salidas, estos reclamos burdos que convocan desde Los Nietos de Nietzche . Salgo de ahí, medio aliviado, pero con una conclusión exasperante. Los poetas de mi tierra componen con un sistema elaborado, poco lúdico pero en cambio muy viciado. Prendo la TV. Disfruto dos horas casi de sitcoms rudos. He dejado que sea únicamente la luz del tubo del aparato la que me ilumine. No quiero otra luz sobre las revistas. No quiero verlas. He quedado dormido. No sueño pero martillo, golpeo, taladro la noche, golpeo, golpeo y doy en el clavo. Sobresalto y cruzo sobre las revistas. La heineken todavía tenía algo que decir en la taza en donde el chorro quieto de mi orina rebota. Y repito mi Eureka silenciosa: el estilo es el de una ametralladora. Voy al teléfono. Casi estoy a punto de llamar al Liróroforo Orondo hasta su entredormido pueblo occidental de Nicaragua. Pero no. Mi cartera no es tan pródiga para financiarme este tipo de caprichos. Así que no me queda más que saborear en plena madrugada mi propio descubrimiento. Es tosco, pero no porque yo no sea delicado, sino porque tantas veces el arte imita a la naturaleza. Lo que tenemos, me digo en el peor momento, es una especie de permanente futurismo de sonámbulos. Los poetas escriben como si martillaran el gatillo de una ametralladora. (No me preguntes, dulce Janny, por la marca del tal arma. Tengo entendido que tan hipotético reconocimiento daría un tinte ideológico a mi descubrimiento, y no estoy para correr tales riesgos. No es lo mismo, por ejemplo, que te diga que tal poeta pulsa la cuerda de un Galil, a que te diga que en la resonancia alargada de tal poetisa hay un deje pastoral de AKM, o que las quejumbres de Fulano, pertenecen sin duda a una escopeta de CPF. Por lo tanto borro este entreparéntesis. Y si no lo borro yo, acuérdate tú de borrarlo).
Entendí entonces que la analogía justa de tal entretenimiento liróforo (el de las monstruosas revistas que llenan mi cuarto), es la de una batalla, una escaramuza no sé si patria, pero sí pródiga. En versos, poetas y revistas. Envío, entonces, por correo electrónico una esquela muy recortada y enigmática a Liróforo Selva:
“Selva: La viña ya daba y nosotros los errabundos sin advertir los perfiles, aunque te despierten los tableteos.
Abrazos de Norberto”
Sonrío. Sé que a la mente cursimente silvestre de Selva, gustará el gentilicio “errabundos” (más o menos en la tendencia tendenciosa de CMR), pero desesperará, en cambio, el horripilante sustantivo “tableteos”. Mi inspirada sonrisa dura unos momentos. Luego me seco otra vez. Repito algunas de mis incoherencias favoritas: los poetas de la carne, los antropológicos, los que miden la poesía con el anular, los espetados barítonos, los pulcros sepúlcros.
Duermo de madrugada. Sueño. En mi sueño estoy preparando la maleta. Van algunos pañuelos, ropa interior, unos libros que veo grises, con hojas de otoños húmedos entre páginas acuosas. Salgo. Voy por la calle siniestra en donde aguardan las reconocidas Erinnias: mi maestra de cuarto grado que se afeita una pierna; Fedora Santiesteban, la acusada guatemalteca, y, por supuesto, mi ex-mujer sobre la sábana. No pregunto qué sábana. Es la Sábana de Mallarmé. (Comprendo que tal aparición entusiamará al Liróforo Selva en su Prado Montuno y Verbal). Ahora cruzo las pistas en un bus que me contiene únicamente. Me digo: es el bus de la consabida cáscara de nuez. Con esta certeza me acomodo mejor en el vehículo antes de llegar al aeropuerto. Me siento quieto y relajado. Y duermo encima del sueño.
Otro día que repito la rutina. Veo el puente y te recuerdo. Puente de los suspiros. Afuera todo lo exterior, lo que caduca cada día. La gran trompeta, como de juicio final, del sol sobre las calles. Tus ojos húmedos en un junio que es mi otro yo; tiene mi perfil, mi estatura, mis propios hombros. Entro al bar. Esta vez más melancólico que nunca. No hay música viva el día de hoy. Así que se rematan algunos discos de George Benson. Discos ancilares, como quien dice, OVNIS del sonido. Pero aquí no hay balas y es lo que me salva. Hoy repito la heineken tres veces. Entra una liviana desconocida que me da charla por veinte minutos. No son demasiados, pero me moja más en añoranzas. Es la Mujer en su Enigma. Ya sé que no hay tal Enigma (mucho menos con mayúscula). Pero esta recortada Esfinge me recuerda lo mucho que vacilamos para salir de un mito y entrar en otro. Por esta fugaz muchacha he cambiado la cerveza por un ron blanco algo estúpido. Ella se ha marchado. George Benson machaca sus versiones de Abbey Road. Allá al fondo la bahía lunática se marcha también entre un pliego de colores cada vez más turbios. Entonces entran aquí, subrepticios y mancumunados, el rencor y el susurro. De todo eso, de esas horas blancas en que la bahía se llena de negro, y yo supuro frente al ron y el bar-tender, sólo queda lo siguiente, dulce Janny:
“cómo se depuró hasta desaparecer esa teoría de la luz/ que cabalgaba a la muerte junto a la horda de los que usaban todavía el cuero de la leona, y el enigma del colmillo roto/ del que entra ahora a la luz azul del bar (momento en que ya no hay bahía que valga)/ qué decís vos de fundar una revista/ una revista libérrima/ no roma, angosta, hablemos con Lacan del tema/ hablemos con Maurita, la secretaria del potro/ propongamos un Consejo Editorial, nos balanceamos a la izquierda, al centro/ invitamos a Sergio/ no, a la Gioconda no/ o tal vez sí, en Santa Mónica hay un boulevard verde/ a ver que nos dicen los poetas abogados/ y qué van a decir: que se han ahogado/ echar los pares en la panita sanguinolenta, eso es fundar una revista/ claudicar, eso es fundar una revista/ lamer vidrios, opacar el sol, vender una esmeralda sacada del ojo de Rubén/ el tuerto famoso, el chiclan roñoso/ vete, sombra de Satanás, hoja de tinta/ las chilcas de mi infancia son el fanal, y tus pestañas el momento más pop de mi vida/ cuando hice pop, y me fui a fundar revistas/ revistas fabulosas que combinaban la teoría evolucionista, el sincronismo menstrual, la viña opaca que cruza un patriarca orinado/ sabihondo y orinado/ y ahora la bahía se pone pulcra porque ha llegado el morado/ con sus patitas bien abiertas como la abeja que llega para reinar/ y el bar-tender rubio me amenaza con una cristalina botella que tiene los hombros delicados de Barbara Hershey”
Fue una borrachera poco frecuente. Pero tuve una goma atroz. (A propósito, no comprendo estos versos de Fito Paez:
“tener que vérmelas con la resaca
entonces navegar se hace preciso
en barcos que se hundan en la nada”)
Yo, no en barco, sino en cáscara de nuez, me hundía en el todo. En el todo siniestro de las revistas literarias. Los poetas habían vomitado su metralla sobre mi delicado estómago. Exploté lo que pude una taza llena (907 gramos) de yogurt. Para colmo el tiempo comenzó mal este día. Bellacas nubes grises que a mi ventana soberana daban aires fúnebres. El yogurt, adornado de trozos de melones frescos, me dio vómito, y las revistas me torturaban. Yo no osaba vomitar sobre de ellas, no era posible, sentía que eso era el Máximo Tabú. Así que corría en busca de la susodicha taza del inodoro. Los trozos de melón flotaban en una agua alaste que me atreveré a llamar vesicular. En aquel mar de vómito iba, zozobraba, pero no se hundía la cáscara de nuez, ya pidiéndome unas absurdas mayúsculas que yo rechazaba con cierto pánico.
