viernes, junio 05, 2009

Lo que me gusta de la clase media

El hecho político más sobresaliente de los últimos años ha sido el ingreso a la política de los sectores medios, con lo que parece una agenda propia.

Es imposible no simpatizar con algunos puntos de esta agenda.

1. Su decisión de no ser pastoreados más por la élite de los partidos tradicionales, incluyendo el FSLN, sino directamente por un universalismo global, ideología motivada en gran parte por la ONGs.

2. El deseo de ser protagonistas de una historia más o menos heroica en contra del autoritarismo.

3. Su elaboración de una crítica sostenida al partido de gobierno, la que la oposición política conservadora (que se llama paradójicamente liberalismo) no ha logrado sostener.

4. Su pelea por la hegemonía sobre símbolos de la izquierda y de la revolución.

5. El "aire izquierdista" de agenda controlada.

Pero ¿cuál será el límite político del universalismo de la clase media, su capacidad para elaborar los símbolos y realmente convocar y tener capacidad de aliarse con las clases subalternas con un discurso nacional, controlando a la vez que el "aire izquierdista" derive en una concertación de centro no populista?

No se ve claro, en efecto, cómo elaborará la clase media un separación con y una crítica del neoliberalismo que sigue siendo el límite para la elaboración tanto de una política nacional como de una política de integración de los sectores subalternos a la política.

Entre Ortega y el neoliberalismo la clase media puede seguir descubriendo todo lo buena, ética y bien portada que es, sin realmente lograr el éxito político que necesita.

jueves, junio 04, 2009

Es posible hacer una pregunta

¿Es posible?

El caso fue que Sergio Ramírez tuvo que suspender la presentación de un libro suyo en la Universidad Nacional de Nicaragua, sede León por las amenazas de boicot de una organización estudiantil expresada en mantas poco amables.

Hay que lamentar el hecho, coincidiendo en parte con el escritor: la Universidad debe ser sitio de diálogo y discusión.

Pero en ese mismo lugar del evento hay que poner la pregunta, si es que se puede.

Ramírez ha invocado un expediente franquista para caracterizar el hecho. Estos muchachos serían herederos de la acción política falangista en contra de los intelectuales, en un clima cultural "cavernario" que recuerda a Franco y el franquismo. (El tema ha sido repetido en las páginas de opinión.)

La pregunta sería pues: ¿por qué ha sido el franquismo y no el neoliberalismo el que ha informado la actitud intolerante de esos jóvenes? ¿a lo mejor fue más bien el populismo? ¿no habría que investigar mejor este punto? ¿qué prueba hay de que el cierre de espacios humanísticos en las Universidades, que es algo más que un síntoma, no ha sido decisivo en este rechazo indirecto de las humanidades? ¿quizá porque los intelectuales fundadores de la nacionalidad literaria fueron admiradores del falangismo debemos suponer que será siempre el franquismo el prístino motivo de los jóvenes? ¿el culto de los notables, que son en sí mismo instituciones, no ha favorecido la idea de que a estos no se les puede hacer ninguna pregunta si no solamente aceptarlos (incluyendo el servilismo) o rechazarlos de plano? ¿y cuánto han hecho los notables por favorecer un clima de debate en las universidades?






jueves, mayo 28, 2009

Cortes y gusanos

No he visto bajar los gusanos peludos en esta estación lluviosa.

No he visto a mi perro ultimamente.

El largo y turbulento amor de los gatos del vecindario me desvela.

Lo mismo el zapping y mis lecturas de Said.

No escucho a Bowie este junio.

Me siento constantemente junto a un hijo o el otro. Les hablo de espalda.

Lleno de agua la pantalla del PC para poder navegar.

Te estoy buscando en la oscuridad y la luz se va simetricamente cada madrugada lo que provoca tus llamadas a Disnorte Dissur.

Sueño con San Salvador con un aire de Matagalpa desde los ojos de Rey Rosa.

La literatura sirve precisamente para salvar al mundo y volverte su mascota.

miércoles, mayo 20, 2009

Algunos temas políticos

Generalmente, lo que se publica como "debate" en los medios son pleitos personales alrededor de intereses privados, ya sea que se haya privatizado lo que debería ser común, o que se maneje como privado lo estatal (que es casi lo mismo).

El tono escandaloso y airado de este "debate" dice mucho de lo involucrados que están en estos negocios , y en torno al Estado, las clases pudientes, políticos, medios, eclesiásticos, miembros autonombrados de la "sociedad civil", intelectuales, y, ya no se diga, empresarios. Es que escuchamos nada más el "debate" de los poderosos.

Pero al menos en la superficie hay tensiones señaladas: la institucionalidad, por ejemplo, que es invocada permanentemente. La sociedad civil que casi equivale a la clase media alta organizada. El legado de la memoria: héroes nacionales, que quieren ser "despartidizados". La ética, sin aclararse ni debatirse nunca si se trata de que asumamos como ética final la ética liberal y secular (cosa por razones culturales bastante improbable en un país como Nicaragua).

Lo mismo pasa con la institucionalidad. A veces pareciera que todo está bien con una institucionalidad neoliberal. Hay sectores del gobierno y sectores de la "sociedad civil" (incluso partidos que se suponen de izquierda) que lo creen así. Pero esa institucionalidad ha naufragado.

Ante eso, diría la sociedad civil otra vez, quizá por boca de algún intelectual, la (reforma) ética. Pero, de nuevo, depende de cuál ética.

jueves, mayo 14, 2009

Tanta gente desaparecida

--Y de pronto fum--hizo un gesto que hacía estallar su mano--se esfumó Ud. Ud. que iba tan bien con el ensayo, y ahora ya ni recibe la visita de D. que solía visitarlo. Porque iba muy bien con el ensayo, publicaba, se le miraba. Pruebe ahora con L. él es gentilísimo.

Tanta gente desaparecida.

16 riesgos de la Universidad frente a la Empresa

Un artículo de Tünnermann sobre "La relación universidad-empresa" que apareció ayer en un diario nacional, motiva en parte estas reflexiones sobre la universidad, la empresa y las humanidades.

