Francois Houtart se ha referido recientemente al MRS llamándolo "derecha posmoderna". Textualmente, la
acusación sería que los anaranjados han incurrido en una "alianza de clase de muy definida oposición a todos los programas gubernamentales (de Daniel Ortega) y a la nueva dinámica sociopolítica latinoamericana, posiciones teóricas clásicas de las nuevas derechas posmodernas en todo el mundo".
Por supuesto, la palabra
posmoderna, y desinencias parecidas ya no dicen nada.
Pero hubo un tramo histórico en que
posmoderno no implicaba necesariamente una celebración de derechas.
Libros "clásicos" de la posmodernidad latinoamericana como
Culturas híbridas de García Canclini o
La no simultaneidad de lo simultáneo de Carlos Rincón sostienen una (si se quiere, problemática, medrosa o ambigua) ubicación a la izquierda. Y la recopilación de John Beverley et. al.
The Postmodernism Debate in Latin America tiende a juntar el postmodernismo con la radicalidad política.
Habría que preguntarse ¿ha entendido el MRS o el FSLN la política como descentramiento, hay anunciación de rizoma en sus políticas? ¿Han comprendido de manera radical la distancia entre representación política y subalternidad?
Hay que decir que no. Hay que decir que el adjetivo
posmoderno en estos casos, es todavía una exageración.
En el campo de la política efectiva ambas organizaciones más o menos sandinistas no se han alejado ya bien del culto aficionado o el rechazo tajante a Daniel Ortega.
Pero, por el lado "posmoderno" podrían pactar una agenda social. Con la herencia que tienen en las luchas
contra grupos subalternos (la contra y la Costa). Con la rectificación que podrían echar a andar al respecto. Con la herencia ética que comparten vinculada a ciertos principios de la teología de la liberación.
Y deberían ser los intelectuales los que piensen estos temas, un poco más allá de su obsesión por una institucionalidad que sigue siendo mestiza.
Pero faltaría: discutir fuera de toda disciplina partidaria (desde la sociedad no-partidaria), fuera también de las agendas de los medios (no fuera de su órbita e influencia de información, por supuesto, pero sí fuera de las verdades que nos venden), fuera del culto y obsesión por la personalidad.
P.D. La polémica, que incluye la referencia a la "sociedad civil", se ha extendido un poco. Una
respuesta algo pacata, disimulada y llena de fabulosas abstracciones (la libertad individual, etc.) de Hugo Torres. Una
acotación "desde la piñata" por Wheelock. Además,
la polémica de Sergio Ramírez et. al. por la izquierda, Venezuela, la cultura y las telenovelas.