Fue ahí en esa turbulencia que nació la idea. Ya de tarde, a las tres, yo flotaba paciente y casi aliviado sobre mi vieja silla de verano. Mi ser (no sé si enteramente heideggeriano) era acunado por la frescura de un helado de vainilla, que me servía de forma abundante (no había comido nada en todo el día). Pero ya balanceaba la idea. Le miraba aristas de gloria. Mi cabeza permanecía, por supuesto, mirando hacia el cielo raso, porque abajo había revistas. A las seis pude enviarle un segundo mensaje al poeta Selva:
“Selva-tico : Cáscara de Nuez. Ahí combatiremos la Infamia, atravesados por la Idea. (Armaremos un top-ten encabezado por el Mulo y seguido por el Caballísimo. ¿No te emociona? Y diremos verdades del Mono Melodramático). Tu Redactor en Jefe
Norberto”
¿Había yo salido de la goma cuando propuse tal texto? ¿No parecía que la borrachera me había guiado por alguna recurrencia enigmática, o eran espejos todos mis cielos rasos? Te lo pregunto no tan melodramáticamente, querida Janny. (Y, please, no te duermas sobre esta carta, que aunque no lo parezca, es la más romántica de todas las que mi pluma (bueno, mi oxidado PC) ha prodigado historicamente.) El hecho es que Selva comprendió que aquella segunda esquela lo ponía en ánimo de productor, e informaba casi inmediatamente (al siguiente día) que se metía de lleno (o de cabeza, no recuerdo que lugar común usó) en los bussines correspondientes. Para ese entonces yo ya había salido de goma y borrachera juntas. Y no quería estar bajo ninguna palestra latinoamericanista diciendo vivas a Lezama, acusando a Darío de oligarca vergonzante o argumentando contra las obscenas erotiqueces de Octavio Paz (aun cuando básicamente fueran erotiqueces). Aquel proyecto ya no era mío. Pero a las dos semanas mi vida sufrió otro vuelco. Por correo certificado Selva me hacía llegar varias plañideras, una plegaria y un soborno dodecafónico, obcecado y ciclópeo, todo bajo el enigmático título de Novedades de la Poesía Patria. Firmaban algún Pedrosa, creo que un Rodríguez y, por supuesto, varios Lacayo. Algunas dedicatorias eran rescatables por su ceñida factura: A Fulano. Era toda una conquista del esmero, desmentida enseguida por el arranque de la fusilería lírica. Alguno que otro relincho fálico (incluso perianal) databa el cuerpo de aquellos turbios textos: se trataba de los amenazantes poetas jóvenes, y todos estaban enamorados. La radicalidad los signaba, y no sólo la natural radicalidad del amor, también estremecían las ideas declarándose enigmáticamente acráticos, y colgaban en algunas paredes púberes aquella primaveral sonrisa de Mona Lisa.
Dirás que yo no tenía la obligación de leer tales textos. Tampoco podía ahorcar al poeta Selva por correo (sin medir las consecuencias del empobrecimiento de la literatura nacional que su muerte provocaría). Tampoco podía hacer otra cosa que diseminar en mi piso la colección de Nueva Poesía Patria. Urgía salir de este melancólico cuarto.
El puente estaba sereno y melancólico aquella tarde. Pensaba tristemente que nunca vería de nuevo las similitudes esporádicas y silenciosas de lo que llamamos patria (al menos no mientras el sordo clamor de la fusilería dominara). Pensaba que nunca más, al menos que tú vinieras hasta mí, te vería a tí con tu boina azul, tu aferrado clamor de justicia, tus brazos ordenando el espacio. El puente era alto. Abajo el tráfico no pensaba en el suicida eventual que saltara de ahí, abrumado por la naturaleza que copiaba tan bien el arte poético de nuestra patria. Si no lo respetaba, por qué esperar?, por qué no saltar ahora sobre los coches raudos y morir heroicamente en un país desconocido?
Entré al bar. Pedí mi heineken. Sabía que tres cervezas me anestesiarían lo suficiente para olvidarme de todo el asunto hediondo de la revista literaria. Hice mi recorrido nocturno. Te vi en aquella ruta triste, te repetí, te traje de la mano. Volví a mi cuarto. Miré más TV que nunca. Soñé con unos lobos lejanos, en una Transilvania vista desde lejos, leída con fruición cuando todos le creíamos a Bram Stocker. Susurré, como suelo, en el sueño; susurré estas palabras para ti: mi lejana física experiencia de completación. Desperté con ánimo de salir de todas mis desgracias estéticas y escribí un tercer, y último, mensaje para Selva:
“Tico Selva: Soy la rata mayor y me voy del barco. Me voy de asombro: cómo coleccionaste tanto lucero chapucero en el lodazal patrio. Nos vidrios, ojalá que no muy pronto.
Nor-nor”
Así pensé terminar con todo. Pero fue así como comenzó. Ahora recibo trimestralmente Cáscara de Nuez, Revista de Cultura, veo menos atardeceres, y ya me da igual si en el radio suena Chaka Kann o Diana Ross. Es más, ya no las distingo. Estoy algo enfermo. Bebo más. Tengo sudoraciones nocturnas. Y odio con fervor los metralletazos. Sólo tú, mi lucero, puedes alimentar mi cura. Te ruego que envíes copias de esta misiva a los siguientes grupos y autoridades:
1. Pen Club
2. Secretaría de Cultura
3. Ernesto Cardenal
4. Diarios del País
Ya te escucho decir que esta correspondencia privada no alcanzará la burocracia de los antes mencionados. Pero piensa: cómo te he amado que no temo confundir mi drama personal, mi escueta y directa turbulencia estética con mi no menos grande y simple amor. Casi te exijo esa valentía. Te lo exijo desde el bar que esta noche está quieto, y pondera a Sade Abu. Firmo mientras veo languidecer la bahía, que tiene todavía un punto liliáceo, que es menos él mismo que su mnemotecnia. Guardo en mi memoria estas cuartillas pensando en no regresar jamás a aquel cuarto atosigante que me espera con novedades. Sólo las tuyas no me lastiman ahora, dulce Janny, tal es mi estado y mi verdad. En esa creencia te saludo y beso desde este extraño y nublado aquí
Con amor de
Norberto.
