sábado, septiembre 01, 2012

Solsticio in progress

Lee cartas viejas floras desaparecidas rastros del agua

Sueña repetidamente el sueño dulce que cuando despierta no es más

Es el inmigrante enmascarado con los ojos cerrados con el juicio empantanado

Sabe que la repetición es una flor es un declive es una plaza es una pájaro

Ha olvidado recordado vuelto a poner en orden echado capas de recuerdos a esas floras imposibles

Vacila en su reconocimiento de medianoche de media tarde de madrugada

Pospone en una isla de luz la sombra en una de sombra la luz en una isla que naufraga

Apaga la luz pero enciende la pantalla platónica la del cine la del tiempo

Es el exotista de la hoja lanceolada libre petrificada muerta brillante

Huye un bodego que es un ojo verde convertido en soplo en viento alisio

El solsticio de primavera lo tiene en víscera en piel en pantano

Los pantanos que recuerda son los de los inicios de la televisión soldados y subcutáneos

Los chapoteos que valen la pena son los sordos y desconocidos





martes, agosto 28, 2012

Biblia

Tomé de la utilería (en la Escuela de Cine) El mundo de ayer de Stefan Zweig. Sobrevivió en alguna parte, en la vitrina. Se partió por la mitad, se sostuvo. De aquel, como de una pantalla acuática, recuerdo a la sombra de Rilke yendo a la Guerra.

En Línea y 23 había una libreria. Allí compré un día de 1991 Mímesis de Auerbach. Este fue de los que comenzó a evaporarse durante la segunda década. Para mientras yo iba en la guagua (la guagua tropical) leyendo.

Alarma que alguien remataba la vieja librería. Compré entonces El cuarteto de Alejandría, novela inútil y olvidada.

Evoco estos olvidos, alguien me ayuda con André Bazin. Qué es el cine?

Pero la primera biblioteca fue meramente dispuesta (se colocan los ladrillos), errante (se evita que lleguen ratones), atractiva (llama la atención por su belleza).

Contenía genealogía, sexualidad, cine, prosas, quijotes.

miércoles, agosto 22, 2012

Invierno/ invierto

Es el último empujón del invierno. El aire frío y seco corta el olor de almendras calientes que venden en las aceras (las veredas en chileno).

Seguirán mis buenas notas. Seguirán el espejo y el azogue y el pez imaginario. Seguirán el suspenso y el recodo.

El don del invierno te revisa alfabéticamente. Decís que no lo sabías y que ni siquiera sabías que lo decís.

Entre la K y la J buscás a Jenofonte. Está en el vacío, atrapado entre Henry James, James Joyce (poeta menor) y Kafka.

Tu versión de Anábasis que compraste en La Moderna Poesía se ha borrado hoja por hoja.

(Y Hoja por Hoja está en el Deuteronomio, te advierto).

Se borra lo imantado, se borra el invierno. Brotes en los cerezos que son borradores de otra primavera.

domingo, agosto 12, 2012

Partículas

Releo cien páginas de Las partículas elementales. Voy reconociendo las historias, los personajes como si fueran viejos conocidos hoy casi olvidados.

Siento de manera más directa que la vez primera el sentido moralista (en sentido bueno o clásico) del texto: los huérfanos, hijos del 68 y de la liberación sexual en un mundo terrible y desértico. Identifico también que el Michel tan abstraído en la ciencia es el alter ego del autor (nacieron el mismo año, se llaman igual).

Hay páginas de las que quiero apartar la vista. Por ejemplo, los abusos sexuales, físicos y psicológicos que Bruno sufre en el internado. Las muertes de los abuelos, asimismo, son narradas casi de forma naturalista. No digamos las cosas del cuerpo y la sexualidad. Aunque entiendo la ironía. Véase en la página 22: "En el caso de Djerzinski, estas consideraciones estaban fuera de lugar: la polla le servía para mear, y eso era todo."

Justamente, es una novela generacional pero sin la autocomplacencia que surge, por lo general, cuando alguien invoca la palabra generación.

(Entreparéntesis: No es "generación" un concepto meramente sintagmático?

No lo parten de arriba a abajo la división en clases sociales y la competitividad propia de los estamentos literarios e intelectuales?

No es mero correlato de un discurso nacional rancio y menos que una comunidad transparente la opaca asociación en base a intereses, simbólicos pero, en fin, intereses?)

 El descreimiento flaubertiano, la distancia disciplinada y crítica nos recuerda a cada paso que esto es novela en borde árido.

Con esa desesperanza acompasada sigo leyendo.


viernes, agosto 03, 2012

En el santuario

Mira, tu librería favorita, tu rincón Nueva Era, con Osho y

demás pendejos. No sería quizá deber de todo escritor novel escribir

primero un best-seller de autoayuda para así aprender a sobrevivir

en este mundo trabucado?

La ideología para el alma, la respiración vivificadora en el aire húmedo, la pene-

tración de un recuerdo en la memoria.

 No temas, todos leímos The Dry Salvages.

 But to apprehend
The point of intersection of the timeless
With time, is an occupation for the saint—
Ya.

