La noche es una entrada La noche es un mar
Y estoy deseando Verlos aparecer cruzando un sendero no identificado Pero verde
Lo acariciado El grito El automático cambio de escena
Suelo entrar así a apartados sintáxticos y apartamentos imaginarios
Hada Velo y Carnada
Piezas de 1971 Se abren unos ojos sobre los otros
Los libros entran a puñetazos en el lector electrónico
México 1918 Un tipo en kimono (poeta y todo) contemplando un ruiseñor muerto
A qué hora amanece en Santiago durante el mes de marzo?
La almohada está arriba Manejo la penunmbra con la pantalla
Estos son los cuerpos que amo en sueños
Mi forma de amarlos es tocarlos y contradecirlos Referencia Reverencia
Los escribo en formas que detectan su olor
Enseño toperías marsupiales a mis fantasmas
Estoy cuidando al Niño en la madrugada ¿Lo salvo de un recuerdo?
O: desperté Cortés alto y amarillo Fauno desdentado
(Este es el paisaje nicaragüense en Febrero)
Los espectros amigables que traen Miel sólida/ ria
Pregunto por vos Para que vos me despertés Para ver si hay castigo en voz
Para mí que todo es una secuencia
sábado, marzo 23, 2013
martes, febrero 19, 2013
La ciudad y el tacto
Este, el cine. Y qué película viste en este cine?
Una con Richard Burton.
El cerebro de Richard Burton inconsciente en el
hospital laboraba aceleradamente con habilidades para destruir la realidad.
Ahora la boletería está condenada. Ciudad sucia llena
de pecados discretos: aceras, árboles, lomas. La tarde encendida produce
lloviznas. Sopla el monte. Por un instante quedamos como esas estatuillas de la
foto, entre uno y otro linde. Sol y sombra. Todo está fuera de foco. Todo
redujo su tamaño.
Me oriento por el tacto de los pasos. Olvido bajo el
sistema escueto de las manos. El río lamento en su sitio. Las escenas finales: varas,
grúas, pendencias.
Las palabras escalofrío buscan su cauce si llegás
así de pronto a este pueblo: un gánster, una sombra.
En este recodo escuché desmoronarse el río. Aquí
está el candado del paso, el cierre del pan, la llave del hotel, la honda
necesidad del caucho.
Este es el otro cine. Hoy es una puerta. Aquí vi sin
duda El tambor de hojalata, y aprendí
a decir sonámbulo Angela Winkler.
Este era el antiguo Hotel Bermúdez, allí donde está
ahora la puerta cerrada de Góngora.
Entraba la luz hispánica entre mis manos de ajolote
colonial. Aquí dijo alguien Molagüina.
Fui al mercado a buscar a las muertas. La abuela
teológica con quien yo debatía el vago significado de las tres divinas personas.
Debe estar muerta. Su deber. Su hermana obsesiva. Su sobrino que vendía sopa
abajito.
Y la Niña de Pantasma con la colección de
muchachitos en la sombra tan larga del cuarto.
Una mujer va trepando ahora. Cuál era la acera? Cuál
era el árbol?
La cuesta idéntica de La Chispa: yo pasé aquí de
noche, entre la cuartería, el lodo corre
También haré ese silencio.
GuaNunca, verano de 2013
lunes, febrero 18, 2013
Resistencia de la memoria
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lunes, enero 28, 2013
Poetas y cortesanos
Leo Ilusiones
perdidas. (La edición Porrúa esquiva el artículo en el título. En un tiempo lejano, Porrúa fue parte de la
invasión editorial que provocó la revolución, y alcancé a coleccionar un Papá Goriot, una Cartuja de Parma, unas obras de Shakespeare, una Poesía de Góngora. Tiempos de lectura que ahora están
quietos.)
Es obvio que el libro se lee como texto marxista. El acento sobre el ser/tener y
no sobre la conciencia. Uno de los asuntos que encuentro más intrigantes hasta
ahora es la calidad de la crítica a la nobleza.
Una nobleza de primera clase que vive en París (y no
figura en una novela que pertenece más bien a las Escenas de la Vida de
Provincia), otra nobleza provinciana que es vapuleada en el texto, y otra
nobleza natural que es la del poeta.
Podría decirse, incluso, que en la novela el poeta (figura de la incierta
modernidad) es puesto entre paréntesis en su causa noble.
