martes, julio 21, 2009

Cuestionario sobre la revolución

Con motivo del aniversario de la revolución respondí por escrito el cuestionario que copio abajo. En El País se ve el reportaje completo.

1)¿Qué queda de la Revolución Sandinista en Nicaragua?

La revolución sandinista es un hecho fundamentalmente político, pero que trasciende lo esencialmente político para formar parte de identidades, subjetividades, memorias, culturas, aspiraciones y propuestas éticas de varias generaciones de nicaragüenses. Me atrevo a pensar que esa interrelación entre lo político y lo subjetivo permanece viva. Algunas de las transformaciones de la revolución conforman el marco en que se desenvuelve el quehacer político del país. Desde el ejército y la policía fundados en el 79, hasta el pluralismo político que no existió durante la dictadura de Somoza. Además, la revolución abrió una serie de expectativas que siguen pendientes: la justicia social, la multiculturalidad (la conciencia que Nicaragua no es simplemente la región del Pacífico), la ciudadanía plena. Esto en su mayor parte no ha sido conseguido. Pero la revolución ha marcado la imaginación política del país (o al menos de sus sectores más progresistas) con esas demandas. Y ahí se junta la posibilidad política con el cambio cultural que la revolución significó, y que creo en cierta medida sigue vivo.


2)¿Hay una revisión del significado de 1979 en la historia de Nicaragua?

Como toda fecha realmente histórica, el significado del 79 está en constante debate. Y se debate por lo que significó, por lo que todavía significa, por lo que ya no significa, y por lo que debe significar en el futuro. Hay, por supuesto, posiciones contradictorias, aunque quizá todos los involucrados estarían de acuerdo que es una fecha definitoria. Personalmente creo que el significado debe ser debatido en torno a cuestiones fundamentales que surgieron de la propia creatividad política de la revolución. Plantearse el sentido de la autonomía nacional, sobre todo en relación a una historia de colonialismo y neocolonialismo; la probable o posible interrelación entre democracia y mercado; y las formas de descentrar la cultura nacional mestiza masculinista yendo hacia formas más inclusivas. Veo ciertas tendencias de pensamiento y crítica que se acercan a este replanteamiento radical del significado histórico de la revolución, pero son tendencias todavía marginales. Creo que en gran medida hay una parálisis en el pensamiento en el país, y en particular en el sandinismo. La guerra de los 80s primero, y el neoliberalismo, después, han favorecido el desmontaje de los espacios críticos, en especial en las universidades. Hay pocos espacios para pensar estos problemas.



3)¿Cuáles son los retos más apremiantes del país?

Hay mucho de apremiante en todos y cada uno de los ámbitos de la vida del país, y creo necesario resistirse a la racionalidad que ha impuesto el neoliberalismo que da énfasis al problema económico. Más apremiante me parece resolver el problema de la soberanía nacional en los tiempos difíciles de la globalización, y dentro de este sentido de soberanía es vital que la justicia social y la diversidad cultural lleguen a ser elementos fundamentales del debate político y los programas nacionales. No es un reto fácil puesto que en la globalización las fronteras son volátiles, y el sistema educativo nicaragüense es muy pobre. Es vital, por eso, una real reforma educativa que haga producir el material humano que sostenga la autonomía nacional.



4)¿En qué se diferencia y en qué se parece el Gobierno de Ortega respecto a los postulados de la Revolución Sandinista ?


La revolución sandinista fue un proceso de cambio radical, truncado por la guerra (que tuvo mucho de guerra imperial, aunque también de guerra civil). El gobierno de Ortega está enmarcado por la transición abierta en 1990, y responde en parte a ella. Es decir, que responde a parte del legado de la revolución (visible sobre todo en el tipo de política exterior que está llevando) pero también al programa neoliberal, que es la principal contradicción con la ansiada justicia social. Se trata, pues, de una especie de híbrido político que no vive, obviamente, el momento de cambio acelerado de la revolución (no es fundante como ésta), y está limitado por varios condicionamientos políticos. Entre estos condicionamientos políticos se puede señalar: una oposición de derecha que no ha asimilado (y no parece interesada en asimilar) los legados del 79; el indudable poder geopolítico de los Estados Unidos y de la globalización, y, por supuesto, cierta falta de creatividad política del propio sandinismo.