Sigue secretamente harto de los santo laicos

Pero escribe una Auto Ayuda Preclara

Bajo Pseudónimo

Te ayudará con la tarea del Ingreso a la Librería.




De perfil bajo

y había unos muchachos delirando por Bolaño

que aunque no aparecía en ninguna parte de su obra el Subcomandante Marcos mencionado, secretamente lo apoyaba como parecía obvio

que aunque nunca hablaba del rapto creador que era la locura (o era al revés?) no cabía duda que era el rapto creador y nada más (además de la locura) lo que lo arrebataba

que aunque nunca dijo que él era Borges, además de Borges y yo, que sin duda lo era porque qué duda cabía que en ese gesto de morirse lo era?

que aunque por los datos concretos parecía uno de esos autores escasos que no tienen oído musical, en realidad lo tenía como puede constatarse en su sonrisa irónica (tan musical)

que qué decir de su erotismo filtrado y su silla fotografiada

y que, por supuesto, horresco referens Isabel Allende aullaba

Otros parias/ el mar de todos

Voy leyendo El mensajero: una biografía de Porfirio Barba Jacob, y encuentro en la página 144:
Nicaragua es el culo del mundo. Vaya y vea. Dejada de la mano de Dios la mantiene ardiendo el Diablo en su forja. A veces la tierra se sacude tratando de quitarse a los nicaragüenses de encima, pero no, se aferran como hormiguitas sobre un mapamundi.
La imprecación continúa, contra Somoza y los sandinistas, y demás. "Salido de Guatemala, y cayendo en Guatepeor, Barba Jacob..."

Voy volando sobre Perú rumbo a Panamá, y Barba Jacob va de vuelta a Colombia desde Perú por el Pacífico, pasando por Cali, trenes, caballos, ríos. Voy a Cali al Congreso de Jalla. El derrumbe, el olvido. Rechinar de recuerdos. Me entreduermo pero recuerdo aquella ética de escritura. La copio aquí, o la estoy leyendo en las arenas:

¿A dónde está la vida? ¿Qué cosa es y hacia dónde se dirige? No la vaya usted a buscar en los libros ni en las declamaciones falsas de los poetas. La vida son dos partes que hay que saber dividir con astucia: una, para engañar a los hombres—la Humanidad es otra cosa—, y otra para servir a la Tierra Futura que existe en el insignificante número de seres humanos y animales que nos comprenden en el misterio de las cosas que nos queremos decir con palabras. Buscar lo complejo y lo difícil de la vida real es caminar hacia la neurosis y el suicidio. Sea usted el hombre vulgar de todos los días y con arreglo a un programa, diciendo a cada circunstancia los lugares comunes más brillantes. Cuando termine su día vulgar, se esconde en su cuarto y se hace su café. Y se sumerge en la verdadera belleza de la vida leyendo y escribiendo en los libros que nadie lee y las cosas que son para una multitud de lectores que están en la sombra, invisible en un horizonte lejano: el Porvenir”. (pp.33-34)

Patria que para qué pare parias, sopla el poeta sólido. Generaciones, connacionales, fundaciones. Digo a la salida de la patria:
Salió a pie de su pueblo rumbo a la Costa Atlántica, y al llegar a un río se embarcó en una lancha de caña. Es lo que le contó en México a Manuel Gutiérrez Balcázar, y también le contó, y éste a mí, que llegando a Barranquilla conoció a Leopoldo de la Rosa en un parque. Leopoldo tenía dieciocho años, cinco menos que Miguel Ángel. El río, cuyo nombre no tenía por qué saber ni menos recordar Gutiérrez Balcázar, es el Nechí, que va al Cauca que va al Magdalena que va al mar, al mar de todos libre de las mezquinas patrias. Antes de irse por las rutas de ese mar generoso, en Barranquilla se cambió el nombre de Miguel Ángel Osorio con que lo habían bautizado por el de Ricardo Arenales, tomando el “Ricardo”, según ha escrito Juan Bautista Jaramillo Meza, de su amigo Ricardo Hernández, y el “Arenales”, según ha contado Arévalo, razonando que Arenales era una extensión de arena y la arena era el desierto y el desierto era su alma.” (pp. 121-122).

Hay la facultad de soñar con estas citaciones, de casi tatuarlas a la piel del sueño.

Sólo hay dos generaciones: la de los que sienten la patria en la piel (el pendejo país bajo mi piel), y el resto.


sábado, julio 28, 2012

Almuerzo

Estoy aprendiendo a escribir recortado

Hay que contener la respiración

No hay pasillos largos

Si uno dobla por el largo camino de la memoria

Da con la humedad, la flor amarilla

Todo lo respirado vuelve

Se recorta se dobla

Pierde vigencia, nombre: reaparece

Queda el paso en el camino

El peso del paso colgado

El deseo de no nombrar

Sombra sentada

Dios en la bombilla cagada de moscas

Las tijeras disyuntivas

El mero vivo, el anzuelo muerto

Iba intentaba decir

Pulía de antemano

Recortaba hasta desaparecer

En el almuerzo lo decía

Sacaba la circunstancia

Sacaba una u otra desinencia

Tiraba por la ventana la hoja

De afeitar

Contengan

Lo respirado que vuelve

Pero para entonces ya íbamos

por el café

martes, julio 24, 2012

Quemar al maestro


Heredarás el viento
título de película famosa

Antaño, era frecuente que los aprendices de las letras buscaran a sus mayores. Por supuesto, no era usual que estos fueran criticados por aquellos. No eran oportunos, por ejemplo, los bostezos en una conversación con José Coronel Urtecho. Al contrario, los discípulos usaban el alinde con efectos asombrosos.