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jueves, febrero 05, 2009
Samsung and Cía
Cachete
Carola
La Mosca
Helen
Cano
Samsung
Muerto
Porroncón
Matacaballo
(recolectado en el viaje Carazo-Managua, 3/2/08)
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martes, febrero 03, 2009
Lectores con un mercado al hombro
Todos somos lectores con un mercado al hombro.
Ya sé que De Certeau es útil para casos de dudas existenciales: ni el mercado más simétrico evitará nuestra sinuosidad. Sinuosidad al recorrer el mercado del libro.
Pero es ingenuo abrir un blog para hablar de "literatura" sin dar cuenta del mercado que llevás en el hombro.
Así descubro lo que este blog no es.
Ya sé que De Certeau es útil para casos de dudas existenciales: ni el mercado más simétrico evitará nuestra sinuosidad. Sinuosidad al recorrer el mercado del libro.
Pero es ingenuo abrir un blog para hablar de "literatura" sin dar cuenta del mercado que llevás en el hombro.
Así descubro lo que este blog no es.
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viernes, enero 30, 2009
Raymond Williams
Leyendo Marxism and literature para preparar la clase de cultura. Las clases comienzan el lunes. Estudia, trabaja y sé gente primero...
Ante el esteticismo de la provincia postestructural, el rigor conceptual de Williams y su capacidad de síntesis. Bastante útil para esquematizar clases introductorias.
Además, una incuestionable fidelidad al concepto materialista de cultura, y muy sintomatológico dentro de los debates de finales de los 70s.
La portada también me gusta mucho (conseguido quizá en Caliban, en algún momento de 2003...)
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Raymond Williams
miércoles, enero 28, 2009
Otra estación violenta
Tengo algunos amigos en el frío. Allá en el norte, incluso en las islas.
Por aquí los alisios soplan a 18 grados, quizá 16 en la madrugada. Vientos que traen polvo.
Amanece todavía un poco tarde, pero entraremos pronto a febrero, el mes que hará trizas al breve invierno, que nosotros llamamos verano, y seguiremos llamando verano por otros 3 meses más. Ese sol de las ocho habla de cómo se tostará todo entre marzo y abril. Y el viento, si uno lo nota con esmero, es cada día más seco, y acabará por desaparecer en la petrificación vegetal de abril.
En "Febrero en la Azucena" dice Coronel: "Los corteses están tupidos de flores amarillas y alzan sus copas en el sol haciendo alarde de su amarillo apasionado. Brillan, refulgen a lo lejos como las legendarias cúpulas de oro de las siete ciudades."
De febrero, además de los corteses, me gustan los atardecere oblicuos sobre las calles rectas de Jinotepe: largas sombras, calor y deseo de luna llena.
Pero como Alina Reyes estoy algo partido entre este destino de sol, y el frío del norte. Y leo ahora: "Llegó al puente y lo cruzó hasta el centro andando ahora con trabajo porque la nieve se oponía y del Danubio crece un viento de abajo, difícil, que engancha y hostiga..."
Por aquí los alisios soplan a 18 grados, quizá 16 en la madrugada. Vientos que traen polvo.
Amanece todavía un poco tarde, pero entraremos pronto a febrero, el mes que hará trizas al breve invierno, que nosotros llamamos verano, y seguiremos llamando verano por otros 3 meses más. Ese sol de las ocho habla de cómo se tostará todo entre marzo y abril. Y el viento, si uno lo nota con esmero, es cada día más seco, y acabará por desaparecer en la petrificación vegetal de abril.
En "Febrero en la Azucena" dice Coronel: "Los corteses están tupidos de flores amarillas y alzan sus copas en el sol haciendo alarde de su amarillo apasionado. Brillan, refulgen a lo lejos como las legendarias cúpulas de oro de las siete ciudades."
De febrero, además de los corteses, me gustan los atardecere oblicuos sobre las calles rectas de Jinotepe: largas sombras, calor y deseo de luna llena.
Pero como Alina Reyes estoy algo partido entre este destino de sol, y el frío del norte. Y leo ahora: "Llegó al puente y lo cruzó hasta el centro andando ahora con trabajo porque la nieve se oponía y del Danubio crece un viento de abajo, difícil, que engancha y hostiga..."
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lunes, enero 26, 2009
Repetición
En el pop no basta con la elocución, hay que ir a la repetición. Pongo aquí tres de mis favoritos ejemplos. Bowie desenmascarando al Major Tom. Lennon desenmascarando a la morsa. Lennox desenmascarando a los dulces sueños.
Por mi parte no puedo todavía escribir sobre aquel tipo que escribía un blog.
"Do you remember a guy that's been/
In such an early song"
I was the walrus but now I´m John
"Sweet dreams are made of anything/ That gets you in the sea"
17 again
Por mi parte no puedo todavía escribir sobre aquel tipo que escribía un blog.
"Do you remember a guy that's been/
In such an early song"
I was the walrus but now I´m John
"Sweet dreams are made of anything/ That gets you in the sea"
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lunes, enero 19, 2009
Las moscas
te considerarán cadáver siempre,.
a menos que les demuestres lo contrario
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viernes, enero 16, 2009
Los jacobinos llegan a Managua
Vía Artepolítica, encuentro esta falsa microhistoria acerca de la revolución sandinista:
Obvio que no se trata de una historia que busca la verosimilitud, sino de una parábola posmo: "los estudiantes, que se decían milicianos" y que disparan a la nada de la noche, acaban creyendo en su propio discurso revolucionario (esa molesta incrustación moderna), pero no saben (y el narrador sí) que detrás no hay nada sino sombras y el nihil espeso de la historia.
Muy bien como ficción, pobre como anécdota, pero interesante como posibilidad de interrogación: a las alturas del 17 de julio de 1979, cuando Somoza huye, quién toma Managua, el ejército sandinista, o el "pueblo"? En qué fecha "salieron de las facultades" los estudiantes milicianos? El propio 19 de julio, o décadas antes? Aparte de la GN que abandonó las armas (y debe entenderse que es la parte fundamental de los "sectores derechistas") qué hacía el resto de estos "sectores" entre el 17 y el 20 de julio? Se puede "disparar contra la nada" durante una insurrección popular? Qué tan jacobinos resultaron los estudiantes milicianos al fin de cuentas? Qué derecho hay para ser parabólico y borgesco y pragmático con sucesos históricos todavía muy vívidos y del que sobran sobrevivientes?
""¿Y qué piensa de los Kirchner?", le pregunté. El ex dirigente montonero se limpió la comisura de los labios y dijo, educadamente: "Durante la revolución sandinista, el pueblo tomó Managua y los sectores derechistas debieron abandonar en las calles el armamento que tenían y echar a correr. Cuando la batalla había terminado, los estudiantes, que se decían milicianos, salieron de sus casitas y de las facultades, tomaron posición en los nidos de los armamentos abandonados y estuvieron toda una noche disparando contra la oscuridad y contra la nada porque ya no había nadie. Después pidieron medallas. Eran jacobinos con los enemigos, y afirmaban que ellos eran los que habían hecho posible la revolución".
