viernes, enero 30, 2009
Raymond Williams
Leyendo Marxism and literature para preparar la clase de cultura. Las clases comienzan el lunes. Estudia, trabaja y sé gente primero...
Ante el esteticismo de la provincia postestructural, el rigor conceptual de Williams y su capacidad de síntesis. Bastante útil para esquematizar clases introductorias.
Además, una incuestionable fidelidad al concepto materialista de cultura, y muy sintomatológico dentro de los debates de finales de los 70s.
La portada también me gusta mucho (conseguido quizá en Caliban, en algún momento de 2003...)
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miércoles, enero 28, 2009
Otra estación violenta
Tengo algunos amigos en el frío. Allá en el norte, incluso en las islas.
Por aquí los alisios soplan a 18 grados, quizá 16 en la madrugada. Vientos que traen polvo.
Amanece todavía un poco tarde, pero entraremos pronto a febrero, el mes que hará trizas al breve invierno, que nosotros llamamos verano, y seguiremos llamando verano por otros 3 meses más. Ese sol de las ocho habla de cómo se tostará todo entre marzo y abril. Y el viento, si uno lo nota con esmero, es cada día más seco, y acabará por desaparecer en la petrificación vegetal de abril.
En "Febrero en la Azucena" dice Coronel: "Los corteses están tupidos de flores amarillas y alzan sus copas en el sol haciendo alarde de su amarillo apasionado. Brillan, refulgen a lo lejos como las legendarias cúpulas de oro de las siete ciudades."
De febrero, además de los corteses, me gustan los atardecere oblicuos sobre las calles rectas de Jinotepe: largas sombras, calor y deseo de luna llena.
Pero como Alina Reyes estoy algo partido entre este destino de sol, y el frío del norte. Y leo ahora: "Llegó al puente y lo cruzó hasta el centro andando ahora con trabajo porque la nieve se oponía y del Danubio crece un viento de abajo, difícil, que engancha y hostiga..."
Por aquí los alisios soplan a 18 grados, quizá 16 en la madrugada. Vientos que traen polvo.
Amanece todavía un poco tarde, pero entraremos pronto a febrero, el mes que hará trizas al breve invierno, que nosotros llamamos verano, y seguiremos llamando verano por otros 3 meses más. Ese sol de las ocho habla de cómo se tostará todo entre marzo y abril. Y el viento, si uno lo nota con esmero, es cada día más seco, y acabará por desaparecer en la petrificación vegetal de abril.
En "Febrero en la Azucena" dice Coronel: "Los corteses están tupidos de flores amarillas y alzan sus copas en el sol haciendo alarde de su amarillo apasionado. Brillan, refulgen a lo lejos como las legendarias cúpulas de oro de las siete ciudades."
De febrero, además de los corteses, me gustan los atardecere oblicuos sobre las calles rectas de Jinotepe: largas sombras, calor y deseo de luna llena.
Pero como Alina Reyes estoy algo partido entre este destino de sol, y el frío del norte. Y leo ahora: "Llegó al puente y lo cruzó hasta el centro andando ahora con trabajo porque la nieve se oponía y del Danubio crece un viento de abajo, difícil, que engancha y hostiga..."
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lunes, enero 26, 2009
Repetición
En el pop no basta con la elocución, hay que ir a la repetición. Pongo aquí tres de mis favoritos ejemplos. Bowie desenmascarando al Major Tom. Lennon desenmascarando a la morsa. Lennox desenmascarando a los dulces sueños.
Por mi parte no puedo todavía escribir sobre aquel tipo que escribía un blog.
"Do you remember a guy that's been/
In such an early song"
I was the walrus but now I´m John
"Sweet dreams are made of anything/ That gets you in the sea"
17 again
Por mi parte no puedo todavía escribir sobre aquel tipo que escribía un blog.
"Do you remember a guy that's been/
In such an early song"
I was the walrus but now I´m John
"Sweet dreams are made of anything/ That gets you in the sea"
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lunes, enero 19, 2009
Las moscas
te considerarán cadáver siempre,.
a menos que les demuestres lo contrario
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viernes, enero 16, 2009
Los jacobinos llegan a Managua
Vía Artepolítica, encuentro esta falsa microhistoria acerca de la revolución sandinista:
Obvio que no se trata de una historia que busca la verosimilitud, sino de una parábola posmo: "los estudiantes, que se decían milicianos" y que disparan a la nada de la noche, acaban creyendo en su propio discurso revolucionario (esa molesta incrustación moderna), pero no saben (y el narrador sí) que detrás no hay nada sino sombras y el nihil espeso de la historia.
Muy bien como ficción, pobre como anécdota, pero interesante como posibilidad de interrogación: a las alturas del 17 de julio de 1979, cuando Somoza huye, quién toma Managua, el ejército sandinista, o el "pueblo"? En qué fecha "salieron de las facultades" los estudiantes milicianos? El propio 19 de julio, o décadas antes? Aparte de la GN que abandonó las armas (y debe entenderse que es la parte fundamental de los "sectores derechistas") qué hacía el resto de estos "sectores" entre el 17 y el 20 de julio? Se puede "disparar contra la nada" durante una insurrección popular? Qué tan jacobinos resultaron los estudiantes milicianos al fin de cuentas? Qué derecho hay para ser parabólico y borgesco y pragmático con sucesos históricos todavía muy vívidos y del que sobran sobrevivientes?
""¿Y qué piensa de los Kirchner?", le pregunté. El ex dirigente montonero se limpió la comisura de los labios y dijo, educadamente: "Durante la revolución sandinista, el pueblo tomó Managua y los sectores derechistas debieron abandonar en las calles el armamento que tenían y echar a correr. Cuando la batalla había terminado, los estudiantes, que se decían milicianos, salieron de sus casitas y de las facultades, tomaron posición en los nidos de los armamentos abandonados y estuvieron toda una noche disparando contra la oscuridad y contra la nada porque ya no había nadie. Después pidieron medallas. Eran jacobinos con los enemigos, y afirmaban que ellos eran los que habían hecho posible la revolución".