1. El riesgo de reducir la Universidad a la producción de lo utilitario, empírico, aplicable.

2. Reducirla, así, en su posibilidad crítica.

3. Viejo "conflicto de las facultades" recolocado en un mercado periférico o infranacional, en donde las Humanidades llevan las de perder.

4. "Sectorizar" la Universidad y la Empresa bajo un paradigma neodesarrollista en que lo crítico es de hecho sustituido.

5. No hacerle ni una sola pregunta académica a la Empresa.

6. No saber nada de la historia cultural de la Empresa. Su excentricidad y sus costumbres. A saber: que funciona con el corazón puesto en el extranjero, y no sabe nada de inversión en educación. Que se educa para gobernar manteniendo una estructura de dominio clasista, racista, etnicista, machista.

7. Quedar satisfecho con que las Humanidades se reduzcan al culto dariano y festivales adyacentes que resultan monumentos a la pobreza cultural. (Y no es pobreza cultural de los pobres, que es de otro tipo, sino pobreza cultural de las clases medias y altas que viven de eso.)

8. Convencer a la Empresa, fundamentalmente la Empresa Financiera, que basta con financiar la mochila de libros de la biblioteca "nicaragüense" para que todo esté en paz, manteniendo cierta hegemonía cultural.

9. Dejar la antropología, historia, sociología, arqueología, ciencias humanas y sociales en sitios "de fuera", ONGs y academias no situadas aquí (lo que enfatiza las agendas excéntricas).

10. Ese saber y esas ciencias no han existido por falta de financiamiento del Estado y la Empresa. Y no es con ensayos nacionales que se subsana ese vacío.

11. No sé si será kantiano, pero la autonomía (su fundamento) no saldrá de la tecnología.

12. No pensar en la tecnología y la ausencia tecnológica más obvia y evidente: saber leer y escribir, enseñar a leer y escribir a los universitarios.

13. ¿Cómo operar un convencimiento cultural en la Empresa?

14. ¿Cómo hacer para que lo que la Empresa invierte en educación (exageremos), no lo invierta con el patetismo de la caridad cristiana, sino con un convencimiento más profundo, liberal, si se quiere, en las bondades de la educación humanista?

15. ¿O será que irremediablemente las Universidades tendrán que devenir empresas, o no ser?

16. Contra la simbiosis Universidad-Empresa.

lunes, mayo 04, 2009

Tambor olvidado

Tambor olvidado de Sergio Ramírez es un ensayo sobre la mezcla racial entendida como base de la mezcla cultural y de la nacionalidad nicaragüense. También podría decirse un ensayo nacional definido a través de la raza. Y quizá, tenida en cuenta la globalización, el intento de un ensayo nacional al iniciarse el siglo XXI.

El libro está dividido en dos partes. Una programática, en donde se exponen las hipótesis principales, y la otra ilustrativa, en donde se hace inventario de las manifestaciones sincréticas de la cultura popular (tradiciones religiosas, música, instrumentos, oraciones populares, cocina, lengua). En cierto sentido, la primera parte del libro trata de disciplinar a la segunda. La sección ilustrativa es la más sugerente porque recopila el saber (digamos) antropológico sobre lo que podría ser la cultura popular nacional. Una pregunta obligatoria aquí es ¿cómo se sabe “nacional” la cultura sincrética subalterna?

El ensayo de Ramírez respondería quizá con la primera parte del libro. Se trata básicamente de una biblioteca de lo nacional ya bastante establecida (que, entre otras cosas, informa a las culturas subalternas), y que es retomada en este ensayo: Oviedo, Squier, Lévy, El Güegüense. Y sus re-escrituras: Darío, Pablo Antonio Cuadra, Coronel, Mántica, algunos otros. El texto repasa, pues, esta biblioteca del mestizaje (que es también de una definición excéntrica de ver lo nacional) para reafirmarla en su fundamento ideológico pero también para cuestionarla, proponiendo que este mestizaje es de tres fuentes, y no sólo de dos.

A la cultura hispánica e indígena hay que añadir la africana. Esto ubicaría a Nicaragua más abiertamente en un contexto geocultural caribeño, revelando, sin embargo,una fractura interna: con la costa caribeña, precisamente, que es nicaragüense de una manera diferente a la región hegemónica. En Tambor olvidado se trata, en cierto sentido, de un arreglo de cuentas entre aquellos que pensaron el mestizaje y las culturas populares realmente existentes (y realmente sincréticas, y, para los fines del libro, africanizadas) que necesitan ser repensadas en los ámbitos de la globalización con unos orígenes mucho más abiertos. Es como que si la caribeñidad prometiera una fluidez que el origen hispánico e indígena no podría tener. Digamos: un conflicto interno (y vivo) de la doctrina mestiza.

El libro comienza por ensalzar la mulatidad como estrategia de creatividad cultural desarrollada por Rubén Darío, y, quizá, un modelo cultural de lo nacional. Este ser mulato, que Ramírez llama constantemente mestizaje triple, parece ser producto del completo mestizaje racial que concluye, según el texto, durante la Colonia. Sin embargo, el deseo de blanqueamiento, como marca colonial, termina por ocultar esta realidad sociológica. Los mestizos triples mismos ocultan su origen racial mientras inician un proceso de ascenso social que culmina durante la revolución liberal de Zelaya. Tenemos así a los mestizos, que se han ocultado a sí mismos su propia mezcla racial, ejerciendo influencia en círculos del Estado desde fines del siglo XIX.

La tesis, ciertamente es complicada porque lleva a preguntarse si la unidad nacional implicó realmente unidad racial desde el siglo XIX, y si la implica en el presente. O si, más bien, la permanencia de una división social en razas es un elemento que pertenece a la estructura de dominación y hegemonía. Para Ramírez, que en esto no contradice la biblioteca de lo nacional-mestizo, el símbolo cultural y moral de esta unificación racial por medio del mestizaje es El Güegüense, sobre todo como símbolo del mestizo trepador social que desea el blanqueamiento, y acaba colocándose en los círculos del poder.