Lo miré a los ojos. El veterano montonero bebió un sorbo de malbec y me dijo: "Los kirchneristas son los milicianos de Managua". " (el link original)
Obvio que no se trata de una historia que busca la verosimilitud, sino de una parábola posmo: "los estudiantes, que se decían milicianos" y que disparan a la nada de la noche, acaban creyendo en su propio discurso revolucionario (esa molesta incrustación moderna), pero no saben (y el narrador sí) que detrás no hay nada sino sombras y el nihil espeso de la historia.
Muy bien como ficción, pobre como anécdota, pero interesante como posibilidad de interrogación: a las alturas del 17 de julio de 1979, cuando Somoza huye, quién toma Managua, el ejército sandinista, o el "pueblo"? En qué fecha "salieron de las facultades" los estudiantes milicianos? El propio 19 de julio, o décadas antes? Aparte de la GN que abandonó las armas (y debe entenderse que es la parte fundamental de los "sectores derechistas") qué hacía el resto de estos "sectores" entre el 17 y el 20 de julio? Se puede "disparar contra la nada" durante una insurrección popular? Qué tan jacobinos resultaron los estudiantes milicianos al fin de cuentas? Qué derecho hay para ser parabólico y borgesco y pragmático con sucesos históricos todavía muy vívidos y del que sobran sobrevivientes?
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jueves, enero 15, 2009
Ironías materiales
En el último número de Hipertexto, mi artículo "Ironías materiales: la cultura centroamericana a partir de las poéticas postvanguardistas de Paz, Coronel y Dalton".
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martes, enero 13, 2009
Feliz año
Tiempo de desarrollar nuevas habilidades. Por ejemplo, ver dos películas al mismo tiempo en diferente canal. Señala la muerte del zapping indiscriminado y da la clave para ver con ironía al costumbrismo gringo que es el plato fuerte (el plato débil) de ESTESA y monopolios parecidos. Jugadores impenitentes entrecruzados con raperos de Detroit, escritores que han olvidado la realidad entreadvertidos con asuntos de faldas y pantalones en una cadena de noticias.
(Pero lo más conmovedor ha sido esa despedida de la Sra. Kenton que nunca le dice a Mr. Stevens que lo ama, combinada con las gamberradas del ocaso de mtv.)
(Pero lo más conmovedor ha sido esa despedida de la Sra. Kenton que nunca le dice a Mr. Stevens que lo ama, combinada con las gamberradas del ocaso de mtv.)
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jueves, diciembre 18, 2008
Sobre el sueño de anoche que no podía narrar en La Sazón por razones de urbanidad
Estoy en una Leche Agria que tiene los muebles de madera.
Toco el cuerpo como Santo Tomás. En el sueño toco todo: carne, madera, música.
Nos sentamos concentrados en la madera. Por suerte no hay palabras. (Es decir, las hay: pero las he recortado con arte y firmeza.)
Nos alimentamos lentamente.
Mi sueño es una misa negra. Una misa secular.
El cuerpo que toco es el de mi padre.
Me alimento con el tacto.
Toco el cuerpo como Santo Tomás. En el sueño toco todo: carne, madera, música.
Nos sentamos concentrados en la madera. Por suerte no hay palabras. (Es decir, las hay: pero las he recortado con arte y firmeza.)
Nos alimentamos lentamente.
Mi sueño es una misa negra. Una misa secular.
El cuerpo que toco es el de mi padre.
Me alimento con el tacto.
lunes, diciembre 15, 2008
Isonauta
En el Canto VII, Huidobro menciona al Isonauta.
María del Carmen, deja luego la siguiente nota:
María del Carmen, deja luego la siguiente nota:
Carta descubierta por Valmont
«Isonauta:
Te ando en el paladar seco de mi boca
entre las costillas y el vientre
te cargo en mi corazón,
en silencio,
con miedo de tenerte,
Alfiler Punzante del Deseo.»
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martes, diciembre 09, 2008
Quién tiene (el) poder cultural en Nicaragua?
A partir del affaire Ramírez-Grupo Prisa-Gobierno de Nicaragua, cabe volver a preguntar por el poder cultural en Nicaragua.
En los 1990s todos leímos el libro de Klaas Wellinga Entre la poesía y la pared, un estupendo resumen, entre otras cosas, de los conflictos del poder cultural durante la revolución sandinista.
Wellinga destaca el carácter personal de los proyectos culturales de la revolución (pág. 83). Y los nombres no pueden causar sorpresa: Ernesto Cardenal, Sergio Ramírez, Rosario Murillo...
(Si Wellinga hubiera mencionado el poder cultural de la derecha, sin duda habría tenido que decir que también estaba basado en proyectos personales, y habría mencionado a Pablo Antonio Cuadra.)
Poco ha cambiado desde entonces, al menos en cuanto a los nombres prominentes del poder cultural.
Como ya he dicho otras veces, la revolución sandinista ha dejado una herencia crítica muy importante, la cual creo justo reivindicar. Y creo que desde esa herencia hay que hacer la crítica de esa estructura de poder cultural.
Y no se trata de quitar esos nombres para poner otros. Sino algo mucho más complejo: comprender de manera disciplinada los vínculos entre poder y cultura.
Creo que la Universidad y los intelectuales deberían emprender esa tarea. (Pero el momento no es el más adecuado: estamos muy obsesionados con la política como para poder pensar en la sociología de la cultura, y quizá mucho menos para pensar de verdad en literatura.)
Para mientras son evidentes los peligros:
1. Caer en el cinismo. Pensar que ya que todo se trata de quién tiene más poder, hay que ver el poder como un valor en sí mismo, anulando toda posibilidad de trascendencia. Es decir, anulando los niveles utópicos de la producción cultural. (Una de las razones por qué los cínicos se equivocan).
2. La toma de partido. Aunque estos pleitos son más viejos que la mayor parte de los poetas nicaragüenses, por la debilidad permanente de los ámbitos culturales del país, y por la pobreza de la mayor parte de los intelectuales, y por el entusiasmado partidarismo que nos mueve, es demasiado fácil tomar partido y dejarse arrastrar por los poderes personales que mueven la cultura.
Hace algunos meses me invitaron a un encuentro para discutir políticas culturales, y traté de enfocar estas temáticas de una manera más amplia, así que no estará de más recomendar esa intervención.
Para mientras la discusión todavía no es literaria o cultural, sino política, y personalista. Sin embargo, ya se ha abierto la discusión (también aquí) entre los poetas jóvenes, y se evidencia la ensalada de siglas en que vivimos (y al parecer por los siglos de los siglos).
En los 1990s todos leímos el libro de Klaas Wellinga Entre la poesía y la pared, un estupendo resumen, entre otras cosas, de los conflictos del poder cultural durante la revolución sandinista.
Wellinga destaca el carácter personal de los proyectos culturales de la revolución (pág. 83). Y los nombres no pueden causar sorpresa: Ernesto Cardenal, Sergio Ramírez, Rosario Murillo...