5)¿Ha cambiado la sociedad nicaragüense en los últimos 30 años? ¿En qué dirección?

En el ámbito económico, la sociedad nicaragüense es más pobre que hace 30 años. Hay que recordar que casi 20 de esos 30 años hemos estado bajo férreos programas económicos neoliberales, los que han agravado la desigualdad: tenemos ahora una sociedad más desigual. En el ámbito político la sociedad nicaragüense es mucho más abierta de lo que era en 1979. Hay ahora libertades que antes del 1979 no existían. Creo que no hay que menospreciar las posibilidades políticas de esta apertura. Sin embargo, permanece todo un fondo patriarcal, elitista, centrado en la opinión de notables y no en la representación popular, centrado, asimismo, en las regiones urbanas del Pacífico, y en la idea de homogeneidad cultural. Según mi criterio, todos estos postulados deben ser combatidos. Creo, además, que el legado de la revolución sandinista debe ser orientado a debatir políticamente esas permanencias.

jueves, julio 16, 2009

Tercerismo

Tengo sin embargo una tercera teoría.

Existe el suicida artístico especializado en anunciaciones y huellas, casi un poeta delicado e introvertido, y existe el suicida alegórico.

Este actúa por repetición, pero la marcas de su acción final están colgadas de los años en otros varios combates.

Se ha matado desde antes boxeando con su sombra y consigue por fin matarla.

martes, julio 14, 2009

Éticos vs. Adiposos

"Sólo hay dos sandinismos, uno “orgánico", cultivado en las mejores tierras, sin ningún componente artificial, respetuoso del ambiente (sobre todo el ambiente económico), en armonía ética con la naturaleza, referente de una vida pacífica y equilibrada; y el otro, adiposo, grasoso, propagandista de la comida basura y encarnando en ese populismo de la (potencial) alimentación del pueblo. El problema es que ninguno de los dos sandinismos puede escapar de la lógica del capitalismo, y especialmente del capitalismo que segrega la vida “orgánica” de la vida insalubre, como metáfora y componente de nuevas divisiones de trabajo y de clase. En un caso primermundismo de baja intensidad, en el otro tercermundismo."
Pavel Carías, Diario ínfimo e infame, 2009.

lunes, julio 06, 2009

Un baño de nada

También recibí la carta apócrifa del suicida. Por correo electrónico. Y me pregunté: hay alguna estética para cartas de suicida? Porque incluso la carta apócrifa debe mostrar ciertas delicadezas. Y me parecía que ese tipo de nota estaba perpetuamente desbordada. Recordé, por ejemplo, el célebre relato postcolonial de la chica que se mata el día de su regla, para que todos vean que no lo hace por razones de embarazo.

Porque quizá esa escritura testimonial que necesariamente harán otros y no el suicida es más lenta y detectivesca: ver de verdad la sangre y los objetos que el sospechoso desparramó el día de su muerte.

Una nata de nada rodea las huellas del suicida. Un baño de nada, al que ha aludido el poeta de manera casi jubilosa:

"Las sábanas de los suicidas están siempre limpias.
Se duchan antes del acto. Una ducha corta y enérgica."


De manera que o uno se disfraza demasiado pronto del muerto (y escribe un apócrifo lamentable) o se pierde de verdad en la propia muerte del muerto hasta dar con el emblema que emociona más a los liberales Propiedad Privada.

Aunque parezca radical, diré, pues, que la única manera de escribir una carta de suicida es suicidándose.