Me intriga, pues, la calidad de esa crítica visto
que la burguesía como tal no parece ofrecer modelos ideales. Si uno lo mide por
Sechard, el obrero devenido burgués (un pretérito padre Karamazov) es evidente
que es un mero padecimiento moral antes que la posibilidad de una construcción
creativa y efectiva. Para comenzar no advierte la importancia de los cambios en
la técnica y los medios de producción. No se le ocurre que hay que pasar de las
planchas de madera a las de metal. Y no es casual que la novela comience
discutiendo precisamente el negocio de la impresión, ese conglomerado de la
letra, la técnica y la industria.
La ilusión
opera en el vínculo del hijo de Sechard con Lucien, y la justificación política-estética sobre
éste está basada en el argumento de la nobleza de sangre. El proyecto político
del poeta es el de la aristocracia. Al llegar a la página 45 uno se entera:
“Luisa hizo abjurar a Luciano sus ideas populares acerca de la quimérica
igualdad de 1793, despertó en él la sed de distinciones (…) y le mostró la alta
sociedad como el único teatro que debía frecuentar.”
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domingo, enero 20, 2013
Ser cuadrúpedo
Algún día vas a preguntar
Y ese Neanderthal que críticaba ácremente a Berlioz y a Visconti
Algún día va a pasar un soplo persiguiendo el ser como un cuadrúpedo
El perro en el frío de la memoria
El corazón caliente del pez que vimos en el documental
Preguntarás por tránsitos y por las marquesinas de los cines
Escribirás como una cicatriz colocando al perro que huye en el parque otra vez
Un julio en que sopla la cordillera preguntarás
Sobre un ojo una mirada: el corazón murciélago del perro
Querrás una ventana para vocear la pregunta
No sabrás si porque las ventanas son para ver
O por la pestilencia del vidrio
Y ese Neanderthal que críticaba ácremente a Berlioz y a Visconti
Algún día va a pasar un soplo persiguiendo el ser como un cuadrúpedo
El perro en el frío de la memoria
El corazón caliente del pez que vimos en el documental
Preguntarás por tránsitos y por las marquesinas de los cines
Escribirás como una cicatriz colocando al perro que huye en el parque otra vez
Un julio en que sopla la cordillera preguntarás
Sobre un ojo una mirada: el corazón murciélago del perro
Querrás una ventana para vocear la pregunta
No sabrás si porque las ventanas son para ver
O por la pestilencia del vidrio
lunes, enero 14, 2013
Papers en Scribd
Empecé a subir papeles a una mi cuenta en Scribd, por si resultan útiles para alguien.
Pongo por ejemplo el ensayo "Políticas culturales en la Nicaragua postsandinista: modelos letrados, genealogía y nuevasintervenciones".
Bienvenidos los que quieran leer.
Pongo por ejemplo el ensayo "Políticas culturales en la Nicaragua postsandinista: modelos letrados, genealogía y nuevasintervenciones".
Bienvenidos los que quieran leer.
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martes, enero 08, 2013
10K
Caminar por el barrio alto o por el sur, Station to Station en el
mp3 player. Las avenidas prometen verdes de novelas pastoriles,
recodos de realismo sucio, ángulos de musical, soledades del corredor de fondo.
Todo lo contrario del nirvana estoy lleno de cosas, de las cosas y los nombres.
Los filosofitos que se conformaron con la nada y el blanco, el zorro orientalismo y
esa mirada irónica y colérica con que los miraba el sol: y ahora corren.
Filosofitos mascotas del sistema, hijos de Presley. Las esquinas sucias, un borracho que
orina o patea a otro (más viejo), esa esquina que recojo de La Habana o de Managua, o incluso
de Penn Avenue en el declive que llevaba al Strip District.
Todo ocurre en el tatuaje de un pasado inesperado sobre la piel de un presente abstracto.
Managua Carretera Norte con su contemplación mística de los aviones está a la vuelta de la esquina
El verano sembrado de violetas en las calles con nombres de árboles encinas alerces almendros
Varias ciudades muertas sobre el fantasma de las flores vivas
Los goznes y articulaciones son lo primero que hay que observar
pura materialidad de la calavera que anda.
El fantasma te dirá que estás entre dos clases, entre dos regímenes, en la ciudad partida
y dividida sentirás que flotas, al norte de la etnia la clase
al sur de la clase la etnia
Ora de los músculos, ha caído el verano
en las bocas del Metro se dan cita las clases sociales
Qué hacían los jesuitas en Centroamérica con las otras clases
ese tipo de preguntas políticas cuando voy bajando la pista/la avenida de Tobalaba
o cualquier otra pregunta académico-política
especialmente las relacionadas con el cultivo y la falsa trascendencia
del yo.
mp3 player. Las avenidas prometen verdes de novelas pastoriles,
recodos de realismo sucio, ángulos de musical, soledades del corredor de fondo.
Todo lo contrario del nirvana estoy lleno de cosas, de las cosas y los nombres.