Valle-Castillo informó un día que el patriarca del río poseía dedos barrocos, lo que hace pensar en los dedos enjoyados de la Virgen de los Desamparados de Subtiava.

Sí no fuera porque la Revolución, y después la Restauración, nos han vuelto dulcemente (no dócilmente) escépticos, quizá dudariamos al afirmar que las lágrimas de Coronel eran de meras lágrimas, y no de perlas.

¿Para qué inventar un maestro? Para extender el sectarismo de sus postulados, para estar en el secreto (que aunque es secreto no decae en universalidad), y, en última instancia, para heredar autoridad y sacerdocio. Es lo que hicieron, o trataron de hacer sin suerte, los viejos modernistas con Darío. ¿O Darío conVerlaine?

Los cultos más frecuentes y dogmáticos en la república de letras criolla siguen siendo los de Cardenal y Martínez Rivas. Por supuesto, PAC y JCU perviven, pero son ya casos canonizados unánimemente, vaya nuestro voto. En cambio los casos de EC y CMR provocan aún ciertos escozores y luchas.

No se trata de la calidad de estos escritores (el uno caso polimorfo de literatura, el otro el mejor escritor vivo del país). El dogma comienza cuando se les confunde con el poder cultural que tienen, con su escenografla, su estrellato y sus posibilidades de santolear.

A esos niveles ya no valen los magisterios o es ahí donde los Discipulados se transforman leve y dramáticamente en servilismos. (De paso me pregunto si en la prosa no habrá también ese tipo de magisterios. Casi no. Aunque servilismos también. Por suerte la prosa nica nunca ha pecado de ser "la mejor del continente").

Por tanto, antes que la estrategia de los discipulados dogmáticos, y aún sabiendo que hay quienes creen poder heredar el sacerdocio de esos maestros, hay que proponerse dos desconstrucciones:

1. Remapear la estructura de las figuras literarias nicaraguenses con una concepción posnacional.

La nación resulta precaria para un aprendiz de literatura. Acabará suponiendo que Darío es mejor lección estética que Góngora o Lezama, sólo porque es nicaraguense.

 Creerá que el azul del que habla Alfonso Cortés alude a la bandera de Nicaragua, cuando seguramente al leonés le importaba poco que fuera, la bandera, azul o roja. En fin, será un sectario literario y un torpe nacionalista.
Re-mapear las figuras literarias, sin establecer una nueva "historia", sino como método práctico, no institucional, convencional y de uso estrictamente personal, podría conducir a admitir que las lecciones estéticas de Liv Ullman o Uma Thurman, valen igual, y a veces más, que las de los mejores poemas de  CMR.

Coronel podría ser un escritor, menor pero fundamental, de la Nueva Inglaterra ("¡caso extrañísimo, escribía en español!"). Benedetti podría ser el mejor poeta exteriorista criollo, sin tanto intertexto (del que a veces abusa Cardenal) y con más cercanía humana. La "nación" de las novelas de Sergio Ramírez sería el boom latinoamericano tardío, sin obviar la posibilidad de que aluden pueblos e historias muy cercanas a nosotros.
Estas hipotéticas cartograflas no son en verdad nada novedoso. Lo anquilosado es tomar a los "maestros" como casos cerrados, sólo para heredar torpes sacerdocios a los que después, de todas maneras, nadie atenderá.

La república de las letras, reconozcámoslo tiene muy diversas fronteras que las de la nación nicaragúense. Se sabe que Darío y CMR suspiraron por Francia, que Coronel y Cardenal se tutearon con Pound, que Ramírez tomó en cuenta las enseñanzas de Vargas Llosa y García Márquez.

Quedarnos sólo con la parte "nicaragüense" de estas "vidas paralelas", sería tonto; respetar extremadamente las influencias que las contrapartes nicaragüenses usaron, seria momificante (Pound o Muerte, por ejemplo, o Baudelaire o muerte, son torpes consignas).

Heredar cualquier sacerdocio puede dar poder cultural (en suplementos, publicaciones, puestos), pero eso tiene poco que ver con la literatura en un sentido más estricto. El juego de la literatura se dará de espaldas a esos sacerdocios cuando salgamos de lo nacional y entremos a las nuevas cartografías.

2. Autoconferirse una relación horizontal con las generaciones anteriores donde no quepa el binomio discípulo-maestro.

Un publicista gordo, experto en "quemar etapas", se ufanaba una vez de haber "quemado" ya la de las visitas a los bares junto a los poetas mayores. Lo había hecho a costa de charla insulsa y complacencia acrítica. ¿Es eso un discipulado y qué tiene que ver con la literatura?