El texto tiende a afirmar que la disciplina racial impuesta por la Corona era burlada por el deseo y las costumbres sexuales; así, “aquellos mandamientos se disolvieron en las camas” (121). ¿Pero no sería el deseo, y las articulaciones que le son afines: filiación y, por ende, taxonomía racial, más bien parte de la estructura de dominación y no una cifra de desaparición de la raza como estructuración del dominio? ¿La raza no es más bien parte de la disciplina sobre la violación originaria que Octavio Paz advirtió, para el caso mexicano, como fundamento de lo nacional?

Este tipo de preguntas implica en realidad un orden de lectura diferente sobre la biblioteca del mestizaje: una lectura a contrapelo, como les gusta decir a los subalternistas. Una lectura que no se ha emprendido cabalmente. Dicho sea de paso, Tambor olvidado no dialoga con la bibliografía que ha criticado la doctrina mestiza de manera más sistemática: entre otros autores, Ileana Rodríguez, Jeffrey Gould, Justin Wolfe o Erick Blandón.

Una ventaja del libro de Ramírez es que reabre el debate sobre la raza como índice de unidad nacional, y que lo hace con una probable buena incidencia tanto por el prestigio de su autor como por la amplia difusión que logra (ha sido editado por Aguilar-Santillana, 2007). Además, a una dedicada investigación auna una narrativa muy entretenida. Por supuesto, a sus lectores (y ojalá que sobre todo a sus lectores jóvenes) les toca ahondar en el significado político y cultural de replantear el mestizaje como fundamento nacional. Un asunto que da para mucho debate (y que en esta entrada de blog no hago más que esbozar en algunas de sus posibilidades).

martes, abril 28, 2009

Posguerra y mercado

Hace dos semanas: vuelo en una pipilacha de Lacsa a San Salvador. Llanuras terrígenas sobre las que parpadea el avión. Ventanillas por las que miro las hélices batir. Vuelo de menos de una hora.

Comalapa es quizá la verdadera puerta internacional de Centroamérica. La conexión en que se agrupan los monopolios coloridos con su orden de mangas y salidas.

Tengo alguna experiencia de fronteras centroamericanas terrestres. Esos lugares vacíos y angustiantes. Esos buses con cucarachas diminutas. Aquellos baños infestos. Son lugares provincianos y vertiginosos, y por entero narrativos (se puede contar desde las marcas en la pared de los urinarios hasta las costumbres de los monos congos que pululan en los guanacastes de Peñas Blancas).

Los aeropuertos, en cambio, son lugares provincializados por la (pos)modernidad comercial, hermanos disolventes de los malls, y por entero antinarrativos.

Aun así, voy en este viaje por razones literarias. Asisto en la UCA de San Salvador a un seminario sobre narrativas centroamericanas de posguerra, evento organizado también por la Universidad de Liverpool. Voy a leer mi texto "Posguerra(s) y mercado en Centroamérica: narrativas transnacionales de los orígenes, la afiliación y el canon" (pdf).

El encuentro resulta muy enriquecedor. Hay una mesa redonda con escritores salvadoreños, entre otros Manlio Argueta, David Hernández, Jorge Galán y Claudia Hernández. La posguerra no se ha escrito, es una especie de tema-amenaza ante la cual hay que afilar la disciplina artística.

Los académicos hablan, hablamos, en otros tonos. La diáspora en el norte y la hibridez identitaria. La permanencia de la escritura como artefacto crítico. El mercado del libro. Las coyunturas democráticas en la memoria. Los símbolos del nacionalismo. La ética del autor. Los espacios heterotópicos.

(Encuentro, siempre vale la pena decirlo, con viejos amigos, y nuevos.)

Me alegro de la creatividad que muestra la crítica centroamericanista, y la continuidad que se va creando.

Viaje de regreso en la guagua aérea que viene del lado de Los Ángeles.

miércoles, abril 22, 2009

TRANS 2.0: El centro de América es un largo recorrido de asfalto

El centro de América es un largo recorrido de asfalto y terracería; hermosas sobras marinas florecen en sus bordes, pequeños altares de caucho dedican su imaginería a máquinas hechizas para la reparación de llantas, extensa carretera esta tierra de puertas resguardadas por cortinas de corcholata, como aplausos de latón en vespertina penumbra.
Y en la robusta velocidad con que alguien recorre este autoservicio, agasajado en su trono, rey de los caminos, se observa alrededor la imagen distorsionada de una enorme copa para coctel, todo acá, parece una cevichería, y la sombra de los autos parece fruta marina sacrificada al sol por el asfalto, y el corazón guardando con cuidado el nombre ocasional de la vida, líquido vital es en la celeste copa de coctel, y más allá, al norte alejándose el sonido de las trocas, el desierto lagartija carcomiendo los pies hasta el puro hueso, y los hombres lampiños que se trenzan la esperanza en el rostro de la sed, y la llaga de la carne devorando el corazón bajo las tetas, ceviche occidental es para un viernes que anochece por el frío.

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martes, abril 14, 2009

Jack Frost al descubierto




Escucho el primer disco de Tell Tale Signs. Ni siquiera lo escucho, sólo entro brevemente a su portal. Me sorprende su armonía y romanticismo. Esto es una continuación de (una conversación nunca interrumpida con) Blood on the tracks Me sorprende descubrir todo lo que ha podido hacer Jack Frost por Dylan. Hacerlo decir la verdad en tono de blues y de hillbilly y de rocanrol.

Una labor, digamos, democrática.


Escuchar live desde NPR.

sábado, abril 11, 2009

Asueto e información

Este fin de semana no hay diarios o informativos en Nicaragua. Por supuesto, no es que la información o el derecho de información terminan o se suspenden. Aunque casi es así porque en nuestro país la información tiende a estar muy centralizada, no obstante la potencialidad de los nuevos medios y servicios.

Se podría imaginar una suspensión temporal del diario en papel (digamos el fin de semana de la semana santa) con un continuo flujo de información vía blogs o twitter, ejercido de forma descentrada por ciudadanos o por periodistas independientes. (Ya sé que esto tiene rasgos de fábula utópica.)