Lo miré a los ojos. El veterano montonero bebió un sorbo de malbec y me dijo: "Los kirchneristas son los milicianos de Managua". " (el link original)
Obvio que no se trata de una historia que busca la verosimilitud, sino de una parábola posmo: "los estudiantes, que se decían milicianos" y que disparan a la nada de la noche, acaban creyendo en su propio discurso revolucionario (esa molesta incrustación moderna), pero no saben (y el narrador sí) que detrás no hay nada sino sombras y el nihil espeso de la historia.
Muy bien como ficción, pobre como anécdota, pero interesante como posibilidad de interrogación: a las alturas del 17 de julio de 1979, cuando Somoza huye, quién toma Managua, el ejército sandinista, o el "pueblo"? En qué fecha "salieron de las facultades" los estudiantes milicianos? El propio 19 de julio, o décadas antes? Aparte de la GN que abandonó las armas (y debe entenderse que es la parte fundamental de los "sectores derechistas") qué hacía el resto de estos "sectores" entre el 17 y el 20 de julio? Se puede "disparar contra la nada" durante una insurrección popular? Qué tan jacobinos resultaron los estudiantes milicianos al fin de cuentas? Qué derecho hay para ser parabólico y borgesco y pragmático con sucesos históricos todavía muy vívidos y del que sobran sobrevivientes?
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jueves, enero 15, 2009
Ironías materiales
En el último número de Hipertexto, mi artículo "Ironías materiales: la cultura centroamericana a partir de las poéticas postvanguardistas de Paz, Coronel y Dalton".
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martes, enero 13, 2009
Feliz año
Tiempo de desarrollar nuevas habilidades. Por ejemplo, ver dos películas al mismo tiempo en diferente canal. Señala la muerte del zapping indiscriminado y da la clave para ver con ironía al costumbrismo gringo que es el plato fuerte (el plato débil) de ESTESA y monopolios parecidos. Jugadores impenitentes entrecruzados con raperos de Detroit, escritores que han olvidado la realidad entreadvertidos con asuntos de faldas y pantalones en una cadena de noticias.
(Pero lo más conmovedor ha sido esa despedida de la Sra. Kenton que nunca le dice a Mr. Stevens que lo ama, combinada con las gamberradas del ocaso de mtv.)
(Pero lo más conmovedor ha sido esa despedida de la Sra. Kenton que nunca le dice a Mr. Stevens que lo ama, combinada con las gamberradas del ocaso de mtv.)
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jueves, diciembre 18, 2008
Sobre el sueño de anoche que no podía narrar en La Sazón por razones de urbanidad
Estoy en una Leche Agria que tiene los muebles de madera.
Toco el cuerpo como Santo Tomás. En el sueño toco todo: carne, madera, música.
Nos sentamos concentrados en la madera. Por suerte no hay palabras. (Es decir, las hay: pero las he recortado con arte y firmeza.)
Nos alimentamos lentamente.
Mi sueño es una misa negra. Una misa secular.
El cuerpo que toco es el de mi padre.
Me alimento con el tacto.
Toco el cuerpo como Santo Tomás. En el sueño toco todo: carne, madera, música.
Nos sentamos concentrados en la madera. Por suerte no hay palabras. (Es decir, las hay: pero las he recortado con arte y firmeza.)
Nos alimentamos lentamente.
Mi sueño es una misa negra. Una misa secular.
El cuerpo que toco es el de mi padre.
Me alimento con el tacto.
lunes, diciembre 15, 2008
Isonauta
En el Canto VII, Huidobro menciona al Isonauta.
María del Carmen, deja luego la siguiente nota:
María del Carmen, deja luego la siguiente nota:
Carta descubierta por Valmont
«Isonauta:
Te ando en el paladar seco de mi boca
entre las costillas y el vientre
te cargo en mi corazón,
en silencio,
con miedo de tenerte,
Alfiler Punzante del Deseo.»
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martes, diciembre 09, 2008
Quién tiene (el) poder cultural en Nicaragua?
A partir del affaire Ramírez-Grupo Prisa-Gobierno de Nicaragua, cabe volver a preguntar por el poder cultural en Nicaragua.
En los 1990s todos leímos el libro de Klaas Wellinga Entre la poesía y la pared, un estupendo resumen, entre otras cosas, de los conflictos del poder cultural durante la revolución sandinista.
Wellinga destaca el carácter personal de los proyectos culturales de la revolución (pág. 83). Y los nombres no pueden causar sorpresa: Ernesto Cardenal, Sergio Ramírez, Rosario Murillo...
(Si Wellinga hubiera mencionado el poder cultural de la derecha, sin duda habría tenido que decir que también estaba basado en proyectos personales, y habría mencionado a Pablo Antonio Cuadra.)
Poco ha cambiado desde entonces, al menos en cuanto a los nombres prominentes del poder cultural.
Como ya he dicho otras veces, la revolución sandinista ha dejado una herencia crítica muy importante, la cual creo justo reivindicar. Y creo que desde esa herencia hay que hacer la crítica de esa estructura de poder cultural.
Y no se trata de quitar esos nombres para poner otros. Sino algo mucho más complejo: comprender de manera disciplinada los vínculos entre poder y cultura.
Creo que la Universidad y los intelectuales deberían emprender esa tarea. (Pero el momento no es el más adecuado: estamos muy obsesionados con la política como para poder pensar en la sociología de la cultura, y quizá mucho menos para pensar de verdad en literatura.)
Para mientras son evidentes los peligros:
1. Caer en el cinismo. Pensar que ya que todo se trata de quién tiene más poder, hay que ver el poder como un valor en sí mismo, anulando toda posibilidad de trascendencia. Es decir, anulando los niveles utópicos de la producción cultural. (Una de las razones por qué los cínicos se equivocan).
2. La toma de partido. Aunque estos pleitos son más viejos que la mayor parte de los poetas nicaragüenses, por la debilidad permanente de los ámbitos culturales del país, y por la pobreza de la mayor parte de los intelectuales, y por el entusiasmado partidarismo que nos mueve, es demasiado fácil tomar partido y dejarse arrastrar por los poderes personales que mueven la cultura.
