Ud. dice que vive por "ciclos de materialidad"?
Explíquese.
Un ciclo dedicado a la poesía, en especial Góngora, sus younger years?
Otro de puras películas?
Sin olvidar que su adolescencia fue musical?
Y su florida adultez encerrado en esa tienda de Cds de Forbes Ave.?
Pero Ud. delira.
Pero de verdad.
(circa 2008)
domingo, noviembre 02, 2008
miércoles, octubre 29, 2008
Temor de voz
Confianza desmesurada en los correos electrónicos. Pavor de los teléfonos.
Para Proust era la caída de Lucien de Rubempré, para mí esos dos artefactos y sus funciones.
Creo en el efecto del mensaje por email. Veo cómo punza en dos líneas contundentes. Cómo abre una grieta en el papel. Siento el silencio de mi oponente (en comunicación le llaman más eufemísticamente "el receptor"), la ruptura, la amenaza de respuesta.
Veo ese entrelazamiento de mi viejo mensaje que cicatriza junto a la novedad de la respuesta, y amenazo con otros jabs. Es la boxística de la escritura.
(Aunque he sufrido a la gente, con frecuencia nicaragüense, que nunca bajo ninguna circunstancia responde un correo electrónico. ¿Qué hace con sus bandejas de entrada? ¿Las atesoran? ¿Qué diría Bajtín de tal deterioro acumulativo?)
La amenaza de disciplina filológica no me asusta tanto como el timbre del teléfono que aunque sea en plena recolección a mediodía suena siempre a medianoche, mordiendo frío al perro del sueño.
Pero vivo rodeado de gente que cree en los teléfonos. Gente que se despide con esta amenaza mortal: dame una llamadita, o mejor yo te llamo.
Puro George Romero.
Para Proust era la caída de Lucien de Rubempré, para mí esos dos artefactos y sus funciones.
Creo en el efecto del mensaje por email. Veo cómo punza en dos líneas contundentes. Cómo abre una grieta en el papel. Siento el silencio de mi oponente (en comunicación le llaman más eufemísticamente "el receptor"), la ruptura, la amenaza de respuesta.
Veo ese entrelazamiento de mi viejo mensaje que cicatriza junto a la novedad de la respuesta, y amenazo con otros jabs. Es la boxística de la escritura.
(Aunque he sufrido a la gente, con frecuencia nicaragüense, que nunca bajo ninguna circunstancia responde un correo electrónico. ¿Qué hace con sus bandejas de entrada? ¿Las atesoran? ¿Qué diría Bajtín de tal deterioro acumulativo?)
La amenaza de disciplina filológica no me asusta tanto como el timbre del teléfono que aunque sea en plena recolección a mediodía suena siempre a medianoche, mordiendo frío al perro del sueño.
Pero vivo rodeado de gente que cree en los teléfonos. Gente que se despide con esta amenaza mortal: dame una llamadita, o mejor yo te llamo.
Puro George Romero.
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martes, octubre 21, 2008
Encuesta sobre la santidad
Bajo la delgada capa de secularización, ebulle en Nicaragua el deseo de santidad. Su marco cristiano-católico.
La aparición del santo. La indudable existencia del santo. El "olor de santidad".
Esos conceptos no deben dejarse del lado en el análisis cultural y político.
Algunos de sus textos cabecera (su biblioteca particular): Rugama "Como los santos", Cardenal "Autobiografía" (4 tomos, santos en derroche), la colección completa de El Taller San Lucas, y El Pez y la Serpiente.
La correspondiente biblioteca "diabólica", que es como el negativo de la santidad, nuestros Baudelaires cruzados con nuestros Mallarmés (Martínez-Mejía).
(Advertía PAC que estos poetas jóvenes habían roto con la tela de la santidad.)
El sandinismo sin ironía ha sido un camino de santidad. Su "camino en la gloria" que dijo el incrédulo cubano (te lo dice un hermano).
Los santos proliferan en los campos urbanos (no se trata de un oxímoron) de Nicaragua.
Santos instantáneos que conversan con dios, en la dermis del país. Mientras en la epidermis las clases dominantes (el ejecutivo, los medios, los partidos, las ONGs) luchan a brazo partido por la santidad.
La aparición del santo. La indudable existencia del santo. El "olor de santidad".
Esos conceptos no deben dejarse del lado en el análisis cultural y político.
Algunos de sus textos cabecera (su biblioteca particular): Rugama "Como los santos", Cardenal "Autobiografía" (4 tomos, santos en derroche), la colección completa de El Taller San Lucas, y El Pez y la Serpiente.
La correspondiente biblioteca "diabólica", que es como el negativo de la santidad, nuestros Baudelaires cruzados con nuestros Mallarmés (Martínez-Mejía).
(Advertía PAC que estos poetas jóvenes habían roto con la tela de la santidad.)
El sandinismo sin ironía ha sido un camino de santidad. Su "camino en la gloria" que dijo el incrédulo cubano (te lo dice un hermano).
Los santos proliferan en los campos urbanos (no se trata de un oxímoron) de Nicaragua.
Santos instantáneos que conversan con dios, en la dermis del país. Mientras en la epidermis las clases dominantes (el ejecutivo, los medios, los partidos, las ONGs) luchan a brazo partido por la santidad.
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martes, octubre 14, 2008
Lo que dijo el trueno
El mundo fue ordenado por T.S. Eliot, él vio los nacimientos y las águilas.
Claro que es una lástima que un reaccionario fuera el de las primaveras en medio del invierno. El del mundo petrificado de las flores heladas.
¿Se imaginan una "poesía nicaragüense" no dominada secreta, subconscientemente por Eliot?
¿Se imaginan que Coronel no hubiera viajado a la Nueva Inglaterra sino a Harlem (como sí hizo Federico)?