El diagrama tradicional de los discipulados es "oral" y concéntrico, el maestro en el centro (generalmente de boina) y los discípulos alrededor. Esta patriarcal estructura abunda en la complacencia y reniega de la frustración, por eso es tan cómoda, institucionaliza el "centro del universo" en el patio, "la mejor poesía del continente y tal vez del mundo" en el lar amado. ¿Son esas complacencias algo más que "grandes relatos"?

El fin de siglo enseña ante todo que hay que desconfiar de maestros y gurús. Enseña que la estructura maestro-discipulo es altamente impráctica, incluso como muestra ética. Ayer tenemos a CMR llamando "intelectual" al Dr. Alemán, mañana tenemos a Bob Dylan cantándole al Papa A hard rain (¿pero qué sabe Wojtila de lluvias-años-sesenta?).

También Borges le dijo a Pinochet "salvador de la democracia", y eso que antes se había ocupado de inventar el postmodernismo. No sabemos qué tendremos pasado mañana. Lo que sí no tendremos, para nada, son herederos de los famosos secerdocios que vengo comentando en este relato.

Cualquier burócrata de la cultura dirá que pase lo que pase los sacerdocios se herederán y que él (ese burócrata) estará, politícamente con alguno de los herederos. Eso es muy cierto. Pero eso tendrá que ver más con el poder en un sentido político que con la creación artística y literaria.

Tendrá que ver más con la Academia (la exteriorista a lo EC o la preciosista a lo CMR) que con la Literatura. Porque la creación artística y literaria se parece más a un tiro por la culata que a una cacería de patos con fusiles unánimes.

Retornando al publicista gordo, experto en "quemar etapas", diré que su propuesta es el co-relato vergonzante de un tipo de intelectual que ejerce la deshonestidad con una gracia "chula" y un desenmascaramiento infinito. Es el intelectual güegüense.

¿Quemar etapas? Mejor quemar al maestro.



Nota: a propósito del debate que ha iniciado Luis Topogenario en el blog Crítica Generacional Nicaragüense, recordé cómo estaban las cosas (desde mi torre) en 1998, año en que publiqué en un número de 400 elefantes, este texto.

jueves, julio 19, 2012

Alguna definición

Generación: vicios del ensimismamiento

Pasillo y desnivel, humedad del que rota

El cuerpo: blando, reducido a forma de mirar

Al fondo organizado el soldadito de plástico

Sin cabeza. Se ríe a ratos

En compañía. Se consume

Galletas Sodas Extra con

Paté. Vino Carmenere Chile 2011

Se escucha Tom Waits, Nick Cave and

The Bad Seeds.

Mira la fijeza, el maniquí lo engaña

los hombres que luchan por su esclavitud como si se tratase

de su libertad

Generación: arquitectura del capado

Bazo comunicante

Rama de cerezo sonámbula

La calavera traslúcida

La tienda que alcé yuxtapuesta en el Bejamin Hall

La mano viciosa de Pável Carías

A veces el lomo del sueño

Acariciado pelámbre de la luna

Vicios del ensimismamiento



viernes, junio 22, 2012

Del objeto literatura


Tengo un libro, una novela, de Vila Matas. Hela aquí fotografiada. Hay horas en que quedo fascinado por la portada.

Hay horas en que el objeto me supera. Me dice que soy culto. Que pertenezco a la raza Anagrama. Hay horas en que habla.

Aclaro que no la leo sino de forma fragmentada. Como es una novela posmoderna entran y salen en ella niveles de realidad del estilo eXsistenZ pero sin una sola y notable pistola de huesos de pescado.

Uno a veces bosteza intensamente al releerla.

Es ese tipo de novelas puristas en que los profesores y académicos y críticos tocan la literatura con las manos sucias. Y cuya lección moral es que la literatura es más blanca y más aislada. Y que se va de cabeza al canon.

Borges pasado por aguas. Es el signo de la época. El deseo de la época: ser un Borges macarrónico.

El diseño, por otra parte, es una astucia. Una expresión exterior del interior—una objetivación—. Hay quien—blogueros por ejemplo—se toma esto con total seriedad: los profesores de literatura somos caníbales, pero caníbales torpes desencuadernando novelas tan bien constituidas, armadas y editadas como esta. 

Se objetiva precisamente ese viaje psicodélico a la “verdadera literatura”. 

Concepto que no hay por qué poner en duda.

Se sabe, por otra parte, que el posmodernismo es el yoga derridiano.


martes, junio 12, 2012

Intelectuales, poder, universidad

Rubén Darío cortesano de José Santos Zelaya. José Coronel Urtecho ideólogo de Anastasio Somoza García. Sergio Ramírez vicepresidente de Daniel Ortega.

Los intelectuales frente a o dentro del poder. Historia de una alienación, o de una confusión alentada por la voluntad de poder.

Me interesa el ángulo universitario que puede tener el tema. Por partida doble: como investigación que las Universidades nicaragüenses podrían emprender (y, por tanto, incluir en los temas de enseñanza).

Y como genealogía de una actitud intelectual que afecta a las universidades o lo que entendemos por universidades en Nicaragua.

En efecto, cuando se llama a debatir sobre la universidad (ver la entrada anterior de este blog) surge la pregunta de que si no estará demasiado ideologizada o partidizada, y en todo caso estatizada, la Universidad pública.