Hace algunos meses me invitaron a un encuentro para discutir políticas culturales, y traté de enfocar estas temáticas de una manera más amplia, así que no estará de más recomendar esa intervención.
Para mientras la discusión todavía no es literaria o cultural, sino política, y personalista. Sin embargo, ya se ha abierto la discusión (también aquí) entre los poetas jóvenes, y se evidencia la ensalada de siglas en que vivimos (y al parecer por los siglos de los siglos).
En los 1990s todos leímos el libro de Klaas Wellinga Entre la poesía y la pared, un estupendo resumen, entre otras cosas, de los conflictos del poder cultural durante la revolución sandinista.
Wellinga destaca el carácter personal de los proyectos culturales de la revolución (pág. 83). Y los nombres no pueden causar sorpresa: Ernesto Cardenal, Sergio Ramírez, Rosario Murillo...
(Si Wellinga hubiera mencionado el poder cultural de la derecha, sin duda habría tenido que decir que también estaba basado en proyectos personales, y habría mencionado a Pablo Antonio Cuadra.)
Poco ha cambiado desde entonces, al menos en cuanto a los nombres prominentes del poder cultural.
Como ya he dicho otras veces, la revolución sandinista ha dejado una herencia crítica muy importante, la cual creo justo reivindicar. Y creo que desde esa herencia hay que hacer la crítica de esa estructura de poder cultural.
Y no se trata de quitar esos nombres para poner otros. Sino algo mucho más complejo: comprender de manera disciplinada los vínculos entre poder y cultura.
Creo que la Universidad y los intelectuales deberían emprender esa tarea. (Pero el momento no es el más adecuado: estamos muy obsesionados con la política como para poder pensar en la sociología de la cultura, y quizá mucho menos para pensar de verdad en literatura.)
Para mientras son evidentes los peligros:
1. Caer en el cinismo. Pensar que ya que todo se trata de quién tiene más poder, hay que ver el poder como un valor en sí mismo, anulando toda posibilidad de trascendencia. Es decir, anulando los niveles utópicos de la producción cultural. (Una de las razones por qué los cínicos se equivocan).
2. La toma de partido. Aunque estos pleitos son más viejos que la mayor parte de los poetas nicaragüenses, por la debilidad permanente de los ámbitos culturales del país, y por la pobreza de la mayor parte de los intelectuales, y por el entusiasmado partidarismo que nos mueve, es demasiado fácil tomar partido y dejarse arrastrar por los poderes personales que mueven la cultura.
Hace algunos meses me invitaron a un encuentro para discutir políticas culturales, y traté de enfocar estas temáticas de una manera más amplia, así que no estará de más recomendar esa intervención.
Para mientras la discusión todavía no es literaria o cultural, sino política, y personalista. Sin embargo, ya se ha abierto la discusión (también aquí) entre los poetas jóvenes, y se evidencia la ensalada de siglas en que vivimos (y al parecer por los siglos de los siglos).
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martes, diciembre 02, 2008
Indecencias de primavera
Antes cuando entraba diciembre me encontraba leyendo versiones de Don Juan, colección algo promiscua de Tirso, Moliere, Pushkin, Mozart. O La Odisea siempre con una convidado de piedra a quien darle la mano, o una infinita Retirada de los diez mil.
Pero para somatizar esa biblioteca, antes había que haber asistido a la llegada de noviembre. Las expectativas de las primaveras en Pensilvania, por otra parte, han sido frustrantes: los árboles se han conformado con soltar un tufo a orín de gato, para dar paso a unas tormentas algo tórridas. Para saber de la primavera hay que haber visto noviembre en Mesoamérica. Enumerar la luz y contar las sombras.
Este noviembre, sin embargo, estuvo bastante perdido. La luz estuvo, la sombra se escondió, pero la crisis política se tomó todo el espacio.
He comenzado a somatizar, pues, el silencio. Revisando mi onerosa colección de revistas, recuerdo aquel apotegma freudiano: lo que produce neurosis no es lo que se hace sino lo que deseándose no se hace.
En el bus, hoy lleno de niños, me repito la variación del apotegma: lo que produce neurosis no es lo que se dice sino lo que deseándose no se dice. Entonces somatizo. María me indica: qué bus tan lleno de niños, cuento seis, uno enfermo. Y vamos en el sol, añado yo.
Más tarde, otro día, recibo la llamada del Académico del Norte preocupado por la situación de Nicaragua. Le preocupa sobre todo lo que dicen "Sergio, la Gioconda y Ernesto". Pero los menciona con el tono en que un beato mencionaría a las Tres Divinas Personas.
Tengo que respirar estratégicamente. Lo que produce la neurosis.... Qué bus tan lleno de niños...
"Esta es una lucha entre la decencia y la indecencia..." está diciendo el Académico.
Tengo que decir dos o tres cosas protocolarias (no, they are not!). Quiero quedarme en el lugar resplandeciente y pendejo de la decencia (we´re living in a secular time!). Las Tres Gracias esperan la primavera en algún lugar de Nicaragua y hay que dejar que florezca clandestinamente mientras resolvemos la cuestión política.
Me prometo a mí mismo que aclararé mis dudas, frente a las Tres Divinas Personas o ante quien sea. Nerviosamente leo la entrada de Tropic of cancer. El tiempo/el clima está malo...Estamos piojosos... Hay un río.... Hay mucho Withman around...
Pero esas eran mis lecturas de enero en San Tranquilino. Y no puedo saltearme la primavera de manera tan flagrante.
Así ha entrado diciembre. En mi libreta apunto:
Pero para somatizar esa biblioteca, antes había que haber asistido a la llegada de noviembre. Las expectativas de las primaveras en Pensilvania, por otra parte, han sido frustrantes: los árboles se han conformado con soltar un tufo a orín de gato, para dar paso a unas tormentas algo tórridas. Para saber de la primavera hay que haber visto noviembre en Mesoamérica. Enumerar la luz y contar las sombras.