En medio de Octubre cerrado de lluvias en Nicaragua hay una primavera encerrada: noviembre en medio del invierno que acaricia con dedos violeta las nubes. Y el corazón sentado en su corralito vanguardista.
Borges apenas vislumbró que Polonio era Gracian. Paz era un Eliot rococó. Eliot era el Polonio verdadero con el rictus comprado en el Lloyds Bank.
Claro que es una lástima que un reaccionario fuera el de las primaveras en medio del invierno. El del mundo petrificado de las flores heladas.
¿Se imaginan una "poesía nicaragüense" no dominada secreta, subconscientemente por Eliot?
¿Se imaginan que Coronel no hubiera viajado a la Nueva Inglaterra sino a Harlem (como sí hizo Federico)?
En medio de Octubre cerrado de lluvias en Nicaragua hay una primavera encerrada: noviembre en medio del invierno que acaricia con dedos violeta las nubes. Y el corazón sentado en su corralito vanguardista.
Borges apenas vislumbró que Polonio era Gracian. Paz era un Eliot rococó. Eliot era el Polonio verdadero con el rictus comprado en el Lloyds Bank.
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sábado, octubre 11, 2008
jueves, octubre 09, 2008
5 sitios gruesos con textos de literatura latioamericana
Sitios con textos canónicos en su mayor parte que ayudarán al profano y al especialista.
Sabemos que los estilos de aprendizaje están cambiando, y estos sitios lo muestran.
Por orden (casi) de preferencia:
El sitio de Guaman Poma
Biblioteca Ayacucho Digital
Borges Center
Colección Digital Complutense (con el Archivo Rubén Darío incluido)
Ibero-American Electronic Text Series (University of Wisconsin)
***
(Un utilísimo recurso es la colección de Estudios literarios y culturales latinoamericanos en Internet de Genara Pulido Tirado.)
Sabemos que los estilos de aprendizaje están cambiando, y estos sitios lo muestran.
Por orden (casi) de preferencia:
El sitio de Guaman Poma
Biblioteca Ayacucho Digital
Borges Center
Colección Digital Complutense (con el Archivo Rubén Darío incluido)
Ibero-American Electronic Text Series (University of Wisconsin)
***
(Un utilísimo recurso es la colección de Estudios literarios y culturales latinoamericanos en Internet de Genara Pulido Tirado.)
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lunes, octubre 06, 2008
Lluvia dentro del taxi
Aunque las ventanas van cerradas llueve dentro del taxi. Llueve tanto dentro del taxi que se ha formado ya un tímido charquito lodoso. El taxista advierte que Ud. se mojará la espalda y la cola si decide arrecostarse en el asiento. Siempre pasa en octubre: asientos húmedos hasta que llegue el sol y dé tiempo de que se seque. Advierte también: 24 horas más de lluvia dijeron en la TV.
Afuera llueve también en sostenidas ráfagas. El mercado es una ráfaga que vuela ¿Han dicho de un huracán? No, no ha dicho. Pero hay ráfagas de viento.
Un hombre con un capote muy viejo detiene al taxi. Ayuda a montar a un viejo de unos 90 años, muy mojado . Con un plástico protegiéndole la espalda. El hombre da las señas, cerca del taller tal, pero el taxista no las capta. Acuerda que siga su bicicleta con el taxi.
Hay varias vueltas. El de la bicicleta sufre las ráfagas y se va metiendo en algunos discretos meandros urbanos hasta dar con el Taller de Motocicletas (Autorizado por Enimosa, etc.) en donde el taxista tiene conocidos. Las motos están casi a media calle, pero ahora los empleados ayudan a apartarlas para que pase el taxi. Es una calle sin pavimento. Llueve dentro del taxi. No hay manera de no sentarse en el asiento húmedo.
El hombre de la bicicleta explica: su hermana manda al viejito (padre de ambos) a mendigar en la acera del mercado. Por eso él lo fue a rescatar. El viejito no dice nada. Una de sus nietas celebra en la acera la llegada del abuelo. Al abuelo le cuesta bajar del taxi.
El taxista comenta el caso mientras su vehículo--lento vehículo con la lluvia perpetua metida--se abre paso entre ráfagas, y la lluvia sigue también adentro.
Afuera llueve también en sostenidas ráfagas. El mercado es una ráfaga que vuela ¿Han dicho de un huracán? No, no ha dicho. Pero hay ráfagas de viento.
Un hombre con un capote muy viejo detiene al taxi. Ayuda a montar a un viejo de unos 90 años, muy mojado . Con un plástico protegiéndole la espalda. El hombre da las señas, cerca del taller tal, pero el taxista no las capta. Acuerda que siga su bicicleta con el taxi.
Hay varias vueltas. El de la bicicleta sufre las ráfagas y se va metiendo en algunos discretos meandros urbanos hasta dar con el Taller de Motocicletas (Autorizado por Enimosa, etc.) en donde el taxista tiene conocidos. Las motos están casi a media calle, pero ahora los empleados ayudan a apartarlas para que pase el taxi. Es una calle sin pavimento. Llueve dentro del taxi. No hay manera de no sentarse en el asiento húmedo.
El hombre de la bicicleta explica: su hermana manda al viejito (padre de ambos) a mendigar en la acera del mercado. Por eso él lo fue a rescatar. El viejito no dice nada. Una de sus nietas celebra en la acera la llegada del abuelo. Al abuelo le cuesta bajar del taxi.
El taxista comenta el caso mientras su vehículo--lento vehículo con la lluvia perpetua metida--se abre paso entre ráfagas, y la lluvia sigue también adentro.
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viernes, octubre 03, 2008
Instant K. !
¿Se puede reconocer de verdad una música durante el sueño?
¿Se toca nada más la abstracción de la música?
¿Será que lo que se oye en el sueño es sólo una versión "pictórica" de la música?
Un estadio lleno como para un concierto de arena rock, puede ser el Madison Square Garden.