Toda otra escritura es apócrifa.

viernes, julio 03, 2009

Esa puerta

Al final de la entrada anterior (gracias Esfera Infinita por la referencia) pensé precisamente en la secuencia final de El Padrino I, cuando se cierra la puerta, y Kay, nosotros, quedamos afuera, y hay la consagración de un nuevo poder. (No encuentro en youtube la escena sola, sino combinada con el final de la parte II).


miércoles, julio 01, 2009

Ahora que los 1970s se están muriendo

En los 70s, en Nicaragua, había tres referentes amplios de la imaginación, todos de producción autóctona. Las canciones de Carlos Mejía, las peleas de Alexis Argüello y, como gran subconciente político, el FSLN clandestino.

En los barrios, la gente vagabundeaba de casa en casa buscando aquella que tuviera TV para ver la pelea de Alexis, porque eran muchas y una en singular. Sus victorias se las celebraba con cohetes, y uno madrugaba por ver las peleas que eran al otro lado del mundo.

A un lado de la famosa pelea en Zaire de Alí y Foreman, las milimétricas, vertiginosas y disciplinadas victorias de Argüello. Algo de esto podría escribir quizá Escalera derrotado dos veces por Argüello--y estoy extrañando no poder discutir estos detalles con mi padre.

(En este punto la Wikipedia pareciera imprescindible: "Argüello defendió este título algunas veces, ascendió en categoría de pesos para retar al Campeón Mundial de Pesos Ligeros Junior Alfredo Escalera en Bayamón, Puerto Rico, en la que fue llamada por muchos La Sangrienta Batalla de Bayamón. Escalera había sido un campeón duro, con diez defensas de su título, y había destronado a Kuniaki Shibata en 2 rounds en Tokio. En la que algunos autores (incluyendo los autores del Ring Magazine) consideraron una de las más brutales peleas de la historia, Escalera le había golpeado el ojo, la boca y la nariz, pero su puntuación comenzó a descender cuando Argüello lo acabó, por una vez más en el Round 13.")

El boxeo no es un deporte sino una remisniscencia, y casi una filosofía. Ahora que los 70s están muriéndose, y pareciera que tienen prisa por morirse, hay que ir lentamente abriendo la imaginación de esa época, antes de cerrar la puerta.

viernes, junio 26, 2009

miércoles, junio 24, 2009

De la parálisis teórica del sandinismo

Esta nota ya la había escrito antes. Formaba parte de mis borradores (que tus borradores superen siempre a tus publicados, recomendaba el poeta). Pero estoy hoy, y estas semanas, algo vapuleado por las redes. Quizá las revoluciones twitter me ablandan. Hay algo de lo que digo aquí que no alcanzo a comprender. Será el punto ciego ideológico. Me pasa muchas veces. La nota decía:

Parte de la pobreza intelectual contemporánea, y de la pobreza del sandinismo y grupos que se autollaman sandinistas es que sólo va quedando el horizonte liberal como referencia de análisis. Una microhistoria de la "sociedad civil" con medios que "fiscalizan" el poder y héroes civiles que adversan la ausencia de democracia de baja intensidad: como si la limitada democracia electoral fuese la Idea.

A la pregunta: "Cuándo dejó de pensar y teorizar el sandinismo?" se responde con un nombre y un apellido. Y los que responden son, frecuentemente, los que deberían estar pensando realmente en la pregunta. Y lo hacen con esa narrativa liberal más o menos agazapada.

Por supuesto, no es sólo la crisis del sandinismo, sino de toda la izquierda "hegeliana" ante quien el ejemplo de China, partido único más capitalismo, no deja de ser una tentación (dice Z., by the way). Pero al otro lado (en el sandinismo liberal), en ausencia de indigenismos, subalternismo, teoría de las multitudes, postmodernismos o zapatismos (el sandinismo completo se ha mostrado inmune a esos fantasmas) sólo queda reponer la lógica oligárquica que mueve la razón política del país.

La nota decía así, y lo que menos entiendo es mi interés en estos temas. Aunque estoy lleno de huellas y pistas que me conducen a la respuesta.

viernes, junio 12, 2009

En el BIARI




He estado en Brown University las dos últimas semanas, como participante de los Brown International Advances Research Insitutes (BIARI).

De forma subterránea vivo un "rápido tránsito" por Norteamérica, con todo lo traumático que es. (Alguna nota cifrada dará pronto testimonio de tal viaje subrepticio.)