El caso es que en nuestro país (y seguramente en otros de nuestro estilo o prosapia) la estructuración de las empresas de información no permite todavía articular la figura del periodista independiente. Ese silencio de las empresas en el asueto, con el que callan también los periodistas indica la simbiosis entre intereses (del empresario y del periodista que descansan).

En mi fábula utópica el día del asueto del diario, es el del flujo independiente de la información. El momento en que la empresa cierra los ojos, hay un relumbre en que la verdad brilla en sentido contrario o inesperado.

El periodista dirá que la disciplina de trabajo obliga, y que asueto es asueto. Pero, tal como ha argumentado Negri el sentido de trabajo ha cambiado o está cambiando radicalmente en el presente, y las distancias entre la vida diaria y el trabajo se han acortado. Esto acabará por vulnerar, quizá, la categoría privatizada de la información y el derecho de información. Por entonces los asuetos serán más entretenidos.

jueves, abril 09, 2009

Días de guardar

El portón del mercado está cerrado como señal de los días santos. Pero en los tramos exteriores abundan el pescado salado, los tamales pizques y rellenos, los frijoles, el queso, los almíbares de la estación y el pinolillo. Se traiciona gozosamente la Cuaresma con ofrecimiento de chicharrón y alguna limitada oferta de posta de cerdo, ahí donde sobresalen las patitas lavadas, afeitadas y cortadas de los chanchos en mesas bastante marcadas por el uso.

Busco inútilmente una chuleta fresca de pargo. Porque son días de comida conservada según técnicas antiguas: la sal sobre el esqueleto del pescado, la hoja de plátano para la masa de maíz de los tamales, el dulce duro de rapadura para el almíbar, el maíz tostado y molido del pinol.

(Cuando llegó el tiempo de la conservas en lata fue que triunfaron las sardinas, siempre disfrazadas de sirenas exuberantes en los impresos.)

Aunque sea una señal que se hace a un tiempo ido, ha triunfado leve y fragmentariamente el pasado.

Hay turistas de vez en cuando.

jueves, abril 02, 2009

Miradas transnacionales

Estimados lectores académicos y creadores, estoy organizando un panel para el próximo Congreso de Estudios Culturales de Tegucigalpa, 22-24 de julio. Copio aquí la descripción para su interés y difusión. Estoy a la orden para sus preguntas y cuestionamientos. Saludos

Propuesta de mesa sobre transnacionalismo en el II Congreso de Estudios Culturales

“Miradas transnacionales sobre Centroamérica: avatares modernos de una cultura minoritaria”

Hasta finales del siglo XX en los países centroamericanos dominaron narrativas nacionales de la literatura y la cultura. Ese panorama ha comenzado a cambiar promisoriamente en la actualidad, y narrativas culturales de lo centroamericano como región son más frecuentes. Este cambio ha ayudado a develar o a prestar más atención al carácter transnacional de muchas formaciones culturales centroamericanas. Considero que el II Congreso de Estudios Culturales será un buen momento para pensar, en uno de sus paneles, en este carácter transnacional especialmente en cuanto lo centroamericano puede leerse como disperso y entretejido con otros sistemas regionales o culturales. Ya se trate del trabajo desterritorializado de muchos creadores o la ubicación “menor” de lo centroamericano dentro de sistemas hegemónicos, o la mirada sobre Centroamérica del intelectual que proviene de otra formación cultural; sea excentricidad, dispersión, vagabundeo o exilio, en esa situación se articula una razón transnacional que resulta decisiva para la formación de lo centroamericano como condición cultural. Las ponencias de esta mesa propondrán diversas tramas en que se ven involucrados varios sistemas culturales en contextos decisivos para las formaciones nacionales o regionales de lo centroamericano, especialmente dentro de proyectos modernos, o dispersiones posmodernas.

Interesados contactar a Leonel Delgado en el correo
ldelga_ni@yahoo.com

lunes, marzo 30, 2009

Ante la fractura

La articulación nacionalista letrada como una red de a/filiación (Said) y de creatividad.

Padres e hijos / hijas en una constante labor de creación (y coerción).

Paso subjetivo de la familia y la región a la nacionalidad (literaria).

Ritos de pasaje y redes sociales e intelectuales activas que reproducen estructuras de poder (patriarcal).

Naufragios.

Pero la reproducción es inconsciente.

Y vos (sí, vos) estás en la madeja.

miércoles, marzo 18, 2009

La perversión de la maniobra

"Perry Anderson on Italy´s Squandered Heritage" (el artículo se llama "An Invertebrate Left" (Una izquierda invertebrada), con inusitada alusión a Ortega y Gasset). Pero el centro del argumento es, más bien, Gramsci. El Gramsci (y el Partido Comunista Italiano con él) de la hegemonía, trágicamente erosionado por la "guerra de posiciones" y con pocas oportunidades subjetivas y culturales de acceder a la "guerra de movimiento" (o maniobra). Un PCI que condicionado por el peso de la cultura (el peso de la inteligentsia y la fe en la necesidad de la hegemonía) se niega las oportunidades de golpear al enemigo. Concretamente, los comunistas (dirigidos por Togliatti), al concluir la segunda guerra mundial, no se atrevieron a encabezar una purga estatal de los cuadros fascistas. El resultado reciente se llama, por supuesto, Berlusconi.

Por ironía, la calidad de los intelectuales italianos (de Moretti (y en serio Moretti es de los críticos literarios que hay que leer) a Agamben) resulta ser de los saldos positivos de la cuestión. Pasando, como hace pasar Anderson al lector de manera muy sugerente, por los debates de cinco décadas de la izquierda italiana, y esa tensión inacabable entre el deseo de la hegemonía, el rechazo de la maniobra (casi, se diría, la perversión de la maniobra), el estalinismo que no se pelea con Gramsci (ni con Croce o Dante), y los ultraizquierdismos.

En un país en donde la izquierda de todo tamaño y seña ha jurado portarse bien (unos ante la Iglesia, otros ante los Estados Unidos, casi todos frente al capital), esta lectura es más que sugerente.

jueves, marzo 05, 2009

¿Cómo es la vida intelectual en Nicaragua?