Mi hijo lo ve en la pantalla,y yo lo observo fríamente. Casi que me concentro en esa fría calidez paterna que guarda la distancia y a la vez espera.
Una toma aérea en sepia. Mi hijo (en el sueño no sé cuál, pero siento esa cercanía indudable: es mi hijo) sigue concentrado.
Reconozco el inicio de Instant Karma, pero creo por varios segundos que es más bien Nobody Told Me.
Estoy entonces dentro del estadio saltando. Todos brillamos como la luna, el sol y las estrellas.
Quizá en el sueño soy visto por mi hijo que a la vez es visto por mí que a la vez estoy dentro de la visión.
Instant K. es también Instant Kubrick.
Ah "si nos fuese posible tocar a las canciones desnudas con las manos".
¿Se toca nada más la abstracción de la música?
¿Será que lo que se oye en el sueño es sólo una versión "pictórica" de la música?
Un estadio lleno como para un concierto de arena rock, puede ser el Madison Square Garden.
Mi hijo lo ve en la pantalla,y yo lo observo fríamente. Casi que me concentro en esa fría calidez paterna que guarda la distancia y a la vez espera.
Una toma aérea en sepia. Mi hijo (en el sueño no sé cuál, pero siento esa cercanía indudable: es mi hijo) sigue concentrado.
Reconozco el inicio de Instant Karma, pero creo por varios segundos que es más bien Nobody Told Me.
Estoy entonces dentro del estadio saltando. Todos brillamos como la luna, el sol y las estrellas.
Quizá en el sueño soy visto por mi hijo que a la vez es visto por mí que a la vez estoy dentro de la visión.
Instant K. es también Instant Kubrick.
Ah "si nos fuese posible tocar a las canciones desnudas con las manos".
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lunes, septiembre 29, 2008
De vez en cuando un animal doméstico
Siento engendrarse la diferencia. Usted también lo ve y siente, qué duda cabe.
Convencional, apagada, nada hermosa "música cristiana" a todas horas. Por dos: reaggeton. Por tres: bachatas. Por cuatro: "música romántica". Es el monstruo de cuatro cabezas que suelo pasar por la espada.
Hay que agruparse. Despersonalizarse en el grupo. Ir al mercado. Olvidar la piña en la refri. Ser la piña en el grupo, entre la ropa usada. Bajo toldos de plástico negro cargados de agua.
Las bandas tocan toda la mañana: campañas de los candidatos a alcalde. Caravanas en las tardes amodorradas.
Largas cadenas de chubascos que viajan por la meseta, vienen desde los volcanes, del Lago, y se disipan en el Pacífico.
De vez en cuando un animal doméstico entra a la casa. De vez en cuando, uno salvaje. Un pájaro o un murciélago.
El perro lee sentado la diferencia.
El mueble escucha lentamente cuando Dylan dice beyond the horizon.
Convencional, apagada, nada hermosa "música cristiana" a todas horas. Por dos: reaggeton. Por tres: bachatas. Por cuatro: "música romántica". Es el monstruo de cuatro cabezas que suelo pasar por la espada.
Hay que agruparse. Despersonalizarse en el grupo. Ir al mercado. Olvidar la piña en la refri. Ser la piña en el grupo, entre la ropa usada. Bajo toldos de plástico negro cargados de agua.
Las bandas tocan toda la mañana: campañas de los candidatos a alcalde. Caravanas en las tardes amodorradas.
Largas cadenas de chubascos que viajan por la meseta, vienen desde los volcanes, del Lago, y se disipan en el Pacífico.
De vez en cuando un animal doméstico entra a la casa. De vez en cuando, uno salvaje. Un pájaro o un murciélago.
El perro lee sentado la diferencia.
El mueble escucha lentamente cuando Dylan dice beyond the horizon.
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domingo, septiembre 21, 2008
Las mañanas de domingo cargadas de neblina
Las mañanas de domingo cargadas de neblina son las de los que se marchan para Costa Rica. Siluetas, olores, dialectos. ´Tate pendiente de tu cel que te llamo en cuanto llegue.
Otros hablan de la venida del próximo mes. Sienten la náusea de La Virgen, un lugar paradisíaco entre tantos de Nicaragua, con el Lago Cocibolca al alcance de la mano, y ganaderos, y rápidos tránsitos que iluminan el paso.
Luego Peñas Blancas y la suciedad de esos baños de la frontera.
Otros hablan de la venida del próximo mes. Sienten la náusea de La Virgen, un lugar paradisíaco entre tantos de Nicaragua, con el Lago Cocibolca al alcance de la mano, y ganaderos, y rápidos tránsitos que iluminan el paso.
Luego Peñas Blancas y la suciedad de esos baños de la frontera.
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miércoles, septiembre 17, 2008
La frivolidad del letrado
Hay palabras que se ponen de moda y en el proceso van cambiando o perdiendo el significado. El auge actual de la palabra “letrado” proviene quizá del impacto que tuvo el último libro (publicado en forma póstuma) de Ángel Rama, La ciudad letrada (1984). La lectura apresurada del debate de Rama ha provocado que, de manera casi paródica, se considere a la “ciudad letrada” como algo “intemporal, como los signos”.
En todo lugar donde se encuentre la presencia de un literato, de un burócrata de la cultura, de un poeta laureado, de una asociación gremial, de un hipo culto se averigua la presencia del “letrado” y de la “ciudad letrada”. Y se asegura, entonces, la intimidad del letrado con el Estado y con la nación. Esto tiende a provocar una reacción a-histórica y mecánica, del tipo de “los letrados fundaron la nación”, como si estos pudieran separarse de la sociedad para “fundar” separadamente.