Si bien una Universidad libre de ideologías es imposible (al contrario: la Universidad debía ser espacio de discusión intelectual e ideológica), la tradición del intelectual que se tutea con el poder político para fortalecer su poder simbólico y cultural (éste, por lo general, privatizado) puede ser un índice importante de una ideologización y partidización que funciona de forma tradicional.

Siendo tan tardía la autonomía universitaria en Nicaragua, el ir y venir de ideólogos e intelectuales entre la Universidad y el Estado-Gobierno (que, por otra parte, es inevitable) parece haber dado resultado negativo para la Universidad pública.

Los probables continuadores de Mariano Fiallos Gil fueron absorbidos por el Estado, el Partido, el Mercado y la Personalidad (ésta última indicadora de una articulación tradicional, fonocéntrica y privatizada de la cultura: la versión floral del caudillo).

Como ya he sugerido otras veces en este blog, la relación de cuadros entre el Estado-Gobierno-Partido-Mercado y la Universidad indica una pérdida de autonomía intelectual que los ideólogos-intelectuales no hacen sino disimular.

Como la articulación tradicional de la cultura nicaragüense es notabilista, se desprecia la carrera académica (la que en teoría se basa en una evaluación de pares), y no se ve en las Universidades comunidades de pensamiento sino enclaves burocráticos.

Esta visión parece dominar en el acercamiento que hacen ciertos medios de comunicación a la Universidad (por ejemplo, los recientes reportajes de Confidencial al respecto).

En esos reportajes no opinan los profesores universitarios que hacen carrera académica (que enseñan e investigan). De hecho los problemas de la enseñanza y la investigación no se abordan directamente. Los que hablan son los administradores de la educación, los notables que salieron de la Universidad para ser ministros, los empresarios.

La interrogación de los medios busca desde el Mercado evaluar críticamente al Estado. Los notables entrevistados no lo notan.

Entre entes semejantes la Universidad se invisibiliza.





viernes, junio 08, 2012

Los neoliberales contra las universidades

El FMI quiere, al parecer, que se reasigne el 6% del presupuesto estatal que reciben las Universidades nicaragüenses.

El cometido sería trasladar parte de ese presupuesto a la educación básica y técnica, que son muy carentes en Nicaragua.

La justificación ideológica (aunque con ornamentos desarrollistas) es que hay una especie de derroche en las Universidades que bien podría paliar la precariedad de otros componentes del sistema escolar.

La comunidad universitaria ha protestado por lo que ven como una amenaza al sistema educativo universitario. Creo que están en lo cierto, y su protesta me parece justa.

Ante todo porque el sistema universitario nicaragüense es tan carente como lo es el sistema educativo en su conjunto.

La fábula de una Universidad nicaragüense rica, derrochadora, incompetente y burocrática viene de las miradas neoliberales que han logrado introyectar en muchos el chip del evangelio fondomonetarista.

Hay que saber que el recorte deseado por el FMI forma parte de toda una estrategia de ajuste. El retórico "control del gasto" es decir el recorte a la educación y el bienestar social.


También hay que saber que el dogma neoliberal se ha vuelto endémico a todo nivel en Nicaragua: en sectores del gobierno, ONGs, think tanks, partidos, ideológos, intelectuales, periodistas, medios.


Se puede mencionar, por ejemplo, a la Fundación Nicaragüense para el Desarrollo Económico y Social (FUNIDES) o al ex-ministro de Educación Humberto Belli. Recurriendo a su calidad de expertos, este tipo de organismos o intelectuales de derecha neoliberal, pretenden, siguiendo lecciones de la cultura política del país, "gobernar desde abajo".

El ex-ministro Belli en particular se ha afanado con una serie de declaraciones y artículos en contra del presupuesto universitario.

El 9 de mayo, Belli recomienda revisar la asignación del 6%, o, por lo menos, el pago de gastos básicos de las Universidades (que corren por cuenta del Estado).

El 10 de mayo declara que el 6% es una carga pesada, que las recomendaciones del FMI son buena oportunidad para "debatir", que las universidades gastan mucho y aportan poco, y que en realidad reciben mucho más del 6 %.


El 21 de mayo, Belli escribe que la tasa 6% para educacion universitaria es irracional (claro si la vestimenta neoliberal se propone siempre como racional), que no tiene sustento democrático o de desarrollo. Dice Belli:"estamos ante políticas que deben revisarse en función del bien social", y llama al debate.

El 28 de mayo, Belli ve las manifestaciones de la comunidad universitaria contra el FMI como carentes de razón, y recomienda a gente dentro del gobierno lo racional que sería revisar el 6%.

Belli toca la tecla tecnocrática y neoliberal que sabe presente y activa dentro del gobierno de Ortega. En este sentido es que intenta "gobernar desde abajo", o lo que es lo mismo desde su expertise.

Con relación al neoliberalismo en el gobierno de Ortega es importante la tesis del sociólogo Amaru Barahona, publicada el 31 de mayo, de que hay una convivencia de dos modelos, uno alternativo y de izquierda, tutelado por al ALBA, y otro neoliberal, al que se afilia la política económica oficial de Ortega, y que pasa por seguir las directrices del FMI.