1. La pobreza comanda. El neoliberalismo ha desestructurado los centros significativos: la universidad, la educación, los gremios, los centros culturales, etcétera.

2. Hay mucha fragmentación. No todos los intelectuales se sienten representados por los notables. Pero los notables hablan por todos.

3. Los intelectuales reciben muchos No: todo se hace por proyecto pero hay que hablarle a las ONGs y demás organismos en su propia lengua (más o menos "radical"). Eso implica no pocas veces una posición neocolonial.

4. Por supuesto, sólo algunos No alcanzan el estrellato. (Véase, por ejemplo, la carta, firmada por muchos intelectuales, apoyando a Sergio Ramírez por el caso de un prólogo vetado. Más recientemente se habla del "martirio interior" de Cardenal.)

5. No hay un apoyo signficativo del Estado a los proyectos culturales (entendidos en el sentido estricto de bellas artes, o más amplio de estudio de las identidades).

6. A la empresa privada, porque es excéntrica y tiene el corazón en otra parte, no le interesa el financiamiento de la educación y la cultura. (Excepto si se trata de mortificar a las audiencias trayendo artistas calzón, como Juanes.).

7. En las Universidades las Humanidades han ido de baja en las últimas décadas (con frecuencia descoyuntándose o haciendose cuechitos). El interés son los estudios de negocios, tecnología y derecho.

8. Los intelectuales, por necesidad o ceguedad, tienden a devenir cortesanos del poder (del poder del Estado, del poder de la empresa privada, del poder de los medios de comunicación, del poder de otros intelectuales y notables).

9. Se ha seguido sacralizando la poesía como gran escenario de la identidad, pero no se ha debatido de verdad la identidad.

10. No hay un debate sobre estos puntos que no se lo trague la Personalidad.


(Ya antes había acometido estos puntos en otra parte. Sobre la baja de las Humanidades, también.)

miércoles, marzo 04, 2009

De la situación educativa en Nicaragua

Los niños del tercer grado, turno vespertino.

Un asunto central de su vida escolar (para algunos de ellos y sus padres el central) es el plato de comida que oferta la escuela.

Gallo pinto, queso o crema.

Para eso los niños llevan platos de plástico todos los días.

La hora de la comida atrasa un poco el desarrolo de las lecciones. Pero, ni modo, es un punto importante. Y en esto todos coincidimos con la maestra.

Hoy no hubo comida porque la madre encargada olvidó cocinar, o quizá birló los granos.

El maíz, por otra parte, está carísimo en Mesoamérica. (A veces la dieta incluye tortillas.)

Algún niño de esos va a volver a pie hasta la zona en donde vive, y esta vez sin haber comido.

jueves, febrero 26, 2009

Por qué el paquete de estímulo fallará?

Según David Harvey en un texto (versión en español) de su Reading Marx´s Capital, el paquete de estímulo a la economía gringa está destinado a fracasar.

1. Porque es insuficiente en una economía tan endeudada (principalmente con naciones del este) como la norteamericana. Según Paul Krugman, aunque 800 billones es un alivio, se necesitarían 2 trillones. Ya que el dinero no llegará de fuera (China, etc.), la única solución, dice Harvey, sería cortar a la mitad los gastos militares, lo que, por supuesto, no lo propondrán ninguno de los partidos (republicanos y demócratas) porque sería suicida.

2. Hay una barrera política-ideológica en la elite política de ambos partidos para aplicar la solución keynesiana de manera efectiva, logrando estimular la productividad y el consumo en las clases bajas. Las doctrinas neoliberales dominan a la élite, y la opinión pública se exaspera ante la mera idea de intervención estatal, o nacionalización. (Se necesitaría, en realidad, planificación estatal y detención del proceso de desindustrialización.)

Según Harvey, el problema hay que verlo como parte de un cambio tectónico en la localización de la hegemonía económica (y militar) del capitalismo. Y es obvio que China está concentrando el poder económico.

¿Pero cómo será este salto de la hegemonía, y quién estará dispuesto a tomar el control militar?

Harvey se inclina a creer en que sobrevendrá un período multipolar de luchas entre potencias o grupos de potencias.

En todo caso, China está mejor preparada que Estados Unidos para aplicar de manera exitosa la solución keynesiana: no está endeudada, y el Partido Comunista puede justificar ideológicamente cualquier redistribución económica como "comunismo" o "socialismo". Esta redistribución ayudará a consolidar el mercado interno chino, y un resultado ulterior (que la elite norteamericana teme) es el hundimiento del dolar.

(Llegúe a la página de Harvey vía Lenin´s Tomb. Lo que hace Harvey en su página es una lectura de El Capital, lo que consolida la contemporánea marxistmanía).

martes, febrero 17, 2009

La crisis global por fin gobierna


Estuve leyendo la narrativa de conformación de las ciencias y las disciplinas en Wallerstein, primer capítulo. Termina con ese gesto algo exasperado: sí, esto es una gran narrativa, pero estas son necesarias y algunas están más cerca de la realidad que otras. (Una acotación a su favor sería decir: la crisis económica mundial es una gran narrativa que nos está jodiendo a todos, es decir, a unos más que a otros.)

Para alguien reiteradamente estetizado por el discurso (el boom, la escuela francesa, esa nouveau roman), W. sonará esquemático. (Y tanto que costó leerse lo de las ciencias humanas en Las palabras y las cosas.) Pero para ese otro estetizado "por la naturaleza" (digamos, algún aspirante a calzar en la historia de la poesía patria que cree que cualquier intento crítico es mera autopsia) puede ser útil. (¿Qué significado tiene esa estructura en que los intelectuales o son notables(como bien lo recordó recientemente Barahona) o son mercenarios (hay tantos casos patéticos, dios mío?). Al descampado global, y en medio de la crisis, aprenderá a desnudar las fronteras, y a entender el sentido fragmentado (pero totalizable) de su salario.