Del otro lado: han sido dos semanas de intensas y muy ricas discusiones sobre proyectos de investigación desarrollados por gente del sur o en universidades del sur. Además, por supuesto, de la intensidad humana de los participantes y nuevos amigos.

Si tuviera que resumir los debates diría que noto cierta ansiedad e intención de recolocar en forma política los vocabularios de las humanidades. (El seminario en el que participo trata de "las humanidades globales".) Por qué no hablar, por ejemplo, de neocolonialismo o de colonialismo sin más? Estamos discutiendo, en efecto, en los límites de la teoría postcolonial.

(Foto cortesía de Zubin Mohamad.)

P.S. Abandoné un poco el blog por estas circunstancias, pero tenía por ahí algunas otras notas que cuelgo junto con esta.

viernes, junio 05, 2009

Lo que me gusta de la clase media

El hecho político más sobresaliente de los últimos años ha sido el ingreso a la política de los sectores medios, con lo que parece una agenda propia.

Es imposible no simpatizar con algunos puntos de esta agenda.

1. Su decisión de no ser pastoreados más por la élite de los partidos tradicionales, incluyendo el FSLN, sino directamente por un universalismo global, ideología motivada en gran parte por la ONGs.

2. El deseo de ser protagonistas de una historia más o menos heroica en contra del autoritarismo.

3. Su elaboración de una crítica sostenida al partido de gobierno, la que la oposición política conservadora (que se llama paradójicamente liberalismo) no ha logrado sostener.

4. Su pelea por la hegemonía sobre símbolos de la izquierda y de la revolución.

5. El "aire izquierdista" de agenda controlada.

Pero ¿cuál será el límite político del universalismo de la clase media, su capacidad para elaborar los símbolos y realmente convocar y tener capacidad de aliarse con las clases subalternas con un discurso nacional, controlando a la vez que el "aire izquierdista" derive en una concertación de centro no populista?

No se ve claro, en efecto, cómo elaborará la clase media un separación con y una crítica del neoliberalismo que sigue siendo el límite para la elaboración tanto de una política nacional como de una política de integración de los sectores subalternos a la política.

Entre Ortega y el neoliberalismo la clase media puede seguir descubriendo todo lo buena, ética y bien portada que es, sin realmente lograr el éxito político que necesita.

jueves, junio 04, 2009

Es posible hacer una pregunta

¿Es posible?

El caso fue que Sergio Ramírez tuvo que suspender la presentación de un libro suyo en la Universidad Nacional de Nicaragua, sede León por las amenazas de boicot de una organización estudiantil expresada en mantas poco amables.

Hay que lamentar el hecho, coincidiendo en parte con el escritor: la Universidad debe ser sitio de diálogo y discusión.

Pero en ese mismo lugar del evento hay que poner la pregunta, si es que se puede.

Ramírez ha invocado un expediente franquista para caracterizar el hecho. Estos muchachos serían herederos de la acción política falangista en contra de los intelectuales, en un clima cultural "cavernario" que recuerda a Franco y el franquismo. (El tema ha sido repetido en las páginas de opinión.)

La pregunta sería pues: ¿por qué ha sido el franquismo y no el neoliberalismo el que ha informado la actitud intolerante de esos jóvenes? ¿a lo mejor fue más bien el populismo? ¿no habría que investigar mejor este punto? ¿qué prueba hay de que el cierre de espacios humanísticos en las Universidades, que es algo más que un síntoma, no ha sido decisivo en este rechazo indirecto de las humanidades? ¿quizá porque los intelectuales fundadores de la nacionalidad literaria fueron admiradores del falangismo debemos suponer que será siempre el franquismo el prístino motivo de los jóvenes? ¿el culto de los notables, que son en sí mismo instituciones, no ha favorecido la idea de que a estos no se les puede hacer ninguna pregunta si no solamente aceptarlos (incluyendo el servilismo) o rechazarlos de plano? ¿y cuánto han hecho los notables por favorecer un clima de debate en las universidades?






jueves, mayo 28, 2009

Cortes y gusanos

No he visto bajar los gusanos peludos en esta estación lluviosa.