(Si Wellinga hubiera mencionado el poder cultural de la derecha, sin duda habría tenido que decir que también estaba basado en proyectos personales, y habría mencionado a Pablo Antonio Cuadra.)
Poco ha cambiado desde entonces, al menos en cuanto a los nombres prominentes del poder cultural.
Como ya he dicho otras veces, la revolución sandinista ha dejado una herencia crítica muy importante, la cual creo justo reivindicar. Y creo que desde esa herencia hay que hacer la crítica de esa estructura de poder cultural.
Y no se trata de quitar esos nombres para poner otros. Sino algo mucho más complejo: comprender de manera disciplinada los vínculos entre poder y cultura.
Creo que la Universidad y los intelectuales deberían emprender esa tarea. (Pero el momento no es el más adecuado: estamos muy obsesionados con la política como para poder pensar en la sociología de la cultura, y quizá mucho menos para pensar de verdad en literatura.)
Para mientras son evidentes los peligros:
1. Caer en el cinismo. Pensar que ya que todo se trata de quién tiene más poder, hay que ver el poder como un valor en sí mismo, anulando toda posibilidad de trascendencia. Es decir, anulando los niveles utópicos de la producción cultural. (Una de las razones por qué los cínicos se equivocan).
2. La toma de partido. Aunque estos pleitos son más viejos que la mayor parte de los poetas nicaragüenses, por la debilidad permanente de los ámbitos culturales del país, y por la pobreza de la mayor parte de los intelectuales, y por el entusiasmado partidarismo que nos mueve, es demasiado fácil tomar partido y dejarse arrastrar por los poderes personales que mueven la cultura.
Hace algunos meses me invitaron a un encuentro para discutir políticas culturales, y traté de enfocar estas temáticas de una manera más amplia, así que no estará de más recomendar esa intervención.
Para mientras la discusión todavía no es literaria o cultural, sino política, y personalista. Sin embargo, ya se ha abierto la discusión (también aquí) entre los poetas jóvenes, y se evidencia la ensalada de siglas en que vivimos (y al parecer por los siglos de los siglos).
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martes, diciembre 02, 2008
Indecencias de primavera
Antes cuando entraba diciembre me encontraba leyendo versiones de Don Juan, colección algo promiscua de Tirso, Moliere, Pushkin, Mozart. O La Odisea siempre con una convidado de piedra a quien darle la mano, o una infinita Retirada de los diez mil.
Pero para somatizar esa biblioteca, antes había que haber asistido a la llegada de noviembre. Las expectativas de las primaveras en Pensilvania, por otra parte, han sido frustrantes: los árboles se han conformado con soltar un tufo a orín de gato, para dar paso a unas tormentas algo tórridas. Para saber de la primavera hay que haber visto noviembre en Mesoamérica. Enumerar la luz y contar las sombras.
Este noviembre, sin embargo, estuvo bastante perdido. La luz estuvo, la sombra se escondió, pero la crisis política se tomó todo el espacio.
He comenzado a somatizar, pues, el silencio. Revisando mi onerosa colección de revistas, recuerdo aquel apotegma freudiano: lo que produce neurosis no es lo que se hace sino lo que deseándose no se hace.
En el bus, hoy lleno de niños, me repito la variación del apotegma: lo que produce neurosis no es lo que se dice sino lo que deseándose no se dice. Entonces somatizo. María me indica: qué bus tan lleno de niños, cuento seis, uno enfermo. Y vamos en el sol, añado yo.
Más tarde, otro día, recibo la llamada del Académico del Norte preocupado por la situación de Nicaragua. Le preocupa sobre todo lo que dicen "Sergio, la Gioconda y Ernesto". Pero los menciona con el tono en que un beato mencionaría a las Tres Divinas Personas.
Tengo que respirar estratégicamente. Lo que produce la neurosis.... Qué bus tan lleno de niños...
"Esta es una lucha entre la decencia y la indecencia..." está diciendo el Académico.
Tengo que decir dos o tres cosas protocolarias (no, they are not!). Quiero quedarme en el lugar resplandeciente y pendejo de la decencia (we´re living in a secular time!). Las Tres Gracias esperan la primavera en algún lugar de Nicaragua y hay que dejar que florezca clandestinamente mientras resolvemos la cuestión política.
Me prometo a mí mismo que aclararé mis dudas, frente a las Tres Divinas Personas o ante quien sea. Nerviosamente leo la entrada de Tropic of cancer. El tiempo/el clima está malo...Estamos piojosos... Hay un río.... Hay mucho Withman around...
Pero esas eran mis lecturas de enero en San Tranquilino. Y no puedo saltearme la primavera de manera tan flagrante.
Así ha entrado diciembre. En mi libreta apunto:
Pero para somatizar esa biblioteca, antes había que haber asistido a la llegada de noviembre. Las expectativas de las primaveras en Pensilvania, por otra parte, han sido frustrantes: los árboles se han conformado con soltar un tufo a orín de gato, para dar paso a unas tormentas algo tórridas. Para saber de la primavera hay que haber visto noviembre en Mesoamérica. Enumerar la luz y contar las sombras.
Este noviembre, sin embargo, estuvo bastante perdido. La luz estuvo, la sombra se escondió, pero la crisis política se tomó todo el espacio.
He comenzado a somatizar, pues, el silencio. Revisando mi onerosa colección de revistas, recuerdo aquel apotegma freudiano: lo que produce neurosis no es lo que se hace sino lo que deseándose no se hace.
En el bus, hoy lleno de niños, me repito la variación del apotegma: lo que produce neurosis no es lo que se dice sino lo que deseándose no se dice. Entonces somatizo. María me indica: qué bus tan lleno de niños, cuento seis, uno enfermo. Y vamos en el sol, añado yo.
Más tarde, otro día, recibo la llamada del Académico del Norte preocupado por la situación de Nicaragua. Le preocupa sobre todo lo que dicen "Sergio, la Gioconda y Ernesto". Pero los menciona con el tono en que un beato mencionaría a las Tres Divinas Personas.
Tengo que respirar estratégicamente. Lo que produce la neurosis.... Qué bus tan lleno de niños...
"Esta es una lucha entre la decencia y la indecencia..." está diciendo el Académico.
Tengo que decir dos o tres cosas protocolarias (no, they are not!). Quiero quedarme en el lugar resplandeciente y pendejo de la decencia (we´re living in a secular time!). Las Tres Gracias esperan la primavera en algún lugar de Nicaragua y hay que dejar que florezca clandestinamente mientras resolvemos la cuestión política.
Me prometo a mí mismo que aclararé mis dudas, frente a las Tres Divinas Personas o ante quien sea. Nerviosamente leo la entrada de Tropic of cancer. El tiempo/el clima está malo...Estamos piojosos... Hay un río.... Hay mucho Withman around...
Pero esas eran mis lecturas de enero en San Tranquilino. Y no puedo saltearme la primavera de manera tan flagrante.