Este noviembre, sin embargo, estuvo bastante perdido. La luz estuvo, la sombra se escondió, pero la crisis política se tomó todo el espacio.
He comenzado a somatizar, pues, el silencio. Revisando mi onerosa colección de revistas, recuerdo aquel apotegma freudiano: lo que produce neurosis no es lo que se hace sino lo que deseándose no se hace.
En el bus, hoy lleno de niños, me repito la variación del apotegma: lo que produce neurosis no es lo que se dice sino lo que deseándose no se dice. Entonces somatizo. María me indica: qué bus tan lleno de niños, cuento seis, uno enfermo. Y vamos en el sol, añado yo.
Más tarde, otro día, recibo la llamada del Académico del Norte preocupado por la situación de Nicaragua. Le preocupa sobre todo lo que dicen "Sergio, la Gioconda y Ernesto". Pero los menciona con el tono en que un beato mencionaría a las Tres Divinas Personas.
Tengo que respirar estratégicamente. Lo que produce la neurosis.... Qué bus tan lleno de niños...
"Esta es una lucha entre la decencia y la indecencia..." está diciendo el Académico.
Tengo que decir dos o tres cosas protocolarias (no, they are not!). Quiero quedarme en el lugar resplandeciente y pendejo de la decencia (we´re living in a secular time!). Las Tres Gracias esperan la primavera en algún lugar de Nicaragua y hay que dejar que florezca clandestinamente mientras resolvemos la cuestión política.
Me prometo a mí mismo que aclararé mis dudas, frente a las Tres Divinas Personas o ante quien sea. Nerviosamente leo la entrada de Tropic of cancer. El tiempo/el clima está malo...Estamos piojosos... Hay un río.... Hay mucho Withman around...
Pero esas eran mis lecturas de enero en San Tranquilino. Y no puedo saltearme la primavera de manera tan flagrante.
Así ha entrado diciembre. En mi libreta apunto:
Hay luna (no hay). Hay paisaje. Estoy dispuesto a hablar con el fantasma. Tomo el vino del convidado de piedra.
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martes, noviembre 25, 2008
Vivan en el disenso y sean felices
No diré una noticia caliente si digo que Nicaragua está políticamente polarizada.
"Es que a estas alturas--podría decir alguien de fuera--no se han acostumbrado?
Vivan en el disenso y sean felices".
Bueno, trataremos.
Pero también dejaremos sentir la sintomatología.
Cada respiración, cada hoja de árbol (esta que siento y veo) puede estar en el lado contrario al tuyo, en el lado malo (ese que en la gramática cinematográfica se llamaba el salto de eje: y vos no podés estar saltando el eje constantemente).
La libertad de información se ha emputecido (perdón por la palabra).
Hay que enterrar la independencia informativa: medios más partidarios que los partidos, decretan, concretan, definen, editorializan en los titulares. Son pequeños larousses de la guayola.
Y así yacemos en el disenso bajo la iniciativa de la clase política (no muy confiable), los diarios (las decepciones) y los obispos (las comparsas).
"Es que a estas alturas--podría decir alguien de fuera--no se han acostumbrado?
Vivan en el disenso y sean felices".
Bueno, trataremos.
Pero también dejaremos sentir la sintomatología.
Cada respiración, cada hoja de árbol (esta que siento y veo) puede estar en el lado contrario al tuyo, en el lado malo (ese que en la gramática cinematográfica se llamaba el salto de eje: y vos no podés estar saltando el eje constantemente).
La libertad de información se ha emputecido (perdón por la palabra).
Hay que enterrar la independencia informativa: medios más partidarios que los partidos, decretan, concretan, definen, editorializan en los titulares. Son pequeños larousses de la guayola.
Y así yacemos en el disenso bajo la iniciativa de la clase política (no muy confiable), los diarios (las decepciones) y los obispos (las comparsas).
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jueves, noviembre 13, 2008
Intersecciones y transgresiones
Comentario leído en la presentación del primer tomo de la serie Hacia una historia de las literaturas centroamericanas, Universidad Centroamericana, 4 de noviembre de 2008.
Este comentario al libro: Mackenback, Werner (ed.). Intersecciones y transgresiones: propuestas para una historiografía literaria en Centroamérica. Guatemala: F&G editores, 2008, tratará de abarcar tres aspectos: el del contexto, el de la metodología y el de los temas del libro propiamente.
El contexto
Quisiera recordar que el proyecto “Hacia una historia de las literaturas centroamericanas” tuvo su inicio aquí en esta Universidad (la UCA), en lo que se podría llamar los márgenes del departamento de Arte y Letras, y con una posterior relación mucho más fructífera, y todavía viva, con el Instituto de Historia de Nicaragua y Centroamérica.
En el departamento de Arte y Letras este proyecto fue apoyado con mucho entusiasmo por el profesor Franz Galich, y por Barbara Dröscher, para luego ser continuado por Werner Mackenback, quien lo ha guiado, junto a otros compañeros e instituciones, a resultados cada vez más interesantes y fructíferos.
El programa de estudio de la carrera de Arte y Letras, lamentablemente desaparecida, estaba organizado según lo que se puede llamar una narrativa occidentalista del arte y la literatura. Estudiábamos primero los clásicos (griegos y europeos) y luego la literatura moderna europea, para llegar a la literatura moderna latinoamericana, en especial, el llamado boom, y culminar con los capítulos de casa: Darío y la literatura nicaragüense.
En los años en que estaba todavía activo este plan de estudio, en el mundo los programas de humanidades estaban dando un vuelco. Se pasó al estudio mucho más localizado o regionalizado de las culturas, y a la elaboración de una crítica radical del eurocentrismo en movimientos que se han llamado de diversa manera: postmodernismo, postcolonialismo, subalternismo.
Por supuesto, los programas occidentalistas (el que usábamos en la UCA, por ejemplo) no anulan la lectura de la cultura propia ni de la sujeción y la subalternidad. Pero esta lectura se tenía que hacer en el margen de las representaciones, y con una idea humanista de la cultura (la creencia básica, idealista u utópica de igualdad “de todos los hombres”). En un programa de estudio descentrado, se leería, además de textos no canónicos (por ejemplo, testimonios), los textos canónicos de una manera novedosa, anti-humanista porque implicaría una crítica explícita del hombre imperialista que ha sido en la modernidad el sujeto de la historia.