Los filosofitos que se conformaron con la nada y el blanco, el zorro orientalismo y
esa mirada irónica y colérica con que los miraba el sol: y ahora corren.
Filosofitos mascotas del sistema, hijos de Presley. Las esquinas sucias, un borracho que
orina o patea a otro (más viejo), esa esquina que recojo de La Habana o de Managua, o incluso
de Penn Avenue en el declive que llevaba al Strip District.
Todo ocurre en el tatuaje de un pasado inesperado sobre la piel de un presente abstracto.
Managua Carretera Norte con su contemplación mística de los aviones está a la vuelta de la esquina
El verano sembrado de violetas en las calles con nombres de árboles encinas alerces almendros
Varias ciudades muertas sobre el fantasma de las flores vivas
Los goznes y articulaciones son lo primero que hay que observar
pura materialidad de la calavera que anda.
El fantasma te dirá que estás entre dos clases, entre dos regímenes, en la ciudad partida
y dividida sentirás que flotas, al norte de la etnia la clase
al sur de la clase la etnia
Ora de los músculos, ha caído el verano
en las bocas del Metro se dan cita las clases sociales
Qué hacían los jesuitas en Centroamérica con las otras clases
ese tipo de preguntas políticas cuando voy bajando la pista/la avenida de Tobalaba
o cualquier otra pregunta académico-política
especialmente las relacionadas con el cultivo y la falsa trascendencia
del yo.
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viernes, diciembre 28, 2012
Libros 2012
No se trata de la lista de novedades, sacada de la librería oportuna y oportunista.
Más bien es un trazo transversal por un estilo de lectura. Lo saben los profesores de literatura: se lee en un desorden temporal (incluidos los clásicos releídos y canónicos otro tanto). Pero se lee también de forma burocrática (miles de páginas literales de proyectos y tesis y exámenes). Y se lee por operatividad: los libros académicos puramente informativos.
Entre tanto, no queda más que hacer conversar proyecto de investigación con recreo. Advierto en esta lista un vicio evidente por la literatura autobiográfica, y una intención (ansiedad también podría ser) por ver explicada a Centroamérica. Esos parámetros orientan, como se verá, la selección. De esa forma impura ("imputa" solía decir yo mismo en otro mundo y otra lengua), los ordeno de la siguiente manera:
Más bien es un trazo transversal por un estilo de lectura. Lo saben los profesores de literatura: se lee en un desorden temporal (incluidos los clásicos releídos y canónicos otro tanto). Pero se lee también de forma burocrática (miles de páginas literales de proyectos y tesis y exámenes). Y se lee por operatividad: los libros académicos puramente informativos.
Entre tanto, no queda más que hacer conversar proyecto de investigación con recreo. Advierto en esta lista un vicio evidente por la literatura autobiográfica, y una intención (ansiedad también podría ser) por ver explicada a Centroamérica. Esos parámetros orientan, como se verá, la selección. De esa forma impura ("imputa" solía decir yo mismo en otro mundo y otra lengua), los ordeno de la siguiente manera:
1. Fernando Vallejo. El Mensajero: una biografía de Porfirio Barba Jacob. Bogotá: Alfaguara, 2003.
Comprado en una feria de libro en Ñuñoa, a precio muy barato: es obvio que Alfaguara no ha podido venderlo todo. Lo enseñé este año (es un decir) en un curso sobre modernismo. Es apasionante (sigue la azarosa e impura vida de Barba Jacob por el Caribe, México y Centroamérica) pero cruel con el lector: sin divisiones de capítulos y en esquema intrincado, y en prosa hablada, y con imprecaciones, anecdotas y comicidades abundantes. Sigue a Barba Jacob, como queda dicho, pero sigue a la vez la investigación del narrador sobre Barba Jacob que es la otra (la verdadera) novela superpuesta. Lo trabajo todavía en un ensayo para mostrar ese otro Caribe no postcolonial sino decadente.2. Ricardo Piglia. La ciudad ausente. Buenos Aires: Sudamericana, 1993. .
En febrero, en Santiago, la feria del libro usado. A mí (des)honestamente me entusiasma más Piglia que Bolaño. Me parece que es el código real. Esto seguramente por deformación profesional: no trabajo literatura argentina, y tengo mitificado el otro lado de los Andes que comienza por Borges e incluye un archivo bien edificado. Esa ignorancia (que es salvación) me deja leer ese archivo como otro. Y es ahí donde quizá sobrevaloro la habilidad narrativa de esta novela. Una especie de Godard en forma que hubiera merodeado ahí por donde anduvo Onetti3. Andreas Huyssen. Modernismo después de la posmodernidad. Barcelona: Gedisa, 2010.