Esta posición mecánica refiere a un viejo debate del marxismo en torno a la autonomía o no del orbe cultural en una formación social. El mecanicismo reciente tiende a invertir la fórmula de que todo está condicionado en última instancia por la economía, para declarar que en última instancia todo está condicionado por la cultura, o, lo que es casi lo mismo, de que todos somos “letrados” y no nos habíamos dado cuenta, y, por lo tanto, no tendríamos que hacer más que lamentarlo.
Quizá este posicionamiento superficial esté basado en que en el texto de Rama hay una combinación de una herencia marxista y otra postestructuralista. Por un lado, la confrontación entre “ciudad letrada” y “ciudad real”, o, jalándolo más al presente, “letrados” versus “subalternos”, recuerda las clásicas confrontaciones históricas entre burgueses y proletarios. Por otra parte, Rama sigue de cerca la declaración de Foucault de que en siglo “clásico” (el del barroco) hay una operación de separación entre la realidad y los signos, lo que equivale a alegar la instauración de un grado de autonomía para la cultura.
En ese caso habría que preguntarse si la confrontación entre “letrados” y “subalternos” es o bien una alegoría de otras confrontaciones más “reales”, o es una confrontación autónoma dentro de unas confrontaciones sociales más generales. En ambos casos, los letrados sólo podrían “fundar” el Estado y la nación de manera simbólica sobredeterminados por una lucha de clases mucho más vasta.
En Rama la “ciudad letrada” parece un dispositivo del poder postcolonial, pero no es necesariamente el único. A pesar de su perdurabilidad, además, esta “ciudad letrada” sufre decantaciones debidas al nacionalismo y la modernidad. Hay conflictos internos en la “ciudad letrada”, hay disensos y proyectos utópicos, y márgenes. La modernidad también separa a la “ciudad letrada” de sus antiguas funciones, y es muy mecánico proclamar una permanencia por fuera de los hechos. (Para el estudio de este aspecto resulta vital el estudio de Julio Ramos, Desencuentros de la modernidad en América Latina.)
En una reseña reciente, Orlando Núñez habla de esta problemática como la de una novela posible cuya trama podría ser “cómo los letrados han inventado la identidad nacional de los nicaragüenses” (Nuevo Amanecer Cultural, 13 de septiembre, 2008). Pero esta proclamación es en sí problemática, y es lo que se debería de estudiar con cuidado, y sobre lo que debería insistirse en no ser mecánico ni maniqueo. Propongo, pues, que en vez de verlo como una novela, lo miremos como un poema, y a partir de un poema.
Mi tesis sería la siguiente: los escritores modernos (a diferencia de los letrados del siglo XIX) sólo podían fundar la nación de manera ideal y la "fundaron" no de forma estatal sino contradiscursiva, es decir, en oposición a la política, afirmando la autonomía, siendo esta autonomía una necesidad moderna, y, a la vez, una operación ideológica. En otras palabras, lo más difícil de estudiar no es si los intelectuales estaban cerca del Estado, sino qué significa la distancia que tenían con respecto al Estado. Decir que los letrados fundaron el Estado se ha transformado ya en un tópico que no comunica nada. Estudiar la autonomía relativa de los escritores modernos frente al Estado, con el que siempre han convivido, es un desafío más arduo.
Ahora, el poema, que pertenece a uno de los más importantes intelectuales de los años 1960s, Beltrán Morales:
Este poema resulta magistral porque muestra el aspecto moderno de la fundación del nacionalismo letrado (que no debe confundirse con el nacionalismo sin más), y porque descobija el aspecto ideológico de esta fundación, hablando de lo que se hace “en secreto”. (Desafortunadamente, entre los poetas jóvenes no parece haber secuaces de esta línea poética iniciada por Morales.)
El poema muestra la modernización de la “ciudad letrada”, su cambio de funciones. Esta modernidad es muy contextual: una inoperancia de la universidad y el desprecio de ciertos escritores modernos por lo académico. Una ritualidad que comanda lo culturalmente establecido (ha habido siempre jóvenes homéridas consagrados o a punto de ser consagrados, en Nicaragua).
Y, luego, las fuentes materiales, que por lo general no se ven, en que se sostiene la idealidad fundacional de los escritores modernos: la hacienda, la isla (podría decirse ahora el turismo), y la prensa. Elementos todos ambivalentes: entre el paraíso y el capitalismo, entre la colonial y lo moderno, entre el negocio y la libertad de palabra. Una alegoría, pues, de la literatura moderna en el contexto nicaragüense en el que la “autonomía” aparece mediada por labores aparentemente marginales (los “oficios compartidos” que dijera el novelista).
Este poema es magistral, en conclusión, porque su nivel utópico es manifiesto: uno puede sentir leyéndolo la necesidad (y el deseo) de derogación del estado de cosas en el ámbito cultural. El poema hace manifiesta la posible clausura de un mundo y un entendimiento cultural. De manera, pues, que a mi tesis principal podría añadirse una acotación: a la lucha contradiscursiva del escritor moderno, que ha abandonado una función mecánica de “letrado”, hay que añadir la pesada carga del rito y los ritos de pasaje , es decir, las tradiciones nacionales se imponen a veces a las interpretaciones generales.
Hasta hace poco ese rito se ha llamado en Nicaragua poesía, aunque sus correlatos estén en crisis.
En todo lugar donde se encuentre la presencia de un literato, de un burócrata de la cultura, de un poeta laureado, de una asociación gremial, de un hipo culto se averigua la presencia del “letrado” y de la “ciudad letrada”. Y se asegura, entonces, la intimidad del letrado con el Estado y con la nación. Esto tiende a provocar una reacción a-histórica y mecánica, del tipo de “los letrados fundaron la nación”, como si estos pudieran separarse de la sociedad para “fundar” separadamente.