Por otra parte, la crisis entra también exasperada al aula de clases: el número de alumnos se ha multiplicado por dos, la acumulación está en el hombro del profesor, W. le pega con el canto del libro, y el profesor reclama algo azorado por la (co)locación de la cultura, el muy pop-derechoso.

Sin embargo, en el fondo creo que hay que hacer el injerto del avizoramiento político de los post (ya una herencia que podemos comenzar a cuantificar) con la perspectiva global de la economía-mundo.

La crisis global por fin gobierna.

miércoles, febrero 11, 2009

Cáscara de Nuez


Recordada Janny:

¿No te dije el otro día cómo se miraba el tráfico desde el puente azul, puente de los suspiros para mí, que anuda esta existencia con un precario bar, un siniestro mostradorcito orondo, donde luce una fruta enigmática, barrida todos los días por el bar-tender rubio, en donde llego yo a tomarme mi heineken vespertina y libertina?

Pues hoy luce igual. Es mi exterior contraexistencial. Vos en cambio estás en mi pudor y mi urticaria, con tus brazos de alga tierna, tus ojos impresos en la Foto del Alma (foto por demás pornográfica pero dramática). Pues hoy luce igual, así que lo veo levemente (al exterior, al puente que no sos vos) y cruzo rumbo a mi jamaiquino bar. (No me preguntes por qué jamaiquino y equinoccial, pero escuché algo de la Montego Bay el otro día –un gupo de calipso piña colada, de teclado horroso). Hoy los clientes no quieren despertarse. A los lejos vemos el rosicler de la bahía que se ahoga. Brindamos: enhorabuena por esa ilustre pesadilla blanda y leve, purpúrea y firmada por el vertiginoso rayo verde. Luego doy vueltas, casi como un perrito ilustre, y ahí viene la ola de la melancolía. Te extraño, dulce Janny. Aclaro que no doy vueltas en el bar sino en las calles intrincadas donde suenan músicas y sirenas de policía. (Atrás ha quedado el barcito, y ahora cruzo por debajo del puente. Veo, con melancólica presencia, hacia arriba.) Me hago la idea de que ando por Nueva Orléans y que vacilo sin caer en el mar profundo de las percepciones (que tengo comprobado debe ser un mar caribeño). Ahí vienen, en esas calles a ratos folklóricas, cómicas o pavorosas; vienen ahí, digo, las tijeras del desesperado. Una sombra se vuelve pizarra, ha corrido un pájaro atardecido sobre el alambre de luz, una nube se pone oscura, se hincha de luz un momento, se diluye. Entonces tras, tras, tras, las tijeras del desesperado. Padezco de un pavoroso homesick, casi que me voy a Nicaragua en el primer barco que veo en la bahía, depositado ahí como una cáscara de nuez. Me siento en una de las bancas de hierro casi corroído que están en la Avenida Douglas. Espero que aparezca alguna Janny exangüe, luego de sus ejercicios de racketball, a descansar en mis brazos, a rivalizar con esta extraña aurora invertida que amenaza con volvernos la piel incandescente de un momento a otro. Así terminará el día. Yo volveré por las erráticas calles tarareando. Iré a mi dormitorio a hacerme cargo descuidadamente de mí mismo. En mi habitación los papeles vuelan. Poemas por todos lados. Algunas novelitas frivolas (por lo general inglesas). Pero sobre todo revistas. Ahora cada poeta que se precie publica su revistita, pero yo cometo un pecado peor, las pongo ahí en el lugar del cuerpo y el aseo, en el lugar del silencio, en el cruce de mi agotada mirada. No tengo fotos. No necesito fotos . Pero las revistas me abruman y no puedo deshacerme de ellas. Al menos no puedo tirarlas sin desintegrarme. Estoy hecho de despecho y de papel. Así que cruzo el cuarto, si voy por ejemplo al baño, martajando estas hojas de mi otoño: revistas de poetas. (Tengo Báscula, Calistenia Verde, Ruta R, Vívidos Rotos, Etcétera). Me siento en la taza pero en el piso diviso esa mueca de Dostoyevski, esos atropellos metafóricos, esas rimas salidas, estos reclamos burdos que convocan desde Los Nietos de Nietzche . Salgo de ahí, medio aliviado, pero con una conclusión exasperante. Los poetas de mi tierra componen con un sistema elaborado, poco lúdico pero en cambio muy viciado. Prendo la TV. Disfruto dos horas casi de sitcoms rudos. He dejado que sea únicamente la luz del tubo del aparato la que me ilumine. No quiero otra luz sobre las revistas. No quiero verlas. He quedado dormido. No sueño pero martillo, golpeo, taladro la noche, golpeo, golpeo y doy en el clavo. Sobresalto y cruzo sobre las revistas. La heineken todavía tenía algo que decir en la taza en donde el chorro quieto de mi orina rebota. Y repito mi Eureka silenciosa: el estilo es el de una ametralladora. Voy al teléfono. Casi estoy a punto de llamar al Liróroforo Orondo hasta su entredormido pueblo occidental de Nicaragua. Pero no. Mi cartera no es tan pródiga para financiarme este tipo de caprichos. Así que no me queda más que saborear en plena madrugada mi propio descubrimiento. Es tosco, pero no porque yo no sea delicado, sino porque tantas veces el arte imita a la naturaleza. Lo que tenemos, me digo en el peor momento, es una especie de permanente futurismo de sonámbulos. Los poetas escriben como si martillaran el gatillo de una ametralladora. (No me preguntes, dulce Janny, por la marca del tal arma. Tengo entendido que tan hipotético reconocimiento daría un tinte ideológico a mi descubrimiento, y no estoy para correr tales riesgos. No es lo mismo, por ejemplo, que te diga que tal poeta pulsa la cuerda de un Galil, a que te diga que en la resonancia alargada de tal poetisa hay un deje pastoral de AKM, o que las quejumbres de Fulano, pertenecen sin duda a una escopeta de CPF. Por lo tanto borro este entreparéntesis. Y si no lo borro yo, acuérdate tú de borrarlo).