Para seguir pistas de las otras modernidades estéticas, este libro puede ser buena introducción. Por qué la modernidad era buena después de todo? Es decir, después de la bobería postmoderna y orientalista? Porque siempre fue plural y sin centro. Esta sería, más o menos, la tesis de Huyssen. Así se pueden pensar otras modernidades, en Rusia, Latinoamérica y demás. Quizá las respuestas de Huyssen sean apenas útiles para el limitado espacio de la cultura o la estética, y su argumento peque de colonial en el sentido que le darían los decoloniales. Sin embargo, es muy útil para pensar en el modernismo hispanoamericano que es mi actual tarea de investigación.4. Edelberto Torres-Rivas. Revoluciones sin cambios revolucionarios: ensayos sobre la crisis en Centroamérica. Guatemala: F&G, 2011.
Magnífico estudio de las revoluciones en tres países: Guatemala, El Salvador y Nicaragua. Nada de las facilidades ni hablares ideológicos típicos de la izquierda intelectual (que se esfuerzan siempre por mostrar lo buenos y antistalinistas que fueron siempre), sino un estudio muy justificado desde los posibles acercamientos al tema (¿historia o sociología?), el despliegue acotado de los acápites y conceptos, diferenciaciones contextuales importantísimas (tan pequeña y tan diversa esta región), y ensayismo del mejor, del que cuelga preguntas de verdad en el espacio de los debates.5. J. M. Coetzee. Verano: escenas de una vida de provincias III.Barcelona: Mondadori, 2010.
Coetzee personaje de novela, entre el patetismo y la culpabilidad.
6. Michel Houellebecq. Las partículas elementales. Barcelona: Anagrama, 2009. Esta es una relectura. El rocanrol (ese espejismo narcisista) siempre estaba ocupado por su autocrítica (que es la suma del narcisismo). De ahí que haya definido muy bien desde el comienzo el significado de las escaleras al cielo. Esta novela de H. es esa misma crítica en que se igualan sociedad del espectáculo y del consumo, new age y posmodernismo, power-flower y fanatismo autocomplaciente pequeñoburgués. Pero se avista una salida: la ciencia y el diseño de seres/hombres nuevos. Nietzsche que es una ironía.
7. Edward W. Said. Fuera de lugar. Barcelona: Grijalbo, 2001.
El cuerpo de Said, sobre todo el pequeño y el joven Said. No una autobiografía intelectual como podía esperarse, sino una del padecimiento, de la reglamentación corporal. El exilio es siempre el de ese otro que está afuera. Uno averigua, pues, en este libro no la formación académica de Said (para eso están otros libros menos comprometidos del mismo autor), sino una conformación familiar, la pasión que despierta la madre, sus juegos de poder, los ritos familiares, la lucha (tantas veces absurda) con el cuerpo, la naturaleza itinerante y sin embargo arraigada de esta familia. Lección que otra vez aprendí, diría el poeta.8. Edgar Morin. Mis demonios. Barcelona: Kairós, 2005.
Todo lo opuesto a la autobiografía de Said, en la de Morin el personaje justifica su notabilidad y singularidad. Mucho menos familiar o somático, quiere mostrar una historia de la erudición, y, más aún, de la necesidad transdisciplinaria: por qué Morin, el personaje, ha intentado juntar las ciencias y las humanidades. La doctrina ética fundamental del libro es la tolerancia, la ausencia de puntos radicales para la verdad, explicados con parámetros históricos clave: los partidos comunistas y el socialismo real básicamente. Pero también el sionismo, y la proclamación de un marranismo cosmpolita. Evidente que si la autobiografía de Said habita los bordes (la perturbadora filiación), la de Morin ocupa el viejo lugar renacentista y secular europeo. Moraleja: todos deberíamos ser conversos. De algo, pero con versos.9. Ileana Rodríguez. Hombres de empresa, saber y poder en Centroamérica. Managua: IHNCA, 2011.
Hay que decantar los Balcanes y Volcanes de Sergio Ramírez. Provincializarlos. Desactivarlos. Eso sería objetivo digno de una clase de cultura centroamericana. En auxilio vienen libros como este de Ileana Rodríguez. Una lecttura de lo centroamericano desde lo excéntrico, y las inscripciones de los viajeros que instalan modernidad, ciencia y mito al mismo tiempo. Marcas que permanecen en el canon de lo moderno, y que es inevitable advertir una vez que uno recorre de nuevo los márgenes. La mirada aguda y la disciplina constante.10. Étienne Klein. Las tácticas de Cronos. Madrid: Siruela, 2005.