Esta posición mecánica refiere a un viejo debate del marxismo en torno a la autonomía o no del orbe cultural en una formación social. El mecanicismo reciente tiende a invertir la fórmula de que todo está condicionado en última instancia por la economía, para declarar que en última instancia todo está condicionado por la cultura, o, lo que es casi lo mismo, de que todos somos “letrados” y no nos habíamos dado cuenta, y, por lo tanto, no tendríamos que hacer más que lamentarlo.
Quizá este posicionamiento superficial esté basado en que en el texto de Rama hay una combinación de una herencia marxista y otra postestructuralista. Por un lado, la confrontación entre “ciudad letrada” y “ciudad real”, o, jalándolo más al presente, “letrados” versus “subalternos”, recuerda las clásicas confrontaciones históricas entre burgueses y proletarios. Por otra parte, Rama sigue de cerca la declaración de Foucault de que en siglo “clásico” (el del barroco) hay una operación de separación entre la realidad y los signos, lo que equivale a alegar la instauración de un grado de autonomía para la cultura.
En ese caso habría que preguntarse si la confrontación entre “letrados” y “subalternos” es o bien una alegoría de otras confrontaciones más “reales”, o es una confrontación autónoma dentro de unas confrontaciones sociales más generales. En ambos casos, los letrados sólo podrían “fundar” el Estado y la nación de manera simbólica sobredeterminados por una lucha de clases mucho más vasta.
En Rama la “ciudad letrada” parece un dispositivo del poder postcolonial, pero no es necesariamente el único. A pesar de su perdurabilidad, además, esta “ciudad letrada” sufre decantaciones debidas al nacionalismo y la modernidad. Hay conflictos internos en la “ciudad letrada”, hay disensos y proyectos utópicos, y márgenes. La modernidad también separa a la “ciudad letrada” de sus antiguas funciones, y es muy mecánico proclamar una permanencia por fuera de los hechos. (Para el estudio de este aspecto resulta vital el estudio de Julio Ramos, Desencuentros de la modernidad en América Latina.)
En una reseña reciente, Orlando Núñez habla de esta problemática como la de una novela posible cuya trama podría ser “cómo los letrados han inventado la identidad nacional de los nicaragüenses” (Nuevo Amanecer Cultural, 13 de septiembre, 2008). Pero esta proclamación es en sí problemática, y es lo que se debería de estudiar con cuidado, y sobre lo que debería insistirse en no ser mecánico ni maniqueo. Propongo, pues, que en vez de verlo como una novela, lo miremos como un poema, y a partir de un poema.
Mi tesis sería la siguiente: los escritores modernos (a diferencia de los letrados del siglo XIX) sólo podían fundar la nación de manera ideal y la "fundaron" no de forma estatal sino contradiscursiva, es decir, en oposición a la política, afirmando la autonomía, siendo esta autonomía una necesidad moderna, y, a la vez, una operación ideológica. En otras palabras, lo más difícil de estudiar no es si los intelectuales estaban cerca del Estado, sino qué significa la distancia que tenían con respecto al Estado. Decir que los letrados fundaron el Estado se ha transformado ya en un tópico que no comunica nada. Estudiar la autonomía relativa de los escritores modernos frente al Estado, con el que siempre han convivido, es un desafío más arduo.
Ahora, el poema, que pertenece a uno de los más importantes intelectuales de los años 1960s, Beltrán Morales:
Alusión a la pobreza
Ya que la Universidad constituía
comprobado semillero de asnos.
Y ya usted consagrado
como joven homérida elegido
de los dioses, es natural
que en secreto comenzara a cultivar
“su” Hacienda, “su” Isla, “su” Periódico.
Al cabo de los años
usted no resultó
el avispado ganadero peripatético vencido por the poetry,
el barbón anacoreta fundador de la Izquierda Divina en el país,
el probo editorialista al servicio de la Verdad y la Justicia.
Al cabo de los años
creo que usted había ya comenzado a comprender.
(Poesía completa 328).
Este poema resulta magistral porque muestra el aspecto moderno de la fundación del nacionalismo letrado (que no debe confundirse con el nacionalismo sin más), y porque descobija el aspecto ideológico de esta fundación, hablando de lo que se hace “en secreto”. (Desafortunadamente, entre los poetas jóvenes no parece haber secuaces de esta línea poética iniciada por Morales.)
El poema muestra la modernización de la “ciudad letrada”, su cambio de funciones. Esta modernidad es muy contextual: una inoperancia de la universidad y el desprecio de ciertos escritores modernos por lo académico. Una ritualidad que comanda lo culturalmente establecido (ha habido siempre jóvenes homéridas consagrados o a punto de ser consagrados, en Nicaragua).
Y, luego, las fuentes materiales, que por lo general no se ven, en que se sostiene la idealidad fundacional de los escritores modernos: la hacienda, la isla (podría decirse ahora el turismo), y la prensa. Elementos todos ambivalentes: entre el paraíso y el capitalismo, entre la colonial y lo moderno, entre el negocio y la libertad de palabra. Una alegoría, pues, de la literatura moderna en el contexto nicaragüense en el que la “autonomía” aparece mediada por labores aparentemente marginales (los “oficios compartidos” que dijera el novelista).
Este poema es magistral, en conclusión, porque su nivel utópico es manifiesto: uno puede sentir leyéndolo la necesidad (y el deseo) de derogación del estado de cosas en el ámbito cultural. El poema hace manifiesta la posible clausura de un mundo y un entendimiento cultural. De manera, pues, que a mi tesis principal podría añadirse una acotación: a la lucha contradiscursiva del escritor moderno, que ha abandonado una función mecánica de “letrado”, hay que añadir la pesada carga del rito y los ritos de pasaje , es decir, las tradiciones nacionales se imponen a veces a las interpretaciones generales.
Hasta hace poco ese rito se ha llamado en Nicaragua poesía, aunque sus correlatos estén en crisis.