No sabemos cómo sería ese tipo de programa de estudio en una universidad como esta, porque no tenemos ahora ni siquiera el primer modelo de programa (el occidentalista) para estudiar arte y literatura. Quedamos sin la Beatriz del modelo occidentalista y sin el retrato alternativo postcolonial. Las causas son abundantes, pero se podría señalar algo que Franz Galich dijo en un artículo del 24 de enero de 2004:
Como se ha podido notar, en el programa occidentalista se llegaba a la nación (Nicaragua) luego de un periplo en que la cultura viajaba desde oriente. El punto de llegada no era Centroamérica, y no había una conciencia de la posibilidad de que existiera una materia de estudio que se pudiera llamar “literatura centroamericana” o, en plural, “literaturas centroamericanas”. Esta ha sido la principal conquista epistemológica del grupo de estudiosos reunidos en torno al proyecto “Hacia una historia de las literaturas centroamericanas”. Ahora es posible concebir este nuevo campo dentro de los estudios latinoamericanos, así como poner en entredicho la coherencia de los discursos culturales nacionales. Se da, pues, un doble movimiento de posicionamiento académico y cultural: la revelación de Centroamérica dentro de los discursos latinoamericanistas (que, por supuesto, ha tenido algunos precursores), y el cuestionamiento de la centralidad del sujeto nacional mestizo que ha dominado la historia moderna de cada uno de los países centroamericanos.
La metodología
Por la ya mencionada crisis de interés en las humanidades que sufren las universidades en Centroamérica, el trabajo del proyecto integra el trabajo de lo que podría llamarse la diáspora académica centroamericana y centroamericanista, y el trabajo de redes. Dispersos en diversas universidades están la mayor parte de participantes del proyecto, algunos realizan y culminan estudios en Universidades de fuera de la región centroamericana, y, por supuesto, los desarrollos teóricos y epistemológicos han ido pasando a programas de estudio.
El proyecto posee, pues, además del índice especulativo, una influencia en la enseñanza (en las universidades en que esto es posible) la que probablemente se profundizará con el tiempo. Hay que mencionar, además, la organización periódica de los Congresos Centroamericanos de Estudios Culturales, que comenzó en San Salvador en octubre de 2007 (en la UCA de San Salvador, y la UES), y continuará en Tegucigalpa el próximo año en la Universidad Nacional Autónoma de Honduras.
Diáspora y redes responden al contexto de globalización. Por una parte porque lo centroamericano es también algo diseminado por el mundo; por otra parte porque la velocidad del conocimiento requiere del trabajo colaborativo. Probablemente, el sujeto mestizo tuvo su expresión intelectual más alta en el erudito de lo nacional, cuya biblioteca respetaba fielmente los linderos epistemológicos de la literatura y la homogeneidad mestiza, pero esa figuración tiende a decaer.
Así tampoco resulta productiva la imagen de un “ciudadano del mundo” circulando hipnóticamente por la globalización sin detenerse a cuestionar la identidad propia. Todo lo contrario, el grupo “Hacia una historia de las literaturas centroamericanas” parece proponer la producción de un conocimiento localizado, informado por redes de trabajo, en cierto sentido diaspórico, pero arraigado a las problemáticas de la(s) identidad(es).
Los temas del libro
Con esto paso brevemente al libro. Intersecciones y transgresiones es el primer volumen de una serie de tomos que recorren la historia literaria centroamericana. El libro muestra, pues, los cambios de que he venido hablando: la fundamentación de un área de estudio y su diseminación estratégica como saber universitario y académico; el descentramiento de lo occidental y un nuevo estilo de trabajo colaborativo; nuevos actores culturales y nuevos aportes al debate. No se puede incurrir en la historia literaria sin hacerlo a la vez en sus íntimas compañeras: la teoría literaria y la crítica.
El aporte es, pues, complejo y ambicioso, hay que historizar inauguralmente, a la par que teorizar asuntos como qué es lo centroamericano, qué periodizaciones nos competen, cuál es el lugar de los géneros, y, en fin, qué es la literatura desde este contexto. Por supuesto, hay que definir por vez primera o redefinir el canon centroamericano, mientras se deja penetrar de manera crítica las abundantes textualidades que no han sido consideradas hasta ahora literatura. Todos estos tópicos aparecen en este primer tomo, ofreciendo un texto de indudable valor para los estudios humanísticos centroamericanos del presente y su redefinición.
El tema fundamental del libro es, pues, el de las identidades dentro de la problemática de rompimiento con la narrativa occidentalista desde la localidad centroamericana. Este tomo apuesta menos al asentamiento dogmático de unas definiciones teóricas con respecto a la historia literaria que a la apertura del debate. A pesar de las vicisitudes de las humanidades en Centroamérica, este libro muestra el gran momento creativo que atraviesan en su actual posición dispersa y divergente. Esperamos y confiamos en que la influencia de este debate y estos posicionamientos lleguen con fuerza a los ambientes académicos nacionales y centroamericanos.
Este comentario al libro: Mackenback, Werner (ed.). Intersecciones y transgresiones: propuestas para una historiografía literaria en Centroamérica. Guatemala: F&G editores, 2008, tratará de abarcar tres aspectos: el del contexto, el de la metodología y el de los temas del libro propiamente.
El contexto
Quisiera recordar que el proyecto “Hacia una historia de las literaturas centroamericanas” tuvo su inicio aquí en esta Universidad (la UCA), en lo que se podría llamar los márgenes del departamento de Arte y Letras, y con una posterior relación mucho más fructífera, y todavía viva, con el Instituto de Historia de Nicaragua y Centroamérica.
En el departamento de Arte y Letras este proyecto fue apoyado con mucho entusiasmo por el profesor Franz Galich, y por Barbara Dröscher, para luego ser continuado por Werner Mackenback, quien lo ha guiado, junto a otros compañeros e instituciones, a resultados cada vez más interesantes y fructíferos.