Soy pésimo para la física y nulo para la literatura fantástica (veré el Hobbit en mi próxima reencarnación). Este libro llega entonces como una especie de consuelo doble. Primero, Einstein creía que el Universo no se movía, así todos tenemos algo de pre-Einstenianos. Segundo, es improbable que haya otros tiempos y otros universos aparte de este. Para no mencionar a San Agustín.sábado, diciembre 22, 2012
De cronopios y famas
Sí, hay
mucha cursilería en la recepción de Cortázar que hace la izquierda intelectual
nicaragüense.
Una recepción muy poco crítica. Más bien, una recepción embelesada
por la figura de Cortázar y sus tics y sus tópicos (los cronopios, lo alto que
era, etc.) Vid. Casa de las Américas
145-146. Textos de Tomás Borge, Luis Rocha, Sergio Ramírez, Valle-Castillo,
Fernando Silva, y una entrevista con Omar Cabezas.
Se
testimonia que es muy alto, su altura deriva en metáfora de su estatura humana,
e, inconscientemente, de su fama.
Luego hay
una serie de metáforas totalmente esperables: Cortázar es un ángel, un mago, un
ser de más allá. Interesante la reacción, diríamos, colonial.
Se usa un
tono conversacional con él (el famoso apóstrofe marca registrada de Julio; oh
dios, he comenzado a tutearlo) y los nombres propios en esos textos
generalmente emparejados, víctimas de la felicidad conyugal: Carol y Julio,
Luis y Mercedes, Claribel y Bud…
Como si se
tratara de repeticiones abrumadas de José y María!
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lunes, diciembre 10, 2012
Escaleta para hombres lobos
Es la ventana palideciendo
Es la luna cruzando
(ave de la luna)Es el lobo desvaneciéndose en blanco y negro
Donde estuvieron las fauces
Es la sintonía del sol y el recuerdo
Casares y un radio
La Fotonovela y el látigo y la bicicleta
La rosa matutina y el viaje al mar
El mantel las hojas en el patio los vecinos en celeste
Más o menos 1971
Un puño un huracán The Platters
El circo mi cama la pared
En Villa Frei el sol ha asaltado la ventana
La luna ahogada dentro de la caja de fósforos con la foto de
los Bee Gees
La cierro la muevo
La perspectiva de un ojo se funde con la del otro
domingo, noviembre 04, 2012
Un día en la vida de un diccionario
De vez en cuando me creo Nebrija.
Me las doy de ucrónico en el polvo.
Y paso en el recuerdo largas horas, inmóvil como un pensador, entretejiendo prosapias: la lengua y el habla, la biblioteca y el universo. Soy un pendejo idealista. Un Borges en el lado equivocado (take a walk on the wild side) de la Cordillera.
Me toma en sus manos para acostarme sobre el escritorio y poner la taza del café sobre mí, ya que tengo el cuero duro. Me estás herrando, Erróneo?
Lo primero que hizo, días de bazar en barrios perdidos, fue buscar dentro mí. Buscó la palabra culo, "prueba de fuego de todo diccionario que se precie de tal". Ya que padece la petulancia de los profesores.
No la encontró. Me acusó de franquista. Y me espetó este y otros nombres. Me sonaba todo a otra galaxia.
"Ese diccionario debe ser feliz con vos", le dicen de vez en cuando. Y entonces me mira con cierto desprecio irónico. Expurgado, trunco, conservador, anacrónico, lento.
Hoy busca la palabra expolio y la lee con sospecha. Tema hallar una hebra de pelo del Generalísimo entre mis páginas. Otrosi, la firma de Samuel Gili y Gaya le da risa. Está seguro con su conexión a Internet, pero me necesita para demarcar su progresismo político.
Cree que soy Nebrija. Pero lo piensa como pensar una parcela del infierno, una uña de Felipe II que se ha quedado en el polvo transatlántico.
Cuando llegue el Día del Libro terminará por darme un golpe.
Me las doy de ucrónico en el polvo.
Y paso en el recuerdo largas horas, inmóvil como un pensador, entretejiendo prosapias: la lengua y el habla, la biblioteca y el universo. Soy un pendejo idealista. Un Borges en el lado equivocado (take a walk on the wild side) de la Cordillera.
Me toma en sus manos para acostarme sobre el escritorio y poner la taza del café sobre mí, ya que tengo el cuero duro. Me estás herrando, Erróneo?
Lo primero que hizo, días de bazar en barrios perdidos, fue buscar dentro mí. Buscó la palabra culo, "prueba de fuego de todo diccionario que se precie de tal". Ya que padece la petulancia de los profesores.