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jueves, septiembre 11, 2008
viernes, septiembre 05, 2008
Irene de memoria
El primer huracán del que tengo memoria se llamaba Irene. Debería decir la huracán Irene (al igual que el creativo Benjamín en vez de decir barrilete dice la cometa: un niño con una cometa).
Pues bien, en tiempos de Irene mirábamos la lluvia desde el corredor. Nos juntábamos con los primos a ver la lluvia interminable que corría por las limahoyas, en una casa grande con tejado, por tanto con un artesonado complicado en el techo.
Quizá con Irene se detenía un poco el tráfico. El tráfico, quiero decir, del triciclo, la patineta y la bicicleta en el corredor.
Ahora que hay unas nubes estacionarias interminables sobre Jinotepe estamos de nuevo en la estación Irene. Aprendéremos algo de la lluvia. Cuando la lluvia comienza/ todo sigue lo mismo. Pero ya no hay aleros.
P.S. El pasado es una trampa: hace pensar que por entonces los huracanes eran benignos. Pero Irene también existe como testimonio oficial.
Pues bien, en tiempos de Irene mirábamos la lluvia desde el corredor. Nos juntábamos con los primos a ver la lluvia interminable que corría por las limahoyas, en una casa grande con tejado, por tanto con un artesonado complicado en el techo.
Quizá con Irene se detenía un poco el tráfico. El tráfico, quiero decir, del triciclo, la patineta y la bicicleta en el corredor.
Ahora que hay unas nubes estacionarias interminables sobre Jinotepe estamos de nuevo en la estación Irene. Aprendéremos algo de la lluvia. Cuando la lluvia comienza/ todo sigue lo mismo. Pero ya no hay aleros.
P.S. El pasado es una trampa: hace pensar que por entonces los huracanes eran benignos. Pero Irene también existe como testimonio oficial.
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lunes, septiembre 01, 2008
Guerreros Soles: nuevo disco
Guerreros Soles (Marea Roja) presenta su nuevo disco Tótem-El trazo del rey
Bar La Curva, 4 de septiembre, 9:00 p.m.
Entrada C$50.00
"Entrábamos de noche a Babilonia..."
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viernes, agosto 29, 2008
Ganas de ofender al otro
La periodista Matilde Córdoba publica hoy en END un interesante artículo sobre "El lenguaje de los presidentes". Alude al arte de injuriar político en Nicaragua.
No menciona el artículo los canónicos timbucos y calandracas, pero compensa muy bien este fallo un texto de Sergio Ramírez sobre el tema: "Las ganas de ofender al otro--dice Ramírez--se hacen patentes tras estos apodos, y vienen a dejar a los granadinos como ricos bien comidos, y los leoneses como pobres hambrientos...".
En el artículo de Córdoba, Onofre Guevara, entrevistado, dice: “El recurso se vuelve tan común y tan poco comprobable que la gente se acostumbra a oírlo y a repetirlo, incluso sin ahondar en el contenido, en su significado”.
Esta hipótesis es cuestinable. Nada tiene éxito sino es comprensible en algún nivel general y comprobable de alguna manera figurativa. Los oligarcas tienen carro. Los borregos van a pie. Este esquematismo puede funcionar sin mucha comprobación, y su maniqueísmo es dramático: habla de una lucha invisible pero patente.
Por ejemplo, las colisiones recientes en la izquierda: "oligarcas", sandinistas opuestos al sandinismo oficial, y "borregos" que por apoyar al gobierno y por ir a pie han perdido toda posibilidad crítica.
Cree Córdoba que "Las administraciones que sucedieron al gobierno sandinista... no fueron tan fecund(as) en la invención de términos". ¿No sería esta falta de creatividad las que los llevó a la partición y la debacle?
En todo caso, no hay que olvidar a los "cabecitas calientes" que solía amonestar Violeta Chamorro (etapa racional de la Restauración), ni los "frentistas" del dúo Alemán-Bolaños (etapa vandálica de la Restauración), que, una vez emasculados del término "sandinista", sufrían vergüenza. Pero los exabruptos de Alemán incluyeron también términos menos imaginativos como el de "onanistas".
Pero ¿por qué no clasificar aquí también el apodo de "empresarios" que Antonio Lacayo daba a cualquier tipo de empleado, subempleado o desempleado?
Además, el arte de injuriar no es exclusivo de presidentes o secretarios íntimos.
En la campaña política del 96 se generalizó entre las masas sandinistas el grito "liberales, tamales". Para no decir nada del ambiguo término "piricuaco" que dominó gran parte de los días de la guerra civil.
Recontras, recompas, revueltos y renegados son términos que siguen esperando el reconocimiento cultural que se merecen en los catálogos del vocabulario político nicaragüense.
No menciona el artículo los canónicos timbucos y calandracas, pero compensa muy bien este fallo un texto de Sergio Ramírez sobre el tema: "Las ganas de ofender al otro--dice Ramírez--se hacen patentes tras estos apodos, y vienen a dejar a los granadinos como ricos bien comidos, y los leoneses como pobres hambrientos...".
En el artículo de Córdoba, Onofre Guevara, entrevistado, dice: “El recurso se vuelve tan común y tan poco comprobable que la gente se acostumbra a oírlo y a repetirlo, incluso sin ahondar en el contenido, en su significado”.
Esta hipótesis es cuestinable. Nada tiene éxito sino es comprensible en algún nivel general y comprobable de alguna manera figurativa. Los oligarcas tienen carro. Los borregos van a pie. Este esquematismo puede funcionar sin mucha comprobación, y su maniqueísmo es dramático: habla de una lucha invisible pero patente.
Por ejemplo, las colisiones recientes en la izquierda: "oligarcas", sandinistas opuestos al sandinismo oficial, y "borregos" que por apoyar al gobierno y por ir a pie han perdido toda posibilidad crítica.
Cree Córdoba que "Las administraciones que sucedieron al gobierno sandinista... no fueron tan fecund(as) en la invención de términos". ¿No sería esta falta de creatividad las que los llevó a la partición y la debacle?