El programa de estudio de la carrera de Arte y Letras, lamentablemente desaparecida, estaba organizado según lo que se puede llamar una narrativa occidentalista del arte y la literatura. Estudiábamos primero los clásicos (griegos y europeos) y luego la literatura moderna europea, para llegar a la literatura moderna latinoamericana, en especial, el llamado boom, y culminar con los capítulos de casa: Darío y la literatura nicaragüense.
En los años en que estaba todavía activo este plan de estudio, en el mundo los programas de humanidades estaban dando un vuelco. Se pasó al estudio mucho más localizado o regionalizado de las culturas, y a la elaboración de una crítica radical del eurocentrismo en movimientos que se han llamado de diversa manera: postmodernismo, postcolonialismo, subalternismo.
Por supuesto, los programas occidentalistas (el que usábamos en la UCA, por ejemplo) no anulan la lectura de la cultura propia ni de la sujeción y la subalternidad. Pero esta lectura se tenía que hacer en el margen de las representaciones, y con una idea humanista de la cultura (la creencia básica, idealista u utópica de igualdad “de todos los hombres”). En un programa de estudio descentrado, se leería, además de textos no canónicos (por ejemplo, testimonios), los textos canónicos de una manera novedosa, anti-humanista porque implicaría una crítica explícita del hombre imperialista que ha sido en la modernidad el sujeto de la historia.
No sabemos cómo sería ese tipo de programa de estudio en una universidad como esta, porque no tenemos ahora ni siquiera el primer modelo de programa (el occidentalista) para estudiar arte y literatura. Quedamos sin la Beatriz del modelo occidentalista y sin el retrato alternativo postcolonial. Las causas son abundantes, pero se podría señalar algo que Franz Galich dijo en un artículo del 24 de enero de 2004:
el país que llevó la peor parte del vendaval neoliberal, fue Nicaragua. Una de las áreas más afectadas por la tormenta fondomonetarista ha sido la educación (la universitaria en particular) y de ésta, las Humanidades. Se han desplazado de los pensums de estudios superiores casi todas las materias humanísticas, con excepción de contadas instituciones. Pero de todas ellas, la que ha sacado la peor parte ha sido la literatura.
Actualmente, de las 43 universidades y centros de estudios superiores ¡sólo una posee estudios de literatura! ¡En la tierra del jefe máximo del modernismo! Las políticas neoliberales hicieron que en poco menos de cinco años se desmontaran todas las estructuras de los estudios humanistas en general y de los literarios en particular (“Desde el centro de la Periferia de la Periferia”, El Nuevo Diario).
Como se ha podido notar, en el programa occidentalista se llegaba a la nación (Nicaragua) luego de un periplo en que la cultura viajaba desde oriente. El punto de llegada no era Centroamérica, y no había una conciencia de la posibilidad de que existiera una materia de estudio que se pudiera llamar “literatura centroamericana” o, en plural, “literaturas centroamericanas”. Esta ha sido la principal conquista epistemológica del grupo de estudiosos reunidos en torno al proyecto “Hacia una historia de las literaturas centroamericanas”. Ahora es posible concebir este nuevo campo dentro de los estudios latinoamericanos, así como poner en entredicho la coherencia de los discursos culturales nacionales. Se da, pues, un doble movimiento de posicionamiento académico y cultural: la revelación de Centroamérica dentro de los discursos latinoamericanistas (que, por supuesto, ha tenido algunos precursores), y el cuestionamiento de la centralidad del sujeto nacional mestizo que ha dominado la historia moderna de cada uno de los países centroamericanos.
La metodología
Por la ya mencionada crisis de interés en las humanidades que sufren las universidades en Centroamérica, el trabajo del proyecto integra el trabajo de lo que podría llamarse la diáspora académica centroamericana y centroamericanista, y el trabajo de redes. Dispersos en diversas universidades están la mayor parte de participantes del proyecto, algunos realizan y culminan estudios en Universidades de fuera de la región centroamericana, y, por supuesto, los desarrollos teóricos y epistemológicos han ido pasando a programas de estudio.
El proyecto posee, pues, además del índice especulativo, una influencia en la enseñanza (en las universidades en que esto es posible) la que probablemente se profundizará con el tiempo. Hay que mencionar, además, la organización periódica de los Congresos Centroamericanos de Estudios Culturales, que comenzó en San Salvador en octubre de 2007 (en la UCA de San Salvador, y la UES), y continuará en Tegucigalpa el próximo año en la Universidad Nacional Autónoma de Honduras.
Diáspora y redes responden al contexto de globalización. Por una parte porque lo centroamericano es también algo diseminado por el mundo; por otra parte porque la velocidad del conocimiento requiere del trabajo colaborativo. Probablemente, el sujeto mestizo tuvo su expresión intelectual más alta en el erudito de lo nacional, cuya biblioteca respetaba fielmente los linderos epistemológicos de la literatura y la homogeneidad mestiza, pero esa figuración tiende a decaer.
Así tampoco resulta productiva la imagen de un “ciudadano del mundo” circulando hipnóticamente por la globalización sin detenerse a cuestionar la identidad propia. Todo lo contrario, el grupo “Hacia una historia de las literaturas centroamericanas” parece proponer la producción de un conocimiento localizado, informado por redes de trabajo, en cierto sentido diaspórico, pero arraigado a las problemáticas de la(s) identidad(es).
Los temas del libro
Con esto paso brevemente al libro. Intersecciones y transgresiones es el primer volumen de una serie de tomos que recorren la historia literaria centroamericana. El libro muestra, pues, los cambios de que he venido hablando: la fundamentación de un área de estudio y su diseminación estratégica como saber universitario y académico; el descentramiento de lo occidental y un nuevo estilo de trabajo colaborativo; nuevos actores culturales y nuevos aportes al debate. No se puede incurrir en la historia literaria sin hacerlo a la vez en sus íntimas compañeras: la teoría literaria y la crítica.