No he visto a mi perro ultimamente.

El largo y turbulento amor de los gatos del vecindario me desvela.

Lo mismo el zapping y mis lecturas de Said.

No escucho a Bowie este junio.

Me siento constantemente junto a un hijo o el otro. Les hablo de espalda.

Lleno de agua la pantalla del PC para poder navegar.

Te estoy buscando en la oscuridad y la luz se va simetricamente cada madrugada lo que provoca tus llamadas a Disnorte Dissur.

Sueño con San Salvador con un aire de Matagalpa desde los ojos de Rey Rosa.

La literatura sirve precisamente para salvar al mundo y volverte su mascota.

miércoles, mayo 20, 2009

Algunos temas políticos

Generalmente, lo que se publica como "debate" en los medios son pleitos personales alrededor de intereses privados, ya sea que se haya privatizado lo que debería ser común, o que se maneje como privado lo estatal (que es casi lo mismo).

El tono escandaloso y airado de este "debate" dice mucho de lo involucrados que están en estos negocios , y en torno al Estado, las clases pudientes, políticos, medios, eclesiásticos, miembros autonombrados de la "sociedad civil", intelectuales, y, ya no se diga, empresarios. Es que escuchamos nada más el "debate" de los poderosos.

Pero al menos en la superficie hay tensiones señaladas: la institucionalidad, por ejemplo, que es invocada permanentemente. La sociedad civil que casi equivale a la clase media alta organizada. El legado de la memoria: héroes nacionales, que quieren ser "despartidizados". La ética, sin aclararse ni debatirse nunca si se trata de que asumamos como ética final la ética liberal y secular (cosa por razones culturales bastante improbable en un país como Nicaragua).

Lo mismo pasa con la institucionalidad. A veces pareciera que todo está bien con una institucionalidad neoliberal. Hay sectores del gobierno y sectores de la "sociedad civil" (incluso partidos que se suponen de izquierda) que lo creen así. Pero esa institucionalidad ha naufragado.

Ante eso, diría la sociedad civil otra vez, quizá por boca de algún intelectual, la (reforma) ética. Pero, de nuevo, depende de cuál ética.

jueves, mayo 14, 2009

Tanta gente desaparecida

--Y de pronto fum--hizo un gesto que hacía estallar su mano--se esfumó Ud. Ud. que iba tan bien con el ensayo, y ahora ya ni recibe la visita de D. que solía visitarlo. Porque iba muy bien con el ensayo, publicaba, se le miraba. Pruebe ahora con L. él es gentilísimo.

Tanta gente desaparecida.

16 riesgos de la Universidad frente a la Empresa

Un artículo de Tünnermann sobre "La relación universidad-empresa" que apareció ayer en un diario nacional, motiva en parte estas reflexiones sobre la universidad, la empresa y las humanidades.

1. El riesgo de reducir la Universidad a la producción de lo utilitario, empírico, aplicable.

2. Reducirla, así, en su posibilidad crítica.

3. Viejo "conflicto de las facultades" recolocado en un mercado periférico o infranacional, en donde las Humanidades llevan las de perder.

4. "Sectorizar" la Universidad y la Empresa bajo un paradigma neodesarrollista en que lo crítico es de hecho sustituido.

5. No hacerle ni una sola pregunta académica a la Empresa.

6. No saber nada de la historia cultural de la Empresa. Su excentricidad y sus costumbres. A saber: que funciona con el corazón puesto en el extranjero, y no sabe nada de inversión en educación. Que se educa para gobernar manteniendo una estructura de dominio clasista, racista, etnicista, machista.

7. Quedar satisfecho con que las Humanidades se reduzcan al culto dariano y festivales adyacentes que resultan monumentos a la pobreza cultural. (Y no es pobreza cultural de los pobres, que es de otro tipo, sino pobreza cultural de las clases medias y altas que viven de eso.)