No la encontró. Me acusó de franquista. Y me espetó este y otros nombres. Me sonaba todo a otra galaxia.
"Ese diccionario debe ser feliz con vos", le dicen de vez en cuando. Y entonces me mira con cierto desprecio irónico. Expurgado, trunco, conservador, anacrónico, lento.
Hoy busca la palabra expolio y la lee con sospecha. Tema hallar una hebra de pelo del Generalísimo entre mis páginas. Otrosi, la firma de Samuel Gili y Gaya le da risa. Está seguro con su conexión a Internet, pero me necesita para demarcar su progresismo político.
Cree que soy Nebrija. Pero lo piensa como pensar una parcela del infierno, una uña de Felipe II que se ha quedado en el polvo transatlántico.
Cuando llegue el Día del Libro terminará por darme un golpe.
martes, octubre 23, 2012
El perro melancólico
He visto cómo el sol partía las nubes. Los bordes metálicos me gustan pero más ese momento en que ceden a la luz. Entonces me echo en la sombra. Pienso en un diccionario de mí mismo. Con los amos lejos y distantes me da por la melancolía: lo que se llama tarde, lo que veo en Cordillera, el espejo, el olor de mis orines, la cola del compañero. Cualquiera diría: "a ese perro lo mata el aburrimiento". Echado como estoy en la sombra, con el costado sorbiendo lo fresco del cemento.
Ablandado: refiérese al perro que ha cedido el sí mismo a lo genérico. Porque si Ud. cruza y sigue por estas calles llenas de hormigas, hierba, excretas animales, seguirá colectando al mismo perro melancólico: rengo, misterioso, añorante. Hago la siesta y me duermo. Sueño vagamente con la suerte de un compañero de pelambre como almidonada y corta. Solía meter la pata en lo inverosímil: la rueda del auto, las fauces de los perros duros de matar, un hueco cualquiera elaborado por ratones silvestres. Su carácter era el insitente y el terco. Así perdió la patita derecha, perro izquierdista que le llamaban. Y entonces en su casa tuvieron que ceder: sus tardes son desde entonces en las aceras, el perro libre. El perro que se alza y va a la calle, y conoce al árbol, y caga en el patio del vecino.
Pero me despierto, ya casi despersonalizado por el sueño. A escribir en costado contrario el diccionario. Soy el otro aunque sea el mismo, pero lo que soy yo no puedo salir. Así me asomo a la verja. Ladro a los desconocidos. Me entrego a asustar borregos humanos que van con sus trajes deportivos, sus lentes oscuros, sus audífonos. Uno de ellos, por cierto, escuchando Atomic Dog. No, no me molesta que le canten Uds. a los perros imaginarios. Siempre y cuando se reconozcan como humanos imaginarios. Sí, también me da por la doctrina. Soy en la base el perro comunista: soy genérico, maje, por lo tanto. Esto también lo anoto en el Diccionario.
Me daría por una Utopía si pudiera salirme de la sombra.
Ablandado: refiérese al perro que ha cedido el sí mismo a lo genérico. Porque si Ud. cruza y sigue por estas calles llenas de hormigas, hierba, excretas animales, seguirá colectando al mismo perro melancólico: rengo, misterioso, añorante. Hago la siesta y me duermo. Sueño vagamente con la suerte de un compañero de pelambre como almidonada y corta. Solía meter la pata en lo inverosímil: la rueda del auto, las fauces de los perros duros de matar, un hueco cualquiera elaborado por ratones silvestres. Su carácter era el insitente y el terco. Así perdió la patita derecha, perro izquierdista que le llamaban. Y entonces en su casa tuvieron que ceder: sus tardes son desde entonces en las aceras, el perro libre. El perro que se alza y va a la calle, y conoce al árbol, y caga en el patio del vecino.
Pero me despierto, ya casi despersonalizado por el sueño. A escribir en costado contrario el diccionario. Soy el otro aunque sea el mismo, pero lo que soy yo no puedo salir. Así me asomo a la verja. Ladro a los desconocidos. Me entrego a asustar borregos humanos que van con sus trajes deportivos, sus lentes oscuros, sus audífonos. Uno de ellos, por cierto, escuchando Atomic Dog. No, no me molesta que le canten Uds. a los perros imaginarios. Siempre y cuando se reconozcan como humanos imaginarios. Sí, también me da por la doctrina. Soy en la base el perro comunista: soy genérico, maje, por lo tanto. Esto también lo anoto en el Diccionario.
Me daría por una Utopía si pudiera salirme de la sombra.
viernes, septiembre 28, 2012
AM
Una vez encontré en la radio la Amplitud Modulada en el tiempo de la ruina. Sería un verano del 2003, y estaba en el recoveco, ghetto o declive de los rusos, detrás de Forward Avenue, No Man´s Land.