El aporte es, pues, complejo y ambicioso, hay que historizar inauguralmente, a la par que teorizar asuntos como qué es lo centroamericano, qué periodizaciones nos competen, cuál es el lugar de los géneros, y, en fin, qué es la literatura desde este contexto. Por supuesto, hay que definir por vez primera o redefinir el canon centroamericano, mientras se deja penetrar de manera crítica las abundantes textualidades que no han sido consideradas hasta ahora literatura. Todos estos tópicos aparecen en este primer tomo, ofreciendo un texto de indudable valor para los estudios humanísticos centroamericanos del presente y su redefinición.
El tema fundamental del libro es, pues, el de las identidades dentro de la problemática de rompimiento con la narrativa occidentalista desde la localidad centroamericana. Este tomo apuesta menos al asentamiento dogmático de unas definiciones teóricas con respecto a la historia literaria que a la apertura del debate. A pesar de las vicisitudes de las humanidades en Centroamérica, este libro muestra el gran momento creativo que atraviesan en su actual posición dispersa y divergente. Esperamos y confiamos en que la influencia de este debate y estos posicionamientos lleguen con fuerza a los ambientes académicos nacionales y centroamericanos.
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martes, noviembre 11, 2008
Elecciones municipales en Nicaragua
Managua se traga toda la atención, los medios hablan de y desde Managua. Managua bendice o maldice y así fabrica verdades.
A la mitad de la población del país, más o menos, no le interesan las elecciones municipales, la otra mitad tiende a estar polarizada entre sandinistas y liberales.
Grupos duros dentro de esos polos tienden al rencor muy cultivado y selectivo. Algunos de ellos están en el ejecutivo, otros lideran la oposición. Pero, peor todavía, algunos controlan medios de comunicación importantes
No entiendo, por ejemplo, cómo un editorial de la VOA--del gobierno de Bush que acaba de ser apaleado en las elecciones de USA--pueda ser un gran titular de un medio escrito nacional: un triunfo inesperado de los lame ducks.
Vivimos en narrativas y velocidades diferentes.
El fin de semana largo de las votaciones se vuelve monótono porque las elecciones--las de Managua sobre todo--ocupan todos los espacios. Así que volver al trabajo es, en cierto sentido, una bendición.
Estoy seguro que el cincuenta por ciento que no vota, no es porque se va de vacaciones en los fines de semana largos de las votaciones. La crisis económica y los oficios de sobrevivencia pesan mucho, a veces demasiado. La política no resuelve la lucha cotidiana.
En Jinotepe, donde voté, todo estuvo, por suerte, muy tranquilo. Unos resultados muy ajustados, pero, al parecer sin impugnaciones.
Managua es otra cosa. Es quien dice la verdad.
A la mitad de la población del país, más o menos, no le interesan las elecciones municipales, la otra mitad tiende a estar polarizada entre sandinistas y liberales.
Grupos duros dentro de esos polos tienden al rencor muy cultivado y selectivo. Algunos de ellos están en el ejecutivo, otros lideran la oposición. Pero, peor todavía, algunos controlan medios de comunicación importantes
No entiendo, por ejemplo, cómo un editorial de la VOA--del gobierno de Bush que acaba de ser apaleado en las elecciones de USA--pueda ser un gran titular de un medio escrito nacional: un triunfo inesperado de los lame ducks.
Vivimos en narrativas y velocidades diferentes.
El fin de semana largo de las votaciones se vuelve monótono porque las elecciones--las de Managua sobre todo--ocupan todos los espacios. Así que volver al trabajo es, en cierto sentido, una bendición.
Estoy seguro que el cincuenta por ciento que no vota, no es porque se va de vacaciones en los fines de semana largos de las votaciones. La crisis económica y los oficios de sobrevivencia pesan mucho, a veces demasiado. La política no resuelve la lucha cotidiana.
En Jinotepe, donde voté, todo estuvo, por suerte, muy tranquilo. Unos resultados muy ajustados, pero, al parecer sin impugnaciones.
Managua es otra cosa. Es quien dice la verdad.
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jueves, noviembre 06, 2008
Road movie
Se puede ver entero el road movie como pdf.
Cuentos, o más bien textos, de 1991-1994, con el cuerpo metido todavía en San Tranquilino, con el cielo raso de INCINE lleno de ratones que comían teléfonos (y esto no es una metáfora).
Los cuentos fueron acogidos con entusiasmo por Franz Galich quien los editó en lo que iba a ser (nunca lo fue realmente) la Editorial Zorrillo.
Cuentos, o más bien textos, de 1991-1994, con el cuerpo metido todavía en San Tranquilino, con el cielo raso de INCINE lleno de ratones que comían teléfonos (y esto no es una metáfora).
Los cuentos fueron acogidos con entusiasmo por Franz Galich quien los editó en lo que iba a ser (nunca lo fue realmente) la Editorial Zorrillo.
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domingo, noviembre 02, 2008
Eterno retorno
Ud. dice que vive por "ciclos de materialidad"?
Explíquese.
Un ciclo dedicado a la poesía, en especial Góngora, sus younger years?
Otro de puras películas?
Sin olvidar que su adolescencia fue musical?
Y su florida adultez encerrado en esa tienda de Cds de Forbes Ave.?
Pero Ud. delira.
Pero de verdad.
(circa 2008)
Explíquese.
Un ciclo dedicado a la poesía, en especial Góngora, sus younger years?
Otro de puras películas?
Sin olvidar que su adolescencia fue musical?
Y su florida adultez encerrado en esa tienda de Cds de Forbes Ave.?
Pero Ud. delira.
Pero de verdad.
(circa 2008)
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miércoles, octubre 29, 2008
Temor de voz
Confianza desmesurada en los correos electrónicos. Pavor de los teléfonos.
Para Proust era la caída de Lucien de Rubempré, para mí esos dos artefactos y sus funciones.
Creo en el efecto del mensaje por email. Veo cómo punza en dos líneas contundentes. Cómo abre una grieta en el papel. Siento el silencio de mi oponente (en comunicación le llaman más eufemísticamente "el receptor"), la ruptura, la amenaza de respuesta.