En todo caso, no hay que olvidar a los "cabecitas calientes" que solía amonestar Violeta Chamorro (etapa racional de la Restauración), ni los "frentistas" del dúo Alemán-Bolaños (etapa vandálica de la Restauración), que, una vez emasculados del término "sandinista", sufrían vergüenza. Pero los exabruptos de Alemán incluyeron también términos menos imaginativos como el de "onanistas".
Pero ¿por qué no clasificar aquí también el apodo de "empresarios" que Antonio Lacayo daba a cualquier tipo de empleado, subempleado o desempleado?
Además, el arte de injuriar no es exclusivo de presidentes o secretarios íntimos.
En la campaña política del 96 se generalizó entre las masas sandinistas el grito "liberales, tamales". Para no decir nada del ambiguo término "piricuaco" que dominó gran parte de los días de la guerra civil.
Recontras, recompas, revueltos y renegados son términos que siguen esperando el reconocimiento cultural que se merecen en los catálogos del vocabulario político nicaragüense.
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martes, agosto 19, 2008
Seminario con Ileana Rodríguez en el IHNCA
Invita al Seminario
Debates de Campo (Modernidad), Postmodernidad, Postcolonialidad, Memorias Ciudadanas
Con la Dra. Ileana Rodríguez*
Días: 25, 27 y 29 de agosto del 2008
Hora: 3:00 a 6:00 p.m.
Lugar: Auditorio José Coronel Urtecho
El curso está dirigido a profesores universitarios, estudiantes, escritores y especialistas de las áreas de literatura, cultura, antropología, historia y disciplinas afines.
Cupo limitado.
Costo del Ciclo de Conferencia: U$ 20.00 (Incluye material de estudio y refrigerios)
Fecha límite de inscripción: Viernes, 22 de agosto 2008.
Para inscribirse contactarse con Anabelle Jerez al correo electrónico anabelle.jerez@gmail.com y a los teléfonos: 2787317, 2787342. Ext 109.
*Ileana Rodríguez
Profesora Distinguida de Humanidades
Departamento de Español y Portugués
The Ohio State University.
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jueves, agosto 14, 2008
En el bus deportivo
Hace días que sólo viajaba en buses femeninos, busetas para más señas en que escuchaban permanentemente a Abba y a Ace of Base y (cuando se ponían masculinos dios) a Air Supply.
Mi biografía ese día era la siguiente: recordaba uno a uno los outs del juego perfecto de Denis Martínez, milimétricamente, traía una gorra roja del PLC, había sido sargento de la GN, tuve por un tiempo un cajón para vender chiclets en la entrada del cine hasta que el cine desapareció y pusieron una iglesia protestante en el cine (y hasta las ratas cambiaron de domicilio).
Y me monté en un bus masculino puro Pink Floyd, puras formas de hacerle el amor a Syd Barret de masculinidad a masculinidad. Y yo todo sospechoso en tiempos sandías con mi gorra del PLC me montaba al bus deportivo. Porque se sentía en el aire: era el bus deportivo.
Era Beijing "mucho más allá de la política".
Para más señas me monté cuando la Whitney entonaba the greatest love of all, en la banca.(La banca es el asiento que mira a los pasajeros, pero a mí no me importaba).
Noté que los chicos hablaban del equipo cubano. Chicos que les habían lavado el cerebro desde chiquitos, grandes amigos míos, eternos enemigos míos.
A las seis comenzaba la final Granada-Matagalpa y yo quería decirlo en voz alta desde la banca: a la seis comienza la final Granada-Matagalpa (el bus masculino transmitía por entonces a Andy Gibb, o a Bread, o a cualquier fantasma de los 1970s con el pelo de Wheelock).
Y yo quería decir a voz en cuello también que yo había sido sargento de la Guardia Nacional del General Somoza.
Hacía una luz espledorosa en la ventanilla: casi que mirábamos a Beijing, a Syd Barret, a Abba, al sol, mientras subíamos por Montefresco.
Y los muchachos comentaban lo bueno que era el equipo cubano, lavadosdecerebro hijosdeputa. Es que a Uds. desde chiquitos les lavaron el cerebro.
Pero ellos me dijeron que no que no estaban hablando de política. POLÍTICA NO. Y a mí me pareció que el profesor que iba frente a mí, el bloguero rudo (pura masculinidad y cien por ciento de ferocidad, sandía de closet, amante de la Chayo, enlace de los naranjas) se sentía aliviado: por fin UN ESPACIO NO POLÍTICO. Por fin un reverdecer postmoderno.
Además del arte.
Yo quería demostrarles que el equipo cubano era una mierda incluso con tanto campeonato.
Pero acabamos de amigos.
Un día viene un Gran Agente de las Grandes Ligas a ver pichar a Denis (no podía ser sino Martínez--aunque el bloguero cree que Denis suckz) y determina que no que el chico no tiene nada en la pelota.
Y a las dos semanas el Denis (que en realidad suckz) está pinchando en las Grandes.
Y yo me reía junto con los lavados de cerebro. Ambos nosotros encantados de la anécdota. Que Gran Anécdota.
Y a las seis, señoras y señores, comienza la final con el juego Granada-Matagalpa.
(Y en el fondo cantaba Elton John: adiós caminos de ladrillos amarillos, la aliteración faculta la traducción.)
Y me pasé rogándole al chofer: póngase el juego que ya va a comenzar.
Los lavados decían que el béisbol (porque lo pronunciaba al contrario de mí con el acento en la primera) ya no era el deporte de Nicaragua. No ya no era. Y todo lo que ha hecho Cuban en Grandes Ligas. Y como llamaban a Ozzie Smith el Mago de Oz. Y que todos los latinos estaban en las Grandes.
Aunque el chofer jamás me hizo caso (y siguió de lejos con su colección cada vez más femenina de éxitos).