Cercano el mediodía, un filo de sol en la diminuta cocina, y había abierto así la ruina. Andy Williams cantaba Moon River como si fueran los 60s, o antes. El locutor iba a decir algo a la ama de casa, a anunciar un jabón. La estática era la estética. Afinaba mi percepción como nunca, como lunas que pasaban, aislaban el sitio en noches prolongadas. Lo doméstico era lo creado.
Saben que el que se va va llenando los huecos, titulándolos, se detiene moroso un rato largo hasta que zás la estática cortada, dice el poeta, por un rayo. Y todo se recubre, el sol es el filo, la nube es la potencia: la multiplicación. El locutor iba a decir: el jabón y la desaparición. Los días de radio.
Extraño que todo viva en el tiempo. Que la cara del pasado tenga esta textura que ahora escondo.
Cercano el mediodía, un filo de sol en la diminuta cocina, y había abierto así la ruina. Andy Williams cantaba Moon River como si fueran los 60s, o antes. El locutor iba a decir algo a la ama de casa, a anunciar un jabón. La estática era la estética. Afinaba mi percepción como nunca, como lunas que pasaban, aislaban el sitio en noches prolongadas. Lo doméstico era lo creado.
Saben que el que se va va llenando los huecos, titulándolos, se detiene moroso un rato largo hasta que zás la estática cortada, dice el poeta, por un rayo. Y todo se recubre, el sol es el filo, la nube es la potencia: la multiplicación. El locutor iba a decir: el jabón y la desaparición. Los días de radio.
Extraño que todo viva en el tiempo. Que la cara del pasado tenga esta textura que ahora escondo.
jueves, septiembre 20, 2012
Cielo de fondo
Terminé de leer una novela. Perdí el nombre. La primavera me distrajo. Hice un limpio en el suelo para deletrear la tarea. Al jardín especulativo. Al espantapájaros.
Inicié por las notas a pie de página. Tengo que aclarar Quien me llevaba los libros: el trasiego pudoroso. Llegaba en motocicleta con testimonios. O grabadas en cinta magnetofónicas ideas, diagramas del Ché. Enterrábamos libros juntos en tiempos de la guerra. Hombre de ladrillo mientras el hijo se distraía con las últimas canciones de Elton John. Eran los 70s.
Me llevó un día el 18 Brumario. Yo hacía caso. A manera del saltimbanqui que se mete en una imagen. Hablábamos del DF ("un tugurio") y de boxeadores. Tenía una preciosidad: Historia de un deicidio. No sospechaba que Vargas Llosa terminaría siendo el novelista más sobrevalorado del idioma. Compraba libros de la Biblioteca Era. Pudo haber comprado incluso la segunda edición de Paradiso "corrregida" porMonseñor Monsivais Cortázar.
Tenía prisa por definir el estilo, en pocos trazos. Había olvidado el nombre. Pero en el claro de luz, de las hormigas incendiadas, de los huesos esos, del desentierro, lo que vale es el diagrama en resolución. En ciclo. Te confío el nombre. Tendrás un sueño literario. Etcétera. Esas y cada una de ellas nunca fueron sus palabras.
Por aquellos años la solidez, el rayo y el vendabal.
Inicié por las notas a pie de página. Tengo que aclarar Quien me llevaba los libros: el trasiego pudoroso. Llegaba en motocicleta con testimonios. O grabadas en cinta magnetofónicas ideas, diagramas del Ché. Enterrábamos libros juntos en tiempos de la guerra. Hombre de ladrillo mientras el hijo se distraía con las últimas canciones de Elton John. Eran los 70s.
Me llevó un día el 18 Brumario. Yo hacía caso. A manera del saltimbanqui que se mete en una imagen. Hablábamos del DF ("un tugurio") y de boxeadores. Tenía una preciosidad: Historia de un deicidio. No sospechaba que Vargas Llosa terminaría siendo el novelista más sobrevalorado del idioma. Compraba libros de la Biblioteca Era. Pudo haber comprado incluso la segunda edición de Paradiso "corrregida" por
Tenía prisa por definir el estilo, en pocos trazos. Había olvidado el nombre. Pero en el claro de luz, de las hormigas incendiadas, de los huesos esos, del desentierro, lo que vale es el diagrama en resolución. En ciclo. Te confío el nombre. Tendrás un sueño literario. Etcétera. Esas y cada una de ellas nunca fueron sus palabras.
Por aquellos años la solidez, el rayo y el vendabal.