Más recientemente, Barahona dice que esa convivencia de modelos antípodas provocará en pocos años una crisis económica.


Todas las declaraciones de Belli sobre presupuesto universitario (yo no elevaría sus declaraciones al nivel de "debate sobre educación") pueden entenderse como cortejo, afianzamiento, opción por la uniformidad en torno a las políticas fondomonetaristas.


Otra cosa que hay que saber es que Belli, como Ministro de Educación del gobierno de Violeta Chamorro (1990-1996), echó a andar un proyecto de privatización de la educación primaria, que terminó de pauperizarla aún más, luego de la guerra y la crisis económica de los 1980s.


Este tropiezo gubernamental no ha afectado ni su afiliación ideológica ni su lugar de experto en temas de presupuesto educativo gubernamental.

El 4 de junio, Belli echa mano del argumento típico "de clase": con el 6% el albañil financia al doctor. La preocupación "por los más pobres" implica privatizar de manera escalonada la educación: el experimento que ha hecho crisis en Chile el año pasado, lo podríamos estrenar pronto en Nicaragua.


El llamado de Belli al "debate" ha sido contestado en cierta medida por el programa Esta Semana, y el semanario Confidencial, del periodista Carlos F. Chamorro.

Belli es invitado al debate televisivo del día 3 de junio, junto al Telémaco Talavera, rector de la Universidad Agraria y presidente del CNU . El debate no es tanto sobre educación universitaria como sobre presupuesto universitario, y concretamente sobre los temas típicos de la agenda neoliberal: eficiencia económica, transparencia económica, desarrollo económico.

De alguna manera esto lleva a una especie de planteamiento corporativo en torno a la eduación universitaria: cuántos alumnos, cuánto gasto, cuántos empleos, cuánta producción, cuánta ganancia. Por eso entre los consultados en el reportaje que  acompaña al debate se encuentra el presidente del organismo de los empresarios, COSEP.

Se ve, desde esos puntos de vista, a las universidades como potenciales empresas y al sistema universitario  como correa de transmisión entre la educación y el empleo. Esto no es tan sorprendente si se piensa que expertos que vienen de la Universidad, como Carlos Tünnermann, y para colmo con formación humanista, han recomendado ya antes una relación de sangre entre Universidad y empresa. (Ver artículo de Tünnerman del 12 de mayo de 2009, que ya comenté en este blog).

El "debate a fondo" que propone Esta Semana es "sobre la rendición de cuentas del 6%" como lo dice honestamente el periodista Chamorro. ¿No será más eficiente que el Estado deje de pagar los servicios básicos de estas "empresas" para estimular la productividad? Es el tono del "debate", más o menos.

Como se sabe en el ideario de la eficiencia comercial, lo estatal (y aquí las Universidades son esa bestia antidiluviana) es visto como retrógrado, irracional, ineficiente e "ideológico". Ya Belli se afanó suficiente para apuntalar bien el terreno de ese debate.

Una deplorable declaración de Tünnerman a los periodistas de Confidencial termina de configurar la estrategia conciente o inconcientemente neoliberal del "debate":

"Tünnerman explica que una buena estrategia para garantizar el buen uso de fondos es analizar y modificar la cantidad de profesores de planta que poseen las instituciones. "Las universidades estatales tienen profesores de este tipo en un 85% o 90%, asegura. El educador aboga por la promoción de profesores horario y la creación de un eslabon entre la educación básica y la superior." (artículo en Confidencial)."

La eventual destrucción o fragmentación de la comunidad universitaria no parece preocupar en estas declaraciones. La conversión de los educadores en profesores "taxis" que ha sido típica de los procesos de ajuste en América Latina, tampoco. La devaluación de la calidad educativa en general de estas medidas no aparece en tal paisaje ideal.

En el esquema ideológico de intelectuales como Tünnermann lo saberes residen en un grupo muy reducido de notables que hablan por el "pueblo", y generalmente son especialistas en Rubén Darío. Desde ese esquema, la distribución jerárquica de los saberes no es un problema. Por eso quizá pueden coincidir hasta cierto punto con ideólogos del presupuesto universitario (como Belli).


¿Qué tipo de comunidad de saberes es o puede llegar a ser la Universidad? ¿A qué se refiere uno cuando habla de "transparencia" en relación con la Universidad? ¿A los principios intelectuales de nuestra investigación? ¿Al efecto democratizador del saber que puede tener nuestra actividad de extensión? ¿A la honestidad y disciplina intelectual de nuestra docencia?


¿Como no ser adocenados y enjaulados y recortados por el vocabulario economicista y tecnocrático del FMI y los fondomonetaristas? ¿Creen los notables que su deseo privatizador y  jerarquizador del saber--una larga tradición en Centroamérica, se los aseguro--va a llevarse de maravillas con los principios neoliberales?


Una última pregunta que podría plantearse sería en relación al clasismo con que se abordan los problemas del presupuesto universitario. El afán de reducir la eduación universitaria a una educación técnica (de expertos, y no de ideólogos, y mucho menos de intelectuales) esconde el deseo de reservar lo intelectual (por muy adocenado que esté en torno al darianismo conservador) para la elite.