8. Convencer a la Empresa, fundamentalmente la Empresa Financiera, que basta con financiar la mochila de libros de la biblioteca "nicaragüense" para que todo esté en paz, manteniendo cierta hegemonía cultural.

9. Dejar la antropología, historia, sociología, arqueología, ciencias humanas y sociales en sitios "de fuera", ONGs y academias no situadas aquí (lo que enfatiza las agendas excéntricas).

10. Ese saber y esas ciencias no han existido por falta de financiamiento del Estado y la Empresa. Y no es con ensayos nacionales que se subsana ese vacío.

11. No sé si será kantiano, pero la autonomía (su fundamento) no saldrá de la tecnología.

12. No pensar en la tecnología y la ausencia tecnológica más obvia y evidente: saber leer y escribir, enseñar a leer y escribir a los universitarios.

13. ¿Cómo operar un convencimiento cultural en la Empresa?

14. ¿Cómo hacer para que lo que la Empresa invierte en educación (exageremos), no lo invierta con el patetismo de la caridad cristiana, sino con un convencimiento más profundo, liberal, si se quiere, en las bondades de la educación humanista?

15. ¿O será que irremediablemente las Universidades tendrán que devenir empresas, o no ser?

16. Contra la simbiosis Universidad-Empresa.

lunes, mayo 04, 2009

Tambor olvidado

Tambor olvidado de Sergio Ramírez es un ensayo sobre la mezcla racial entendida como base de la mezcla cultural y de la nacionalidad nicaragüense. También podría decirse un ensayo nacional definido a través de la raza. Y quizá, tenida en cuenta la globalización, el intento de un ensayo nacional al iniciarse el siglo XXI.

El libro está dividido en dos partes. Una programática, en donde se exponen las hipótesis principales, y la otra ilustrativa, en donde se hace inventario de las manifestaciones sincréticas de la cultura popular (tradiciones religiosas, música, instrumentos, oraciones populares, cocina, lengua). En cierto sentido, la primera parte del libro trata de disciplinar a la segunda. La sección ilustrativa es la más sugerente porque recopila el saber (digamos) antropológico sobre lo que podría ser la cultura popular nacional. Una pregunta obligatoria aquí es ¿cómo se sabe “nacional” la cultura sincrética subalterna?

El ensayo de Ramírez respondería quizá con la primera parte del libro. Se trata básicamente de una biblioteca de lo nacional ya bastante establecida (que, entre otras cosas, informa a las culturas subalternas), y que es retomada en este ensayo: Oviedo, Squier, Lévy, El Güegüense. Y sus re-escrituras: Darío, Pablo Antonio Cuadra, Coronel, Mántica, algunos otros. El texto repasa, pues, esta biblioteca del mestizaje (que es también de una definición excéntrica de ver lo nacional) para reafirmarla en su fundamento ideológico pero también para cuestionarla, proponiendo que este mestizaje es de tres fuentes, y no sólo de dos.

A la cultura hispánica e indígena hay que añadir la africana. Esto ubicaría a Nicaragua más abiertamente en un contexto geocultural caribeño, revelando, sin embargo,una fractura interna: con la costa caribeña, precisamente, que es nicaragüense de una manera diferente a la región hegemónica. En Tambor olvidado se trata, en cierto sentido, de un arreglo de cuentas entre aquellos que pensaron el mestizaje y las culturas populares realmente existentes (y realmente sincréticas, y, para los fines del libro, africanizadas) que necesitan ser repensadas en los ámbitos de la globalización con unos orígenes mucho más abiertos. Es como que si la caribeñidad prometiera una fluidez que el origen hispánico e indígena no podría tener. Digamos: un conflicto interno (y vivo) de la doctrina mestiza.