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miércoles, agosto 06, 2008
Días en blanco
El dilema del “animal no fijado” es un asunto también temporal: no dar con la esencia de un racimo de días acumulados. Por eso el poeta cantó quizá aquello de Días en blanco/ qué sería de mí.
Estoy inmóvil viendo cómo un avión de Continental aterriza en el aeropuerto de San José. Estoy escuchando a Minni Ripperton en el soundtrack de Jackie Brown. Estoy durmiendo en el rock, despertando en el aire.
Hace dos semanas estuve en San Pedro, la ciudad universitaria de San José.
Conocí brevemente a una abuela china que danzaba para dormir al nieto con el cargador puesto. Una comidería oculta. En el TV: noticias. La danza me mareaba y conmovía a la vez. A la vez que el tráfico no paraba. (Te recordaba: pasamos por aquí en octubre de 2005; llovíamos en el temporal.)
Recorría las librerías sin comprar libros. Sólo por averiguar cuántos Deleuze Bolaño Octavio a cuántos miles de colones y de qué manera en qué región bajo que criterio taxonómico se colocaban en los estantes (todo mi potencial benjaminiano desperdiciado!). (Trataba de restituir el verano de Oakland: cuántos Bordieau Zizek De Certeau había en el aire. No podía. Necesitamos al menos una biblioteca así en Nicaragua para terminar con las generalizaciones que nos desangran.)
En la librería, como soundtrack de compras, se oía la voz algo siniestra de Chrissie Hynde: me voy a dormir/ y me imagino que estás ahí/ conmigo.
Estoy inmóvil viendo cómo un avión de Continental aterriza en el aeropuerto de San José. Estoy escuchando a Minni Ripperton en el soundtrack de Jackie Brown. Estoy durmiendo en el rock, despertando en el aire.
Hace dos semanas estuve en San Pedro, la ciudad universitaria de San José.
Conocí brevemente a una abuela china que danzaba para dormir al nieto con el cargador puesto. Una comidería oculta. En el TV: noticias. La danza me mareaba y conmovía a la vez. A la vez que el tráfico no paraba. (Te recordaba: pasamos por aquí en octubre de 2005; llovíamos en el temporal.)
Recorría las librerías sin comprar libros. Sólo por averiguar cuántos Deleuze Bolaño Octavio a cuántos miles de colones y de qué manera en qué región bajo que criterio taxonómico se colocaban en los estantes (todo mi potencial benjaminiano desperdiciado!). (Trataba de restituir el verano de Oakland: cuántos Bordieau Zizek De Certeau había en el aire. No podía. Necesitamos al menos una biblioteca así en Nicaragua para terminar con las generalizaciones que nos desangran.)
En la librería, como soundtrack de compras, se oía la voz algo siniestra de Chrissie Hynde: me voy a dormir/ y me imagino que estás ahí/ conmigo.
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lunes, julio 21, 2008
De por qué Coronel tuvo que restituir el liberalismo y la afiliación
Ando en el Congreso de Historia (San José), leyendo esto.
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jueves, julio 17, 2008
El 19
El problema de este 19 es el soundtrack.
Provisionalmente, provisiono los singles de Los Rodríguez. Son melancólicos, cómicos y pop. Además, creo que sus miembros no son hermanos más que de forma afiliativa.
(Por cierto, a propósito de filiación y afiliación, en el conflicto de Coronel por la discontinuidad con la generación de su padre encuentro otra consigna válida para el 19: "con todo lo que el nicaragüense tiene de limitado, fallido y oscuro" (En ausencia del padre 7))
Quizá la peor mediocridad que se puede decir de esta celebración es que tiene que ser nacional. Como si no vino a traer la espada, y como si el Ejército Nacional no devino biopolítico cuando le convino. Muertos por cierto tipo de soberanía no son iguales a muertos simplemente.
Para qué uno se parte y después tratan de pegostearlo? Si lo hice para quebrar para qué rearmarlo?
El 19 es como decir: dejé mi Gemeinschaft allá afuera esperando.
Cosas íntimas: la muerte de dios, la cadena masculina que me ciñe, mi abuelo mi tío mi padre.
Merodear por ahí con melancolía y después press play y Los Rodríguez:
P.S. Y sin mencionar lo viejo que se ha puesto el dinosaurio azul.
P.S.2 Otros blogueros han celebrado o evocado el 19 a su manera, por ejemplo colgando uno de los documentales célebres de la insurrección.
Provisionalmente, provisiono los singles de Los Rodríguez. Son melancólicos, cómicos y pop. Además, creo que sus miembros no son hermanos más que de forma afiliativa.
(Por cierto, a propósito de filiación y afiliación, en el conflicto de Coronel por la discontinuidad con la generación de su padre encuentro otra consigna válida para el 19: "con todo lo que el nicaragüense tiene de limitado, fallido y oscuro" (En ausencia del padre 7))
Quizá la peor mediocridad que se puede decir de esta celebración es que tiene que ser nacional. Como si no vino a traer la espada, y como si el Ejército Nacional no devino biopolítico cuando le convino. Muertos por cierto tipo de soberanía no son iguales a muertos simplemente.
Para qué uno se parte y después tratan de pegostearlo? Si lo hice para quebrar para qué rearmarlo?
El 19 es como decir: dejé mi Gemeinschaft allá afuera esperando.
Cosas íntimas: la muerte de dios, la cadena masculina que me ciñe, mi abuelo mi tío mi padre.
Merodear por ahí con melancolía y después press play y Los Rodríguez:
Brindo por la victoria
por el empate
y por la derrota
P.S. Y sin mencionar lo viejo que se ha puesto el dinosaurio azul.
P.S.2 Otros blogueros han celebrado o evocado el 19 a su manera, por ejemplo colgando uno de los documentales célebres de la insurrección.
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