Creo, en cambio, que el pensamiento y las ideas deben impregnar todo el sistema educativo. Es la tarea universitaria que los neoliberales quieren ajustar, deshilvanar y disciplinar.

miércoles, junio 06, 2012

En hojas

Dale pues comercio con ángeles látigo (de) mi estructura
Cada mañanita en seis cuadras seis alas seis

Ha entrado el otoño tostado

Necesito


Algo para el hambre ideológica que padezco.

Un panfleto de bordes amarillos.

Una música anónima.

Un historiador muerto en diáspora.

Domitila intefiriendo una lectura de Jim (Morrison).

Cosas que diré mañana: "la mera posibilidad

de una historia escrita desde abajo".

El odio que es una perla.





Caballísimo de mí

Lo que en realidad disfruto es enseñar poesía.

De preferencia poesía vanguardista.

No que sea abundante el tiempo. La mitad de medio semestre quizá.

Unas semanas frías de junio.

Pero una residencia provisional y lateral en la Facultad de Hablar en Lenguas es como bañarse dos veces en el mismo río.

viernes, abril 06, 2012

Sigue

Ahora recuerdo: tenía un blog. Vos me dabas

a reparar los cadáveres de tus poemas. Y así los

embalsamaba. Día a día.

Tu fallida prosodia, tu hueco nocturno

tu estrella desplazada. Todo era fácil si trabajaba

en el poema fallido. Todo era

un trasiego lacónico pero vívido de materiales. (Recordaba también el momento exacto

en que había escuchado por vez primera el verbo trasegar en una

pulpería de Matagalpa: se trasiega lo que se vive.)

En abril cuando el otoño amenazaba

y andaba enseñando por los pasillos a Vallejo, entre

el ruido ensordecedor de la modernización al pie de la vieja Facultad

(la modernización por supuesto del transporte y el smog)

podía soñar con más esmero, incluso masticar el sueño

esas masas de aire frío marcadas una a una.

Eso podría contarles: una avioneta blanca corta

por la mitad la Cordillera. No hay nube ni poema ni mirada

constante.

lunes, febrero 13, 2012

Verano



Verano se sobreentiende es la estación violenta que diría el mexicano. El mediodía de la vida. Coetzee es por entonces un hombre patético, poco hábil en el amor, y al cuidado de su padre con quien, por otra parte, no se lleva bien. La autobiografía es confesional y autoirónica. Dibuja, además, una especie de línea de destino étnico: un afrikaaner que por familia y compromiso con una idea de identidad no puede “madurar” hacia el nacionalismo y la lógica del apartheid. La fuerza centrípeta de la identidad (la melancolía del paisaje) no se equilibra nunca con la fuerza centrífuga del nómada potencial.

La confesión, efecto general de esta autobiografía disfrazada de biografía a varias voces, es, ante todo, sobre la incapacidad de amor y el deseo de trascendencia literaria. Dos motivos, además, localizados meticulosamente en etnia y paisaje.

jueves, febrero 09, 2012

Cosas al caer

Juan Gabriel Vásquez. El ruido de las cosas al caer (2011).

He leído muy pocas novelas Premio Alfaguara como para tener una opinión de conjunto sobre lo que representan o podrían representar (sobre todo como fenómeno editorial que podría ser el aspecto más interesante).

Por la lista de premiados, sin embargo, deduzco que se otorga o bien a novelistas consagrados (Poniatowska, Tomás Eloy Martínez), o a novelistas jóvenes con potencial de mercado (Roncagliolo, Neuman, el año pasado Juan Gabriel Vásquez).

Según los editores el “Premio Alfaguara tiene la vocación de contribuir a que desaparezcan las fronteras nacionales y geográficas del idioma, para que toda la familia de los escritores y lectores de habla española sea una sola, a uno y otro lado del Atlántico.”

Ante esta afirmación uno no puede dejar de interrogarse por cuáles serán los requerimientos, ritos de pasaje, autoridades y reglas de esa “familia” transnacionalizada. (Ya no digamos sospechar las Neurosis de esa Familia).

Una forma hipotética de demarcar esos espacios sería leerse todos los Premios y sacar de allí una especie de ideología literaria o cartilla de comportamiento para el Autor y Lector ideal Alfaguara.

Por lo poco que he leído (Sergio Ramírez, Eliseo Alberto, ahora Juan Gabriel Vásquez) los Alfaguara tienden a traducir al espacio editorial transnacional hispánico una problemática histórica nacional a la que no le faltan resonancias regionales. El autor traduce y en cierto sentido espectaculariza esa problemática para hacerla comprensible al lector no familiarizado con los factores geográficos e históricos.

Según recuerdo era el caso de Eliseo Alberto. El problema histórico (y ante todo generacional) era en Caracol Beach la diáspora o exilio cubano. La novela estaba concebida con el impulso y la habilidad argumentativa de un guion cinematográfico, algo cercano al cine narrativo hollywoodense.

En el caso más reciente de Juan Gabriel Vásquez el problema histórico y generacional es el narcotráfico y la violencia en Colombia. Asimismo hay algo de acento cinematográfico en los amores entre el piloto narcotraficante Ricardo Laverde y la chica gringa Elaine Fritts.