Entendí entonces que la analogía justa de tal entretenimiento liróforo (el de las monstruosas revistas que llenan mi cuarto), es la de una batalla, una escaramuza no sé si patria, pero sí pródiga. En versos, poetas y revistas. Envío, entonces, por correo electrónico una esquela muy recortada y enigmática a Liróforo Selva:
“Selva: La viña ya daba y nosotros los errabundos sin advertir los perfiles, aunque te despierten los tableteos.
Abrazos de Norberto”

Sonrío. Sé que a la mente cursimente silvestre de Selva, gustará el gentilicio “errabundos” (más o menos en la tendencia tendenciosa de CMR), pero desesperará, en cambio, el horripilante sustantivo “tableteos”. Mi inspirada sonrisa dura unos momentos. Luego me seco otra vez. Repito algunas de mis incoherencias favoritas: los poetas de la carne, los antropológicos, los que miden la poesía con el anular, los espetados barítonos, los pulcros sepúlcros.

Duermo de madrugada. Sueño. En mi sueño estoy preparando la maleta. Van algunos pañuelos, ropa interior, unos libros que veo grises, con hojas de otoños húmedos entre páginas acuosas. Salgo. Voy por la calle siniestra en donde aguardan las reconocidas Erinnias: mi maestra de cuarto grado que se afeita una pierna; Fedora Santiesteban, la acusada guatemalteca, y, por supuesto, mi ex-mujer sobre la sábana. No pregunto qué sábana. Es la Sábana de Mallarmé. (Comprendo que tal aparición entusiamará al Liróforo Selva en su Prado Montuno y Verbal). Ahora cruzo las pistas en un bus que me contiene únicamente. Me digo: es el bus de la consabida cáscara de nuez. Con esta certeza me acomodo mejor en el vehículo antes de llegar al aeropuerto. Me siento quieto y relajado. Y duermo encima del sueño.

Otro día que repito la rutina. Veo el puente y te recuerdo. Puente de los suspiros. Afuera todo lo exterior, lo que caduca cada día. La gran trompeta, como de juicio final, del sol sobre las calles. Tus ojos húmedos en un junio que es mi otro yo; tiene mi perfil, mi estatura, mis propios hombros. Entro al bar. Esta vez más melancólico que nunca. No hay música viva el día de hoy. Así que se rematan algunos discos de George Benson. Discos ancilares, como quien dice, OVNIS del sonido. Pero aquí no hay balas y es lo que me salva. Hoy repito la heineken tres veces. Entra una liviana desconocida que me da charla por veinte minutos. No son demasiados, pero me moja más en añoranzas. Es la Mujer en su Enigma. Ya sé que no hay tal Enigma (mucho menos con mayúscula). Pero esta recortada Esfinge me recuerda lo mucho que vacilamos para salir de un mito y entrar en otro. Por esta fugaz muchacha he cambiado la cerveza por un ron blanco algo estúpido. Ella se ha marchado. George Benson machaca sus versiones de Abbey Road. Allá al fondo la bahía lunática se marcha también entre un pliego de colores cada vez más turbios. Entonces entran aquí, subrepticios y mancumunados, el rencor y el susurro. De todo eso, de esas horas blancas en que la bahía se llena de negro, y yo supuro frente al ron y el bar-tender, sólo queda lo siguiente, dulce Janny:
“cómo se depuró hasta desaparecer esa teoría de la luz/ que cabalgaba a la muerte junto a la horda de los que usaban todavía el cuero de la leona, y el enigma del colmillo roto/ del que entra ahora a la luz azul del bar (momento en que ya no hay bahía que valga)/ qué decís vos de fundar una revista/ una revista libérrima/ no roma, angosta, hablemos con Lacan del tema/ hablemos con Maurita, la secretaria del potro/ propongamos un Consejo Editorial, nos balanceamos a la izquierda, al centro/ invitamos a Sergio/ no, a la Gioconda no/ o tal vez sí, en Santa Mónica hay un boulevard verde/ a ver que nos dicen los poetas abogados/ y qué van a decir: que se han ahogado/ echar los pares en la panita sanguinolenta, eso es fundar una revista/ claudicar, eso es fundar una revista/ lamer vidrios, opacar el sol, vender una esmeralda sacada del ojo de Rubén/ el tuerto famoso, el chiclan roñoso/ vete, sombra de Satanás, hoja de tinta/ las chilcas de mi infancia son el fanal, y tus pestañas el momento más pop de mi vida/ cuando hice pop, y me fui a fundar revistas/ revistas fabulosas que combinaban la teoría evolucionista, el sincronismo menstrual, la viña opaca que cruza un patriarca orinado/ sabihondo y orinado/ y ahora la bahía se pone pulcra porque ha llegado el morado/ con sus patitas bien abiertas como la abeja que llega para reinar/ y el bar-tender rubio me amenaza con una cristalina botella que tiene los hombros delicados de Barbara Hershey”

Fue una borrachera poco frecuente. Pero tuve una goma atroz. (A propósito, no comprendo estos versos de Fito Paez:
“tener que vérmelas con la resaca
entonces navegar se hace preciso
en barcos que se hundan en la nada”)

Yo, no en barco, sino en cáscara de nuez, me hundía en el todo. En el todo siniestro de las revistas literarias. Los poetas habían vomitado su metralla sobre mi delicado estómago. Exploté lo que pude una taza llena (907 gramos) de yogurt. Para colmo el tiempo comenzó mal este día. Bellacas nubes grises que a mi ventana soberana daban aires fúnebres. El yogurt, adornado de trozos de melones frescos, me dio vómito, y las revistas me torturaban. Yo no osaba vomitar sobre de ellas, no era posible, sentía que eso era el Máximo Tabú. Así que corría en busca de la susodicha taza del inodoro. Los trozos de melón flotaban en una agua alaste que me atreveré a llamar vesicular. En aquel mar de vómito iba, zozobraba, pero no se hundía la cáscara de nuez, ya pidiéndome unas absurdas mayúsculas que yo rechazaba con cierto pánico.