El libro comienza por ensalzar la mulatidad como estrategia de creatividad cultural desarrollada por Rubén Darío, y, quizá, un modelo cultural de lo nacional. Este ser mulato, que Ramírez llama constantemente mestizaje triple, parece ser producto del completo mestizaje racial que concluye, según el texto, durante la Colonia. Sin embargo, el deseo de blanqueamiento, como marca colonial, termina por ocultar esta realidad sociológica. Los mestizos triples mismos ocultan su origen racial mientras inician un proceso de ascenso social que culmina durante la revolución liberal de Zelaya. Tenemos así a los mestizos, que se han ocultado a sí mismos su propia mezcla racial, ejerciendo influencia en círculos del Estado desde fines del siglo XIX.

La tesis, ciertamente es complicada porque lleva a preguntarse si la unidad nacional implicó realmente unidad racial desde el siglo XIX, y si la implica en el presente. O si, más bien, la permanencia de una división social en razas es un elemento que pertenece a la estructura de dominación y hegemonía. Para Ramírez, que en esto no contradice la biblioteca de lo nacional-mestizo, el símbolo cultural y moral de esta unificación racial por medio del mestizaje es El Güegüense, sobre todo como símbolo del mestizo trepador social que desea el blanqueamiento, y acaba colocándose en los círculos del poder.

El texto tiende a afirmar que la disciplina racial impuesta por la Corona era burlada por el deseo y las costumbres sexuales; así, “aquellos mandamientos se disolvieron en las camas” (121). ¿Pero no sería el deseo, y las articulaciones que le son afines: filiación y, por ende, taxonomía racial, más bien parte de la estructura de dominación y no una cifra de desaparición de la raza como estructuración del dominio? ¿La raza no es más bien parte de la disciplina sobre la violación originaria que Octavio Paz advirtió, para el caso mexicano, como fundamento de lo nacional?

Este tipo de preguntas implica en realidad un orden de lectura diferente sobre la biblioteca del mestizaje: una lectura a contrapelo, como les gusta decir a los subalternistas. Una lectura que no se ha emprendido cabalmente. Dicho sea de paso, Tambor olvidado no dialoga con la bibliografía que ha criticado la doctrina mestiza de manera más sistemática: entre otros autores, Ileana Rodríguez, Jeffrey Gould, Justin Wolfe o Erick Blandón.

Una ventaja del libro de Ramírez es que reabre el debate sobre la raza como índice de unidad nacional, y que lo hace con una probable buena incidencia tanto por el prestigio de su autor como por la amplia difusión que logra (ha sido editado por Aguilar-Santillana, 2007). Además, a una dedicada investigación auna una narrativa muy entretenida. Por supuesto, a sus lectores (y ojalá que sobre todo a sus lectores jóvenes) les toca ahondar en el significado político y cultural de replantear el mestizaje como fundamento nacional. Un asunto que da para mucho debate (y que en esta entrada de blog no hago más que esbozar en algunas de sus posibilidades).

martes, abril 28, 2009

Posguerra y mercado

Hace dos semanas: vuelo en una pipilacha de Lacsa a San Salvador. Llanuras terrígenas sobre las que parpadea el avión. Ventanillas por las que miro las hélices batir. Vuelo de menos de una hora.

Comalapa es quizá la verdadera puerta internacional de Centroamérica. La conexión en que se agrupan los monopolios coloridos con su orden de mangas y salidas.

Tengo alguna experiencia de fronteras centroamericanas terrestres. Esos lugares vacíos y angustiantes. Esos buses con cucarachas diminutas. Aquellos baños infestos. Son lugares provincianos y vertiginosos, y por entero narrativos (se puede contar desde las marcas en la pared de los urinarios hasta las costumbres de los monos congos que pululan en los guanacastes de Peñas Blancas).

Los aeropuertos, en cambio, son lugares provincializados por la (pos)modernidad comercial, hermanos disolventes de los malls, y por entero antinarrativos.

Aun así, voy en este viaje por razones literarias. Asisto en la UCA de San Salvador a un seminario sobre narrativas centroamericanas de posguerra, evento organizado también por la Universidad de Liverpool. Voy a leer mi texto "Posguerra(s) y mercado en Centroamérica: narrativas transnacionales de los orígenes, la afiliación y el canon" (pdf).