Veo ese entrelazamiento de mi viejo mensaje que cicatriza junto a la novedad de la respuesta, y amenazo con otros jabs. Es la boxística de la escritura.
(Aunque he sufrido a la gente, con frecuencia nicaragüense, que nunca bajo ninguna circunstancia responde un correo electrónico. ¿Qué hace con sus bandejas de entrada? ¿Las atesoran? ¿Qué diría Bajtín de tal deterioro acumulativo?)
La amenaza de disciplina filológica no me asusta tanto como el timbre del teléfono que aunque sea en plena recolección a mediodía suena siempre a medianoche, mordiendo frío al perro del sueño.
Pero vivo rodeado de gente que cree en los teléfonos. Gente que se despide con esta amenaza mortal: dame una llamadita, o mejor yo te llamo.
Puro George Romero.
Para Proust era la caída de Lucien de Rubempré, para mí esos dos artefactos y sus funciones.
Creo en el efecto del mensaje por email. Veo cómo punza en dos líneas contundentes. Cómo abre una grieta en el papel. Siento el silencio de mi oponente (en comunicación le llaman más eufemísticamente "el receptor"), la ruptura, la amenaza de respuesta.
Veo ese entrelazamiento de mi viejo mensaje que cicatriza junto a la novedad de la respuesta, y amenazo con otros jabs. Es la boxística de la escritura.
(Aunque he sufrido a la gente, con frecuencia nicaragüense, que nunca bajo ninguna circunstancia responde un correo electrónico. ¿Qué hace con sus bandejas de entrada? ¿Las atesoran? ¿Qué diría Bajtín de tal deterioro acumulativo?)
La amenaza de disciplina filológica no me asusta tanto como el timbre del teléfono que aunque sea en plena recolección a mediodía suena siempre a medianoche, mordiendo frío al perro del sueño.
Pero vivo rodeado de gente que cree en los teléfonos. Gente que se despide con esta amenaza mortal: dame una llamadita, o mejor yo te llamo.
Puro George Romero.
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martes, octubre 21, 2008
Encuesta sobre la santidad
Bajo la delgada capa de secularización, ebulle en Nicaragua el deseo de santidad. Su marco cristiano-católico.
La aparición del santo. La indudable existencia del santo. El "olor de santidad".
Esos conceptos no deben dejarse del lado en el análisis cultural y político.
Algunos de sus textos cabecera (su biblioteca particular): Rugama "Como los santos", Cardenal "Autobiografía" (4 tomos, santos en derroche), la colección completa de El Taller San Lucas, y El Pez y la Serpiente.
La correspondiente biblioteca "diabólica", que es como el negativo de la santidad, nuestros Baudelaires cruzados con nuestros Mallarmés (Martínez-Mejía).
(Advertía PAC que estos poetas jóvenes habían roto con la tela de la santidad.)
El sandinismo sin ironía ha sido un camino de santidad. Su "camino en la gloria" que dijo el incrédulo cubano (te lo dice un hermano).
Los santos proliferan en los campos urbanos (no se trata de un oxímoron) de Nicaragua.
Santos instantáneos que conversan con dios, en la dermis del país. Mientras en la epidermis las clases dominantes (el ejecutivo, los medios, los partidos, las ONGs) luchan a brazo partido por la santidad.
La aparición del santo. La indudable existencia del santo. El "olor de santidad".
Esos conceptos no deben dejarse del lado en el análisis cultural y político.
Algunos de sus textos cabecera (su biblioteca particular): Rugama "Como los santos", Cardenal "Autobiografía" (4 tomos, santos en derroche), la colección completa de El Taller San Lucas, y El Pez y la Serpiente.
La correspondiente biblioteca "diabólica", que es como el negativo de la santidad, nuestros Baudelaires cruzados con nuestros Mallarmés (Martínez-Mejía).
(Advertía PAC que estos poetas jóvenes habían roto con la tela de la santidad.)
El sandinismo sin ironía ha sido un camino de santidad. Su "camino en la gloria" que dijo el incrédulo cubano (te lo dice un hermano).
Los santos proliferan en los campos urbanos (no se trata de un oxímoron) de Nicaragua.
Santos instantáneos que conversan con dios, en la dermis del país. Mientras en la epidermis las clases dominantes (el ejecutivo, los medios, los partidos, las ONGs) luchan a brazo partido por la santidad.
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martes, octubre 14, 2008
Lo que dijo el trueno
El mundo fue ordenado por T.S. Eliot, él vio los nacimientos y las águilas.
Claro que es una lástima que un reaccionario fuera el de las primaveras en medio del invierno. El del mundo petrificado de las flores heladas.
¿Se imaginan una "poesía nicaragüense" no dominada secreta, subconscientemente por Eliot?
¿Se imaginan que Coronel no hubiera viajado a la Nueva Inglaterra sino a Harlem (como sí hizo Federico)?
En medio de Octubre cerrado de lluvias en Nicaragua hay una primavera encerrada: noviembre en medio del invierno que acaricia con dedos violeta las nubes. Y el corazón sentado en su corralito vanguardista.
Borges apenas vislumbró que Polonio era Gracian. Paz era un Eliot rococó. Eliot era el Polonio verdadero con el rictus comprado en el Lloyds Bank.
Claro que es una lástima que un reaccionario fuera el de las primaveras en medio del invierno. El del mundo petrificado de las flores heladas.
¿Se imaginan una "poesía nicaragüense" no dominada secreta, subconscientemente por Eliot?
¿Se imaginan que Coronel no hubiera viajado a la Nueva Inglaterra sino a Harlem (como sí hizo Federico)?
En medio de Octubre cerrado de lluvias en Nicaragua hay una primavera encerrada: noviembre en medio del invierno que acaricia con dedos violeta las nubes. Y el corazón sentado en su corralito vanguardista.
Borges apenas vislumbró que Polonio era Gracian. Paz era un Eliot rococó. Eliot era el Polonio verdadero con el rictus comprado en el Lloyds Bank.
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sábado, octubre 11, 2008
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