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domingo, septiembre 16, 2012
Por Asturias
Enseño Asturias en una sala casi vacía. Los estudiantes se fueron al paro, es septiembre. (En la noche el insomnio arrastra basuras vivas que rompen el dique (modesto, provinciano) a las 3 a.m., hora que escribo y rememoro e invento esto.)
Explico que si queremos seguir una etiqueta, realismo social, por ejemplo, debemos preguntarnos precisamente por el realismo como tal. Así voy dibujando un esquema en la pizarra: realismo decimonónico como presentimiento europeo de la totalidad: Balzac; realismo de tradición hispánica: novela picaresca (decía Carpentier que cuando el pícaro cruza el Atlántico se vuelve dictador latinoamericano); realismo de las periferias europeas: Rusia, algo de paroxismo. Pero agreguemos en Asturias un componente vanguardista fundamental. De hecho mi hipótesis es que los elementos estéticos vanguardistas amalgaman la hibridez del realismo del texto. El texto en este caso es El señor presidente.
Las aspiraciones de totalidad social representadas en una novela política que implica una crítica de la así llamada modernidad periférica están aquí cumplidas. La representación problemática del margen (los marginales, el intelectual marginal) también. Es un artefacto que corre por su época y arrastra basuras vivas mucho más allá: es promesa y deuda. Y es algo que los del boom probablemente no querían ver. Un proyecto de totalidad (al menos en el caso de los realistas: Fuentes, Vargas Llosa) que se cumple, y no necesariamente sobre principios positivistas del estilo "de la tierra". Recomiento ir siempre a la generación anterior: Asturias, Borges, Carpentier, Arguedas, Rulfo. Luego de eso, Lezama.
No diré todavía Lukács. Aunque quizá algún Auerbach habrá sido mencionado antes del final. Porque en el fondo el acorde que toco es el de la mímesis y, paralelamente, el de la índole social de la literatura. Por hoy quizá está bien. Aunque nunca está "quizá bien".
Ninguna clase, ningún salón vacío a alta hora.
Explico que si queremos seguir una etiqueta, realismo social, por ejemplo, debemos preguntarnos precisamente por el realismo como tal. Así voy dibujando un esquema en la pizarra: realismo decimonónico como presentimiento europeo de la totalidad: Balzac; realismo de tradición hispánica: novela picaresca (decía Carpentier que cuando el pícaro cruza el Atlántico se vuelve dictador latinoamericano); realismo de las periferias europeas: Rusia, algo de paroxismo. Pero agreguemos en Asturias un componente vanguardista fundamental. De hecho mi hipótesis es que los elementos estéticos vanguardistas amalgaman la hibridez del realismo del texto. El texto en este caso es El señor presidente.
Las aspiraciones de totalidad social representadas en una novela política que implica una crítica de la así llamada modernidad periférica están aquí cumplidas. La representación problemática del margen (los marginales, el intelectual marginal) también. Es un artefacto que corre por su época y arrastra basuras vivas mucho más allá: es promesa y deuda. Y es algo que los del boom probablemente no querían ver. Un proyecto de totalidad (al menos en el caso de los realistas: Fuentes, Vargas Llosa) que se cumple, y no necesariamente sobre principios positivistas del estilo "de la tierra". Recomiento ir siempre a la generación anterior: Asturias, Borges, Carpentier, Arguedas, Rulfo. Luego de eso, Lezama.
No diré todavía Lukács. Aunque quizá algún Auerbach habrá sido mencionado antes del final. Porque en el fondo el acorde que toco es el de la mímesis y, paralelamente, el de la índole social de la literatura. Por hoy quizá está bien. Aunque nunca está "quizá bien".
Ninguna clase, ningún salón vacío a alta hora.
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miércoles, septiembre 12, 2012
Calavera y trance
Te reto a este trabajo de memoria: el esqueleto de
los años marcado aquí y allá por un
libro. ¿Cómo se verá tu calavera en ese trance?
Al tiempo volvió con el siguiente diagrama:
1977. Papillon de Henri Charriere
1978. Sociología
del materialismo de Leoncio Basbaum
1981. Crimen y
Castigo de Dostoyevski
1982. La
montaña es algo más que una inmensa estepa verde de Omar Cabezas
1985. La
Cartuja de Parma de Stendhal.
1986. El lugar
sin límites de José Donoso
1987. Doktor
Faustus de Thomas Mann
1988. Madame
Bovary de Flaubert
1991. Tropic
of Cancer de Henry Miller
1992. Iluminaciones
de Rimbaud
1993. Teorema
de Pasolini ¿o Notas sobre el
cinematógrafo de Robert Bresson?
Después o antes de eso, me dijo, todo me parece más
abstruso y aglomerado.
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