El encuentro resulta muy enriquecedor. Hay una mesa redonda con escritores salvadoreños, entre otros Manlio Argueta, David Hernández, Jorge Galán y Claudia Hernández. La posguerra no se ha escrito, es una especie de tema-amenaza ante la cual hay que afilar la disciplina artística.

Los académicos hablan, hablamos, en otros tonos. La diáspora en el norte y la hibridez identitaria. La permanencia de la escritura como artefacto crítico. El mercado del libro. Las coyunturas democráticas en la memoria. Los símbolos del nacionalismo. La ética del autor. Los espacios heterotópicos.

(Encuentro, siempre vale la pena decirlo, con viejos amigos, y nuevos.)

Me alegro de la creatividad que muestra la crítica centroamericanista, y la continuidad que se va creando.

Viaje de regreso en la guagua aérea que viene del lado de Los Ángeles.

miércoles, abril 22, 2009

TRANS 2.0: El centro de América es un largo recorrido de asfalto

El centro de América es un largo recorrido de asfalto y terracería; hermosas sobras marinas florecen en sus bordes, pequeños altares de caucho dedican su imaginería a máquinas hechizas para la reparación de llantas, extensa carretera esta tierra de puertas resguardadas por cortinas de corcholata, como aplausos de latón en vespertina penumbra.
Y en la robusta velocidad con que alguien recorre este autoservicio, agasajado en su trono, rey de los caminos, se observa alrededor la imagen distorsionada de una enorme copa para coctel, todo acá, parece una cevichería, y la sombra de los autos parece fruta marina sacrificada al sol por el asfalto, y el corazón guardando con cuidado el nombre ocasional de la vida, líquido vital es en la celeste copa de coctel, y más allá, al norte alejándose el sonido de las trocas, el desierto lagartija carcomiendo los pies hasta el puro hueso, y los hombres lampiños que se trenzan la esperanza en el rostro de la sed, y la llaga de la carne devorando el corazón bajo las tetas, ceviche occidental es para un viernes que anochece por el frío.

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martes, abril 14, 2009

Jack Frost al descubierto




Escucho el primer disco de Tell Tale Signs. Ni siquiera lo escucho, sólo entro brevemente a su portal. Me sorprende su armonía y romanticismo. Esto es una continuación de (una conversación nunca interrumpida con) Blood on the tracks Me sorprende descubrir todo lo que ha podido hacer Jack Frost por Dylan. Hacerlo decir la verdad en tono de blues y de hillbilly y de rocanrol.

Una labor, digamos, democrática.


Escuchar live desde NPR.

sábado, abril 11, 2009

Asueto e información

Este fin de semana no hay diarios o informativos en Nicaragua. Por supuesto, no es que la información o el derecho de información terminan o se suspenden. Aunque casi es así porque en nuestro país la información tiende a estar muy centralizada, no obstante la potencialidad de los nuevos medios y servicios.

Se podría imaginar una suspensión temporal del diario en papel (digamos el fin de semana de la semana santa) con un continuo flujo de información vía blogs o twitter, ejercido de forma descentrada por ciudadanos o por periodistas independientes. (Ya sé que esto tiene rasgos de fábula utópica.)

El caso es que en nuestro país (y seguramente en otros de nuestro estilo o prosapia) la estructuración de las empresas de información no permite todavía articular la figura del periodista independiente. Ese silencio de las empresas en el asueto, con el que callan también los periodistas indica la simbiosis entre intereses (del empresario y del periodista que descansan).

En mi fábula utópica el día del asueto del diario, es el del flujo independiente de la información. El momento en que la empresa cierra los ojos, hay un relumbre en que la verdad brilla en sentido contrario o inesperado.

El periodista dirá que la disciplina de trabajo obliga, y que asueto es asueto. Pero, tal como ha argumentado Negri el sentido de trabajo ha cambiado o está cambiando radicalmente en el presente, y las distancias entre la vida diaria y el trabajo se han acortado. Esto acabará por vulnerar, quizá, la categoría privatizada de la información y el derecho de información. Por entonces los asuetos serán más entretenidos.