Así ha entrado diciembre. En mi libreta apunto:
Hay luna (no hay). Hay paisaje. Estoy dispuesto a hablar con el fantasma. Tomo el vino del convidado de piedra.
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martes, noviembre 25, 2008
Vivan en el disenso y sean felices
No diré una noticia caliente si digo que Nicaragua está políticamente polarizada.
"Es que a estas alturas--podría decir alguien de fuera--no se han acostumbrado?
Vivan en el disenso y sean felices".
Bueno, trataremos.
Pero también dejaremos sentir la sintomatología.
Cada respiración, cada hoja de árbol (esta que siento y veo) puede estar en el lado contrario al tuyo, en el lado malo (ese que en la gramática cinematográfica se llamaba el salto de eje: y vos no podés estar saltando el eje constantemente).
La libertad de información se ha emputecido (perdón por la palabra).
Hay que enterrar la independencia informativa: medios más partidarios que los partidos, decretan, concretan, definen, editorializan en los titulares. Son pequeños larousses de la guayola.
Y así yacemos en el disenso bajo la iniciativa de la clase política (no muy confiable), los diarios (las decepciones) y los obispos (las comparsas).
"Es que a estas alturas--podría decir alguien de fuera--no se han acostumbrado?
Vivan en el disenso y sean felices".
Bueno, trataremos.
Pero también dejaremos sentir la sintomatología.
Cada respiración, cada hoja de árbol (esta que siento y veo) puede estar en el lado contrario al tuyo, en el lado malo (ese que en la gramática cinematográfica se llamaba el salto de eje: y vos no podés estar saltando el eje constantemente).
La libertad de información se ha emputecido (perdón por la palabra).
Hay que enterrar la independencia informativa: medios más partidarios que los partidos, decretan, concretan, definen, editorializan en los titulares. Son pequeños larousses de la guayola.
Y así yacemos en el disenso bajo la iniciativa de la clase política (no muy confiable), los diarios (las decepciones) y los obispos (las comparsas).
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jueves, noviembre 13, 2008
Intersecciones y transgresiones
Comentario leído en la presentación del primer tomo de la serie Hacia una historia de las literaturas centroamericanas, Universidad Centroamericana, 4 de noviembre de 2008.
Este comentario al libro: Mackenback, Werner (ed.). Intersecciones y transgresiones: propuestas para una historiografía literaria en Centroamérica. Guatemala: F&G editores, 2008, tratará de abarcar tres aspectos: el del contexto, el de la metodología y el de los temas del libro propiamente.
El contexto
Quisiera recordar que el proyecto “Hacia una historia de las literaturas centroamericanas” tuvo su inicio aquí en esta Universidad (la UCA), en lo que se podría llamar los márgenes del departamento de Arte y Letras, y con una posterior relación mucho más fructífera, y todavía viva, con el Instituto de Historia de Nicaragua y Centroamérica.
En el departamento de Arte y Letras este proyecto fue apoyado con mucho entusiasmo por el profesor Franz Galich, y por Barbara Dröscher, para luego ser continuado por Werner Mackenback, quien lo ha guiado, junto a otros compañeros e instituciones, a resultados cada vez más interesantes y fructíferos.
El programa de estudio de la carrera de Arte y Letras, lamentablemente desaparecida, estaba organizado según lo que se puede llamar una narrativa occidentalista del arte y la literatura. Estudiábamos primero los clásicos (griegos y europeos) y luego la literatura moderna europea, para llegar a la literatura moderna latinoamericana, en especial, el llamado boom, y culminar con los capítulos de casa: Darío y la literatura nicaragüense.
En los años en que estaba todavía activo este plan de estudio, en el mundo los programas de humanidades estaban dando un vuelco. Se pasó al estudio mucho más localizado o regionalizado de las culturas, y a la elaboración de una crítica radical del eurocentrismo en movimientos que se han llamado de diversa manera: postmodernismo, postcolonialismo, subalternismo.
Por supuesto, los programas occidentalistas (el que usábamos en la UCA, por ejemplo) no anulan la lectura de la cultura propia ni de la sujeción y la subalternidad. Pero esta lectura se tenía que hacer en el margen de las representaciones, y con una idea humanista de la cultura (la creencia básica, idealista u utópica de igualdad “de todos los hombres”). En un programa de estudio descentrado, se leería, además de textos no canónicos (por ejemplo, testimonios), los textos canónicos de una manera novedosa, anti-humanista porque implicaría una crítica explícita del hombre imperialista que ha sido en la modernidad el sujeto de la historia.
No sabemos cómo sería ese tipo de programa de estudio en una universidad como esta, porque no tenemos ahora ni siquiera el primer modelo de programa (el occidentalista) para estudiar arte y literatura. Quedamos sin la Beatriz del modelo occidentalista y sin el retrato alternativo postcolonial. Las causas son abundantes, pero se podría señalar algo que Franz Galich dijo en un artículo del 24 de enero de 2004:
Como se ha podido notar, en el programa occidentalista se llegaba a la nación (Nicaragua) luego de un periplo en que la cultura viajaba desde oriente. El punto de llegada no era Centroamérica, y no había una conciencia de la posibilidad de que existiera una materia de estudio que se pudiera llamar “literatura centroamericana” o, en plural, “literaturas centroamericanas”. Esta ha sido la principal conquista epistemológica del grupo de estudiosos reunidos en torno al proyecto “Hacia una historia de las literaturas centroamericanas”. Ahora es posible concebir este nuevo campo dentro de los estudios latinoamericanos, así como poner en entredicho la coherencia de los discursos culturales nacionales. Se da, pues, un doble movimiento de posicionamiento académico y cultural: la revelación de Centroamérica dentro de los discursos latinoamericanistas (que, por supuesto, ha tenido algunos precursores), y el cuestionamiento de la centralidad del sujeto nacional mestizo que ha dominado la historia moderna de cada uno de los países centroamericanos.
La metodología
Por la ya mencionada crisis de interés en las humanidades que sufren las universidades en Centroamérica, el trabajo del proyecto integra el trabajo de lo que podría llamarse la diáspora académica centroamericana y centroamericanista, y el trabajo de redes. Dispersos en diversas universidades están la mayor parte de participantes del proyecto, algunos realizan y culminan estudios en Universidades de fuera de la región centroamericana, y, por supuesto, los desarrollos teóricos y epistemológicos han ido pasando a programas de estudio.
El proyecto posee, pues, además del índice especulativo, una influencia en la enseñanza (en las universidades en que esto es posible) la que probablemente se profundizará con el tiempo. Hay que mencionar, además, la organización periódica de los Congresos Centroamericanos de Estudios Culturales, que comenzó en San Salvador en octubre de 2007 (en la UCA de San Salvador, y la UES), y continuará en Tegucigalpa el próximo año en la Universidad Nacional Autónoma de Honduras.