Probablemente la pericia para diseñar argumentos que “corran” con desenvoltura junto a las habilidades del buen reportero son elementos clave para sostener este tipo de novela. Esto por supuesto lo colma perfectamente Vásquez en El ruido de las cosas al caer.

En una lectura apresurada y, sin duda, superficial de la novela advierto, además, cierto intento algo titubeante de penetrar en la ambigüedad moral y psicológica de los personajes, un poco al estilo “español” de Javier Marías (en el margen de un capítulo anoto por ironía: “la enfermedad española”). Se podría invocar incluso a Onetti y su trabajo con personajes moralmente derruidos.

Tal intención se contrapone con el requerimiento de la narrativa espectacular y, hasta cierto punto, con el narrador-personaje (en primera persona) de gran parte de la novela que parece colocado “por debajo” del horizonte crítico de la obra como tal. Es decir, que tenemos un personaje-narrador poco dado al rigor analítico consigo mismo.

Es más, parece un personaje-narrador no plenamente consciente de su doble vida, y de sus contradicciones. La vida del profesor pequeñoburgués presto al estereotipo sentimental que, por ejemplo, llama al nacimiento de su hija, en tono de celebridad entrevistada “la experiencia más intensa, más misteriosa, más impredecible que me tocaría vivir” (p. 41), no concuerda plenamente con la del novelista cuyo afán narrativo desplaza cualquier otro compromiso.

El narrador-personaje es una víctima de la violencia del narcotráfico, como tal representativo de una generación. Su vía curativa escritural no es la del diario íntimo, que desprecia cuando un psicólogo se la propone (pp. 66-68), sino la del fisgoneo típicamente novelístico. La reflexión de Laverde en la novela puede resultar significativa al respecto: “«Traté con las hazañas de guerra de mi abuelo», dijo Laverde. «Luego me di cuenta de que nadie quiere escuchar historias heroicas, y en cambio a todo el mundo le gusta que le cuenten la desgracia ajena.»” (p. 155).

Un motivo paralelo es transformado en desasosiego ético del narrador-protagonista: “No hay nada tan obsceno como espiar los últimos segundos de un hombre: deberían ser secretos, inviolables, deberían morir con quien muere…” (p. 84). Este motivo abre por una parte la cuestión heterológica: la ética de narrar al otro o desde el otro. Pero también con más certeza, y con más lógica dentro de la narrativa del libro, lo operación novelística.

Si dentro de la novela el narrador protagonista escoge esa vía ante cualquier otra, diario íntimo o vida familiar, es porque, al parecer, esa lógica discursiva está íntimamente ligada a su constitución subjetiva: su calidad de víctima en busca de sanación escritural, su impotencia sexual, su al parecer inconsciente abandono del entorno, familiar e histórico, prefiriendo la narración de otra vida (en función, en cierto sentido, del complejo suplantador vargalloseano).

(Una pregunta al margen es si la novelística actual, sobre todo la que vende, ya salió o saldrá de ese complejo.)

El regodeo narrativo espectacular acaba desplazando, pues, la preocupación por los seres derruidos. En comparación, uno encuentra en Onetti empleados de astilleros o administradores de prostíbulos que son como artistas (marcados coyunturalmente por la modernidad estética).

En una novela como la de Vásquez, uno halla, en cambio, traficantes de drogas que poseen el brillo y el manierismo de una estrella de cine. A partir de esa identificación se tendría que comenzar a pensar en los efectos estéticos, o quizá en los significados alegóricos de tal preferencia.

P.S. Pasé a leer La ciudad ausente (1992) de Piglia y me dio la impresión que otra forma de poner el argumento anterior es decir que la narrativa espectacular se traga el cuidado por la pequeña historia. Pero que, además, evidencia una falta de vínculo con lo que podría llamarse, con disculpas a Rama, “sistema literario”. Piglia elabora variaciones de un archivo (Martín Fierro, Macedonio, et. al.).

En Vásquez, que cita vaga e irónicamente a Cien años de soledad y se refiere más directamente a poetas (José Asunción Silva, Aurelio Arturo) como modelos de su texto, la cuestión del archivo pareciera más vacilante.

martes, diciembre 13, 2011

Escribir para ocultarse

Tuve un último sueño con la Escuela.

Era, en tono inocultablemente comercial, un parque del recuerdo. Los que ahí vivían, estaban muertos.

Era un niño concentrado aquél que movía la verja para entrar. Entraba a novelas inglesas. Novelas que tenían colonias en ultramar. El mar debajo de las tumbas.

Los muertos siempre hablan de cine, y sino de qué hablarían?

De boxeo. De la genealogía de Rocky Marciano. Toda la broza del mar y del naufragio que da en las costas de HBO.

(Ya dije que era un sueño de tono comercial.)

Al original le cambió la vida T. S. Eliot. Jugaba el seguido con las sirenas y todo el mate del cielo, servido con galletas azucaradas.



P.S. epígrafe probable:

"Y aunque es cierto que, hábil o torpe, siempre el hombre/
habla para ocultarse..." CMR, "Infierno de cielo"