Fue ahí en esa turbulencia que nació la idea. Ya de tarde, a las tres, yo flotaba paciente y casi aliviado sobre mi vieja silla de verano. Mi ser (no sé si enteramente heideggeriano) era acunado por la frescura de un helado de vainilla, que me servía de forma abundante (no había comido nada en todo el día). Pero ya balanceaba la idea. Le miraba aristas de gloria. Mi cabeza permanecía, por supuesto, mirando hacia el cielo raso, porque abajo había revistas. A las seis pude enviarle un segundo mensaje al poeta Selva:
“Selva-tico : Cáscara de Nuez. Ahí combatiremos la Infamia, atravesados por la Idea. (Armaremos un top-ten encabezado por el Mulo y seguido por el Caballísimo. ¿No te emociona? Y diremos verdades del Mono Melodramático). Tu Redactor en Jefe
Norberto”

¿Había yo salido de la goma cuando propuse tal texto? ¿No parecía que la borrachera me había guiado por alguna recurrencia enigmática, o eran espejos todos mis cielos rasos? Te lo pregunto no tan melodramáticamente, querida Janny. (Y, please, no te duermas sobre esta carta, que aunque no lo parezca, es la más romántica de todas las que mi pluma (bueno, mi oxidado PC) ha prodigado historicamente.) El hecho es que Selva comprendió que aquella segunda esquela lo ponía en ánimo de productor, e informaba casi inmediatamente (al siguiente día) que se metía de lleno (o de cabeza, no recuerdo que lugar común usó) en los bussines correspondientes. Para ese entonces yo ya había salido de goma y borrachera juntas. Y no quería estar bajo ninguna palestra latinoamericanista diciendo vivas a Lezama, acusando a Darío de oligarca vergonzante o argumentando contra las obscenas erotiqueces de Octavio Paz (aun cuando básicamente fueran erotiqueces). Aquel proyecto ya no era mío. Pero a las dos semanas mi vida sufrió otro vuelco. Por correo certificado Selva me hacía llegar varias plañideras, una plegaria y un soborno dodecafónico, obcecado y ciclópeo, todo bajo el enigmático título de Novedades de la Poesía Patria. Firmaban algún Pedrosa, creo que un Rodríguez y, por supuesto, varios Lacayo. Algunas dedicatorias eran rescatables por su ceñida factura: A Fulano. Era toda una conquista del esmero, desmentida enseguida por el arranque de la fusilería lírica. Alguno que otro relincho fálico (incluso perianal) databa el cuerpo de aquellos turbios textos: se trataba de los amenazantes poetas jóvenes, y todos estaban enamorados. La radicalidad los signaba, y no sólo la natural radicalidad del amor, también estremecían las ideas declarándose enigmáticamente acráticos, y colgaban en algunas paredes púberes aquella primaveral sonrisa de Mona Lisa.

Dirás que yo no tenía la obligación de leer tales textos. Tampoco podía ahorcar al poeta Selva por correo (sin medir las consecuencias del empobrecimiento de la literatura nacional que su muerte provocaría). Tampoco podía hacer otra cosa que diseminar en mi piso la colección de Nueva Poesía Patria. Urgía salir de este melancólico cuarto.

El puente estaba sereno y melancólico aquella tarde. Pensaba tristemente que nunca vería de nuevo las similitudes esporádicas y silenciosas de lo que llamamos patria (al menos no mientras el sordo clamor de la fusilería dominara). Pensaba que nunca más, al menos que tú vinieras hasta mí, te vería a tí con tu boina azul, tu aferrado clamor de justicia, tus brazos ordenando el espacio. El puente era alto. Abajo el tráfico no pensaba en el suicida eventual que saltara de ahí, abrumado por la naturaleza que copiaba tan bien el arte poético de nuestra patria. Si no lo respetaba, por qué esperar?, por qué no saltar ahora sobre los coches raudos y morir heroicamente en un país desconocido?

Entré al bar. Pedí mi heineken. Sabía que tres cervezas me anestesiarían lo suficiente para olvidarme de todo el asunto hediondo de la revista literaria. Hice mi recorrido nocturno. Te vi en aquella ruta triste, te repetí, te traje de la mano. Volví a mi cuarto. Miré más TV que nunca. Soñé con unos lobos lejanos, en una Transilvania vista desde lejos, leída con fruición cuando todos le creíamos a Bram Stocker. Susurré, como suelo, en el sueño; susurré estas palabras para ti: mi lejana física experiencia de completación. Desperté con ánimo de salir de todas mis desgracias estéticas y escribí un tercer, y último, mensaje para Selva:
“Tico Selva: Soy la rata mayor y me voy del barco. Me voy de asombro: cómo coleccionaste tanto lucero chapucero en el lodazal patrio. Nos vidrios, ojalá que no muy pronto.
Nor-nor”

Así pensé terminar con todo. Pero fue así como comenzó. Ahora recibo trimestralmente Cáscara de Nuez, Revista de Cultura, veo menos atardeceres, y ya me da igual si en el radio suena Chaka Kann o Diana Ross. Es más, ya no las distingo. Estoy algo enfermo. Bebo más. Tengo sudoraciones nocturnas. Y odio con fervor los metralletazos. Sólo tú, mi lucero, puedes alimentar mi cura. Te ruego que envíes copias de esta misiva a los siguientes grupos y autoridades:
1. Pen Club
2. Secretaría de Cultura
3. Ernesto Cardenal
4. Diarios del País

Ya te escucho decir que esta correspondencia privada no alcanzará la burocracia de los antes mencionados. Pero piensa: cómo te he amado que no temo confundir mi drama personal, mi escueta y directa turbulencia estética con mi no menos grande y simple amor. Casi te exijo esa valentía. Te lo exijo desde el bar que esta noche está quieto, y pondera a Sade Abu. Firmo mientras veo languidecer la bahía, que tiene todavía un punto liliáceo, que es menos él mismo que su mnemotecnia. Guardo en mi memoria estas cuartillas pensando en no regresar jamás a aquel cuarto atosigante que me espera con novedades. Sólo las tuyas no me lastiman ahora, dulce Janny, tal es mi estado y mi verdad. En esa creencia te saludo y beso desde este extraño y nublado aquí

Con amor de

Norberto.