Diáspora y redes responden al contexto de globalización. Por una parte porque lo centroamericano es también algo diseminado por el mundo; por otra parte porque la velocidad del conocimiento requiere del trabajo colaborativo. Probablemente, el sujeto mestizo tuvo su expresión intelectual más alta en el erudito de lo nacional, cuya biblioteca respetaba fielmente los linderos epistemológicos de la literatura y la homogeneidad mestiza, pero esa figuración tiende a decaer.
Así tampoco resulta productiva la imagen de un “ciudadano del mundo” circulando hipnóticamente por la globalización sin detenerse a cuestionar la identidad propia. Todo lo contrario, el grupo “Hacia una historia de las literaturas centroamericanas” parece proponer la producción de un conocimiento localizado, informado por redes de trabajo, en cierto sentido diaspórico, pero arraigado a las problemáticas de la(s) identidad(es).
Los temas del libro
Con esto paso brevemente al libro. Intersecciones y transgresiones es el primer volumen de una serie de tomos que recorren la historia literaria centroamericana. El libro muestra, pues, los cambios de que he venido hablando: la fundamentación de un área de estudio y su diseminación estratégica como saber universitario y académico; el descentramiento de lo occidental y un nuevo estilo de trabajo colaborativo; nuevos actores culturales y nuevos aportes al debate. No se puede incurrir en la historia literaria sin hacerlo a la vez en sus íntimas compañeras: la teoría literaria y la crítica.
El aporte es, pues, complejo y ambicioso, hay que historizar inauguralmente, a la par que teorizar asuntos como qué es lo centroamericano, qué periodizaciones nos competen, cuál es el lugar de los géneros, y, en fin, qué es la literatura desde este contexto. Por supuesto, hay que definir por vez primera o redefinir el canon centroamericano, mientras se deja penetrar de manera crítica las abundantes textualidades que no han sido consideradas hasta ahora literatura. Todos estos tópicos aparecen en este primer tomo, ofreciendo un texto de indudable valor para los estudios humanísticos centroamericanos del presente y su redefinición.
El tema fundamental del libro es, pues, el de las identidades dentro de la problemática de rompimiento con la narrativa occidentalista desde la localidad centroamericana. Este tomo apuesta menos al asentamiento dogmático de unas definiciones teóricas con respecto a la historia literaria que a la apertura del debate. A pesar de las vicisitudes de las humanidades en Centroamérica, este libro muestra el gran momento creativo que atraviesan en su actual posición dispersa y divergente. Esperamos y confiamos en que la influencia de este debate y estos posicionamientos lleguen con fuerza a los ambientes académicos nacionales y centroamericanos.
Este comentario al libro: Mackenback, Werner (ed.). Intersecciones y transgresiones: propuestas para una historiografía literaria en Centroamérica. Guatemala: F&G editores, 2008, tratará de abarcar tres aspectos: el del contexto, el de la metodología y el de los temas del libro propiamente.
El contexto
Quisiera recordar que el proyecto “Hacia una historia de las literaturas centroamericanas” tuvo su inicio aquí en esta Universidad (la UCA), en lo que se podría llamar los márgenes del departamento de Arte y Letras, y con una posterior relación mucho más fructífera, y todavía viva, con el Instituto de Historia de Nicaragua y Centroamérica.
En el departamento de Arte y Letras este proyecto fue apoyado con mucho entusiasmo por el profesor Franz Galich, y por Barbara Dröscher, para luego ser continuado por Werner Mackenback, quien lo ha guiado, junto a otros compañeros e instituciones, a resultados cada vez más interesantes y fructíferos.
El programa de estudio de la carrera de Arte y Letras, lamentablemente desaparecida, estaba organizado según lo que se puede llamar una narrativa occidentalista del arte y la literatura. Estudiábamos primero los clásicos (griegos y europeos) y luego la literatura moderna europea, para llegar a la literatura moderna latinoamericana, en especial, el llamado boom, y culminar con los capítulos de casa: Darío y la literatura nicaragüense.
En los años en que estaba todavía activo este plan de estudio, en el mundo los programas de humanidades estaban dando un vuelco. Se pasó al estudio mucho más localizado o regionalizado de las culturas, y a la elaboración de una crítica radical del eurocentrismo en movimientos que se han llamado de diversa manera: postmodernismo, postcolonialismo, subalternismo.
Por supuesto, los programas occidentalistas (el que usábamos en la UCA, por ejemplo) no anulan la lectura de la cultura propia ni de la sujeción y la subalternidad. Pero esta lectura se tenía que hacer en el margen de las representaciones, y con una idea humanista de la cultura (la creencia básica, idealista u utópica de igualdad “de todos los hombres”). En un programa de estudio descentrado, se leería, además de textos no canónicos (por ejemplo, testimonios), los textos canónicos de una manera novedosa, anti-humanista porque implicaría una crítica explícita del hombre imperialista que ha sido en la modernidad el sujeto de la historia.
No sabemos cómo sería ese tipo de programa de estudio en una universidad como esta, porque no tenemos ahora ni siquiera el primer modelo de programa (el occidentalista) para estudiar arte y literatura. Quedamos sin la Beatriz del modelo occidentalista y sin el retrato alternativo postcolonial. Las causas son abundantes, pero se podría señalar algo que Franz Galich dijo en un artículo del 24 de enero de 2004:
el país que llevó la peor parte del vendaval neoliberal, fue Nicaragua. Una de las áreas más afectadas por la tormenta fondomonetarista ha sido la educación (la universitaria en particular) y de ésta, las Humanidades. Se han desplazado de los pensums de estudios superiores casi todas las materias humanísticas, con excepción de contadas instituciones. Pero de todas ellas, la que ha sacado la peor parte ha sido la literatura.
Actualmente, de las 43 universidades y centros de estudios superiores ¡sólo una posee estudios de literatura! ¡En la tierra del jefe máximo del modernismo! Las políticas neoliberales hicieron que en poco menos de cinco años se desmontaran todas las estructuras de los estudios humanistas en general y de los literarios en particular (“Desde el centro de la Periferia de la Periferia”, El Nuevo Diario).
Como se ha podido notar, en el programa occidentalista se llegaba a la nación (Nicaragua) luego de un periplo en que la cultura viajaba desde oriente. El punto de llegada no era Centroamérica, y no había una conciencia de la posibilidad de que existiera una materia de estudio que se pudiera llamar “literatura centroamericana” o, en plural, “literaturas centroamericanas”. Esta ha sido la principal conquista epistemológica del grupo de estudiosos reunidos en torno al proyecto “Hacia una historia de las literaturas centroamericanas”. Ahora es posible concebir este nuevo campo dentro de los estudios latinoamericanos, así como poner en entredicho la coherencia de los discursos culturales nacionales. Se da, pues, un doble movimiento de posicionamiento académico y cultural: la revelación de Centroamérica dentro de los discursos latinoamericanistas (que, por supuesto, ha tenido algunos precursores), y el cuestionamiento de la centralidad del sujeto nacional mestizo que ha dominado la historia moderna de cada uno de los países centroamericanos.
La metodología
Por la ya mencionada crisis de interés en las humanidades que sufren las universidades en Centroamérica, el trabajo del proyecto integra el trabajo de lo que podría llamarse la diáspora académica centroamericana y centroamericanista, y el trabajo de redes. Dispersos en diversas universidades están la mayor parte de participantes del proyecto, algunos realizan y culminan estudios en Universidades de fuera de la región centroamericana, y, por supuesto, los desarrollos teóricos y epistemológicos han ido pasando a programas de estudio.
El proyecto posee, pues, además del índice especulativo, una influencia en la enseñanza (en las universidades en que esto es posible) la que probablemente se profundizará con el tiempo. Hay que mencionar, además, la organización periódica de los Congresos Centroamericanos de Estudios Culturales, que comenzó en San Salvador en octubre de 2007 (en la UCA de San Salvador, y la UES), y continuará en Tegucigalpa el próximo año en la Universidad Nacional Autónoma de Honduras.
Diáspora y redes responden al contexto de globalización. Por una parte porque lo centroamericano es también algo diseminado por el mundo; por otra parte porque la velocidad del conocimiento requiere del trabajo colaborativo. Probablemente, el sujeto mestizo tuvo su expresión intelectual más alta en el erudito de lo nacional, cuya biblioteca respetaba fielmente los linderos epistemológicos de la literatura y la homogeneidad mestiza, pero esa figuración tiende a decaer.
Así tampoco resulta productiva la imagen de un “ciudadano del mundo” circulando hipnóticamente por la globalización sin detenerse a cuestionar la identidad propia. Todo lo contrario, el grupo “Hacia una historia de las literaturas centroamericanas” parece proponer la producción de un conocimiento localizado, informado por redes de trabajo, en cierto sentido diaspórico, pero arraigado a las problemáticas de la(s) identidad(es).
Los temas del libro
Con esto paso brevemente al libro. Intersecciones y transgresiones es el primer volumen de una serie de tomos que recorren la historia literaria centroamericana. El libro muestra, pues, los cambios de que he venido hablando: la fundamentación de un área de estudio y su diseminación estratégica como saber universitario y académico; el descentramiento de lo occidental y un nuevo estilo de trabajo colaborativo; nuevos actores culturales y nuevos aportes al debate. No se puede incurrir en la historia literaria sin hacerlo a la vez en sus íntimas compañeras: la teoría literaria y la crítica.
El aporte es, pues, complejo y ambicioso, hay que historizar inauguralmente, a la par que teorizar asuntos como qué es lo centroamericano, qué periodizaciones nos competen, cuál es el lugar de los géneros, y, en fin, qué es la literatura desde este contexto. Por supuesto, hay que definir por vez primera o redefinir el canon centroamericano, mientras se deja penetrar de manera crítica las abundantes textualidades que no han sido consideradas hasta ahora literatura. Todos estos tópicos aparecen en este primer tomo, ofreciendo un texto de indudable valor para los estudios humanísticos centroamericanos del presente y su redefinición.
El tema fundamental del libro es, pues, el de las identidades dentro de la problemática de rompimiento con la narrativa occidentalista desde la localidad centroamericana. Este tomo apuesta menos al asentamiento dogmático de unas definiciones teóricas con respecto a la historia literaria que a la apertura del debate. A pesar de las vicisitudes de las humanidades en Centroamérica, este libro muestra el gran momento creativo que atraviesan en su actual posición dispersa y divergente. Esperamos y confiamos en que la influencia de este debate y estos posicionamientos lleguen con fuerza a los ambientes académicos nacionales y centroamericanos.
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martes, noviembre 11, 2008
Elecciones municipales en Nicaragua
Managua se traga toda la atención, los medios hablan de y desde Managua. Managua bendice o maldice y así fabrica verdades.
A la mitad de la población del país, más o menos, no le interesan las elecciones municipales, la otra mitad tiende a estar polarizada entre sandinistas y liberales.
Grupos duros dentro de esos polos tienden al rencor muy cultivado y selectivo. Algunos de ellos están en el ejecutivo, otros lideran la oposición. Pero, peor todavía, algunos controlan medios de comunicación importantes
No entiendo, por ejemplo, cómo un editorial de la VOA--del gobierno de Bush que acaba de ser apaleado en las elecciones de USA--pueda ser un gran titular de un medio escrito nacional: un triunfo inesperado de los lame ducks.
Vivimos en narrativas y velocidades diferentes.
El fin de semana largo de las votaciones se vuelve monótono porque las elecciones--las de Managua sobre todo--ocupan todos los espacios. Así que volver al trabajo es, en cierto sentido, una bendición.
Estoy seguro que el cincuenta por ciento que no vota, no es porque se va de vacaciones en los fines de semana largos de las votaciones. La crisis económica y los oficios de sobrevivencia pesan mucho, a veces demasiado. La política no resuelve la lucha cotidiana.
En Jinotepe, donde voté, todo estuvo, por suerte, muy tranquilo. Unos resultados muy ajustados, pero, al parecer sin impugnaciones.
Managua es otra cosa. Es quien dice la verdad.
A la mitad de la población del país, más o menos, no le interesan las elecciones municipales, la otra mitad tiende a estar polarizada entre sandinistas y liberales.
Grupos duros dentro de esos polos tienden al rencor muy cultivado y selectivo. Algunos de ellos están en el ejecutivo, otros lideran la oposición. Pero, peor todavía, algunos controlan medios de comunicación importantes
No entiendo, por ejemplo, cómo un editorial de la VOA--del gobierno de Bush que acaba de ser apaleado en las elecciones de USA--pueda ser un gran titular de un medio escrito nacional: un triunfo inesperado de los lame ducks.
Vivimos en narrativas y velocidades diferentes.
El fin de semana largo de las votaciones se vuelve monótono porque las elecciones--las de Managua sobre todo--ocupan todos los espacios. Así que volver al trabajo es, en cierto sentido, una bendición.
Estoy seguro que el cincuenta por ciento que no vota, no es porque se va de vacaciones en los fines de semana largos de las votaciones. La crisis económica y los oficios de sobrevivencia pesan mucho, a veces demasiado. La política no resuelve la lucha cotidiana.
En Jinotepe, donde voté, todo estuvo, por suerte, muy tranquilo. Unos resultados muy ajustados, pero, al parecer sin impugnaciones.
Managua es otra cosa. Es quien dice la verdad.
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jueves, noviembre 06, 2008
Road movie
Se puede ver entero el road movie como pdf.
Cuentos, o más bien textos, de 1991-1994, con el cuerpo metido todavía en San Tranquilino, con el cielo raso de INCINE lleno de ratones que comían teléfonos (y esto no es una metáfora).
Los cuentos fueron acogidos con entusiasmo por Franz Galich quien los editó en lo que iba a ser (nunca lo fue realmente) la Editorial Zorrillo.
Cuentos, o más bien textos, de 1991-1994, con el cuerpo metido todavía en San Tranquilino, con el cielo raso de INCINE lleno de ratones que comían teléfonos (y esto no es una metáfora).
Los cuentos fueron acogidos con entusiasmo por Franz Galich quien los editó en lo que iba a ser (nunca lo fue realmente) la Editorial Zorrillo.
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